“En occidente estamos creando las condiciones propicias para alterar nuestro microbioma y provocarnos enfermedades”

El doctor José Maldonado Lozano promueve la adopción de hábitos saludables desde la infancia y explorar nuevas intervenciones para prevenir enfermedades,  como la obesidad,  a través de la alimentación y cuidado de la microbiota.

El Dr José Maldonado Lozano, pediatra y profesor titular de Pediatría en la UGR | Imagen extraida del diario GranadaHoy

El Doctor José Maldonado Lozano doctorado en medicina y cirugía, especializado en pediatría, gastroenterología, nutrición y dietética, ejerce en la actualidad como profesor titular de Pediatría en la Universidad de Granada, además de trabajar como pediatra en el Hospital Materno Infantil Virgen de las Nieves. Maldonado ha contribuido significativamente al campo de la investigación, con más de 105 artículos publicados. En esta entrevista, expone la importancia de la innovación y divulgación sobre la obesidad infantil en su impacto significativo en la salud a corto y largo plazo de los niños.

P: Según la prevalencia de sobrepeso y obesidad en España en el informe “The heavy burden of obesity”, publicado en 2019 por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social,  alrededor del 40% de los niños (de 6 a 9 años) de los países mediterráneos padecen sobrepeso u obesidad. Esta es la tasa más alta de la UE y, de ellos, más del 60% tendrá sobrepeso u obesidad en la edad adulta, lo que aumentará la incidencia de comorbilidades crónicas ¿Considera que la investigación y la divulgación sobre este tema tan relevante es acorde a su relevancia?

E: En respuesta a las declaraciones sobre la prevalencia alarmante de la obesidad infantil en España, es innegable que este problema representa una seria preocupación. El Ministerio ha reconocido la naturaleza mediterránea de nuestra dieta, pero los datos del Estudio EsNuPi y otros indican que estamos enfrentando un desafío significativo, con tasas de obesidad infantil alcanzando el 40% en algunas regiones.

La obesidad está estrechamente ligada a los hábitos alimenticios y niveles de actividad física de nuestros niños, así como a la composición de su microbiota intestinal. Explorar la posible relación entre los cambios en la microbiota y el aumento de la obesidad es de suma importancia. Si estos hallazgos se confirman, podríamos abrir la puerta a intervenciones innovadoras, como el uso de probióticos o simbióticos, para abordar la obesidad y el sobrepeso.

Por lo tanto, este campo de investigación emerge como uno de los más cruciales en la actualidad, tanto para la salud infantil como para la de los adultos. Es imperativo que se asignen recursos y se fomente la colaboración interdisciplinaria para avanzar en la comprensión y el abordaje de este complejo problema de salud pública.

P: ¿Cómo sugiere que la información sobre microbiota y su importancia llegue de manera más efectiva a la sociedad en general, considerando que actualmente parece estar más difundida entre investigadores y profesionales médicos que entre el público?

E: Es una cuestión interesante y a la vez desafiante. Por un lado, tenemos a nuestra disposición una amplia gama de medios de difusión que podrían ser utilizados para llevar esta información al público en general. Hoy en día, incluso podemos encontrar anuncios y menciones en programas de Internet que podrían captar la atención del público. Sin embargo, la dificultad radica en que la industria tiende a promover productos que generan ganancias, dejando en segundo plano los temas más científicos.

«La industria tiende a promover productos que generan ganancias, dejando en segundo plano los temas más científicos»

Por ejemplo, seguro has oído hablar de algún probiótico para la diarrea como son el Ultra Levura o el Chastaromice boulardii, pero ¿qué pasa con otras opciones como el Lactobacillus GG? La industria tiene la capacidad de promocionar productos específicos para la pérdida de peso, pero ¿qué pasa con la información sobre la microbiota y su importancia?

