Desde los años 90 la evidencia que muestra que la adicción, o el trastorno por consumo de sustancias, es una enfermedad de base neurológica ha revolucionado el tratamiento de esta enfermedad crónica. Sin embargo, como sucede con la mayoría de las enfermedades de base neurológica, conocer los factores de riesgo continúa siendo un misterio. ¿Es la genética? ¿Es el entorno? ¿Es la personalidad?
Una de las claves para entender la adicción está en el efecto que producen las sustancias en el cerebro. Lo que las drogas son capaces de hacer es imitar lo que se conoce como refuerzos naturales. Así, el alcohol y los psicoestimulante como la cocaína, por ejemplo, son capaces de provocar un aumento de la liberación de dopamina en el núcleo accumbes del cerebro, el centro integrador de la información, que además tiene un papel fundamental en la motivación. De esta manera, las áreas del cerebro encargadas de reconocer las situaciones o sustancias que favorecen la supervivencia del ser humano (como alimentarse, comer, dormir), son engañadas por las drogas. Esto provoca que el cerebro reconozca las drogas como algo positivo y propicia que se repitan las conductas y situaciones que llevan a repetir el consumo.
«Es fundamental- explica Lucía Hipólito- porque constatar esto muestra que ese interés desproporcionado de las personas que sufren adicción y que los lleva a decir yo paso de todo tiene una base anatómica, por ello, los adictos, aunque quieran, no pueden dejar de consumir, sus cerebros han sido hackeados por la droga».
«Los adictos, aunque quieran, no pueden dejar de consumir, sus cerebros han sido hackeados por la droga»
Lucía Hipólito
Desde que en los años 90 la comunidad científica comenzó a describir las bases neurológicas de la adicción, la medicina empezó a abandonar la antigua concepción que consideraba a las personas con trastornos de adicción personas débiles y sin valores. Desde entonces las evidencias que han mostrado los cambios y alteraciones cerebrales que sufre el cerebro de la persona con trastorno por consumo de drogas han permitido constatar que, en efecto, el trastorno por consumo de drogas es una enfermedad que es, además, crónica. Como ilustra Lucía Hipólito, investigadora sobre las bases neurológicas de la adicción, es muy llamativo observar la similitud de escáneres cerebrales de una persona con párkinson y una persona consumidora y explica: «Del mismo modo que no le dirías a una persona con párkinson, oye no tengas párkinson, es absurdo plantear que con sólo un poco de fuerza de voluntad, las personas pueden dejar de consumir».
Los factores de riesgo
Esta línea de investigación en drogas ha puesto sobre la mesa otra evidencia: no todas las personas que consumen drogas desarrollan una adicción. Y, sobre esto, los investigadores no tienen aún respuestas claras.
Una de las hipótesis estudiadas en estos años pretende averiguar cuál es la influencia de la genética en el desarrollo de un trastorno por consumo de sustancias. De hecho, algunas investigaciones han apuntado a que ciertos cambios en un receptor opioide podrían estar involucrados en los trastornos por consumo de sustancias. Así, se han detectado alteraciones en el receptor D2R en pacientes que tienen un trastorno por consumo de drogas. Sin embargo, no es fácil determinar el peso de esta influencia. En primer lugar, porque estos análisis, tanto en modelos animales como en modelos humanos, se han producido una vez que los individuos ya habían tenido contacto con las sustancias adictivas, por lo que es difícil discernir si esa alteración estaba presente previamente al consumo o si es precisamente una consecuencia.
Y, en cualquier caso, como explican los profesores de farmacología Ugedo y Ruiz «la existencia de factores hereditarios no implica que una dependencia sea un trastorno hereditario ya que los rasgos como la sensibilidad o la preferencia por una sustancia no son fenómenos de todo o nada sino que se pueden presentar en diversos grados».
