RAMÓN NOGUERAS, PSICÓLOGO
«La psicología tiene que hacer una limpieza de pseudociencia dentro de su seno; aquí nadie vigila si le estás diciendo al paciente cosas que son mentira».

Son numerosos los problemas estructurales que anidan en el seno de la psicología. Está infectada de pseudoterapias que están legitimadas por las instituciones oficiales, asimilada a corrientes que nada tienen que ver con la psicología y secuestrada por movimientos de corte sectario. Los colegios oficiales presentan infiltración de pseudociencias y son todavía laxos ante su prevención, incurriendo, con todo, en la vulneración de su propio código deontológico. Ramón Nogueras es psicólogo en la práctica privada y profesor en la Universidad de Granada y en la Universitat Abat Oliba y analiza en esta entrevista algunos de los factores que explican esta situación.

¿Qué son la psicología y la pseudopsicología?

La psicología es la ciencia que estudia la conducta humana. No creo que sea adecuado definirla como la ciencia que estudia la mente porque la mente es un concepto mal definido, incorrectamente operacionalizado. En cambio, cuando decimos que la psicología es la ciencia que estudia la conducta y el comportamiento humanos sí que nos encontramos frente a algo que podemos definir, medir y valorar. Por otro lado, la pseudopsicología es toda pseudociencia que pretende explicar el comportamiento humano sin usar el método científico.

Da la sensación de que la psicología está actualmente asimilada a la espiritualidad, a lo trascendental, hay gente que busca o espera eso de la psicología. ¿Se debe a la influencia de la pseudopsicología?

La pseudopsicología es algo que ha tenido una enorme exposición en la cultura popular, de manera que la imagen que la gente tiene de un psicólogo no es la de un científico de la conducta, sino la de un mamarracho con diván. Por otro lado, actualmente parece que estamos cayendo un poco en el extremo contrario, en el cerebrocentrismo, sin darnos cuenta de que la conducta abarca todo el organismo. Indudablemente, el cerebro es la sede de un montón de funciones esenciales, y conocerlo y estudiarlo es relevante. Pero en el ámbito clínico, las intervenciones en modificación de conducta para solventar depresión o ansiedad no requieren conocimiento del cerebro. Por ejemplo, saber que se activan ciertas estructuras al modificar los pensamientos negativos de un paciente con depresión no es relevante para el ejercicio clínico. Además, en muchas ocasiones, los estudios sobre el cerebro son correlacionales, es decir, no sabemos si es causa o consecuencia. Desconocemos si la gente se deprime porque tiene baja la serotonina o tiene baja la serotonina porque está deprimida. Centrarnos demasiado en el cerebro en lugar de en las interacciones del organismo con el entorno es un error. Pero ahora, que mil cosas llevan el prefijo neuro, hemos pasado de esa espiritualidad, del psicoanálisis y de la gestalt a que todo es cerebro. Otro ejemplo es la validación científica de las leyes del aprendizaje, cosa que se ha hecho sin ningún tipo de estudio sobre la anatomía cerebral implicada. En resumen: si pierdes un brazo, tu cerebro continúa funcionando igual, pero tu conducta se va a ver afectada y la psicología tiene que estudiar eso. No nos podemos quedar solo en una parte del cuerpo.

Para el ámbito clínico no es necesario conocer la expresión puramente cerebral.

Interesa el conocimiento validado que aportan las neurociencias, pero cuando queremos modificar una conducta, tenemos herramientas que se basan en intervenciones sobre el contexto. Un ejemplo clásico: durante la guerra de Vietnam, el consumo de heroína estaba disparado entre los soldados estadounidenses. Existía la convicción de que estos sujetos eran adictos y que cuando regresaran a Estados Unidos habría legiones de yonkis furiosos destruyendo América. Y la realidad es que cuando estos soldados vuelven a casa, menos del 1% mantiene las conductas adictivas. Porque el cambio de contexto es suficiente. Allí consumían porque estaban en un contexto estresante, peligroso, acompañados de otros consumidores, con acceso barato a la sustancia, etcétera. Pero solo con abandonar ese contexto la mayoría se reintegran en sociedad y dejan de consumir. Así observamos que la adicción no es solo explicada por un proceso puramente fisiológico y que, por lo tanto, no todos los adictos se comportan igual. Hoy en día, tengo la sensación de que la reducción al cerebro está de moda y la realidad es que ni tanto, ni tan calvo. Vamos dando pendulazos, que si todo es ambiente, que si todo es biología, cuando la realidad es que todo es contexto, el cual incluye cuestiones multifactoriales.

Parece que la psicología juega con desventaja frente a la pseudociencia, que no requiere de un esfuerzo y un cambio de conducta, y es que esta última puede parecer operativa, que funciona aunque solo sea un placebo.

No solo eso, sino que a fin de cuentas, y esto es un fenómeno muy estudiado, tendemos a darle más peso a las cosas que nos gustan. Y la pseudopsicología se basa en muchas cosas que son agradables de creer, que suenan bonitas. Cuando le dices a alguien que tiene una depresión porque ha dejado de hacer cosas reforzantes en su vida y que la clave para superarlo es mediante un protocolo de actuación conductual, pues eso no tiene épica. Que te sientes atraído por tu padre es mucho más épico, o las constelaciones familiares, que te dicen que lo que te sucede es que estás canalizando una frustración de tu abuela durante la guerra civil. Y en parte es culpa nuestra: no hemos hecho buena divulgación, buena difusión.

Y, sin embargo, la psicología es cada vez más popular.

La notoriedad que está tomando la psicología es un fenómeno relativamente reciente. El último Nobel de Economía fue para Richard Thaler, que investiga en behavioural economics, un campo en el que han visto que la gente no toma decisiones racionales con respecto al gasto. Thaler ha descrito que los pequeños microincentivos del entorno pueden afectar decisivamente la conducta económica de las personas. Esto es algo que los conductistas descubrieron en los años veinte, treinta, del siglo pasado. Le han dado un Nobel por decir algo que es más viejo que la tos, y se lo dan porque es ahora cuando está recibiendo relevancia este asunto. Y nosotros, los psicólogos, no hemos sido capaces de explicar a la gente que la psicología es una ciencia como cualquier otra, con su corpus de conocimiento, con todos los fenómenos que tenemos descritos y todo lo que somos capaces de hacer. Y, entonces, ¿quién nos come la merienda? Gente mediocre como Rafael Santandreu, que es un humanista reconvertido a cognitivo.

Esto lleva a una pregunta clave: ¿dónde han estado los psicólogos? ¿Qué ha pasado con ustedes durante todo este tiempo?

En primer lugar, se aprecia una falta muy grave de rigor desde el principio. Incluso en facultades que son bastante cognitivas y conductuales, con un peso y presencia fortísimo de investigación científica, también hay espacio para las chorradas. ¿Por qué se imparten asignaturas de terapia psicoanalítica en la universidad como si fuera una cosa válida? Es verdad que lo que más peso tiene en la mayoría de facultades españolas es la psicología como ciencia, se enseñan métodos de investigación científica, estadística, anatomía del sistema nervioso y modelos de intervención y tratamiento de corte cognitivo o conductual, es decir, apoyados por la evidencia. Pero los sinsentidos pseudocientíficos siguen con su hueco, su coto. Los posgrados ya son un auténtico pitorreo, y el ejercicio profesional, más de lo mismo. Te obligan a certificar tu despacho como si fuera un centro de salud, pero nadie supervisa si ahí estás aplicando psicoanálisis o gestalt, por ejemplo, que son dos pseudociencias como dos pianos. Lo que importa es que esté certificado como centro de salud y que las puertas tengan un ancho. Pero nadie vigila si tú le estás diciendo al paciente cosas que son mentira.

Y, a mayores, los Colegios Oficiales de Psicólogos (COP) son juez y parte en todo esto.

Exacto. El 18 de diciembre del año pasado el COP de Cataluña tuvo una asamblea para aprobar la creación de una comisión de psicoanálisis. Hace dos años escuché en una conferencia organizada por este colegio que la hiperémesis (vómitos frecuentes) en el embarazo es un signo de que la madre está rechazando inconscientemente al feto. Esto es una barbaridad: nuestro código deontológico dice claramente que, desde el respeto a las tendencias, el psicólogo tiene que basar su práctica en la ciencia. Constituir esa comisión y sostener este tipo de afirmaciones vulnera el código. Pero, ¿cuánta gente en los colegios tiene práctica privada en la que hacen gestalt, o humanista, o psicoanálisis o sistémica o cualquier otra pseudoterapia? Incontables. Luego, lo de la condescendencia con las diferentes escuelas es algo que me hace mucha gracia también. En física no hay «diferentes tendencias». En física hay física, y luego hay físicos que manifestarán discrepancias sobre cómo interpretar un experimento o presentar un modelo teórico, pero no existen «escuelas». Uno acude a la lista de tratamientos apoyados por la evidencia científica que publica la APA, la Asociación Estadounidense de Psicología, y resulta que no están esas «escuelas». Pero claro, la nómina de muchos depende de eso.

Como motivos por los que sucede esto, se suelen esgrimir dos: por un lado, que estas «escuelas» son fuente de ingresos para muchos, y por otro, que todos tenemos tendencias irracionales y que la alfabetización científica no te aleja de caer en ideas sin fundamento. ¿Por qué hay tantos psicólogos aplicando estas pseudoterapias?

Porque no se hace suficiente énfasis en la importancia del rigor científico durante la carrera. La psicología es una carrera que la gente sigue pensando que es de humanidades. Y eso no es malo per se, las humanidades son muy importantes y se estudian poco en las facultades, en especial la filosofía de la ciencia, que está ausente y que nos podría enseñar mucho sobre qué hacemos en ciencia. Por otro lado, la gente entra en psicología con un prejuicio sobre qué es la psicología y no se mueven de ahí durante todo el proceso universitario. A veces escuchas cosas como «no me gustó la carrera porque era muy conductista». Este tipo de ideas son un paso en falso, porque esto no va de lo que a uno le guste, esto va de lo que es. La evidencia dice lo que dice y la gente que tiene ansiedad se cura con modificación de conducta o con terapia cognitiva. Y ya está.

También es habitual dar con psicólogos que hacen pseudopsicología y que simultáneamente también están aplicando otro tratamiento que sí tiene evidencia.

Eso es lo más común. La mayoría de los psicólogos se definen como eclécticos, cosa que me parece una solemne memez. El otro día, le pregunté a una amiga lo que estaba haciendo con su psicóloga. Me dijo una serie de cosas que sonaban a Terapia de Aceptación y Compromiso, una terapia de tercera generación, reconocida como terapia  basada en la evidencia que usa herramientas de meditación y mindfulness, una continuación de la terapia cognitiva. Pero, en realidad, no lo sé a ciencia cierta porque el psicólogo no se moja, quizá en parte porque no quiere perder al paciente. Queda muy bien decir que haces lo necesario para que el paciente mejore, cuando en realidad eso es un gravísimo error, porque si trabajas sin marco teórico, cuando algo funcione, no vas a saber por qué funciona. Y si no funciona, tampoco sabes por qué no funciona, de manera que no puedes corregir. Si yo aplico un programa de reestructuración cognitiva para un paciente con depresión, el paciente o lo hace bien o no lo hace bien. Si lo hace bien y no funciona seguro que puedo identificar exactamente qué es lo que no está funcionando y puedo elegir otra herramienta. Pero los hay que dan recomendaciones generales y que cuando algo no funciona alegan que el paciente se «resiste» a la terapia. Eso es muy cómodo.

Un caso hipotético: te viene un paciente que, por su forma de expresarse, puedes detectar que está en sintonía con la órbita del pensamiento pseudopsicológico o New Age, por ejemplo. Tú le aplicas Terapia Cognitivo-Conductual y es posible que no obtengáis resultados, porque esa persona está esperando otra cosa.

En muchos de esos casos lo que sucede es que la persona no hace lo que le pides. Las terapias basadas en evidencia (modificación de conducta, cognitiva pura, activación conductual, aceptación y compromiso, etc.) se fundamentan en que el paciente tiene que hacer cosas entre las sesiones y el que no quiere no las hace. Ahí sí cabe hablar de resistencia. Muchas veces las pseudoterapias se caracterizan precisamente porque lo único que hace el paciente es acudir a hablar y soltar dinero, sin que realmente se haya diseñado un plan de actividades. Al final, la terapia eficaz es una terapia que enseña habilidades al paciente, y cuando el paciente avanza en la terapia es porque progresa en la obtención de esas habilidades: aprender a manejar sus emociones, aprender otro estilo de comunicación, aprender conducta asertiva, aprender a exponerse gradualmente al estímulo que le provoca la fobia con el fin de relajarse en presencia de ese estímulo; en todo ello hay una conducta concreta, el paciente hace algo o el paciente deja de hacer algo. Generalmente, el paciente sustituye esta conducta que no le va bien por esta otra que le va mejor. Lo que sucede en las pseudoterapias es que el paciente se tira tres años en «terapia» y cuando preguntas qué ha aprendido contesta que «se conocen mejor». ¿Qué diablos es eso?

Y si además los afectados no saben que son afectados…

Esa es una de las razones por las que me dedico a hacer divulgación. No puedes confiar en que la gente tenga una idea real de qué es la psicología. Muchas veces me viene gente que me dice que creía que la psicología era directamente una pseudociencia. Por eso me dedico a dar charlas y tener un blog, porque si no, los de la pseudopsicología ganan.

Existe la creencia generalizada en la comunidad científica y escéptica de que la divulgación y la educación son la clave para superar esa ignorancia, el medio para que la gente deje de creer en ideas sin fundamento, pero la realidad es que esta afirmación no está demostrada.

Es puro deseo. Yo hago divulgación porque tengo la certeza de que si no la hacemos, los otros se nos comen todo el campo. Pero no tengo fe en que a base de divulgación la gente vaya a desarrollar sentido crítico. Hay investigaciones que demuestran que el conocimiento acerca de sesgos cognitivos no previene necesariamente de caer en ellos. Es muy tentador difundir las noticias que te gustaría que fueran ciertas sin comprobarlas o creer que algo es de una manera porque te suena bien. Es parte de cómo funcionamos. La conducta normal de la gente es procesar la información de manera sesgada. A veces hablamos de los sesgos como si fueran aberraciones pero son la norma. Lo raro es pensar racionalmente. La divulgación tiene un papel, pero no creo que sea la panacea. Además de que corre el peligro de llegar a difundir ideas pseudocientíficas. En psicología sucede a manos de divulgadores muy famosos.