«Si hay una voluntad política y una inversión adecuada, podríamos lograrlo. En resumen, los medios están disponibles, solo necesitamos la voluntad y los recursos para utilizarlos de manera efectiva»

La clave está en encontrar una manera de dar visibilidad a estos temas en los medios de comunicación social, y aquí es donde las autoridades de salud podrían desempeñar un papel crucial. Si hay una voluntad política y una inversión adecuada, podríamos lograrlo. En resumen, los medios están disponibles, solo necesitamos la voluntad y los recursos para utilizarlos de manera efectiva.

P: La microbiota intestinal se podría comparar de forma no académica a un jardín lleno de plantas y microorganismos. Ya que al igual que un jardín, necesita una variedad de plantas para mantenerse saludable, el intestino necesita de bacterias para la digestión de los alimentos. ¿Pero cómo podríamos relacionar la microbiota intestinal, una desconocida socialmente, con el problema de la obesidad en los niños?

E: La comprensión de la relación entre la microbiota y la obesidad se presenta como un desafío complejo e intrincado en la investigación actual. A pesar de la abundancia de estudios que abordan esta conexión, compararla con una simple analogía comercial resulta insuficiente. La singularidad de la microbiota intestinal de cada individuo conlleva a respuestas corporales variables ante la ingesta de alimentos y otras sustancias, por eso es necesario considerar la variabilidad individual en este campo de estudio.

El análisis de la microbiota y la obesidad revela una diversidad de resultados en la investigación, donde algunos estudios señalan cambios en ciertas especies bacterianas asociadas con la obesidad, mientras que otros llegan a conclusiones opuestas. Es esencial reconocer la complejidad y la diversidad de la microbiota de cada individuo, destacando que las respuestas no son uniformes y, por lo tanto, las microbiotas son distintas.

A pesar de la importancia de las bacterias intestinales en el metabolismo y la salud, la investigación aún no ha profundizado lo suficiente en este campo. Sin embargo, es innegable que la actividad metabólica bacteriana no solo afecta la inmunidad, sino también diversos procesos metabólicos, neuropsiquiátricos y cerebrales. Profundizar en la comprensión de estas interacciones esenciales entre la microbiota intestinal y la salud global puede ser clave para desarrollar estrategias más efectivas en la prevención y el tratamiento de la obesidad y sus complicaciones asociadas para colaborar con una mejora de la salud pública.

P: Tener un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético podría favorecer a la obesidad en niños. Si esto se sabe y la solución por lo general suelen ser tratamientos basados en dietas bajas en calorías y el fomento de la actividad física que suelen presentar un bajo seguimiento. ¿Qué propone usted para poder tener un mayor resultado?

 E: Hay dos aspectos clave de suma importancia para la comprensión de la obesidad y la salud metabólica: la actividad física y la dieta. Un estudio reciente sobre la obesidad infantil destaca cómo la combinación de actividad física y una dieta adecuada puede influir en la composición de la microbiota intestinal, especialmente en los niños. Esto subraya la importancia de la actividad física como un factor determinante en la salud metabólica y la composición de la microbiota, aunque no solo este factor es importante. La dieta tiene un papel crucial en la modulación de la microbiota intestinal. Se ha observado que dietas específicas, como la cetogénica o la mediterránea, pueden influir en la composición y función de la microbiota. La dieta mediterránea, en particular, ha sido asociada con cambios beneficiosos en la microbiota y en los procesos metabólicos de las bacterias asociadas a ella, lo que sugiere que la dieta puede ser una herramienta importante en el manejo de la obesidad y otras condiciones relacionadas.

Sabiendo esto, se puede afirmar que una la disbiosis en la microbiota intestinal microbiota a menudo conduce a la aparición de un estado inflamatorio crónico, aunque silencioso, que puede desencadenar una serie de alteraciones metabólicas y fisiológicas que contribuyen al desarrollo de la obesidad. Este fenómeno subraya la interconexión entre la salud intestinal y la salud global del individuo. Un ejemplo destacado es el estudio publicado hace algunos años en revistas científicas, ilustra cómo los cambios en la microbiota pueden influir en una variedad de procesos fisiológicos y enfermedades.

