Un estudio elaborado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y publicado en Scientific Reports alerta de la estrecha relación que hay entre la pérdida de barbechos y la disminución de las poblaciones de aves agrarias en España. Los resultados obtenidos respaldan la necesidad de una nueva Política Agrícola Común (PAC) que garantice la presencia de tierras en barbecho bien gestionadas en todos los agroecosistemas europeos para que estas comunidades de aves no desaparezcan.
La explotación intensiva de los campos de cultivo genera cambios a pequeña y gran escala en el entorno. A pie de parcela provoca un aumento en el uso de agroquímicos – herbicidas, fungicidas, pesticidas, fertilizantes – y la roturación continuada del suelo a causa del arado. A mayor escala disminuye la heterogeneidad del paisaje, que pierde elementos importantes como los márgenes de cultivo o los barbechos. Y la consecuencia última de todo ello es la pérdida de hábitats que conduce a una pérdida de biodiversidad vegetal y animal.
Juan Traba y Manuel B. Morales – profesores titulares del Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y miembros del Grupo de Investigación de Ecología y Conservación de Ecosistemas Terrestres (TEG-UAM) – firman este novedoso estudio cuyos resultados no dejan lugar a dudas: la desaparición del barbecho viene acompañada de una caída en los índices de abundancia de las aves agrarias.
Los barbechos son tierras en descanso que dejan de sembrarse por períodos mínimos de un año. Constituyen “hábitats seminaturales que conservan su estructura de herbazales, con vegetación natural formada por plantas arvenses”, comenta Manuel B. Morales. En estos espacios muchas aves agrarias encuentran los recursos de los que depende su supervivencia: maleza, semillas, insectos o cobertura vegetal; por ello constituyen hábitats críticos.
En España, las tierras en barbecho han disminuido cerca de 1.1 millones de hectáreas en los últimos 15 años y se debe, principalmente, a la intensificación de la agricultura. “No solo hay muchos menos barbechos, los que quedan están mucho más tratados, mucho más intensificados, y eso los hace hábitats inadecuados para la mayor parte de las especies”, añade Juan Traba.
La Península Ibérica acoge la mayor población europea de aves agrarias catalogadas como amenazadas. Entre ellas se encuentra el sisón común (Tetrax tetrax), declarada Ave del Año 2017 e incluida en el Anexo I de la Directiva Aves de la Unión Europea. Para Juan Traba es “una especie paradigmática”; está estrechamente vinculada al barbecho y su población “ha declinado en torno al 50% en los últimos 10 años en el conjunto de España, llegando al 80% en algunas regiones como Castilla-León, Navarra o Extremadura. En Galicia o La Rioja ha desaparecido”, remarca Manuel B. Morales.
“Hay más especies”, apunta Traba, y añade: «Nos están llamando la atención de que algo grave está ocurriendo en el medio natural, especialmente del que sale la mayor parte de la dieta que consumimos”. Para el investigador es fundamental tener en cuenta que el sistema agrario dominante en España son, precisamente, las estepas cerealistas.
A pesar de los esfuerzos llevados a cabo desde la Unión Europea (EU) para evitar la situación, el declive de las poblaciones de aves agrarias es un hecho extensivo a todo el continente. La posible solución: “No sólo se trata de recuperar superficies de barbechos, si no de que sean ecológicamente funcionales. Esa es la clave”, incide Traba. “Para eso es importante mantener la base de la cadena trófica, la producción primaria – las plantas arvenses – que sustenta todo lo demás, incluidas las aves”, añade Morales.
Y para conseguirlo los autores advierten de la necesidad de regresar a los niveles de cobertura de barbechos previos al 2008, año en que se abolió la obligatoriedad de mantener, al menos, un 10% de la superficie cultivable en reposo.
Estos días se reúne el Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la EU para debatir las nuevas estrategias que formarán la próxima PAC 2020. “Esta puede ser una buena oportunidad para introducir una gestión del barbecho más adecuada dentro de los eco-esquemas”, comenta Manuel B. Morales.
“Este artículo viene a constatar a gran escala, utilizando datos tanto de aves como de tendencias agrarias del conjunto del país, una relación que ya se conocía a escala local y regional”, apunta Morales. La investigación se ha llevado a cabo mediante análisis estadístico a través del recurso de regresión lineal simple, un modelo matemático sencillo que enfrenta dos variables para ver la relación que hay entre ellas. En este caso, la superficie agrícola y la población de aves.
Ambos autores coinciden en que este es un trabajo muy contundente, que arroja pocas dudas sobre la relación entre barbechos y tendencias poblacionales. “Para tomar decisiones no hace falta más. Indica claramente cuál es el problema y cuál puede ser la solución”, concluye Juan Traba.