¿Podría poner un ejemplo de alguno de esos pasos en falso?

Malcolm Gladwell, en su volumen legendario, Outliers: the story of success, nos habla de la investigación de K. Anders Ericsson en práctica significativa o deliberada, que es un tipo de entrenamiento en el que el sujeto desarrolla gradualmente conductas de mayor dificultad. Por ejemplo, a la hora de tocar un instrumento. Mucha gente alcanza un nivel de competencia en el que se estanca. La práctica deliberada consistiría, en este caso, en programar de forma rigurosa una serie de sesiones en las que cada vez atacas piezas musicales más difíciles y al mismo tiempo recibes retroalimentación continua sobre cómo lo estás haciendo. Gladwell agita todo esto y lo reduce a la idea de que la experticia se alcanza tras 10.000 horas de dedicación y sencillamente no es cierto, ya que no valen por igual todos los tipos de práctica, además de que reduce a cero el impacto del talento y de las diferencias innatas. El problema de la divulgación es que, a veces, por el afán de divulgar se incurre en excesivas simplificaciones y lo que acabas diciendo ya no es exactamente lo que la investigación apunta. Asimismo, muchas veces la divulgación llega solo a la gente que ya está convencida, así que poco hacemos.

Pongamos una persona habituada a consumir pseudopsicología, amante de las constelaciones familiares. ¿Qué tan susceptible es a cambiar su forma de verlo gracias a la divulgación? Quizá su elección esté más movida por una cuestión de distinción social que otra cosa.

Puede haber muchos reforzadores por los que una persona elige esto, como el reconocimiento social del grupo al que perteneces; otro puede ser el deseo de tener certidumbre y abrazar explicaciones fáciles. El ejercicio de cuestionarse a sí mismo es muy difícil y nada agradable de hacer.

¿Te llegan a consulta muchos afectados por pseudopsicología?

No te sé decir con exactitud, pero sí es frecuente. Además es una de las primeras preguntas que hacemos: si el paciente ya ha acudido a terapia antes y de qué tipo. En el mejor de los casos, se trata de gente que ha perdido mucho tiempo y dinero y no ha solucionado sus problemas y, en el peor, son auténticas historias de terror plenamente denunciables por abusivas y antiéticas sobre las que no hay ningún control.

¿Por qué los psicólogos no hacen nada respecto a todo esto? ¿Qué sucede realmente como para que no se ataje este problema?

Por un lado se trata de comodidad. No hay incentivos para hacer una psicología científica y cuestionar tu propia práctica clínica es duro, trae consecuencias negativas y mucho trabajo. Además de que los psicólogos no estamos libres de caer en el sesgo de creer en lo que nos gusta. Por otro lado, hablas de «los psicólogos» como si fuésemos una profesión que está unida, vertebrada y esto no es así. En Estados Unidos, cada año, una gran cantidad de psicólogos pierden su licencia porque mantienen relaciones duales con sus pacientes. Esto se vigila y se sanciona, mientras que aquí no. Marino Pérez, uno de los grandes conductistas en España, en Contingencia y drama, menciona la falta de cohesión de la profesión. No es solo por la presencia de las pseudociencias, sino que con respecto a algunas cuestiones no hay definiciones comunes. ¿Qué es la inteligencia? ¿Qué es la personalidad?

Entre que la psicología es una ciencia joven, la pseudopsicología lleva mucho tiempo afianzándose y que la profesión está fracturada, es difícil asentar bases para una futura cohesión, incluso entre quienes hacéis una psicología basada en la evidencia.

La psicología tiene que hacer una limpieza de pseudociencia dentro de su seno. Los psicólogos tenemos que dejar de aceptar que otros psicólogos se definan como psicoanalistas o gestálticos y sostener claramente que eso no es psicología. Los colegios son juez y parte. Deberían tener mayor implicación y supervisión, como entidades públicas. Esto quizá tendría que pasar por reconocer plenamente a la psicología como profesión sanitaria. En este aspecto los colegios sí que han hecho muchísimo, así como para que entremos en atención primaria, donde tenemos investigaciones que demuestran fuertes descensos en la prescripción farmacológica cuando hay psicólogos en este sector. Una vez limpia la casa, debemos mantener una charla muy seria entre nosotros al respecto de la desvertebración en nuestro dominio.

¿Cree que ese cambio vendrá desde dentro o desde fuera?

Supongo que debe ser una mezcla de ambas. Necesitamos un mayor reconocimiento de la psicología por parte de los organismos públicos para obligar a una regulación también mayor. Ahora mismo, un psicólogo, con su titulación y sus acreditaciones pertinentes en regla, puede ejercer aunque esté haciendo constelaciones familiares, diciéndole a una paciente que su padre la violó porque su madre no le daba suficiente sexo.  O puede decirle a unos padres que su hijo es autista porque no le mostraron suficiente afecto de pequeño. Necesitamos también que la gente ahí fuera se dé cuenta de que esto es una barbaridad y demande psicología de verdad, cosa que está pasando. Cada vez hay un acercamiento mayor a la psicología científica, yo lo estoy notando. Y para que suceda, los psicólogos somos los primeros que tenemos que empezar a dar guerra, y no callarnos qué es y qué no es psicología.

 

Para saber más: La psicología científica y la pseudopsicología

Pablo Huertas, investigador y profesor de Genética

“Es muy difícil competir en la Champions League con un presupuesto de segunda”

Fue seleccionado en 2015 como uno de los 23 jóvenes científicos más destacados, y el único español, por la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO).

El investigador Pablo Huertas, en su laboratorio. Fuente: Ayuntamiento de Umbrete

La investigación científica en España no atraviesa su mejor momento. Los recortes y la falta de estabilidad obligan a muchos jóvenes investigadores a abandonar el país, en busca de mejores condiciones.

Pablo Huertas es un reconocido joven científico en el campo de la genética. Actual profesor de la Universidad de Sevilla, adscrito al Departamento de Genética y al Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer), se licenció en Biología por esta Universidad, donde hizo su tesis en dicho departamento. En 2004 comenzó una estancia postdoctoral en el Gurdon Institute de la Universidad de Cambridge y seis años después, regresó a Sevilla con una beca Ramón y Cajal, año desde el que dirige un grupo de investigación en Cabimer. En 2016 además fue galardonado con el Premio Manuel Losada Villasante en la categoría de Excelencia en la Investigación Científica. Desde su despacho, y con la experiencia de un investigador que ha vivido en el extranjero, nos cuenta la complicada situación actual de la investigación en España, en comparación con la de otros países.

Pregunta:  Desde muy pequeño, ya tenía claro que quería ser científico, ¿considera que la vocación es importante para esta profesión?

Respuesta: Sí, por una sencilla razón. Esta profesión a veces es muy “injusta” ya que sueles pasar mucho tiempo intentando descubrir algo y finalmente darte cuenta de que estabas equivocado. Sin vocación es fácil frustrarse y muy difícil lidiar con esa frustración.

P: Su grupo se encarga de estudiar los mecanismos de la célula para reparar el ADN que se ha roto. ¿En qué línea se está investigando actualmente?

R: Nuestro grupo trabaja principalmente en investigación básica. Intentamos entender los mecanismos de reparación del ADN, y tangencialmente, debido a su importancia en el desarrollo de enfermedades, su implicación en cáncer y enfermedades raras.

P: Su grupo ha descubierto la causa genética de los síndromes de Jawad y Seckel, ¿a qué se deben estas enfermedades raras?

R:  Ambos casos se deben a mutaciones (modificaciones) puntuales en el mismo gen, que provocan la aparición de una proteína más pequeña de lo normal. Esta proteína tiene varias funciones, y al perder un fragmento específicamente pierde su función en la reparación del ADN. Esto hace que las células que la expresan no puedan en muchos casos lidiar con las lesiones en el ADN que ocurren de manera normal y se mueran, provocando defectos de desarrollo.

«Empiezas a restarle importancia a las limitaciones para dársela a las ideas»

P: Realizó una estancia postdoctoral en Cambridge. ¿Qué le ha aportado desarrollar su profesión en el extranjero?

R: A nivel personal, trabajar en el extranjero permite ver las cosas de una manera muy diferente a la que habitualmente estamos acostumbrados. Este tipo de experiencias te abre bastante la mente. Desde el punto de vista profesional, estar en un lugar de primer nivel donde la financiación no supone un problema, y los recursos son casi ilimitados, te permite crecer como científico. Empiezas a restarle importancia a las limitaciones para dársela a las ideas.

P: ¿Cree que es muy diferente la investigación en España, con respecto a otros países?

R: La formación en nuestro país es muy buena, equiparable a la de otros países, y hay mucho talento. La principal diferencia con otros países se encuentra en la financiación. No es lo mismo supeditar tu investigación al dinero del que dispones, que contar con una financiación prácticamente ilimitada que te permita realizar muchas más cosas. Es muy difícil competir en la Champions League con un presupuesto de segunda.

P: Una buena parte de la labor del científico, a parte del trabajo en el laboratorio, debe ser la obtención de financiación…

R: Sí, totalmente. De hecho dedico la mayor parte de mi tiempo y esfuerzo a conseguir financiación para para poder hacer los experimentos que tenemos planeados. La falta de dinero supone una barrera importante para la investigación. Por poner un ejemplo, hace poco conocí la historia de un joven que había conseguido una beca de un programa de investigadores emergentes en Holanda. Para empezar el proyecto le concedieron una cantidad de medio millón de euros, algo a lo que ni el mejor de los científicos de nuestro país tendría acceso. Eso es lo principal que nos diferencia con respecto a otros países.

Pablo Huertas junto a sus compañeros en Cabimer. Fuente: Cabimer

P: En 2015 recibió una notable distinción por parte de la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO). ¿Qué ha significado para su grupo la concesión de esta ayuda?

R: Esta ayuda no es la típica ayuda económica que se concede  a los proyectos, sino más bien una distinción de calidad que le proporciona una mayor visibilidad al grupo. Esto facilita la colaboración de nuestro grupo con otros grupos de investigación del mismo campo y la asistencia a conferencias y congresos, entre otras cosas. Gracias a ella, algunos miembros de mi laboratorio han asistido a distintos congresos. Por otra parte, anualmente se realiza un curso al que asisten doctorandos en el European Molecular Biology Lab (EMBL) en Heidelberg, Alemania. En él aprenden muchas cosas que aquí, por la disponibilidad de recursos, no podrían.

La ayuda también consta de una parte económica de 15000 euros, que son de libre disposición. Es decir, el presupuesto no solo puede destinarse a cuestiones puramente científicas relacionadas con el proyecto y como es lo habitual en las partidas presupuestarias que se conceden, sino para contratación de personal o equipamiento informático, por poner algunos ejemplos.

P: Los recortes en investigación han complicado la situación…

R: Cuando empecé en 2010 con mi grupo del Cabimer, ya estaban haciendo recortes, por lo que apenas he notado la limitación de la financiación nacional.  Pero a nosotros también nos ha afectado. Hay que estudiar muy bien lo que se quiere hacer, porque hay experimentos que son muy caros, y a menos que tengan una justificación muy potente, no se pueden realizar. De hecho, a veces para aportar esa justificación se requiere de un bagaje importante de información previa, algo que precisa de tiempo y esfuerzo.

«La enorme inversión en la formación del talento de nuestro país acaba convirtiéndose en un desperdicio»

P: Muchos jóvenes se ven obligados a emigrar en lo que se ha dado a conocer como “fuga de talentos”. ¿Le gustaría trasladar algún mensaje a las administraciones?

R: El problema de las administraciones es que son muy “cortoplacistas”. Parece que no se percatan de que la enorme inversión en la formación del talento de nuestro país acaba convirtiéndose en un desperdicio. Se emplea gran cantidad de dinero en formación mediante becas predoctorales y doctorales, que no tiene una posterior repercusión económica o social en nuestro país. Los mejores científicos se van a otros sitios y apenas hay atracción de talento exterior.

Una vez en el extranjero, las trabas administrativas son tan grandes que hacen que finalmente no regresen, ya que además tienen trabajos muy bien valorados y renumerados. El caso de Gran Bretaña es el contrario, pero se beneficia de nuestra situación. En general existe poca inversión allí, pero suele atraerse mucho talento exterior.

P: ¿Cómo de complicado ve para un científico compaginar la vida laboral con la familiar?

R: Es complicado, porque el trabajo del científico no tiene horarios, pero se debe hacer un esfuerzo para mejorar la conciliación de trabajo y familia.  El no tener horarios podría tener la ventaja de poder trabajar desde casa, aunque esto sería imposible si trabajas en el laboratorio.  La realidad es que el trabajo es muy absorbente. Hay experimentos que requieren un tiempo largo, y te encuentras supeditado a esos tiempos. De cualquier forma, no creo que se deba llevar el trabajo a casa, y la familia ayuda mucho en este aspecto ya que te “obliga” a desconectar.  En ese sentido, creo que la familia favorece mucho la labor del científico.

P: Siempre le gusta recalcar a sus estudiantes la importancia de la ciencia y de la divulgación, ¿por qué considera la divulgación tan importante?

R: Por un lado, creo que hay mucho talento en este país. La divulgación de la ciencia posibilita que todas aquellas personas que no son conscientes de que les gusta la investigación, inicien  carreras investigadoras.

Por otra parte, y aunque exista una escasa percepción de ello, el dinero que recibimos los científicos es dinero público. Nuestro trabajo se paga con los impuestos de todos, por lo que creo que estamos obligados a fiscalizar lo que hacemos delante del público, es decir, a divulgar. Debemos estar obligados a contarle al público que su dinero se está invirtiendo correctamente y todo lo que se está consiguiendo con él.

Esa baja percepción se debe a que los científicos no hacemos un gran esfuerzo por divulgar. En el sistema anglosajón, hay más personas que invierten en ciencia ya que el público suele tener una mayor percepción de en qué se está empleando su dinero. De hecho, muchos de los científicos británicos más reconocidos son divulgadores. Sin embargo, si se considera que el dinero destinado a ciencia va a una “caja negra”, sin saber qué ha ocurrido, es más complicado que haya inversión. Todo esto lo aprendí mientras estaba en Cambridge y era algo que mi jefe siempre me repetía.