«Debemos tener en cuenta todos estos factores externos y su interacción compleja para diseñar estrategias efectivas de prevención y tratamiento de la obesidad y otras enfermedades relacionadas»

El desafío, actualmente, se encuentra en  abordar la obesidad desde una perspectiva integral, considerando factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. Incluso se ha demostrado que hay una influencia significativa de factores externos, como el uso de antibióticos en la industria alimentaria, en la composición y función de la microbiota, y su impacto en la salud metabólica. Es importante reconocer que abordar los desequilibrios en la microbiota no debe limitarse únicamente a la administración de probióticos, aunque sea una opción válida. Debemos tener en cuenta todos estos factores externos y su interacción compleja para diseñar estrategias efectivas de prevención y tratamiento de la obesidad y otras enfermedades relacionadas.

P: ¿Ha notado usted, como médico, un aumento en la inflamación en niños y adultos en los últimos tiempos? ¿Cree que existe una relación entre este fenómeno y los cambios en la microbiota y los hábitos alimenticios?

E: Definitivamente, es crucial reconocer la relación entre nuestra dieta y el estado proinflamatorio que puede desencadenar cambios significativos en nuestra microbiota intestinal. Esta inflamación crónica, aunque sea de baja intensidad, puede tener consecuencias graves en nuestra salud, contribuyendo al aumento de patologías como el cáncer, las alergias y las enfermedades inflamatorias. Es impactante cómo, en apenas unas décadas, hemos observado un aumento alarmante en los casos de enfermedades inflamatorias intestinales en niños, algo que era prácticamente inexistente hace solo unas décadas. Este cambio drástico nos muestra la importancia de comprender y abordar los factores subyacentes, como la alteración de nuestro microbioma debido a la sobre-higiene y los cambios en nuestra dieta. Es esencial reconocer que somos parte del problema al crear un ambiente que favorece el desarrollo de enfermedades. La obesidad, por ejemplo, no solo aumenta el riesgo de ciertos tipos de cáncer, sino que también está contribuyendo a su prevalencia creciente. Es hora de reconsiderar nuestras prácticas y entender cómo nuestras acciones afectan nuestra salud a largo plazo.

P:¿De qué manera afecta la clase social al que pertenecen los niños, especialmente en su microbiota con respecto a la obesidad? 

E: La influencia del entorno en la salud del microbioma intestinal es indudable y se manifiesta de múltiples maneras. Por un lado, el entorno en el que una persona se desarrolla, incluyendo su nivel de higiene, desempeña un papel crucial. La teoría de la higiene ha demostrado influir no solo en la prevalencia de alergias, sino también en la obesidad y enfermedades inflamatorias, al determinar la colonización de microorganismos en el cuerpo, lo que a su vez impacta en el funcionamiento del microbioma intestinal. En última instancia, la teoría de la higiene nos muestra que al excedernos en la limpieza y desinfección, estamos perturbando nuestro microbioma y generando el problema nosotros mismos. Estamos dando lugar a las condiciones ideales para el aumento de enfermedades.

«Las clases económicamente más privilegiadas tienden a consumir una dieta más rica en frutas y verduras, lo que se asocia con una microbiota intestinal más saludable»

Además, la alimentación juega un rol determinante. En España, estudios como EsNuPi, así como investigaciones realizadas a finales del siglo pasado y principios de este, han evidenciado claramente la relación entre el estatus socioeconómico y los hábitos alimenticios. Las clases económicamente más privilegiadas tienden a consumir una dieta más rica en frutas y verduras, lo que se asocia con una microbiota intestinal más saludable.

P: El estudio CLiMB-Out, tiene como objetivo desarrollar herramientas predictivas que faciliten diseñar una nutrición personalizada para prevenir y tratar la obesidad. ¿Qué importancia tiene la personalización de la dieta basada en la microbiota para prevenir y tratar la obesidad en niños y niñas?

 E: Es fundamental considerar el nivel de conocimiento que una persona tiene sobre los alimentos y los nutrientes al diseñar una dieta. Si no comprenden estos conceptos básicos, es poco probable que sigan las recomendaciones nutricionales de manera efectiva. Además, como hemos discutido previamente, la clase social juega un papel crucial en la capacidad de una persona para acceder a ciertos alimentos. Por mucho que se promueva el consumo de pescado, frutas, verduras y aceite de oliva, es importante tener en cuenta si económicamente es factible para esa persona adquirir estos productos.

