Un estudio del Instituto de Investigación Santiago Gregorio Marañón analiza cómo la experiencia de parto y postparto cambia el cerebro de la mujer influyendo en su salud

El grupo de investigación Neuromaternal revela una asociación entre una experiencia de parto más difícil con un aumento en niveles de depresión, afectando al vínculo con el bebé y la resiliencia psicológica. Este estudio subraya la importancia de abordar la salud mental en el periodo perinatal.

PxHere. (s.f.). [Imagen de una mujer embarazada con ecografía en blanco y negro].Licencia: Creative Commons CC0.

El reciente estudio que se publicó en Sciencie Advance en marzo del 2025 titulado «Vinculando la experiencia del parto y los síntomas de depresión perinatal con cambios neuroanatómicos en el hipocampo y la amígdala», examina cómo el parto y los síntomas de depresión durante el período perinatal pueden estar relacionados con cambios en dos áreas clave del cerebro: el hipocampo y la amígdala. Estructuras responsables de procesos como la memoria y la emoción. 

Un estudio publicado anteriormente en Medicina Clínica determinó que la prevalencia de depresión posparto en madres españolas es del 10,15%, con un 3,6% correspondiente a depresión mayor y un 6,5% a depresión menor. Con la idea de profundizar en este estudio de base, el equipo de Neuromaternal detectó que un aumento en los síntomas depresivos durante el período perinatal se correlacionó positivamente con cambios en la amígdala derecha. Esto sugiere que las mujeres que experimentan más síntomas de depresión pueden presentar modificaciones específicas en esta región del cerebro.​ 

En cuanto a la experiencia de parto, una percepción de parto más desafiante se asoció con incrementos bilaterales en el volumen del hipocampo (el hipocampo es una estructura cerebral conocida por tener forma de caballito de mar, cuya función principal es la memoria). Estos incrementos implican que las dificultades durante el parto podrían estar relacionadas con cambios estructurales en el hipocampo acompañado de un aumento de trastorno de estrés postraumático. 

El estudio se realizó con 88 mujeres que iban a ser madres por primera vez. Se les evaluó al final del embarazo y poco después del parto. En cada sesión, realizaron resonancias magnéticas de alta resolución para medir el tamaño del hipocampo, la amígdala y subestructuras. También completaron cuestionarios sobre su experiencia en el parto y síntomas de depresión antes y después de dar a luz. Además, se incluyeron a 30 mujeres que no habían estado embarazadas como grupo de comparación.

Se observó que el tipo de parto; vaginal, cesáreas programadas o cesáreas de urgencia, influyen en los resultados, pero no de forma significativa. En cuanto a la salud mental, sí se revela una asociación entre una experiencia de parto más difícil con un aumento en niveles de depresión y a su vez un aumento en el volumen del hipocampo y la amígdala derecha. 

Esta investigación arroja luz sobre datos que no se habían estudiado hasta ahora y es muy importante, ya que la depresión es una enfermedad que, aunque debilitante para quienes la padecen, no presenta síntomas físicos evidentes. Esta falta de manifestaciones externas lleva a una incomprensión por parte de la sociedad, los familiares e incluso de las mismas personas que la sufren. Esto puede generar percepciones erróneas sobre sí mismas, haciéndoles creer que se trata de un problema de actitud, voluntad o falta de fortaleza. Además, suele conllevar al aislamiento social.

Según la doctora Carmona, “el embarazo es un período de neuroplasticidad único en la vida adulta, similar a la adolescencia, que conlleva cambios significativos en la anatomía cerebral de la mujer. Estos cambios pueden interpretarse como adaptaciones a los desafíos del parto y la maternidad, pero también podrían indicar vulnerabilidades a trastornos como la depresión posparto”. Estos hallazgos destacan la importancia de comprender los efectos del parto en el cerebro y la salud mental de las madres. La investigación podría contribuir al desarrollo de estrategias para prevenir y tratar la depresión perinatal, mejorando el bienestar de las madres y sus familias. 

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