«Nuestro futuro está ligado a ser capaces de avanzar en el conocimiento»

P: Tiene un canal en Youtube, GHbiomedicina, en el que sus alumnos explican, en inglés y con un toque de humor, algunos conceptos de la asignatura Genética Humana que usted mismo imparte. ¿Cómo se le ocurrió esta idea?

R: La idea tenía como objetivo enseñar dos competencias que considero cruciales para la formación de mis alumnos.  Por un lado, considero que la ciencia es un trabajo creativo, por lo que veo esencial impulsar la creatividad en los estudiantes. Por otro lado, uno de los retos del científico es ser capaz de mandar mensajes de forma muy clara, y para eso es necesario trabajar la capacidad de síntesis. Pensé en trabajos escritos y también barajé la opción de seminarios; pero estos últimos, al ser en inglés y en directo, podían suponer un problema para muchos de mis alumnos. La mejor herramienta que se me ocurrió, y por la que finalmente me decanté, fue el vídeo. El vídeo es corto, conciso y divertido y permite repetirlo tantas veces como se quiera, evitando así los problemas del directo. Con él también pretendo acostumbrar a mis alumnos al inglés, el lenguaje vehicular de la ciencia.

P: Como profesor, ¿cree que sus estudiantes son conscientes de la situación actual a la que se enfrentan en investigación?

R: Cuando empiezan no, pero poco a poco se van dando cuenta. Por mis manos pasan estudiantes con mucho potencial, pero desgraciadamente, es complicado que todo el mundo acabe haciendo una carrera científica. Yo intento ser realista con mis alumnos, pero siempre les transmito que, aunque es difícil, no es imposible. Sobre todo si tienen movilidad geográfica. De hecho, me gustaría ser optimista y pensar que en unos años la situación mejore al menos algo y se recupere el talento perdido. También he de decir que los que se están marchando ahora se encuentran en una situación muy ventajosa.  Están en el extranjero, lo cual es esencial para completar su formación, y pueden esperar a que mejore la situación en este país y así aprovechar nuevas oportunidades que aparezcan.

«Es como si te pagaran por resolver un crucigrama»

P: ¿Qué mensajes le gustaría transmitir a las nuevas generaciones de jóvenes científico/as?

R: Principalmente que no caigan en la frustración o el desánimo. La situación de la investigación en España pasa por altibajos, y ahora nos encontramos en uno de los “bajos”.  Esto quiere decir que estamos atravesando un período muy malo, pero no tiene por qué ser siempre así. La ciencia, aunque tenga muchos sin sabores, es una labor muy satisfactoria. Es difícil encontrar una profesión más bonita, ya que en definitiva al científico le pagan por resolver problemas pensando. Es como si te pagaran por resolver un crucigrama. Y eso, desde el punto de vista personal, es muy gratificante. Lo que hemos conseguido como sociedad se debe a nuestra capacidad de conocer y de inventar y nuestro futuro está ligado a ser capaces de avanzar en el conocimiento. Formar parte de esa nueva generación que está avanzando en el conocimiento es algo impagable.

 

Gabriel González Pavón: “La tecnología del Instituto de Instrumentación para la Imagen Molecular (I3M) es sin duda la mejor tecnología del mundo y, en muchos sentidos, exclusiva para poder tener una imagen en tiempo real en el quirófano”

El director médico de Onconvisión explica cómo nace la Cámara Sentinella desarrollada por el I3M

Gabriel González Pavón / Foto: cedida por Gabriel González Pavón

Gabriel González Pavón, licenciado en medicina y cirugía por la Universidad de Barcelona es el director médico de Oncovisión, empresa líder en desarrollo y comercialización de equipos para diagnóstico por imagen y tratamiento del cáncer. Entre sus productos clínicos incluye una gamma cámara intraoperatoria única en el mercado denominada Sentinella y un revolucionario equipo para el diagnóstico del cáncer de mama llamado Mammi PET, ambos desarrollados originalmente por el Instituto de Instrumentación para la Imagen Molecular (I3M).

¿Cuál es el origen de Oncovisión?

El nombre oficial de la empresa Oncovisión es Gen-Imaging S A. Oncovisión es un Spin-off  del Instituto de Instrumentación para la Imagen Molecular (I3M) que dirige el profesor José María Benlloch, aunque originalmente la transferencia de tecnología se hacía desde el Instituto de Física Corpuscular (IFIC), anterior instituto al que pertenecía el profesor. Esta spin-off es una empresa que no hubiera surgido si no existiera la tecnología original común a la gamma cámara Sentinella y el PET (por las siglas en inglés de Positron Emission Tomograhy) dedicado al diagnóstico del cáncer de mama que se llama Mammi, y también en la investigación pre-clínica en equipos llamados Albira.  La tecnología del I3M se ha transferido y se ha  convertido en productos que se están comercializando en más de cuarenta países alrededor del mundo. En el caso de Sentinella se ha utilizado con éxito en más de cien mil pacientes con cerca de treinta tipos  de cáncer.

¿Qué es lo que hace que estos equipos sean mejores que otros utilizados en el mismo campo?

La cámara Sentinella es el componente principal de un equipo para hacer cirugía radioguiada, y permite  ver cuál es la extensión de tumores malignos. El proceso consiste, en primer lugar, en utilizar una inyección de material radioactivo de muy baja dosis sobre la zona donde está el tumor. La manera en que el organismo de las personas se defiende de tumores e infecciones se parece a los compartimientos casi estancos de los barcos, que corresponderían a las partes de nuestro cuerpo.  Cada zona está vigilada por uno o varios ganglios linfáticos. Cuando hay un tumor en cualquier órgano del cuerpo se inyecta en la zona apropiada a cada caso esa pequeña dosis de radiación, que es equivalente a la que se recibe tomando el sol durante pocas horas en la playa, con lo que incluso se puede utilizar en mujeres embarazadas, ya que carece de daño potencial. Esa inyección de radiación va a drenar a los ganglios linfáticos del área a la cual se ha aplicado la dosis, para permitir a la cámara Sentinella detectar si el tumor ha drenado a esos ganglios, lo que se confirma realizando una biopsia de cada uno de ellos. El sistema de drenaje de los tumores es primero a los ganglios locales y luego a ganglios regionales más lejanos; si el tumor no ha drenado a los ganglios locales esto quiere decir que no se ha extendido. Por eso la cirugía radioguiada es mínimamente invasiva, al evitar tener que quitar todos los ganglios linfáticos para analizarlos y solo extirpar aquellos a los que pudo haber drenado el tumor.

¿Cuál es el procedimiento al que sustituye la cámara Sentinella?

Si tomamos como ejemplo lo que se hacía antes en un tumor en la mama, el procedimiento previo era extirpar el tumor de la mama o la mama completa y quitar la mayoría de los ganglios de la axila. Se estaba trabajando de una manera muy agresiva. Se producía con mucha frecuencia un problema denominado Linfedema, que es cuando se bloquea el drenaje de los vasos linfáticos y se acumula líquido, en este caso en el brazo del lado en el que se quitaron los ganglios de la axila. Muchas mujeres, tras la extirpación de tumores de mama se producían un Linfedema que podía llevar el brazo a tener casi el diámetro de la pierna, algo muy molesto, e incluso causar discapacidad. La cámara Sentinella permite encontrar cualquier ganglio linfático, por pequeño o profundo que sea, evitando las alternativas más primitivas que eran las cirugías ‘a ojo’ basándose en conocimientos anatómicos.  Cada persona es diferente, y con Sentinella se puede hacer por fin cirugía a medida.

“La cámara Sentinella  permite encontrar cualquier ganglio linfático por pequeño o profundo que sea, evitando las alternativas primitivas que eran las cirugías ‘a ojo’ basándose en conocimientos anatómicos. Con Sentinella se puede por fin hacer cirugía a medida” 

¿Cuándo nace la cámara Sentinella y quiénes intervinieron directamente en su fabricación?

Lo que se llama prueba de concepto se produjo entre el año 2003 y el año 2006.Tras obtener aprobaciones regulatorias y cuando ya se había evaluado en hospitales en Valencia y Barcelona, pasó a utilizarse también en Madrid y otras ciudades de España, confirmando que hacia una aportación clínica muy importante en numerosos tipos de cáncer. Es entonces cuando la empresa Gen-Imaging cambió a una denominación más comercial, más práctica (Oncovisión). Encontró financiación de capital riesgo (la empresa Española Bullnet Capital) para poder desarrollar el negocio y convertir los prototipos en productos que cumplieran con los estándares exigidos, que se fabricaran de una manera fiable y segura y, sobre todo, que tuvieran en cuenta todas las normas de seguridad internacionales, a la vez que fueran fáciles de usar. El modelo original fue creado por el profesor José María Benlloch y su equipo y el trabajo de desarrollo posterior se hizo desde Oncovisión con cirujanos y médicos nucleares de todas partes de España.

¿Cuántos equipos  de cámara Sentinella se están utilizando actualmente a nivel mundial?     

En España, la cámara está instalada en 38 y en el resto del mundo hay más de cien aparatos al servicio de instituciones de gran prestigio en la Unión Europea, Estados Unidos, Australia, Japón, China y en algunos países de América Latina y Oriente Medio. Nos gustaría que fuera algo a lo que tuvieran acceso pacientes de todo el mundo, y por ello pensamos que nuestro éxito ha sido limitado. Aunque cada año se van instalando numerosos equipos, nos gustaría poder abarcar más, para poder ayudar a más personas, y en ello estamos. Oncovisión era una PYME, empresa pequeña, pero ha ido creciendo y desarrollando otras líneas con las mismas tecnologías, que trabaja directamente en algunos países y en otros lo hace a través de distribuidores. La innovación continuada resulta capital para introducir mejora prácticas, según las van proponiendo médicos nucleares o cirujanos. La nueva tecnología ayuda a que las personas puedan vivir más y mejor, y este es un buen ejemplo. En manos de expertos, Sentinella ayuda a las personas afectadas a superar sus tumores malignos. Es una de esas innovaciones que tienen cada día un impacto enorme para la vida.

¿Cómo describiría usted el trabajo realizado por el doctor José María Benlloch y el I3M?

La historia del profesor José María  Benlloch y la innovación que él ha sido capaz de desarrollar en España, en base a su formación y experiencia como físico en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas Elementales (CERN) en Ginebra, en Massachusetts Institute of Technology (MIT) y en Fermi National Accelerator (Fermilab) en los Estados Unidos y en muchos otros lugares es una de esas historias de las que yo siempre he sido admirador y de la que estoy muy orgulloso de formar parte, porque se ha ayudado a miles de personas y se ha reconocido el mérito de un brillante investigador. El profesor Benlloch ha sido reconocido, entre otros, con el premio de la Fundación Rey Jaime I en la modalidad  “Nuevas Tecnologías” y también con el Premio Nacional de Investigación “Leonardo Torres Quevedo”, del máximo prestigio. I3M es hoy sin duda uno de los mejores centros de imagen molecular del mundo y el profesor Benlloch, su director, siempre ha tenido claro que lo vital en la innovación científica y tecnológica es que tenga una aplicación práctica, su transferencia a la industria, creando futuro, empleo y riqueza. Con esta transferencia, la investigación más avanzada y la ciencia están al servicio de la vida de las personas.

José María Benlloch: “Investigación biomédica hay de muy alta calidad, desafortunadamente no siempre saca partido la industria española”

La actividad del Instituto de Instrumentación para la Imagen Molecular (I3M) narrada por su director    

José María Benlloch / Foto: cedida por José María Benlloch

José María Benlloch es el director del Instituto de Instrumentación para la Imagen Molecular (I3M) actualmente, aunque su formación en física nuclear y de partículas difiere a lo que hace el instituto, Benlloch cuenta con una destacada carrera como investigador tanto fuera como dentro del I3M. Se doctoró en física de partículas en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas Elementales (CERN). Su tesis doctoral consistió en los primeros datos obtenidos de un experimento de colisión de electrones y positrones acelerados a muy alta velocidad y energía. Para medir los resultados del experimento se utilizó un detector parcialmente creado en Valencia; a partir de estos datos, se concluyó la existencia de tres generaciones de neutrones ligeros y también se infirió de forma indirecta la existencia de una partícula elemental llamada quark top. Tras concluir su primera estancia post doctoral en el Fermi Nacional Accelerator Laboratory (Fermilab) en Estados Unidos regresó a España y se dio cuenta de que lo que aprendió en  detectores de partículas podría ser bastante útil para la medicina.

¿Cuál es el propósito a largo plazo de la actividad que realizan como institución?

A nosotros lo que nos gustaría a largo plazo es cada vez tener mayores ideas y contribuir al diagnóstico, a un diagnóstico mejor, más preciso y anterior, más precoz de distintas enfermedades. Estamos fundamentalmente interesados en el cáncer pero también en enfermedades mentales, tenemos un proyecto europeo que coordinamos nosotros de detección temprana de esquizofrenia y de otros problemas mentales como la depresión severa e incluso en el futuro nos gustaría contribuir al tratamiento. Estamos empezando a hacer algunas cosas con ultrasonidos y con nanoparticulas.

“Estamos fundamentalmente interesados en el cáncer pero también en enfermedades mentales, tenemos un proyecto europeo que coordinamos nosotros de detección temprana de esquizofrenia y de otros problemas mentales como la depresión severa e incluso en el futuro nos gustaría contribuir al tratamiento”

El instituto tiene su origen en la física de partículas. ¿Es una iniciativa de la Universidad Politécnica de Valencia o tiene algún otro origen?

Es una iniciativa del rector de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), al que yo pertenezco. Anteriormente yo pertenecía a otro instituto del CSIC, el Instituto de Física Corpuscular (IFIC), entonces en ese sentido también tiene origen en ese instituto que se dedica justamente a la física de partículas y donde hice mi tesis doctoral y me formé inicialmente, luego continué mi formación en el CERN y en el Fermilab en Estados Unidos. Posteriormente el rector de la Universidad Politécnica de Valencia, el CSIC, el delegado del CSIC en Valencia y el presidente del CSIC llegaron al acuerdo de crear este instituto.

¿Cuánto tiempo llevan en esta actividad? 