Como docente de pediatría y nutrición, comprendo la importancia de adaptar las recomendaciones dietéticas a las circunstancias individuales de cada persona y su entorno socioeconómico. No tiene sentido diseñar dietas teóricamente perfectas si no se pueden llevar a la práctica en la vida cotidiana. Es esencial adaptarse a las necesidades y posibilidades de cada familia y comunidad, teniendo en cuenta factores como la disponibilidad de alimentos, los recursos económicos y las preferencias culturales.

P: En el caso de los niños y niñas, sabemos que tanto la variedad como la riqueza de la microbiota intestinal son menores cuanto mayor es su índice de masa corporal (IMC). ¿Cuáles podrían ser las implicaciones a largo plazo para la salud de los niños y niñas? 

E: Es crucial reconocer que las consecuencias del sobrepeso y la obesidad no son un problema exclusivo del futuro, sino que pueden manifestarse directamente durante la infancia y tener un impacto significativo a largo plazo. Se han documentado patologías que se desarrollan durante la etapa infantil y que pueden persistir en la vida adulta, como la arteriosclerosis.

«Las consecuencias del sobrepeso y la obesidad no son un problema exclusivo del futuro, sino que pueden manifestarse directamente durante la infancia y tener un impacto significativo a largo plazo»

Estudios, como el realizado por investigadores suecos que examinaron muestras de tejido de personas fallecidas, han revelado la presencia de placas de ateroma, es decir,  acumulaciones de lípidos, células inflamatorias las paredes arteriales, en jóvenes con tendencia a la obesidad, evidenciando la influencia directa del sobrepeso en la salud cardiovascular desde una edad temprana. Además, se ha demostrado que la obesidad infantil aumenta significativamente el riesgo de obesidad en la adolescencia y la edad adulta.

En el caso del sobrepeso, donde la evidencia es menos clara, se observa una reducción en la riqueza y diversidad bacteriana en el microbioma intestinal, lo que puede tener implicaciones metabólicas y de salud a corto y largo plazo.

Por lo tanto, es crucial abordar estos problemas de salud desde la infancia y tomar medidas preventivas y terapéuticas de manera proactiva. La intervención temprana en la dieta, el estilo de vida y el cuidado del microbioma intestinal puede marcar una diferencia significativa en la salud y el bienestar a lo largo de la vida.

6. P: ¿Cómo podrían los cambios en los niveles de ácidos grasos de cadena corta, asociados a la abundancia de microbios del género Proteobacteria en la microbiota intestinal de niños con un índice de masa corporal elevado, influir en su salud gastrointestinal y metabólica a largo plazo?

E: El butirato es un ácido graso de cadena corta producido por ciertas bacterias intestinales durante la fermentación de la fibra. Junto con otros ácidos grasos de cadena corta, desempeña un papel importante en el metabolismo y la salud intestinal.

Un desequilibrio de estos ácidos grasos de cadena corta en la proporción de ciertos tipos de bacterias, como un aumento en los firmicutes y una disminución en los bacteroidetes, se ha asociado con la obesidad, pero se observa un retorno gradual a un equilibrio más saludable cuando las personas pierden peso. Pero el butirato no solo proporciona energía, sino que también regula el metabolismo al interactuar con receptores celulares.

Modificar la microbiota intestinal a través de la dieta, el ejercicio, los probióticos o los trasplantes fecales puede tener un impacto positivo en el metabolismo y la salud, especialmente en niños con sobrepeso u obesidad. Ejemplos como la enfermedad de Crohn muestran cómo ciertas dietas pueden cambiar la composición bacteriana intestinal de proinflamatoria a antiinflamatoria.

 P:  ¿Qué consejos les daría a los padres que están preocupados por el peso de sus hijos y quieren adoptar hábitos alimenticios más saludables en casa?  

