El cambio climático ha tenido muchos efectos en los últimos años en los diferentes ecosistemas: incremento de los incendios en los bosques, contaminación en los océanos, aumento medio de la temperatura, especies en peligro de extinción y fenómenos meteorológicos adversos. Las zonas marinas próximas a la costa y con una alta productividad de nutrientes, conocidas como upwellings -o afloramiento en español- no están exentas de consecuencias climáticas. En los próximos años se espera una reducción de su productividad que podría terminar en una disminución del oxígeno.
Los upwellings más importantes se sitúan en los sistemas de corrientes oceánicas de Benguela (Sur de África), California (Estados Unidos), Canarias (Norte de África) y Humboldt (América del Sur). Se trata de lugares donde las aguas profundas, más frías y cargadas de nutrientes, emergen. Miles de microorganismos aprovechan este recurso. Entre los organismos encontramos microalgas, esenciales en la producción de oxígeno. Son también zonas de especial importancia para los humanos pues proporcionan lugares de pesca abundante.
Un estudio publicado en el Anual Review of Marine Science, a principios de este año, ha recabado toda la información de previos trabajos sobre el cambio climático y sus efectos, directos e indirectos, en estos afloramientos. El artículo ha sido contundente con los datos: existe suficiente evidencia para confirmar que el cambio climático está afectando a estas zonas. “Hay muchos proyectos que siguen monitorizando su evolución en todo el mundo. Todo apunta a que hay cambios reportables (en todos) como resultado del calentamiento global”, ha explicado Antonio Juan González Ramos, profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, quien, al igual que los autores del estudio, ha investigado durante años los efectos del cambio climático en los afloramientos.
Las consecuencias del cambio climático sobre estos ecosistemas podrían generar un efecto dominó, según el estudio. El calentamiento del agua superficial, por el incremento de la temperatura terrestre, dificultaría la mezcla vertical y, por tanto, la llegada de aguas ricas en nutrientes. De ello se derivaría una disminución en la producción, esto es, la masa vegetal marina se reduciría y, con ella, la fotosíntesis. Los afloramientos son, junto con los bosques terrestres, los grandes productores de oxígeno. Si se reduce su producción fotosintética, la cantidad de oxígeno también lo hará. “Mayor calentamiento, mayor debilitamiento del afloramiento”, así lo ha resumido el profesor González Ramos al referirse a los efectos del cambio climático en los upwellings.
Las zonas terrestres contiguas a los upwellings también tendrían impactos. Suelen ser lugares desérticos -como el desierto de Namibia, en el upwelling de Benguela o el Sahara en el sistema de Canarias. El calentamiento de las aguas superficiales generaría mayor vapor de agua, que se condensaría, lo que terminaría por incrementar las lluvias en estas zonas y provocaría un cambio en el paisaje.
Los autores del estudio han alertado de la incertidumbre que aún pesa sobre las consecuencias del cambio climático en estas zonas. Los modelos que actualmente predicen los efectos no son del todo eficaces debido a la gran cantidad de variables que han de tener en cuenta. A esto se le añade la necesidad de estudiar las características de cada upwelling, que son importantes para conocer mejor cómo evolucionará en el tiempo. La falta de conocimiento podría dificultar la gestión de los upwellings y sus recursos y provocar mayores pérdidas al no estar preparados.