En la actividad del PET llevamos aproximadamente desde el año 1998, es decir,  casi veinte años. Otras líneas de investigación son más recientes, hemos trabajado alrededor de 3 años en resonancia magnética y en ultrasonido un año a partir de la incorporación de una persona que había estado algún tiempo investigando en ese campo; en rayos X, TAC, etc, llevamos mucho tiempo, a lo mejor unos diez o doce años.

¿Cuentan con el apoyo de alguna institución privada?

Contamos con financiación privada a través de proyectos y contratos, tenemos muchos contratos de empresas privadas para desarrollar equipamiento.

¿El personal que conforma el instituto tiene una formación en física o cuentan con personas que se dedican a la ciencia médica?

Tenemos muchos físicos en el instituto e ingenieros, fundamentalmente ingenieros electrónicos e informáticos y algún ingeniero mecánico. Médicos desafortunadamente no tenemos en el instituto, sin embargo trabajamos conjuntamente con ellos en los hospitales, es decir, nosotros pensamos que es de vital importancia trabajar con los médicos porque al final son los usuarios de los aparatos que desarrollamos por lo cual es importante que desde el principio intervengan en el diseño para que sea ergonómico y para que sea útil. Entonces sí trabajamos con médicos, pero no dentro del instituto.

¿Cuáles son los hospitales de Valencia que colaboran con el instituto?

El Hospital la Fe de Valencia es un hospital que comparte actividades de investigación con la Universidad Politécnica de Valencia y la Universidad de Valencia, pero también hemos trabajado con el Hospital Clínico, con el Hospital General y con el Hospital Universitario Doctor Peset. Fuera de Valencia también hemos colaborado con muchos hospitales, en  Europa y en Estados Unidos; en Europa con el Netherlands Cancer Institute que está en Amsterdam  y se dedica a la oncología, también con la Universidad de Karolinska (Instituto Karolinska) de Estocolmo y en Estados Unidos con el Massachusetts General Hospital, con la Clínica Mayo, es decir, hemos colaborado con muchos hospitales también.

¿Los equipos que han fabricado están siendo implementados o están en una etapa de desarrollo o de investigación?

Estamos en una etapa de desarrollo en la parte de tratamiento, en la parte de diagnóstico hay muchos equipos que están ya en los hospitales.

¿Puede mencionar algún equipo que ya esté siendo utilizado?  

El primer equipo que hicimos era una cámara pequeñita, una gamma cámara para la detección del ganglio centinela en intraoperatorio, esto lo utilizan los cirujanos para encontrar rápidamente dónde están los ganglios durante la intervención quirúrgica. Los ganglios están conectados directamente con el tumor y por lo tanto podrían tener una metástasis tumoral. Este aparato se encuentra en muchos hospitales de España, diría que por lo menos treinta hospitales de España lo tienen y también fuera de España, a lo mejor en total puede haber ciento cincuenta hospitales que tienen esta cámara. También existe un mamógrafo que desarrollamos aquí para la detección de tumores mamarios y está siendo implementado en muchas partes del mundo como por ejemplo China, Japón, Taiwán y Singapur.

¿España se encuentra en este momento bien posicionada en cuanto a investigación en el campo de la medicina?  

En el campo de la medicina desde luego hay muchos investigadores excelentes y en el campo biomédico; de hecho en España la mayoría se dedica al campo biomédico, en cambio lo nuestro es más bien ingeniería, ingeniería biomédica y no la pura biomedicina. Investigación biomédica hay de muy alta calidad, desafortunadamente no siempre saca partido la industria española, sino que de estas investigaciones se favorece muchas veces la industria extranjera; en la actualidad esto está empezando a cambiar, comienzan a surgir empresa biomédicas en España. Con relación a la ingeniería biomédica o física médica también está muy bien posicionada, no solo por nuestro instituto también por otros grupos de España reconocidos internacionalmente.

César David Vera-Donoso: “Nosotros, por suerte, tenemos la ventaja de contar con el I3M, que es un centro muy potente de científicos, para encontrarle soluciones a los problemas de los enfermos”

El coordinador del Comité de Tumores Urológicos del Hospital La Fe cuenta su experiencia como colaborador del Instituto de Instrumentación para la Imagen Molecular (I3M) y como usuario de la Gamma Cámara Sentinella

Dr. Vera-Foto/Unidad de Comunicación del Departamento de Salud del Hospital La Fe de Valencia. Foto: cedida por el Dr. Vera

Desde el año 1992, coordina el Comité de Tumores Urológicos del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia y, desde el año 1990, forma parte del Equipo de Trasplante Renal del mismo hospital. Su tiempo no asistencial lo dedica a la investigación traslacional en busca de soluciones a los problemas de sus pacientes, a la vez que coordina un grupo multidisciplinar que integra 4 áreas de investigación, en colaboración con el Centro de Investigación Príncipe Felipe (Laboratorio de Regeneración Tisular y Neuronal) y la Universidad Politécnica de Valencia (Instituto de Ciencia y Tecnología Animal, Instituto de Tecnología QuímicaConsejo Superior de Investigaciones Científicas CSIC e Instituto de Instrumentación para la Imagen Molecular I3M).

Ha sido usuario de la cámara Sentinella desarrollada por el Instituto de Instrumentación para la Imagen Molecular (I3M) durante mucho tiempo ¿Cuándo comienza exactamente a utilizar esta herramienta?

Comenzamos a utilizar esta herramienta en la rutina clínica aproximadamente en el año 2013, cuando iniciamos nuestra validación de la técnica de ganglio centinella en el cáncer de próstata, en el Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia. En el Servicio de Urología, al que yo pertenezco, y en el cual dirijo el Comité de Tumores Urológicos apostamos por la cirugía radioguiada; es decir, la cirugía en la cual el médico se encuentra guiado por la señal que emiten los trazadores que hemos inyectado al paciente con anterioridad. Es una técnica que está en auge en muchos campos. En ella introducimos un trazador en la próstata del paciente por vía transrectal, denominado tecnecio 99 (99Tc), que nos va a marcar la diseminación del trazador y nos va a pintar los ganglios linfáticos, denominados ganglios centinella; estos son los primeros ganglios donde teóricamente podría derivar el cáncer de próstata, en caso de que se diseminara por vía linfática. Para ello, utilizamos la gamma cámara en diferentes fases del procedimiento. El día que inyectamos el trazador (99Tc), lo hacemos bajo guía doble de imagen; por una parte, un ecógrafo transrectal nos identifica la próstata y por otra parte, la gamma cámara sentinella nos permite visualizar que el trazador quede perfectamente incorporado dentro del tejido prostático, sin fuga hacia la vejiga o hacia otras estructuras anatómicas. Al día siguiente, es cuando operamos al paciente utilizando la gamma cámara Sentinella, para localizar en primera instancia todos los ganglios centinella que hemos de extirpar. Es como si fuera una visión del google map, y con esa información comenzamos a trabajar guiados por un contador geiger, que es una sonda gamma que indica la coincidencia de la información que nos da la Sentinella y que nos da el SPECTAT que es hecho el día anterior. Ese ha sido el uso inicial de la gamma cámara sentinella en nuestra especialidad.

¿Qué ventajas se han obtenido a partir de su implementación que quizás no existían antes de su utilización?

Con respecto a las técnicas usuales de linfadenectomía, es decir, en la extirpación de los ganglios linfáticos, en el cáncer de próstata, permite ahorrar 3 de cada 4 linfadenectomías. Te ahorras en 3 de cada 4 pacientes una hora o cuarenta minutos de cirugía, eso es dinero pero también te ahorras la morbilidad o efectos secundarios del procedimiento. Una linfadenectomía es extirpar todo ganglio linfático que usualmente va adherido a los grandes vasos sanguinos iliacos, es un procedimiento que tiene sus efectos secundarios y tiene sus riesgos. Si te ahorras 3 de cada 4 pacientes en realizar toda deserción quirúrgica, evitas problemas.

Usted ha formado parte del Hospital La  Fe durante casi tres décadas. ¿Conoce de cerca la actividad de investigación  que comparte el Hospital La Fe con el I3M y Universidad Politécnica de Valencia?

Efectivamente, ¡qué mayor estoy! .Casi tres décadas, porque entré de residente a este hospital, aunque yo soy de América. Mi tiempo no asistencial en el hospital lo dedico a la investigación; tengo un grupo propio de investigación, en el cual están incorporados varios miembros del Instituto de Instrumentación para la Imagen Molecular (I3M). Hay médicos nucleares, hay biólogos, hay químicos y profesionales de diferentes área de la investigación, para conseguir objetivos multidisciplinares que nos integran para un propósito común. La investigación se realiza desde el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital La Fe, es decir, que el canal adecuado e imprescindible es el Instituto; sin embargo, yo estoy en el hospital porque soy médico y cirujano urólogo y toda mi actividad asistencial con pacientes es la del hospital.

¿Por lo tanto no tiene nada que ver con las investigaciones que hace el I3M directamente, solamente es usuario de los aparatos que ellos desarrollan?

No, justamente lo contrario. Esto es una visión nueva, me encuentro trabajando en un proyecto de investigación con el I3M, teniendo en cuenta que el I3M está lleno de gente maravillosamente formada, gente con mucha potencialidad científica. Pero los que tenemos los problemas somos los médicos y los pacientes, estamos en la primera línea de batalla con  los padecimientos; pues el médico es el que tiene que generar la inquietud en los investigadores básicos y en los científicos, para resolver los problemas que tenemos con los pacientes. Nuestra aportación con los pacientes es realmente de inicio y vamos acompañando a los científicos en el desarrollo de soluciones, es decir, el científico no sabe los problemas que tenemos nosotros, lo sabemos nosotros y lo sufre el enfermo; entonces, esas limitaciones son las que va a resolver el científico de manera colegiada con los médicos que estamos en la práctica diaria. Esto es un camino muy interesante, no es nuevo, porque se ha hecho desde hace un siglo pero por muy poca gente. Nosotros, por suerte, tenemos la ventaja de contar con el I3M, que es un centro muy potente de científicos, para encontrarle soluciones a los problemas de los enfermos. Entonces, nosotros planteamos los problemas y ellos van desarrollando las soluciones, nosotros vamos adaptándolas y vamos probándolas a ver en qué termina la idea. Es un campo precioso de colaboración, yo no soy un usuario común del tema, trabajo generando ideas junto a ellos y en la gamma cámara sentinella misma, en el año 2004 o 2003, estuve en las publicaciones porque ya comenzábamos a ver para qué podía servir.

¿Considera usted que la tecnología para el diagnóstico médico se está desarrollando conforme a la necesidad actual o piensa que hace falta mayor inversión? 

Inversión hace falta siempre. En ese sentido el sistema americano tiene una ventaja, y es que nos permite desarrollar muchas más soluciones. Aquí, en Valencia, la verdad es que estamos consiguiendo avanzar en muchos detalles, en varios campos de investigación. En las líneas en las que yo trabajo nos cuesta muchísimo conseguir fondos, pero tenemos la ventaja de la alianza con el I3M que es un grupo muy potente de investigación, con mucha inquietud, con mucho prestigio, y juntos vamos avanzando. Podría decir que siempre son necesarios fondos que apoyen la investigación, pero también hay que decir que no podemos quejarnos. Vamos avanzando poquito a poquito en desarrollo y creemos que serán importantes.

“En las líneas en las que yo trabajo nos cuesta muchísimo conseguir fondos, pero tenemos la ventaja de la alianza con el I3M que es un grupo muy potente de investigación, con mucha inquietud, con mucho prestigio, y juntos vamos avanzando”

¿Hasta qué punto la tecnología está suponiendo una herramienta fundamental para la lucha contra el cáncer, es decir, está cumpliendo su rol o usted piensa que podría mejorarse?

La tecnología está avanzando de modo adecuado. Aunque también creo que falta interacción entre los médicos como usuarios finales y los científicos que generan tecnologías, para que trabajen en conjunto; de esta manera se puede aprovechar al máximo el recurso material que existe, es decir, los fondos. Naturalmente, un científico que está en su laboratorio no percibe lo que buscamos con los enfermos, no lo puede percibir porque no lo ve. Nosotros los médicos, en mi caso que trabajo con el cáncer, veo cómo pierdo pacientes por esta enfermedad, eso supone un feedback muy especial que nos retroalimenta para seguir intentando la búsqueda de tratamiento y de diagnóstico temprano.

Están desarrollando un nuevo proyecto con el I3M. ¿En qué consiste?

Con el I3M llevo 4 o 5 líneas de investigación. Estamos bastante avanzados en el diseño de un PET (por las siglas en inglés de Positron Emission Tomography), tomógrafo emisión de positrones portátil dedicado solamente a la próstata, para generar imágenes fiables del cáncer de próstata. Este es un problema relavante que tenemos, porque el cáncer de próstata no nos da una imagen médica segura para tratarlo. Por lo tanto, en estos momentos, en la práctica médica diaria, hay que quitar o hay que irradiar toda la próstata, porque no sabemos cuál es el volumen del tumor. Con el proyecto denominado PROSPET, estamos intentando conseguir una imagen fiable de lo que es este tipo de cáncer.

¿Cuál es su rol fundamental en el proyecto? 

Yo soy el principal coordinador del proyecto, que está financiado por el Instituto Carlos III de Madrid, el Ministerio de Economía y los Fondos Europeos de Desarrollo. Parte de la idea es nuestra. Coordino al grupo de físicos del I3M y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España,  a los investigadores del Hospital La Fe, los médicos nucleares, los radiofísicos y urólogos. También estoy coordinando las discusiones y la elaboración de los modelos. Hemos hecho tres versiones de modelos, así avanzan los proyectos y los ensayos, hasta que lleguemos a un modelo final. Cuando ya esté listo el dispositivo final tenemos que hacer las validaciones clínicas. Pero la verdad es que es una interacción, nos reunimos, vienen todos los físicos del I3M, los médicos nucleare y los urólogos, nos sentamos alrededor de una mesa y vamos discutiendo como  avanza el proyecto.

María Blasco | Directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas

“LA CIENCIA ESTÁ HECHA MAYORITARIAMENTE POR MUJERES”

Dirige uno de los centros de investigación más importantes en España y, por primera vez desde que volvió a España en 1997, la falta de presupuesto le ha impedido llevar a cabo varios proyectos


Maria Blasco. /CNIO

En 2014 fue incluida dentro de la primera Selección Española de Ciencia, elaborada por la revista QUO. María Blasco Marhuenda (Alicante, 1965), directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), tiene claro que España es un país “que importa en el mundo de la investigación”. No obstante, la investigadora lamenta que la actual crisis económica impida “atraer talento y conseguir financiación”.