E: Es importante considerar dos aspectos fundamentales al alimentar a los niños pequeños. Por un lado, debemos tener en cuenta que los bebés de seis meses aún no tienen dientes y pueden tener dificultades para masticar los alimentos sólidos. Aunque la técnica de baby-led weaning puede ser útil para familiarizar al niño con diferentes texturas y sabores, es posible que no ingiera grandes cantidades de alimentos hasta que sea un poco mayor y esté más capacitado para manejar los alimentos.

Por otro lado, es crucial garantizar la seguridad alimentaria de los niños pequeños. Darles trozos de alimentos que puedan atragantarse o que no puedan manejar adecuadamente puede representar un riesgo para su salud. Por lo tanto, es necesario ser cautelosos y proporcionar alimentos adecuados a la edad y habilidades del niño.

En este sentido, es alentador ver cómo se están desarrollando herramientas útiles para los padres. Por ejemplo, se está trabajando en colaboración con psicólogos infantiles de la Universidad de Granada para desarrollar un portal  que brinde a los padres consejos prácticos sobre cómo alimentar a sus hijos, teniendo en cuenta tanto los aspectos nutricionales como los psicológicos,  contribuyendo a mejorar la experiencia de alimentación de los niños pequeños.

P: ¿Hay algún tipo de alimentos específicos que se deberían incluir en la dieta de los niños para promover una microbiota saludable y evitar la obesidad infantil?

E: Cuando hablamos de promover una microbiota intestinal saludable, no nos referimos a un solo tipo de alimento, sino a una dieta completa. Actualmente, numerosos estudios están investigando los efectos beneficiosos de la dieta mediterránea, que no solo incluye el aceite de oliva, sino una variedad de productos que conforman una alimentación equilibrada.

De hecho, no se trata solo de la dieta mediterránea, sino que otras regiones, como aquellas con dietas atlánticas, también poseen patrones alimenticios saludables adaptados a su entorno y productos disponibles. Por lo tanto, no se trata de un único alimento, sino de un estilo de alimentación completo y saludable.

Por otro lado, es importante reconocer los alimentos que deberíamos consumir con moderación o evitar en exceso. La llamada dieta occidental, rica en grasas saturadas, baja en frutas, fibra y vegetales, y alta en poliinsaturados en exceso, puede alterar la microbiota intestinal y comprometer la salud intestinal en general.

P: ¿Cómo cree que va a repercutir la investigación sobre la microbiota en un plazo de 10 años? ¿Cómo cree que va a evolucionar?

E: Creo que este avance va a ser muy positivo y va a evolucionar de manera favorable por varias razones. En primer lugar, aunque la investigación sobre microbiota lleva tiempo, su relación con la obesidad es más reciente. Sin embargo, desde los años 90 se han realizado estudios que han explorado esta conexión, como aquellos que examinaron el uso de antibióticos en granjas porcícolas y su impacto en la microbiota.

Es alentador ver que estamos aplicando estos conocimientos en el tratamiento de la obesidad infantil a través de tratamientos farmacológicos que modifican la microbiota intestinal. Por ejemplo, se ha demostrado que medicamentos como la metformina, utilizados para tratar la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico en niños, pueden cambiar la microbiota y fomentar el crecimiento de especies bacterianas que promueven la pérdida de peso.

Recientemente se ha publicado un estudio que explora el efecto de varios fármacos utilizados para la pérdida de peso en relación con la microbiota intestinal. Esto nos está proporcionando información valiosa sobre cómo estos medicamentos no solo afectan al metabolismo, sino también a la composición de la microbiota.

En resumen, aunque no éramos plenamente conscientes de ello en el pasado, ahora estamos empezando a comprender mejor cómo la microbiota intestinal puede influir en la pérdida de peso y cómo podemos aprovechar este conocimiento para desarrollar enfoques más efectivos en el tratamiento de la obesidad.

 P: Recientemente, el sindicato de Enfermería ha solicitado al Ministerio de Sanidad  incluir la figura de enfermera escolar en las estrategias para reducir el sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes ¿Cómo considera que esta integración podría impactar en la salud digestiva y metabólica de los jóvenes?