La segunda de las hipótesis de investigación desarrolladas apunta a que la vulnerabilidad al abuso y dependencia tiene origen en una compleja interacción entre factores genéticos, ambientales y psicosociales. Por un lado, sí se ha visto que hay rasgos conductuales que están relacionados con el consumo compulsivo de alcohol. Y, al mismo tiempo, también se ha estudiado la importancia del entorno psicosocial: crecer en un entorno en el que se normaliza un consumo abusivo de sustancias tienen un gran impacto sobre los individuos.
A este cóctel de factores se le pueden sumar, además, algunas condiciones económicas. En este sentido, es muy significativa una investigación publicada en el Journal of Health Economics que estudió la relación entre el paro y el consumo de algunas sustancias estupefacientes durante la crisis en Europa. Las conclusiones mostraron cómo un aumento del 1% del desempleo regional se correlacionaba con un aumento del 0,7% en la ratio de personas que declararon haber consumido cannabis alguna vez en la vida.
Una investigación publicada en el Journal of Health Economics constató cómo un aumento del 1% del desempleo regional se correlacionaba con un aumento del 0,7% en la ratio de personas que declararon haber consumido cannabis alguna vez en la vida.
Los efectos de las drogas en el cerebro pueden ser irreversibles en ciertas áreas, lo que cronifica la enfermedad. Y, a pesar de la multitud de incógnitas que rodean este órgano, de algunas certezas sí disponemos: la edad en la que se inicia el consumo sí importa. Una investigación publicada en JAMA Pediatricsanalizó si la edad de inicio de consumo influye en la rapidez con la que las personas desarrollan un trastorno por abuso de sustancias. Estos investigadores constatron que la prevalencia del trastorno por consumo de cannabis era mayor para los adolescentes que para los adultos jóvenes. Así, por ejemplo, el 10,7% de los adolescentes tenía un trastorno por consumo de cannabis al año de iniciar el consumo frente al 6,4% de los adultos jóvenes. Como explica el equipo responsable de esta investigación «las investigaciones han demostrado que el desarrollo del cerebro continúa hasta los 20 años y que la edad es un factor de riesgo muy importante para el desarrollo de la adicción».
El consumo de drogas: ¿un problema silenciado?
Según los datos publicados recientemente por el observatorio europeo de las drogas y el consumo de tóxicos (European Monitoring Centre for Drugs and Addiction), España se sitúa a la cabeza del consumo de sustancias. De hecho, los datos muestran como 36,3% de la población reconoce haber consumido algún tipo de drogas ilegales en algún momento de la vida. Este nivel de incidencia sitúa al país el tercero en el ránking a nivel europeo. Sustancias como el cannabis o la cocaína, además, muestran un aumento constante de consumo que ha pasado del 14,2 en 1995 al 35,3 para el cannabis y del 3,7 al 10,3 en el caso de la cocaína.
Sin embargo, y teniendo en cuenta los riesgos del consumo de sustancias por parte de la población adolescente, quizás sean más reveladores los datos sobre el consumo de sustancias como el alcohol o el tabaco por parte de la población entre 14 y 18 años que publicó el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones en su informe 2020. Este estudio muestra que el 75,0% de los adolescentes entre 14 y 18 años ha consumido bebidas alcohólicas en año anterior a la encuesta, el 35% ha fumado tabaco y el 27,5% reconoce haber fumado cannabis.
La magnitud del problema, sin embargo, no parece tener la repercusión social que cabría esperar. Así, el barómetro del CIS muestra que las drogas eran el segundo de los problemas del país para el 49,0% de los encuestados[1] frente al último barómetro del CIS muestra que en la actualidad[2] tan solo un 0,1% de la población percibe las drogas como un problema.
La prevención como medicina
A pesar de las incertidumbres que rodean los trastornos por consumo de sustancias, hay una cuestión fundamental: que una persona tenga factores de riesgo no necesariamente significa que vaya a desarrollar adicción, sobre todo si nunca entra en contacto con estas sustancias. «El único requisito evidente para que el cerebro enferme -explica Lucía Hipólito- es un consumo repetido y continuado, que es el que provoca en última instancia la neuroadaptación».