Pregunta. ¿Cómo ve la situación de la investigación española en relación a la de otros países?

Respuesta. Creo que una de las grandes diferencias entre la investigación en nuestro país y en otros es que su devenir está sujeto a los cambios políticos. En otras partes del mundo, bien sea porque la financiación de la ciencia no se cuestiona, bien porque las instituciones se sustentan gracias a una fuerte inversión privada o a la filantropía, la investigación no sufre tantos vaivenes; tiene mayor estabilidad. Esto tiene que cambiar si queremos que en España se siga haciendo investigación de primer nivel. Todavía no nos terminamos de creer que somos respetados internacionalmente por nuestra ciencia.

“Ahora es más difícil que hace diez años atraer talento o encontrar financiación para un proyecto”

P. Tras una amplia trayectoria en la investigación, ¿qué diferencias más destacables nota desde sus primeros proyectos a los últimos?

R. La crisis ha sido un punto de inflexión. Ha frenado la progresión más o menos constante que vivíamos en España desde finales de los 90, cuando los investigadores que nos habíamos ido fuera tuvimos la oportunidad de regresar a laboratorios que nada tenían que envidiar a los de Estados Unidos, por ejemplo. Tras la crisis y los consabidos recortes –que al CNIO han afectado menos que a otros centros–, hemos perdido momemtum. Aunque España sigue claramente en el mapa y en nuestras instituciones hay grandes investigadores, algunos se plantean ir a otros países y, además, ahora es más difícil que hace diez años atraer talento o encontrar financiación para un proyecto. Por citar algunos números, ha habido una disminución de un 40% en el dinero dedicado para los proyectos de investigación financiados estatalmente. Pero no solo eso, ahora nos afectan unas políticas muy restrictivas de contratación de personal que también nos hacen ser menos competitivos.

P. ¿Ha tenido que abandonar una línea de investigación por falta de presupuesto? ¿Qué le ha supuesto?

R. Sí. Mi grupo ha disminuido de tamaño y hay proyectos que no podemos realizar. Es la primera vez que me pasa desde mi vuelta a España en 1997. Esto es una indicación de lo mal que está la situación.

“España es un país que importa en el mundo de la investigación”

P. Si tuviera enfrente al responsable de dar dinero a su proyecto, ¿qué le diría?, ¿cómo lo convencería de que aquello en lo que quiere investigar merece la pena y es necesario para la sociedad?

R. Por primera vez en nuestra historia, España es un país que importa en el mundo de la investigación y es reconocido como tal internacionalmente. Hay centros e investigadores de élite. Eso es un hito. No solo somos país de vacaciones, somos país que innova y crea productos que son competitivos, y que ayuda a atraer inversión de farmacéuticas extranjeras, etc. Pero esto se está poniendo en peligro por los motivos que he indicado. Hay mucho que perder no financiando la investigación.

La directora del CNIO (segunda a la izq.) con otros investigadores del centro. /CNIO

 

P. La mujer está poco representada en los altos cargos. Según las estadísticas, conforme aumenta la responsabilidad y categoría del puesto, la presencia de la mujer va disminuyendo. ¿Ha tenido que hacer frente a un mayor número de barreras hasta llegar a ser directora del CNIO?

R. La sensación es que a las mujeres se nos examina con lupa, se nos cuestiona más. Y cuanto más arriba en la escala de responsabilidad se esté, este escrutinio es de mayor intensidad. Las barreras a las que se enfrentan las mujeres para avanzar en la carrera profesional están en las estadísticas. Mientras que, en las universidades, las mujeres representan la mitad o algo más de los estudiantes, el porcentaje femenino cae paulatinamente a medida que uno sube por la pirámide laboral. El último informe de Científicas en Cifras es la mejor radiografía. El 79% de los cargos de dirección y cátedras de las universidades públicas están ocupados por hombres y sólo hay tres mujeres rectoras. Esta situación no es elegida sino fruto de las dificultades, barreras y sesgos a los que nos enfrentamos las mujeres a lo largo de nuestra vida.

P. ¿Considera que la profesión investigadora está estereotipada?

R. Sí lo está, tanto o más que cualquier otra profesión. Cuando pensamos en científicos, pensamos en hombres, sin embargo, la ciencia está hecha mayoritariamente por mujeres.

“Es importante que hagamos partícipe a la sociedad de nuestro trabajo”

P. ¿Qué importancia atribuye a la divulgación científica?

R. La divulgación ha ido ganando importancia en los últimos años y hoy en día es uno de los ejes maestros de los planes de programas como el Horizonte 2020. Los índices de excelencia que cada año evalúan a los centros de investigación de todo el mundo también han empezado a incluir las actividades de science outreach y comunicación/divulgación entre los parámetros que valoran. Es decir, ya no sólo es importante lo que investigamos, sino que lo comuniquemos de forma efectiva, que hagamos partícipe a la sociedad de nuestro trabajo. En el CNIO, desde hace años, informamos acerca de las investigaciones más relevantes y realizamos también actividades dirigidas a la comunidad educativa, así como otras actividades de outreach. Actualmente, estamos trabajando en un proyecto para potenciar este aspecto, que para nosotros es vital dentro de nuestra estrategia global de Responsible Research & Innovation (RRI).

P. ¿Qué opinión le merecen las noticias científicas en medios generalistas?

R. Es un fenómeno difícil de controlar y cuanto más se expande internet, mayor es la dificultad. No obstante, la prensa científica, los periodistas especializados, suelen ser rigurosos con la información. Es cierto que a veces te encuentras con titulares ambiguos o directamente falsos, pero no tengo la percepción de que esto ocurra con frecuencia en medios de comunicación profesionales. Por parte de los centros de investigación, nuestra labor es hacer llegar a los periodistas información precisa. Además, nuestro departamento de comunicación siempre está disponible para gestionar entrevistas, hacer aclaraciones o proporcionar material adicional a los periodistas. Somos muy cuidadosos con qué cosas contamos y cómo lo hacemos.

P. ¿Qué propondría para mejorar el nivel de cultura científica de la población española?

R. Hace unos días publicaba la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) los resultados de su encuesta sobre Percepción Social de la Ciencia. Los datos, aunque mejores que los de pasadas ediciones, reflejan la falta de interés por la ciencia de la mayor parte de los españoles. Muchos aseguran, además, que este desinterés es fruto de su falta de comprensión. Hay datos preocupantes, como que sólo el 55% piensa que la ciencia tiene más beneficios que prejuicios. Lo primero que habría que hacer es mejorar la educación en ciencia. Algo que también ayudaría sería aumentar los espacios dedicados a la ciencia en los medios de comunicación. Por nuestra parte, investigadores y centros de investigación debemos abrirnos a la sociedad en la medida de lo posible. Tender puentes para formar, informar y despertar vocaciones.

P. ¿Cómo ve el futuro de la investigación oncológica y los tratamientos contra el cáncer?

R. Hay muchas esperanzas depositadas en la inmunoterapia. Históricamente, no se le había prestado mucha atención al uso del propio sistema inmune del paciente para combatir el cáncer, pero en los últimos años esta aproximación ha mostrado buenos resultados y seguro que tendrá un importante papel a medio plazo.

Diego Gutiérrez | Investigador en informática gráfica

«UN PAÍS CIENTÍFICAMENTE EDUCADO NO SE CONSTRUYE EN DOS DÍAS»

El investigador de la Universidad de Zaragoza cuenta con una financiación de 1,7 millones de euros del Consejo Europeo de Investigación, una de las becas más prestigiosas en Europa


Diego Gutiérrez.

Diego Gutiérrez Pérez (Zaragoza, 1970) es investigador del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón. Tras una dilatada carrera, empresas como la NASA, Disney y Adobe, entre otras tantas, solicitan sus servicios. Sin embargo, el también profesor de la Universidad de Zaragoza lamenta que en España haya que “hacer malabares” con el dinero que dan para la investigación.

Pregunta. ¿Cuándo comienza su interés por la investigación?

Respuesta. Yo siempre he sido de ciencias, hice ingeniería industrial porque en aquel momento en Zaragoza era lo único que había y tampoco sabía muy bien si quería hacer una cosa u otra. Los dos últimos años vi que no me gustaba y en el Proyecto Fin de Carrera decidí buscar algo nuevo: la informática gráfica. Lo que me llevó a decantarme por este campo fue ver películas como Toy Story o Parque Jurásico a mediados de los 90.

“Todos tenemos que hacer malabares con el dinero que podemos conseguir en España”

P. ¿Qué diferencias principales nota desde sus inicios en la investigación respecto a la situación actual?

R. Todos hemos sufrido con la crisis, cada vez hay menos dinero en España, eso es un hecho. Hay menos becas, con lo cual son más competitivas, los proyectos son más difíciles de conseguir, te dan menos dinero, etc. La ventaja en mi grupo es que lo que nosotros hacemos solo requiere de ordenadores, y eso es algo relativamente barato. Por suerte, lo peor que nos puede pasar es que estos vayan más lentos. En otros campos, por ejemplo, requieren de cultivos biológicos o de máquinas más caras. Ahí lo han pasado peor. Aun así, todos tenemos que hacer malabares con el dinero que podemos conseguir en España. En Europa es diferente. Aquí cada vez está más difícil y ningún político ha apostado por la investigación. Nunca. Ahora parece que con la Ley de la Ciencia que se firmó hace poco la gente se lo está tomando un poco más en serio. Pero falta que pase un tiempo para ver si eso es más que un acto de firmar un papel.

P. ¿Alguna vez le han denegado un proyecto?

R. Sí, a todos nos han denegado proyectos. Al principio, sobre todo, recién terminada tu tesis doctoral intentas mandar proyectos tú solo, sin tu supervisor de tesis, y te los suelen negar. Cuesta mucho al principio, hace falta tener un poco de fe en ti mismo porque piensas “j***r, ¿por qué me van a dar a mí proyectos si se los pueden dar a mi director de tesis?”. Pero hay que insistir. A nivel europeo son proyectos durísimos con un índice de aceptación muy bajo, no es una métrica de lo bueno o malo que eres. Lo normal es que te acepten uno de cada ocho o diez.

P. Imagino que, conforme te vas afianzando y teniendo una carrera profesional, va siendo más sencillo que reconozcan tu trabajo y te financien.

R. Sí, sobre todo aquí. No quiero sonar pretencioso, pero ahora ya consigo los proyectos nacionales con una relativa facilidad. Hacemos bien nuestro trabajo, mandamos proyectos con sentido, son bien evaluados y ya tenemos la confianza de la gente que nos evalúa. Sin embargo, al principio cuesta hacerse un hueco. Hay que insistir, no queda otra.

P. En 2016 el Consejo Europeo de Investigación (ERC) le da 1,7 millones de euros para investigar si existen puentes entre el mundo físico de la luz y cómo el cerebro interpreta las imágenes.

R. Lo que pretendemos es seguir avanzando en temas de generación de imágenes fotorrealistas, tomando como ejemplo la realidad virtual, pero que se puedan realizar a la velocidad de las imágenes de los videojuegos, es decir, 16 milisegundos máximo por fotograma. Para eso lo que pensamos es que, quizás, toda la simulación física de la luz que hacemos para las imágenes tan “chulas” que aparecen en el cine, pero que cuestan 10 horas, no son necesarias porque el cerebro no entiende ese idioma de ecuaciones, sino otras cosas. El ejemplo que pongo siempre es el de los artistas. Cuando un artista pinta una capa de terciopelo, sientes que es real, casi puedes tocarlo y sentirlo. Cuando te acercas, ves que son manchas de colores. Es decir, ahí no hay física de la luz, hay otra cosa que el artista sabe plasmar muy bien, que es lo que hace que el cerebro entienda que es terciopelo.

El investigador con compañeros de su grupo. Fotografía aportada por Diego Gutiérrez.

P. Para estos proyectos necesitarán contar con un equipo interdisciplinar.

R. La forma en que te dan las ayudas ERC es un poco especial. El proyecto lo conceden a un investigador solo, lo que evalúa Europa es si esta persona en concreto, con su trayectoria, parece capaz de hacer lo que dice y si es interesante. Una vez se recibe la financiación es necesario contar con gente de distintos campos, por supuesto. Sin embargo, en el momento de la evaluación no te piden que tengas ya ese equipo, digamos que se fían de que, si lo has hecho antes, seas capaz de sacarlo adelante.

“El análisis que a veces te hacen de los gastos de dinero puede llegar a ser absurdo”

P. Al ser una financiación tan difícil de conseguir y tan importante, ¿necesitan estar justificando los gastos constantemente?

R. No. Europa funciona diferente, y más con las ERC, las más prestigiosas y mejor valoradas. En España, lamentablemente, te dan poco dinero y encima el análisis que a veces te hacen de los gastos de dinero puede llegar a ser absurdo, hasta el punto de que vas a un congreso, coges un taxi del hotel al aeropuerto y te preguntan quién iba en el taxi, incluso tres años después. Lo triste es que se preocupan más de esos 17 euros de taxi, por poner un ejemplo, que de la ciencia que has desarrollado. En el tema económico hay que hacer mucho papeleo. En Europa, sin embargo, es un poco más fácil, y las ERC más aún. Si consigues una, que es muy difícil, ya se fían de ti. El control no es tan minucioso.

P. ¿Es muy difícil conseguir esa financiación europea en España?

R. Son muy pocas, pero no soy el único. Sí que es verdad que es una cantidad de dinero que está muy por encima de lo que consigues en España. Cuando la consigues es “fiesta”. La Universidad de Zaragoza es una de las que más becas de estas tiene, creo que unas siete. Es decir, no soy el único, pero son muy difíciles de conseguir.

P. Creó junto a su grupo una cámara fotográfica capaz de tomar un billón de fotografías por segundo y esto llamó la atención de la NASA, quienes se pusieron en contacto con ustedes para ver si podían usarla para hacer un mapa de la topología interna de la luna.