E:  Es cierto que las propuestas y leyes en el ámbito de la nutrición pueden ser beneficiosas en teoría, pero su efectividad se ve limitada por la falta de recursos y apoyo práctico en la implementación. Como mencionas, la presencia de dietistas nutricionistas en centros de salud y otros ámbitos de atención sanitaria es fundamental para respaldar los tratamientos y promover una alimentación saludable. Lamentablemente, esta figura es escasa y en muchos casos inexistente, lo que dificulta la aplicación efectiva de políticas y programas relacionados con la nutrición.

Un ejemplo revelador es la propuesta del ministerio de proporcionar una pieza de fruta a los escolares durante los recreos como alternativa a los dulces industriales. A pesar de la buena intención de esta iniciativa, la falta de infraestructura y recursos impidió su implementación práctica. Como resultado, las buenas intenciones se quedaron en el papel y la propuesta no pudo llevarse a cabo como se había planeado.

Por eso es esencial reconocer que las leyes y propuestas en el ámbito de la nutrición deben ir acompañadas de recursos adecuados, así como de un compromiso real por parte de las autoridades y las instituciones pertinentes. 

Alba Martínez García, investigadora y profesora de Nutrición en la Universidad de Alicante:  “Las últimas medidas en relación a la publicidad alimentaria dirigida a la infancia son muy útiles y de agradecer al ministerio”

Alba García Martínez es profesora doctora en la Universidad de Alicante. Se graduó en Nutrición Humana y Dietética. Se ha dedicado a la investigación, en la línea de nutrición comunitaria y salud pública. La obesidad ha sido uno de los temas centrales de su carrera investigadora, siendo su tesis doctoral un trabajo de investigación pionero en España en la búsqueda de herramientas para caracterizar el entorno alimentario. Dentro del contexto de su trabajo como investigadora en la UA, tanto ella, como su directora de tesis, Eva Trescastro, han sido partícipes del informe que solicitó el ministerio de consumo a la universidad para la realización de las últimas leyes aprobadas en cuanto a la publicidad de alimentos que tanto debate han generado, tanto a nivel público como político.

En el último año, en España se han tomado medidas para mejorar la alimentación de la población, la más reciente, prohibir cualquier tipo de publicidad de productos ultraprocesados dirigidos a población infantil, ¿qué opina de estas políticas?

Comparto totalmente lo del debate público sobre si las medidas son o no correctas. Todos hemos vivido esa controversia, incluso entre el gobierno. Y en cuanto a la propuesta de modificación de la publicidad, considero que es un gran paso para cambiar, algo que se ha visto que promueve la obesidad en la infancia. La profesora Eva Trescastro y yo fuimos partícipes del informe previo, aportando la visión nutricional con cuatro propuestas, donde, se eligió la más limitante. Esa propuesta limita en función de qué tipo de alimento es. Es una medida muy útil para evitar la exposición de los niños a una publicidad que tiene relación directa con la incidencia de obesidad. 

Su tesis doctoral e investigaciones tienen mucho que ver con la obesidad (la llamada “pandemia del siglo XXI), podría resumir ¿qué es la obesidad y que implica en la sociedad actual?

Todo el mundo habla de obesidad, pero realmente no sabemos a qué nos referimos. La obesidad es un exceso de grasa, no solamente de peso. Hay diferentes formas de medirlo, como el IMC (fórmula del peso entre la altura al cuadrado) pero quizás no es la más representativa, aunque sí la que más se utiliza.

La obesidad aumenta la prevalencia de patologías crónicas no transmisibles como la diabetes o la hipertensión y, estos números, al alza, están provocando que aumente la incidencia en personas cada vez más jóvenes, incluso en la infancia. Y, además, se ha demostrado que este problema aumenta drásticamente el presupuesto necesario en el sistema sanitario, este presupuesto se reduciría considerablemente, por ejemplo, incluyendo a dietistas-nutricionistas para prevenir.

¿De quién es responsabilidad el problema de obesidad actual (de la población, de los gobernantes y sus políticas, del entorno, de las desigualdades, etc.)? ¿Qué tenemos que cambiar?

