Un homenaje al instrumento que le ha devuelto el poder al médico
El Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero (IHMC) conmemoró el pasado 22 de febrero el 200 aniversario del estetoscopio, que desde su invención en 1816, ha ocupado un lugar especial en los consultorios. El seminario fue coordinado por el profesor Joan Llorent, miembro activo del instituto y se contó con la participación de tres destacados médicos, quienes dedicaron sus charlas a diversos aspectos del emblemático instrumento.
La primera ponencia estuvo a cargo de José Luis Barona, profesor de historia de la ciencia del IHMC. El experto explicó cómo el estetoscopio contribuyó al desarrollo de la medicina, modificando las prácticas médicas, la organización de los hospitales y la relación entre el médico y el paciente. “Fue un descubrimiento muy importante, ya que por primera vez había algo que permitía conocer el interior del cuerpo humano sin necesidad de abrirlo, de poner en riesgo la vida”, comentó Barona.
José Luis Barona: “El estetoscopio permitió al médico escuchar y ver el interior del cuerpo humano”
Por su parte, Melisa Van Drie compartió con los asistentes el trabajo de investigación post doctoral que realiza en la Universidad de Cambridge. Un estudio centrado en los métodos didácticos que se utilizan en medicina para aprender a escuchar: “El estetoscopio permite escuchar la música del cuerpo humano, pero hay que aprender a distinguir la variedad de sintonías.” Para ello, explicó Van Drie, en la carrera de medicina se utilizan recursos como grabaciones, libros y clases prácticas, en las que se imitan y se representan los sonidos de la respiración, simulando tanto las que son “normales” como las “anormales”, es decir, cuando existe enfermedad.
A través de una video conferencia, Jacalyn Dufin, catedrática de la Queen’s University en Ontario Canadá, ofreció una interesante charla sobre el curioso origen del estetoscopio y cómo ha sido su evolución durante la historia de la medicina. “El primer prototipo del estetoscopio era una libreta de notas enrollada, esto permitió a Marie-Hyacinthe Laënnec, su inventor, acercarse a escuchar los latidos del corazón de una paciente enferma, sin tener que poner la cara tan cerca de su pecho, que en es caso concreto, resultaba un poco bochornoso”, relató Dufin.
A 200 años de su invención, el estetoscopio sigue ocupando las primeras páginas de los libros de texto de medicina y es, sin lugar a dudas, un símbolo distintivo de los profesionales de la bata blanca.
Beatriz Pascual Alonso