R. La cámara esa la hicimos en colaboración con el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en 2013. Es tan rápida que se puede ver luz en movimiento. A nivel intuitivo, lo que logramos es que, a la velocidad a la que capturamos imágenes, somos capaces de preguntar a cada fotón individualmente dónde ha estado. Dos años después, la NASA se dio cuenta y pensó implementar esta tecnología para mapear las cuevas de la luna, que no se sabe lo que hay ni cómo son, en lugar de mandar un astronauta.

P. ¿Cómo funciona ese mapeo utilizando esta cámara?

R. Pensaron en montar un prototipo de la cámara en un satélite que orbitara la luna y la bombardeara con fotones. Estos penetran por la luna, van rebotando por dentro del cráter y algunos vuelven al sensor. Entonces, sabiendo cuándo hemos lanzado cada fotón, la velocidad de la luz y el tiempo exacto que ha tardado en llegar al sensor, podríamos deducir el espacio que ha recorrido y de ahí, intentar reconstruir la cueva.

P. También han colaborado con Adobe y Disney.

R. Sí, colaboramos con muchas empresas de generación de contenido visual. Estas son dos de ellas, hemos trabajado con otras. Con Adobe seguimos trabajando constantemente y con Disney surgen bastantes colaboraciones.

Proyecto de investigación con Disney Research Zürich en 2014 sobre la impresión de pelo en 3D para la creación de figuras personalizadas.

P. Han querido contratarle en el extranjero, pero lo ha rechazado y ha preferido quedarse en España.

R. Sí, no es tan extraño. No todo el mundo quiere irse. Hay gente que sí y me parece muy bien. La pena es la que quiere quedarse y se ve obligada a irse porque aquí no hay nada. Hay muchos que tomamos la decisión de quedarnos porque valoramos muchas otras cosas. Cualquier decisión es perfectamente válida y respetable. Cada uno valora lo que tiene que valorar y al final toma la decisión de quedarse o de irse. Pero sí, he podido irme a otros sitios.

“Aquí se ve la investigación con una mirada cortoplacista”

P. Ha estado en varias ocasiones en universidades de Estados Unidos. ¿Qué diferencias más destacables diría que hay entre la investigación en España y allí?

R. Son la noche y el día. Para empezar, el MIT o la Universidad de Stanford, que recibe todos los años alrededor de cientos de CV de los mejores estudiantes que quieren hacer allí el doctorado, son los máximos exponentes que están tirando del carro de la investigación. Luego, además, tienen al lado empresas como Adobe, Google o Facebook, que están invirtiendo muchísimo dinero en la investigación. Allí cuentan con la inversión, el apoyo y la convicción de que la investigación sirve, de que es una pieza fundamental para el desarrollo de un país, condiciones perfectas para que funcione. Además, tienen un modelo de investigación llamado Blue skies research, es decir, investigación abierta, que puede o no puede llevar a un producto, pero se reconoce su utilizad. En España, sin embargo, somos sobre todo ladrillo y turismo. Aquí se ve la investigación con una mirada cortoplacista, los proyectos duran tres años. Si encima te piden un producto o aplicación final, obviamente no puedo pensar muy a largo plazo, tengo que pensar en ideas puramente incrementales, no arriesgarme más. El modelo de investigación abierta lo echo mucho de menos aquí.

P. ¿Cómo ve la situación de la investigación en España en relación a políticas científicas?

R. Aquí no ha habido un político todavía que se ponga a apoyar algo de lo que no vaya a obtener beneficio de algún tipo dentro de su mandato. Aunque insisto en que la Ley de la Ciencia abre una puerta a la esperanza. Un país científicamente educado no se construye en dos días, hablamos de una o dos décadas. A ver si cambia.

P. ¿Cree que la sociedad conoce cómo funciona la investigación?

R. Tenemos mucho que hacer ahí y es un poco culpa de nosotros, los propios investigadores, quienes muchas veces estamos demasiado ocupados investigando como para divulgar. Yo lo hago siempre que puedo, aunque solo sea porque casi todo el dinero que manejo es dinero público y tengo la obligación de explicar a la sociedad en qué lo gasto. Por otro lado, creo que los medios cometen el error de no prestar atención a la ciencia, no hacen el esfuerzo por intentar crear una sociedad científicamente educada. Además, muchas veces, bien por falta de entendimiento o por llamar la atención, ponen titulares que crean falsas expectativas. Entonces, que la sociedad no conozca la investigación es un poco culpa de todos: del público por falta de interés, nuestra por falta de divulgación y de los medios por no tratar la ciencia más a menudo y más seriamente. Imagina que, en lugar de todos los programas basura, emitieran otros para educar científicamente a la gente. La sociedad que tendríamos de aquí a diez años sería diferente. Pero claro, eso no vende.

“Hace falta inspirar a la sociedad y tener metas difíciles”

P. ¿Considera que el científico está estereotipado?

R. Aunque no tengo una idea muy clara, sí creo que hay un cierto estereotipo, aunque no sé si es el principal problema. Hablando muchas veces con mis amigos, he visto que algunos no entienden la utilidad de ciertas investigaciones. Esto es algo que la gente tiene que saber, conocer qué beneficios traen. Ahí la prensa muchas veces falla mandando el mensaje equivocado, algo muy concreto y puntual. En EEUU hay un ejemplo muy claro, y es cuando Kennedy anunció en los años 60 que mandaría un hombre a la luna. Gracias a eso, ese país se convirtió en la primera potencia tecnológica y científica. Eso fue lo que dio lugar a que tanta gente allí quisiera dedicarse a la ciencia. Actualmente, está perdiendo su ventaja competitiva al ir limando cada vez más la importancia de la ciencia, y ahora con Trump mucho más. Entonces, no inspira a su población para que se dedique a ello, como ocurre en España, donde hace 15 años lo que la gente quería era irse a la construcción con 16 años y ganar 2.000 €, no dedicarse a la ciencia. Por ello, hace falta inspirar a la sociedad y tener metas difíciles que generen beneficios a todos los niveles.

P. Si la sociedad no conoce la investigación, ¿cree que los gobernantes tampoco?

R. Es un poco la pescadilla que se muerde la boca. Ahí yo creo que, si los gobernantes, que son la cabeza visible de la sociedad, comenzaran impulsando esto, poco a poco la sociedad iría reaccionando.

P. Incluso puede ser que los propios estudiantes tampoco sean conscientes.

R. Eso es algo que yo intento enseñarles muchas veces en la universidad. Yo mismo cuando estudiaba no sabía qué se hacía investigación a veces tan, tan buena en la Universidad de Zaragoza. Y eso es algo que veo en alumnos. Yo intento enseñarles lo que se hace aquí y que tengan opciones, que no piensen que investigar significa irse a EEUU.

P. ¿Qué opina de que generalmente se asocie la cultura con letras y raramente con ciencia y tecnología?

R. Es un tema que me enfada un poco. Por ejemplo, me enfada muchísimo cuando veo que algún famoso de estos que salen en programas de la tele se regodean de su falta de conocimiento en cosas tan básicas como podría ser el cálculo de un porcentaje. Es como regodearse en público de que no sabes leer. Nunca he visto en una entrevista sobre historia, por ejemplo, que digan que de eso no entienden nada. En entrevistas de ciencia, muchas veces. Falta aún muchísimo por hacer para que ese analfabetismo científico cambie.

P. ¿Cómo cree que se podría mejorar la cultura científica?

R. Para empezar, dedicando menos recursos a ciertas cosas y más a otras como ciencia. Por otro lado, promoviendo la buena investigación, porque algo que hacemos en investigación en España es el “café para todos”. Yo creo que habría que apostar por buena investigación, aunque no sea para todos. Esta no es una idea muy popular, pero creo que el modelo actual no funciona del todo bien. Sería necesario analizar con criterio la calidad del proyecto, premiar la excelencia. Finalmente, sería necesaria más financiación porque al final todo se reduce a dinero: puedes hacer más actos, más promoción, mejor investigación, contratar a mejores investigadores que den lugar a mejores productos, estos generar mejores noticias, más programas de televisión, etc.

Ana Belén Ropero | Profesora de nutrición y divulgadora

“EN ESPAÑA SOMOS MUY PRODUCTIVOS CON POCO DINERO”

Tras 15 años dedicada a la investigación, la denegación de dos proyectos hace a la profesora de la Universidad Miguel Hernández de Elche cambiar el rumbo hacia la divulgación científica


Ana Belén Ropero.

Hasta el año 2012 investigaba el papel de los estrógenos en la regulación de la glucosa en sangre. Sin embargo, la denegación de dos proyectos de investigación y la consecuente imposibilidad de independizarse, sumado a la influencia que tuvo un compañero, hizo que Ana Belén Ropero Lara (Ibi, Alicante, 1973) decidiera abandonar ese mundo y dedicarse a algo completamente distinto. Actualmente, la profesora de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche intenta que la sociedad aprenda a elegir lo que come.

Pregunta. ¿Qué cambios notables ha visto desde sus inicios en la investigación respecto a la situación actual?

Respuesta. Antes de la crisis era relativamente sencillo conseguir un proyecto, no necesitabas grandísimos currículums porque en España llevábamos una trayectoria ascendente en los últimos 20-30 años, estaba evolucionando e íbamos siendo más conscientes de la importancia de la investigación. Lo que sucedió es que ese aumento progresivo se vio muy afectado cuando comenzó la crisis. En mi caso, puede ser que notáramos los efectos un par de años después que el resto de sectores, pero al final nos pilló. Esa caída se ha ido acuciando más en los últimos años, lo cual ha cerrado muchas puertas. Antes había más posibilidades de crear tu propio grupo y ahora es más complicado, aunque, en realidad, no ha sido nunca sencillo.

P. Entiendo que esto afecta, sobre todo, a los jóvenes que intentan desarrollar una carrera profesional en la investigación.

R. Ahora mismo, gente muy preparada que se encuentra en el extranjero vuelve a España y se incorpora a un grupo con un contrato postdoctoral, es decir, no se independiza. Entonces, se quedan atascados sin poder pedir proyectos, pues para ello necesitas determinada posición dentro de una universidad o centro de investigación, una vinculación laboral. No te vale con tener un contrato de uno o dos años si el proyecto va a durar tres. Puesto que en este momento no se crean nuevas plazas, es muy difícil crear nuevos grupos. Además, incluso cuando llegas a una posición laboral que te permite oficialmente solicitar un proyecto, el cual fue mi caso, tampoco lo puedes tener. Una de las razones es que, si llevas una línea de investigación y quieras hacerte independiente con una parecida, el inconveniente es que te piden que sea claramente diferente de la del grupo de origen. Sin embargo, te exigen resultados previos, algo que no puedes tener si has estado haciendo otra línea de investigación. Es decir, tú no puedes pedir al jefe del grupo que te deje una partida de su dinero para hacer una línea de investigación diferente cuando él tiene que justificar en qué lo ha dedicado y cumplir con los objetivos de su línea.

“Como hay poco dinero, suben el listón y exigen mucho”

P. Parece difícil salir de esa situación.

R. Sí, el problema es que, como hay poco dinero, suben el listón y exigen mucho. La gente que se mantiene ahí es gente que lleva en el sistema varios años con una investigación consolidada. Dado que te piden resultados previos, es necesario entrar en el círculo. Lo que sucede es que, si los proyectos son para tres años, la investigación cuesta mucho de hacer. Es decir, tú no puedes esperarte a hacer tu investigación en el momento en que te dan tu proyecto. De alguna manera tienes que cubrirte las espaldas porque en ese periodo de tiempo no puedes hacer experimentos y publicar varios artículos – pueden pasar más de 6 meses desde que se envía uno hasta que se publica – para que luego te vuelvan a dar otro proyecto, es muy poco tiempo. Los proyectos a tres años son una visión muy cortoplacista de la investigación, pues esta requiere de más tiempo.

P. ¿Qué alternativas hay?

R. Lo que está permitiendo el sistema actual es que pueda haber más de un investigador principal en un grupo de investigación, lo cual favorece que esa gente tenga una posición algo mejor que postdoctoral, un poco más de relevancia. Por ejemplo, hay grupos de investigación que están formados por grupos más pequeños que sí pueden dirigir jóvenes investigadores, de modo que pueden tener más capacidad de libertad. Sin embargo, no siempre sucede eso, pues depende del investigador principal y su concepto de grupo de investigación. Llega un momento en que necesitas tener tu propia línea porque tienes tus ideas, algo lógico. Ahora mismo es imposible, el grupo tiene su financiación para su proyecto y no sobra dinero para comenzar uno aparte.

P. Tras sus estancias en el extranjero, ¿qué diferencias más destacables diría que hay respecto a la investigación en España?

R. En España somos muy productivos con poco dinero. No obstante, hay ocasiones en las que nos exigimos demasiado. En Estados Unidos, donde hay más dinero para la investigación, hay gente mala, buena y regular, igual que aquí. Pretendemos todos publicar en Nature o Science, [las dos revistas científicas con más prestigio] y eso no puede ser así. Algo distinto en EEUU es que allí tus ingresos dependen de tus proyectos, mientras que aquí tenemos nuestro sueldo. Aquí, siendo profesor, aunque no obtengas tus proyectos, sigues teniendo un sueldo. Allí está más en riesgo.

“En 2012 decidí dejar completamente la investigación”

P. ¿Ha tenido que abandonar alguna vez una línea de investigación?

R. He estado haciendo investigación durante 15 años sobre el papel de los estrógenos en la regulación de la glucosa en sangre. Hice mi tesis en la UMH, me fui tres o cuatro años fuera y en 2005 volví a España al mismo grupo de origen con un contrato postdoctoral. En el año 2011 solicité financiación en un par de ocasiones para un proyecto e independizarme del grupo. No lo conseguí, pues estábamos en plena crisis y comenzaba el “cuello de botella”. En 2012 decidí dejar completamente la investigación y ahora estoy retomando otras líneas.

P. Tras apartarse de ese camino, comienza un proyecto de divulgación científica.

R. Después de eso, comencé Badali con mi compañera del área de nutrición Marta Beltrá, un proyecto de promoción de la salud a través de una web de nutrición y una base de datos de alimentos. Esto lo hemos podido hacer con pequeñas ayudas de la UMH porque lo único que necesitamos es un ordenador y conexión a internet, aunque eventualmente también vamos a reconducirlo a la investigación. Además, nos han ayudado compañeros y estudiantes. Estamos intentado conseguir financiación, pero si no lo conseguimos, el proyecto puede seguir adelante, más lentamente, pero sale.