Decir que hay un responsable de esto es difícil, son muchos factores, la obesidad tiene un origen multifactorial. La responsabilidad… pues igual todos tenemos nuestra parte. Yo creo que tiene que partir, como todo, desde arriba, del gobierno. Sobre qué se podría cambiar, cada vez se habla más de combinar medidas que modifiquen el entorno alimentario, así como crear espacios para realizar actividad física, etc. con la educación alimentaria.

«El cambio tiene que venir desde arriba, ese sería un buen punto de inflexión, es el gobierno quien tiene mayor poder para aplicar políticas que modifiquen el entorno»

¿Cuál sería la primera medida que adoptaría para hacer frente a esta “pandemia del siglo XXI”?

Lo primero que se me viene a la mente es el marco NOURISH, que es una batería de opciones políticas que da opciones a los gobiernos para cambiar el entorno. Tenemos ejemplos útiles, como poner impuestos a los alimentos menos saludables, medida que se tomó en Cataluña con muy buenos resultados. Sin embargo, aparte de la importancia del entorno, creo que es importante tener una estrategia de educación nutricional a nivel nacional.  Ahora tenemos la estrategia NAOS, pero es de adhesión voluntaria. Lo ideal sería que hubiese una estrategia común y que todas las comunidades tuvieran programas similares. Unir la educación nutricional con el cambio de los entornos es clave porque enseñamos a los ciudadanos a llevar hábitos saludables, pero tienen que tener opciones para llevar esos hábitos. Un punto clave, es que se debería incluir al dietista-nutricionista, porque es el profesional sanitario que debería liderar este cambio.

«Debemos trasladar todo lo que sabemos realmente a la acción.»

Una de las características de su carrera investigadora es la adaptación de los cuestionarios NEMS, ¿podría explicar qué son y para qué sirven?

NEMS son las siglas de Nutrition Environment Measures Survey, en inglés.. Descubrimos los cuestionarios al inicio de la tesis, que llevaban años utilizándose en varios países. Decidimos hacer una adaptación al contexto español.

Hasta la fecha, se han adaptado y validado dos de ellos. El NEMS-S, S de store (tienda en inglés) mide la disponibilidad (que alimentos hay) y accesibilidad (el precio) de los alimentos más o menos saludables en las tiendas más cercanas de cada barrio. También se ha adaptado el NEMS-P, P de percepción. Este mide el entorno percibido, cómo las personas perciben su entorno más cercano. Esto es importante porque son ellas las que tomarán las decisiones y elegirán unos alimentos u otros. Actualmente se está trabajando en el NEMS-R, R de restaurantes. Mide lo mismo que el NEMS-S pero en restaurantes.

¿Cuán importante cree que es caracterizar el entorno en la lucha contra la obesidad?

Es importante porque si hablamos sin datos reales, no sabemos a dónde tenemos que dirigirnos. Para plantear medidas que cambien el entorno es necesario conocer este entorno. Poder tener evidencia científica que justifique tomar cada medida política. Por ejemplo, si queremos aumentar el consumo de vegetales en un lugar debemos saber si hay o no oferta de vegetales o si quizás el problema es el precio de estos o la cantidad de alimentos menos saludables disponibles.

«Cada vez hay más, pero siguen haciendo falta estudios sobre el entorno alimentario en España.»

¿La caracterización del entorno demuestra desigualdades? ¿Qué hay de verdad hay en la frase que se utiliza en salud pública: “Tu código postal es más importante para tu salud que tu código genético”?

Hasta la fecha, sí. Se han observado diferencias en todos los países, incluido España. A mayor nivel socioeconómico, mayor disponibilidad de alimentos saludables y viceversa.

Esa frase es, desde mi punto de vista, muy cierta. Antes se profundizaba mucho en factores individuales como la genética, que no se puede cambiar o incluso en los hábitos. Sin embargo, se ha visto que “tu código postal”, tu entorno, es más importante porque resulta determinante para que una persona pueda llevar una vida más o menos saludable.