Los descubrimientos realizados en el yacimiento de la cueva de Taforalt, Marruecos, publicados en Nature Ecology & Evolution desafían ideas asentadas sobre la dieta y costumbres de los cazadores-recolectores de la edad de piedra tardía. La mitad de la base nutricional de la dieta era de origen vegetal. También han inferido que la edad de destete era alrededor del año lo cual consideran que puede estar relacionado con esta importancia de los alimentos de origen vegetal en su vida cotidiana.
Investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, Alemania, han analizado las dentaduras de restos humanos de algo más de 13.000 años de antigüedad encontrados en el yacimiento de la cueva Taforalt, en el norte de Marruecos. La investigación ha posibilitado un mejor entendimiento sobre sus dietas. Esto, a su vez, permite un mejor entendimiento del estilo de vida y las costumbres que en aquel momento seguían los pobladores de esa región. La comparación de los niveles de zinc en los dientes humanos con los de herbívoros y carnívoros locales mostró que los humanos consumían una dieta más rica en plantas que en carne, asemejándose más a los herbívoros.
Con esto no sólo se comprende mejor la realidad cotidiana de estas personas que habitaban la región del norte de África, conocidos como cultura Ibero Mauritana, sino todo el estilo de vida de caza y recolección del paleolítico superior.
Para ello, los investigadores han usado un método que aprovecha el hecho de que diferentes dietas dejan en el cuerpo de un ser vivo diferente patrones de presencia de isótopos. A partir de esto, se pueden realizar comparaciones entre restos humanos y restos de otros animales cuya dieta sea posible inferir a partir de evidencia zoo-arqueológica.
Se analizaron por separado el esmalte, el colágeno y la dentina de piezas dentales tanto de seres humanos como de herbívoros y carnívoros. En el esmalte, se buscó la presencia de Zinc 66 dado que cuantas más fibras vegetales consuma un animal mayor proporción de este isótopo tendrá. En el colágeno y la dentina, se buscó tanto la proporción de Nitrógeno 15 como de Carbono 13. La presencia alta de Nitrógeno 15 indica consumo de proteínas animales. En el caso del Carbono 13, permite distinguir también el origen marino o de agua dulce de los alimentos y la proporción entre plantas C3 y plantas C4 que consumían. Las muestras de herbívoros procedían de équidos, gacelas, arruís, rinocerontes o conejos por un lado. Para los carnívoros, se usaron muestras de cánidos como el zorro o el chacal.
Esta comparación permite al artículo afirmar que sólo un 50 % de la dieta de estas personas estaba basada en proteínas animales. El resto, se completaba con bellotas, piñones y legumbres. Adicionalmente, el yacimiento muestra la presencia de instrumentos como piedras de molienda lo cual sugiere un cierta capacidad de procesamiento del alimento para la obtención de harinas. Adicionalmente, la presencia de caries en los dientes apunta a una creciente importancia de almidones y carbohidratos de origen vegetal en la dieta.
Este análisis mediante técnicas isotópicas de dientes también permite inferir otras cuestiones como, por ejemplo, la edad de destete. Dado el hecho de que las proteínas de la leche materna son 100 % de origen animal, el estudio encuentra relevante que en los dientes de formación posterior al destete el patrón de isótopos encontrado es mucho más similar al de herbívoros que en los dientes de formación previa a este. Apuntan los autores que este destete se habría estado produciendo alrededor del año de edad. Consideran también que esto puede estar motivado por la preparación de papillas a partir de esas harinas que molían. Los autores reconocen que es difícil sacar conclusiones firmes en este sentido, dado que tenían una muestra pequeña con la que trabajar. Pero sus hallazgos pueden apuntar al uso de cereales ricos en almidón como un medio para facilitar el destete de los niños, lo que contrastaría fuertemente con las prácticas de muchas sociedades de cazadores-recolectores, donde los períodos prolongados de lactancia son la norma debido a la disponibilidad limitada de alimentos adecuados para el destete. Estas papillas posibilitaban lactancias más cortas. Estas lactancias cortas llevaban a intervalos entre nacimientos menores y, por tanto, mayores descendencias que llevaban a aumentos en la población.
El estudio considera que este yacimiento representa una especie de foto fija del proceso dinámico que fue la transición entre la forma de vida de caza y recolección y la basada en la agricultura y la ganadería. De hecho, en el yacimiento se han encontrado restos de esparto que podrían haber sido usados para la elaboración de canastos lo cual apunta a un cosechado selectivo y almacenamiento de alimentos de origen vegetal. Otras evidencias, como la presencia de caries en los dientes, también apuntan en la dirección de una importancia creciente de almidones y carbohidratos de origen vegetal en la dieta.
Pese a todas estas evidencias no hubo un salto hacia formas de vida agrícola en la región hasta mucho después. Los autores enmarcan esto dentro de la hipótesis que considera el abandono de las formas de vida de caza y recolección en favor de la agricultura como un proceso gradual que empieza con una disminución de las presas de gran tamaño. Esto supone no solo empezar a cazar y perseguir presas que antes no se tenían en cuenta como liebres, pequeñas aves sino también empezar a incorporar en la dieta más frutos, raíces y otras partes comestibles de vegetales. En esa región hubo un cambio climático con posterioridad al momento estudiado en este yacimiento (hace entre 11.000 y 10.300 años) que supuso el principal detonante de la formación de asentamientos agrícolas y el declive de la civilización ibero mauritana.