Marta Beltrá y Ana Belén Ropero. Fotografía de Belén Pardos.

P. ¿Cómo comienza a interesarse por la divulgación?

R. Esto de dejar una vía profesional y tomar otra no es algo que se haga a la ligera. Yo tenía un compañero que hacía y hace cosas de divulgación, Ernesto Caballero, quien me metió en este mundo. Estoy muy agradecida, puesto que gracias a ello descubrí que me gustaba divulgar. Cuando no me aceptaban los proyectos, vi que podía ser una opción hacia la que dirigir mi carrera profesional y, además, necesaria para la propia ciencia y la investigación.

P. Ahora que la conoce más a fondo, ¿cómo ve la situación actual de la divulgación científica?

R. Actualmente hay mucho movimiento, pero es un saco muy grande donde se incluyen actividades diversas que creo hay que ir trabajando. En algún momento habrá que pararse a pensar en qué es realmente la divulgación y qué es lo que queremos divulgar. Para ello, tiene que haber un reconocimiento de las instituciones y la sociedad para que podamos replantear qué vamos a divulgar. Además, científicos y periodistas tenemos que trabajar de la mano.

“La sociedad no conoce lo que hacemos, con lo cual los gobernantes tampoco”

P. ¿Cree que la sociedad conoce cómo funciona la investigación?

R. Conforme comencé a meterme en este mundo, me iba dando cuenta de que esos problemas que teníamos en investigación tras las crisis eran porque realmente la sociedad no sabe lo que hacemos, con lo cual los gobernantes tampoco. De hecho, durante todo el tiempo que estuve en la investigación a mi madre no pude contarle lo que estaba haciendo porque no lo iba a entender. Pero, ¿el problema era de mi madre o mío por no saber explicárselo?

P. ¿Qué opinión le merecen las noticias científicas en medios generalistas?

R. Revistas muy prestigiosas como Science cuentan con gabinetes de prensa que elaboran noticias que se entienden con facilidad y que los periodistas utilizan. Pero, ¿esas noticias son para la sociedad o para el ámbito científico? Yo creo que para este segundo. En muchas ocasiones, nos encontramos que un medio audiovisual tiene que contar en 30 segundos de qué ha tratado un artículo científico. A mí eso no me gusta porque no puedes coger un trabajo de investigación y en tan poco tiempo mostrárselo a gente que no tiene la suficiente cultura científica como para valorarlo. Generalmente, los resultados de una investigación son algo muy puntual, es decir, han tenido lugar en una situación concreta y con una serie de factores específicos. Sin embargo, los medios lo intentan extrapolar, lo cual es un error. No puede ser que pretendamos presentar a la sociedad un trabajo de investigación como algo concluyente. La investigación raramente nos puede dar esa respuesta rápida o ese titular que nos llame mucho la atención. Opino que ahí lo estamos haciendo mal tanto científicos como periodistas.

P. ¿Qué propondría para solucionar esto?

R. Se tiene que formar a la gente mediante divulgación científica, fuera de medios generalistas y sobre temas que ya estén muy afianzados y estudiados. Es decir, hasta que muchos grupos de investigación no se han puesto de acuerdo en unos resultados y coinciden, uno no puede decirle a la sociedad que eso es totalmente cierto. Y esto hay que hacerlo sin prisa. La comunicación científica requiere de tiempo para que salga bien. Los científicos tenemos que aceptarla, pues es parte de nuestro trabajo y se lo debemos a la sociedad. Además, hay que fomentar la actitud crítica desde pequeños para que, teniendo tú la información, seas capaz de valorarla y decidir. Sin embargo, me da la sensación de que hoy en día no la tenemos, ni en nutrición ni en nada. Y esa información tiene que venir de la investigación y la ciencia, sacarla del laboratorio, lo cual es complicadísimo.

P. Usted divulga a través de un blog, pero, ¿qué medio considera más adecuado para hacerlo?

R. La divulgación puede consistir desde la difusión de un artículo que se acaba de publicar, hasta cosas que se saben desde hace muchos años, algo común en nutrición y lo cual practicamos en Badali. Esto se puede hacer a través de muchos canales, como puede ser internet, donde gran parte de la información que se encuentra no tiene base ninguna y donde normalmente no se incluyen referencias. Otra opción son los eventos, tales como ferias. A este respecto, la ciencia corre un peligro importante, sobre todo en nutrición. Y es que, para llevar a cabo esas ferias, se necesita de una financiación que las instituciones públicas no tienen, por lo que en la actualidad se acude mucho a patrocinadores, que obviamente no ven con buenos ojos la crítica a sus productos. Mi opinión es que la divulgación hay que hacerla desde entidades institucionales. Una muy buena idea es a través de las Unidades de Cultura Científica.

P. ¿Cree que la profesión del científico está muy estereotipada?

R. Yo creo que sí, la gente no conoce cómo somos, por eso nos valora tanto, nos cree gente de mucho estudio. Pero nosotros somos personas normales que tienen características peculiares igual que las pueden tener periodistas o gente de cualquier profesión. Me gustaría que la gente realmente entendiera cómo funciona la investigación, algo complicado porque requiere de mucho tiempo.

“La investigación es muy exigente, requiere de mucho tiempo y es muy dura”

P. ¿Estos estereotipos afectan también a los investigadores?

R. Por mi experiencia personal, creo que sí. Los referentes que nosotros tenemos son gente excepcional. No solo por ser muy buenos, sino también porque hicieron de la ciencia su modo de vida. Para nosotros nuestro español en ciencias de la salud es Ramón y Cajal, un señor especial que dedicó su vida a esto. Y luego, para las mujeres, Marie Curie. Pero claro, son excepciones. Muchas veces te encuentras que los jóvenes que quieren iniciarse entran con la visión que tiene la sociedad, es decir, el estereotipo de que esta profesión es especial, lo que supone una idealización. Reconozco que yo tenía esa visión, pero con el tiempo va cambiando La investigación es muy exigente, requiere de mucho tiempo y es muy dura. Las personas vamos evolucionando y nos damos cuenta de que no hay que vivir encerrada en tu laboratorio, sino que también tienes que responder a la sociedad, tienes una vida personal…

P. ¿Cómo ve la situación de la mujer en la ciencia?

R. Yo conozco mujeres que son investigadoras principales y la mayoría entra dentro de dos categorías: o bien no tienen familia o pareja, o bien la pareja se dedica a lo mismo. En los hombres no ocurre esto. Actualmente, el peso de llevar una familia todavía recae en la mujer y eso es casi imposible de compaginar con una vida dedicada a la investigación, a menos que tu pareja también lo haga y pueda así comprenderlo y apoyarte. Además, el sistema tampoco está preparado para eso porque solo se tienen en cuenta los 4 meses de la baja maternal, pero tras ese tiempo sigues teniendo un niño que cuidar. Muchas mujeres quieren llevar esa vida idealizada de investigador y entran en conflicto con algo que también quieren: ser madre. De hecho, yo he visto malos comportamientos de investigadores hacia mujeres cuando han visto que son ellas las que trabajan en la investigación y los maridos los que han dejado su trabajo para irse, o venir aquí, con ella. O gente que, si los dos se dedican a la ciencia, dan por hecho que es el hombre el que va a ser investigador principal, cuando en realidad es ella la mejor o la que tiene más interés.

Alberto Ruiz Jimeno | Catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear

“NUNCA HAY QUE RENDIRSE”

Tras una amplia trayectoria, el investigador de la Universidad de Cantabria fue nombrado el pasado año como el científico español más citado


Alberto Ruiz en el CERN.

Alberto Ruiz Jimeno (Logroño, 1952) colabora con el que posiblemente sea “el centro de referencia mundial en investigación científica”: la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN). Al catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Cantabria, quien forma parte de la Selección Española de Ciencia 2016, elaborada por la revista QUO cada año desde 2014, su experiencia le ha enseñado que trabajar duro tiene recompensa.

Pregunta. ¿Cuándo comienza su interés en la ciencia?

Respuesta. Desde pequeño me interesó la ciencia. La elección de la física fue consecuencia de un buen profesor en mis años previos a la universidad, que me hizo decantarme por esta disciplina.

P. Colabora con algunos de los centros de investigación más prestigiosos en el campo de la física, como son el CERN de Suiza y el Fermilab de EEUU. ¿Cómo ve la situación de la investigación española respecto a estos países?

R. El CERN es un gran centro científico al que pertenecen muchos países europeos, España entre otros. De hecho, España es uno de los países con mayor peso en el CERN y obtiene un buen retorno de su inversión en el mismo. Por ello, no hay que verlo como algo externo, sino parte nuestra, muy importante. Actualmente es, posiblemente, el centro de referencia mundial en investigación científica. Fermilab es un gran centro de investigación americano, con proyección internacional. Y hay otros en el mundo, en la misma línea. El problema en España es la inversión en I+D y en capital humano, y de forma más acusada en la empresa privada. Ahí estamos muy por debajo de otros países del CERN, como Alemania, Francia, Inglaterra o Italia.

“Los problemas se van superando con la dedicación y la perseverancia”

P. Actualmente es vicerrector de Doctorado y Relaciones Institucionales de la Universidad de Cantabria, catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear de esta misma institución, coordinador de la Red Temática Nacional de Futuros Aceleradores, y un largo etcétera. ¿Ha sido difícil llegar a donde está? ¿A qué tipo de problemas ha tenido que hacer frente desde que comenzó en la investigación?

R. He tenido que trabajar con mucho tesón y a la vez entusiasmo, porque siempre he creído en lo que hacía. Los cargos vienen dados, son un servicio que me han solicitado y estoy encantado de poder darlo, pero mi mayor vocación ha sido como científico de base, mientras he podido. Los problemas se van superando con la dedicación y la perseverancia, nunca hay que rendirse. De hecho, lograr un puesto permanente en la universidad era muy difícil cuando yo terminé el doctorado, como lo es ahora mismo, pero finalmente llegó.

“El problema que tenemos en España es que se dedica muy poco presupuesto a I+D”

P. Tras una amplia trayectoria durante la cual ha sido coautor de más de 1.000 artículos científicos y en la que ha acabado siendo nombrado el científico español más citado, ¿qué diferencias más destacables nota desde sus primeros proyectos a los últimos?

R. La ciencia en España ha avanzado muchísimo, gracias al interés de los propios científicos, su internacionalización y su dedicación. El nivel de preparación de los jóvenes es muy competitivo en el panorama internacional. Yo creo que el avance significativo se realizó en los años 80 del pasado siglo, gracias a una política de fomento de la calidad y de la movilidad. No obstante, el problema que tenemos en España, como ya he dicho, es que se dedica muy poco presupuesto a I+D, sobre todo en los niveles más altos del Gobierno. A nivel de Secretaría de Estado hay muy buenas intenciones y dedicación, pero no parece que haya suficiente interés en niveles superiores. Además, un Ministerio de Ciencia sería muy aconsejable, aunque no es suficiente con tener un Ministerio, sino que la I+D se considere realmente como inversión y no como gasto. Esto nos hace ser menos competitivos que otros países europeos. La sociedad aprecia a los científicos, pero los gobernantes no tienen una conciencia clara de la importancia de la investigación científica, tanto básica como aplicada. Además, hay muy poca I+D en la empresa privada [Aquí el Informe Cotec 2016 sobre innovación en España]. Eso es un gran problema a superar, si queremos estar en primera línea de los países industrializados y avanzados.

El investigador firmando la camiseta de la Selección Española de Ciencia 2016. Fotografía aportada por Alberto Ruiz.

P. Desde su punto de vista, ¿conoce la sociedad española en qué consiste la investigación?

R. No lo conoce suficientemente, pero se está realizando una gran labor de difusión en los últimos años, que está teniendo un alcance importante en la sociedad. Por ejemplo, se ha notado últimamente un incremento notable en el número de estudiantes que se matriculan en las carreras de física en España. Esta labor de transferencia a la Sociedad es parte de nuestra obligación como científicos.

P. ¿Cree que la profesión investigadora está estereotipada?

R. Cada vez menos, pero aún queda mucho camino por recorrer.

P. Teniendo en cuenta las cuestiones anteriores, ¿qué importancia atribuye a la divulgación científica?

R. Es fundamental. Hay que mostrar lo que hacemos a la sociedad en la que estamos y que nos financia nuestras investigaciones. Sin embargo, los comunicadores profesionales también deben trabajar en esta dirección, con mayor preparación y dedicación.

P. En ocasiones nos podemos encontrar en los diarios noticias científicas con titulares llamativos, que pueden confundir al lector y dar falsas esperanzas. ¿Qué opina al respecto?, ¿quién o quiénes son los culpables y cuál sería la solución?

R. En parte se debe a la pobre formación científica de los propios comunicadores. Pero también es debido a veces a los propios científicos que no saben expresarse adecuadamente. Hay que trabajar en equipo para lograr que las noticias sean realistas y equilibradas.

“Cada vez hacemos más Gran Ciencia”

P. ¿Qué opina de que generalmente se asocie la cultura con letras y raramente con ciencia y tecnología?

R. La cultura es cultura, no tiene sentido restringir la cultura a las humanidades, como no tiene sentido hablar de ciencia sin las consideraciones filosóficas que acompañan a las grandes teorías científicas. La Cultura, con letras mayúsculas, implica conocimiento y transmitirlo es cultura. Si miramos al pasado, la división entre científicos y humanistas no estaba muy clara. Posiblemente ahora tampoco y, de hecho, cada vez hacemos más Gran Ciencia, Industria de la Ciencia, lo que implica una gran interdisciplinariedad. El CERN es un buen ejemplo de ello, allí podemos encontrar personas de casi todas las áreas de conocimiento, trabajando conjuntamente.

P. ¿Qué propondría para mejorar el nivel de cultura científica de la población española?

R. Hay que incrementar las actividades de divulgación en los medios, las redes, los actos culturales… Hay que dotar a la sociedad de una cultura científica, que aún no existe en España.

Luisa María Botella | Investigadora en enfermedades raras

“ESTO ES IMPOSIBLE DE AGUANTAR”

La científica del Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC se empeñó en encontrar a los enfermos de Telangiectasia Hemorrágica Hereditaria, hasta que dio con ellos


Luisa María Botella.

Para Luisa María Botella Cubells (Valencia, 1959) la investigación no ha sido un camino fácil. Su trayectoria ha sido una especie de “tira y afloja” durante la cual ha tenido que hacer esfuerzos constantes por seguir con su pasión: el estudio de la enfermedad rara Telangiectasia Hemorrágica Hereditaria (HHT). Asegura que solo se siente útil para los pacientes. Para el gobierno, en su opinión, los investigadores son “un estorbo”.

Pregunta. ¿Cómo son sus comienzos en el CIB-CSIC?

Respuesta. Yo entré en el CIB-CSIC en 1989, concretamente en el departamento de Biología Celular, donde hice hasta 1995 investigación básica con insectos. En ese año, por diversas cuestiones, me vi sin proyecto, sin laboratorio y con tan solo un despacho. Hasta 1996 me dediqué a ayudar a los estudiantes que entraban a ese departamento como becarios predoctorales, figura que en este momento casi ya no se ve en el CIB. Un año más tarde, me incorporé al laboratorio del profesor Carmelo Bernabeu con un proyecto del Plan Nacional de I+D+i, junto a una de las estudiantes a las que estuve ayudando. El paso fundamental fue que pasé de una investigación en un modelo de insectos a modelos humanos. Fue entonces cuando comencé a estudiar la endoglina, aunque por aquel entonces no sabía que mutaciones en esta proteína eran responsables de la aparición de la enfermedad rara Telangiectasia Hemorrágica Hereditaria (HHT). Eso lo descubrí revisando la literatura científica en 2001.

P. ¿Es entonces cuando comienza a interesarse por esta enfermedad?

R. En ese momento me entró la curiosidad por conocerla. Ese mismo año fui con mi jefe a un congreso mundial sobre HHT y vi que, salvo cuatro o cinco grupos de investigación, la mayoría de los presentes eran médicos exponiendo los síntomas de la enfermedad. Nosotros no la investigábamos aún y para mí aquello supuso un antes y un después. Me empeñé en conocer dónde estaban los pacientes de HHT, quién los atendía y si se hacía algún tipo de diagnóstico. Mi jefe me recomendó que no me metiera en eso porque, al tratarse de una enfermedad rara, era difícil encontrar hospitales que colaboraran, además de que por aquella época había poca financiación para su estudio. Tras mucho insistir, me propuso buscar médicos que conocieran algún enfermo en España e intentar hacer un esbozo de proyecto conjunto.

P. ¿Da al final con un médico interesado?

R. Sí, a un médico cántabro le encantó mi proyecto y, como la HHT afecta a muchos órganos, me puso en contacto con dos médicos de medicina interna. Fue un proyecto que pidió mi jefe al Fondo de Investigación Sanitaria, una de las dos fuentes que había junto con el Plan Nacional de I+D+i. Como aún no eran incompatibles, él tuvo su proyecto con una fuente de financiación y yo el mío con otra.

P. A partir de ahí comienza la investigación.

R. El Hospital de Sierrallana en Torrelavega (Cantabria), que fue nombrado en 2003 como hospital de referencia español por la HHT International Foundation, nos mandaba las muestras de sangre de los pacientes para hacer el diagnóstico genético. Para ello contamos con una becaria, África Fernández. Aunque en 2005 se acabó el proyecto, conseguimos otros dos: uno del Plan Nacional de I+D+i y otro de la Fundación Ramón Areces, gracias a lo cual pude contratar a otra becaria para que hiciera su tesis, Virginia Albiñana. Además, el grupo entró a formar parte de los Centros de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER), creados en 2006, donde nos concedieron otros dos contratos. Fue la época dorada del laboratorio.

P. ¿Surgen complicaciones?

R. A finales de 2010 finalizó el proyecto de la Fundación Ramón Areces. Ese mismo año, debido a la crisis y los recortes, CIBERER no renovó el contrato a Lucía Recio, ayudante de laboratorio. Sin embargo, con el dinero que había para investigar la volví a contratar hasta finales de 2011, cuando finalizaba mi proyecto oficial. Mientras tanto, África acabó su tesis y a Virginia se le acabó la beca. Con lo cual, me vi sin dinero, sin proyecto y sola con María Luisa Ojeda, la otra plaza de contrato CIBERER que había quedado. Entonces, pensamos en financiación privada y se me ocurrió que una posibilidad podía ser participar en algún concurso de televisión.

“Una emisora de radio me facilitó hacer el casting de Atrapa un millón”

P. Al final, acaba yendo a uno.

R. En febrero de 2012, con motivo del día de las enfermedades raras, los medios de comunicación dieron bastante difusión. En una de las entrevistas por radio les comenté mi situación y les dije que estaría dispuesta a cualquier cosa para conseguir dinero. Otra emisora de radio me tomó la palabra y me facilitó hacer el casting de Atrapa un Millón, concurso de Antena3. Lo pasé y en junio fui con mi hermano. Ganamos 15.000 € y los 12.000 € que nos quedaron tras lo que se llevó hacienda los donamos a la Asociación de Pacientes de HHT, creada en 2005, aunque para mantener a una ayudante de laboratorio se necesitan 19.000 €. Sin embargo, esa fue la semilla que nos animó a hacer más cosas para volver a contratar a Lucía, algo que finalmente hicimos en octubre de 2012.

P. También participa en una campaña de difusión con la Asociación.

R. Sí, gracias a lo cual conseguimos tres ayudas importantes: 25.000 € de una señora que quiso permanecer en el anonimato, 50.000 € de la Fundación Heres y 20.000 € de la Organización de Estados Iberoamericanos, la cual puso la condición de que la mitad se invirtiera en hacer diagnósticos genéticos de gente de Iberoamérica, donde no se hacían todavía. Todo eso hizo que la Asociación tuviera un dinero y se plantease mantener a Lucía y contratar a tiempo parcial a otro investigador.

P. ¿Cuánta gente tiene actualmente con usted en el laboratorio?

R. A principios de 2013, gracias a la tesis doctoral de Virginia sobre posibles remedios terapéuticos para los pacientes de HHT, la vicepresidenta de la Alianza von Hippel-Lindau, asociación de otra enfermedad rara, me contactó para saber si una de esas terapias se podía aplicar para sus pacientes. Le dije que pensaba que sí y nos dieron un proyecto para abordar una terapia para esta segunda enfermedad. Con ese dinero contratamos a tiempo parcial a Virginia, y la otra media jornada se la pagaba la Asociación de HHT. De esta manera, recuperamos el laboratorio y así es como lo tengo hoy en día: Virginia, quien investiga ambas enfermedades, es contratada por CIBERER, Lucía por la Asociación de HHT y yo investigadora del CSIC. De vez en cuando, también tenemos estudiantes con proyectos fin de carrera y de máster.

De izq. a derecha: Virginia Albiñana, Luisa María Botella, María Luisa Ojeda y Lucía Recio. Fotografía aportada por Luisa María Botella

“El trámite burocrático para pedir proyectos se ha multiplicado por diez desde que entré en el CSIC”

P. ¿Qué cambios más notables ha visto desde sus inicios en la investigación respecto a la situación actual?

R. El trámite burocrático para pedir proyectos se ha multiplicado por diez desde que yo entré en el CSIC, te piden justificaciones continuamente, informes, etc. En mis comienzos, mi jefe pedía proyectos con tranquilidad y sin agobios, no como hoy en día. Además, ahora para pedir un proyecto te piden resultados previos, tesis doctorales dirigidas, proyectos propios y experiencia. Y si acabas de solicitarlo, ¿cómo vas a tener resultados previos? Es la pescadilla que se muerde la cola. En mi caso fue distinto porque cuando entré yo no era el jefe. Sin embargo, los que vienen de EEUU con publicaciones en las mejores revistas del mundo y con una cierta edad (hoy los que entran y quieren tener su propio grupo ya tienen más de 40 años), cuando se encuentran sin nada yo creo que les dan ganas de volverse. O tienes mucha necesidad de venir a España y vocación por ser investigador en este país, o no vienes porque es imposible.

P. Estuvo en la Universidad de Lund (Suecia) de 1986 a 1987, ¿qué diferencias más destacables diría que hay entre la investigación en España y en el extranjero?

R. Cuando volví a España noté enseguida una depresión post-estancia postdoctoral, lo cual pasa a todos. Un investigador español, fuera (en países occidentales desarrollados) tiene todas las posibilidades y técnicas más novedosas, además de presupuesto suficiente para poner en marcha sus propias ideas. Esto aquí no era así, no se utilizaban esas técnicas, no teníamos muchos aparatos, no había tanto dinero… En ese momento piensas que te tienes que olvidar de parte de lo que has aprendido para adaptarte a las posibilidades de aquí. Te ves un poco limitada y decepcionada. En otros países como EEUU, Inglaterra o Francia, sacas una plaza y te dan una financiación base para amueblar tu laboratorio y tener personal. Aquí, de partida, no tienes nada.

P. ¿Cree que la sociedad conoce cómo funciona la investigación?

R. No. De hecho, los que más podrían conocerlo, los estudiantes que están acabando, no tienen ni idea de lo difícil que es este mundo y de que hoy por hoy no van a poder quedarse en este país. Tampoco saben hasta el último año que, si quieren hacer tesis en España, van a necesitar una media de sobresaliente en la carrera para optar a beca, ya que dan muy pocas. Si lo hubieran sabido, se les hubiera creado desde el principio un estrés por sacar esa nota de corte, la cual actualmente está en un 8,8. En biología, como no tengas eso, no puedes hacer la tesis.

P. En su caso, ¿sabía en qué consistía antes de empezar?

R. No, yo tampoco lo sabía. Sabía que era muy dura, que hay que dedicarle mucho tiempo y sacrificar tu vida personal, y así lo hice hasta que volví a España. Sin embargo, ni siquiera entonces lo sabía, puesto que yo no tenía que conseguir el dinero, sino mi jefe. Yo me preocupaba de hacer experimentos. Lo peor viene cuando tú eres el responsable de laboratorio y tienes que encargarte de hacer el proyecto, de las ideas, de dirigir a los demás y, además, de captar fondos para mantener un equipo. Ahí es donde hoy en día tropezamos. Crear un grupo supone tener mucha experiencia y un CV espectacular.

P. ¿Cree que la profesión científica está estereotipada por parte de la sociedad?

R. Hay dos tipos de estereotipos en la actualidad: el del científico raro que huye de la sociedad y está en su mundo con sus ideas; y el del científico muy inteligente capaz de hacer milagros. Ambos son erróneos, aunque sí es cierto que, si quieres ser científico a largo plazo, tienes que dedicar gran parte de tu tiempo y tu vida personal, lo cual hace que los científicos a veces seamos personas un poco introvertidas.

“La vocación por las enfermedades raras me entró siendo ya madura, si fuera más joven seguro que me voy”

P. ¿Cómo ve la situación de la investigación en España en la actualidad?

R. Yo diría que España, y lo siento por decirlo, no es un país en donde puedas desarrollar tu carrera investigadora. Los españoles son muy buenos científicos. Somos imaginativos, somos creativos, tenemos voluntad, inteligencia y nos arriesgamos donde otros igual tiran la toalla. Sin embargo, España es un país de turismo hoy en día, no de ciencia. Es así de duro. A mí, la vocación por las enfermedades raras me entró siendo ya madura, si fuera más joven seguro que me voy. Esto es imposible de aguantar, te deprimes, te afecta a la salud física y psíquica y sientes que para el gobierno no sirves para nada, que eres un estorbo y que les gustaría quitarse la poca inversión que hacen en ciencia y dedicarlo a otra cosa. Solo me siento útil para los pacientes.

P. ¿Considera que los gobernantes conocen la investigación?

R. No tienen ni idea, eso es lo malo. Desde 2011 no tenemos ni ministerio, estamos en el de Economía, lo que indica que lo que van a intentar es recortar todo lo que puedan y dar lo mínimo posible para investigar. Otro ministerio importante que tenemos para la investigación es el de Sanidad y los que están arriba tienen un perfil de políticos, no son ni médicos ni investigadores, entonces no tienen ni idea de nada. Así no vamos bien.

P. ¿Qué papel juega aquí la divulgación científica?

R. La importancia es total y completa. En mi caso, hasta que no llegó la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER) y empezó a hacer difusión, nadie sabía en España lo que eran, nadie donaba dinero. FEDER, que se creó en 1999, firmó compromisos con el gobierno en 2006 y ha ido ganando una serie de derechos y la posibilidad de entrevistarse con el Ministerio de Sanidad, de tener acceso a fundaciones de bancos y comercios para que donen dinero. Esto ha sido gracias a la campaña de difusión. Si no fuera por esto, estaríamos estancados.

P. ¿Qué opinión le merecen las noticias científicas en medios generalistas?

R. En general, las noticias las veo mal llevadas. Se encarga a periodistas no especializados realizar reportajes de temas que desconocen por completo. La culpa es doble: periodistas no especializados y científicos con afán de notoriedad y repercusión. Ambos, juntos, pueden crear falsas expectativas a través de noticias que dan lugar a engaño.

P. ¿Qué propondría para solucionar esto?

R. Me gustaría que hubiera más periodistas especializados, que trabajasen en contacto con centros de investigación y así, conocer qué puede tener relevancia para la sociedad, cuándo contarlo y cómo. También me gustaría que los científicos fuéramos más realistas y supiéramos reconocer las limitaciones de nuestras investigaciones, estar seguros de los resultados antes de dar difusión. Creo que a todo científico le gusta difundir sus investigaciones, no solo en revistas especializadas, sino también en medios generalistas y que la sociedad las conozca.

P. ¿Cómo ve la situación actual de la mujer en esta profesión?

R. Aún hoy en día vemos que, aunque hay más estudiantes mujeres, a partir de ahí quedan frenadas debido al rol que la sociedad asocia a la mujer. Y si te tienes que marchar, frente a la disyuntiva de irte sola sin tu pareja y continuar en la investigación, o dejar esta y continuar con tu pareja en España, muchas veces la mujer elige la segunda opción. Hay mujeres que sí han llegado a altos puestos, muchas de las cuales no han sido madres o han tenido que sacrificar a la familia. En mi caso, he estado soltera y tengo un hijo adoptado. Al dedicarme a la ciencia mi vida personal se ha visto mermada. Y pasa con la mayoría. El problema es que la ciencia es muy esclava, llegas a casa y tampoco desconectas. Esto afecta tanto a hombres como mujeres.