Por eso cada vez que se consume alcohol en grandes cantidades, especialmente a edades tempranas, se está comprando papeletas: «El alcohol, el tabaco y la marihuana son las drogas de iniciación- explica Hipólito- es fundamental que los adolescentes que cada vez que consumen, están corriendo el riesgo de desarrollar una enfermedad crónica».
Además de ello, para la investigadora, es importante que como sociedad se tome nota del hecho de que el consumo de alcohol en la adolescencia forma parte de una forma de socializar muy extendida. De hecho, el estudio sobre el «Impacto del confinamiento por pandemia de COVID-19 en el consumo de alcohol, benzodiacepinas y analgésicos opioides» financiado por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD) del Ministerio de Sanidad muestra como el consumo de alcohol en adolescentes y jóvenes se redujo hasta prácticamente desaparecer. «Como sociedad – explica Lucía Hipólito- tenemos que plantearnos que hay que ofrecer alternativas porque la prevención es la única vacuna que tenemos contra la adicción».
En estos tiempos tan convulsos que nos ha tocado vivir, mucho se ha hablado sobre vacunas y medicamentos antivirales. Antes de encontrar la vacuna frente al coronavirus SARS-CoV-2, los medios de comunicación se han hecho eco de noticias sobre medicamentos que podían paliar los efectos del virus y mitigar la enfermedad. Lo cierto es que, pasado un año, no tenemos ningún medicamento antiviral para la COVID-19. Hablamos con Juana Díez, viróloga de la Universidad Pompeu Fabra, sobre el estado actual de la investigación en antivirales y hacemos un repaso sobre los temas más candentes en torno al papel de las farmacéuticas en esta crisis biosanitaria y el estado de la investigación científica en España.
Juana Díez Antón es catedrática e investigadora principal del Grupo de Virología Molecular de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Trabaja en una plataforma para el desarrollo rápido de medicamentos antivirales. Actualmente, dirige dos proyectos de investigación relacionados con las interacciones que establecen los virus con la célula y el desarrollo de medicamentos antivirales de amplio espectro. Nacida en Torrrevieja (Alicante) en 1963, es profesora titular desde el año 2001 en esta universidad.
¿En qué situación se encuentra el desarrollo de nuevos medicamentos antivirales para la COVID-19?
La investigación en medicamentos antivirales es una parte muy frustrante porque ha habido muchísima investigación, pero se han obtenido muy pocos antivirales. Por ejemplo, tenemos antivirales para herpes, para VIH y para el virus de la hepatitis C, que no curan, pero modulan la infección. El problema de las infecciones agudas es que las tienes que tratar muy temprano; por ejemplo, el coronavirus. En realidad, la persona que se contagia con este virus no se muere por el virus en sí, sino de la reacción que realiza su sistema inmunitario. Cuando una persona se infecta, la cantidad de virus en su organismo sube y sube hasta que llega un momento que empieza a bajar, pero en este pico también sube la inflamación y se produce una respuesta muy violenta del sistema inmunitario que puede llevar a la muerte. Se debe intentar que esta curva de subida del virus sea más baja. En una infección crónica se necesita que el antiviral sea 100% efectivo porque si dejas un 5%, por ejemplo, y se suspende la medicación, el virus se dispara. En las infecciones agudas no hace falta que el antiviral elimine el 100% del virus, pero sí que baje la cantidad y que el organismo no realice esa hiperrespuesta. Para este tipo de infecciones hay pocos resultados en antivirales. El método de búsqueda siempre es el mismo. En el caso de un virus nuevo se busca entre todas las moléculas que se utilizan para otras enfermedades como, por ejemplo, para tensión alta o cualquier otra enfermedad. Hasta ahora, aunque hemos hecho un esfuerzo brutal, no tenemos nada. A lo mejor dentro de un año sí, pero todavía no. Actualmente estamos intentando otra forma diferente de desarrollar antivirales. Casi todos ellos actúan contra proteínas del virus o contra proteínas de la célula que el virus utiliza. Nuestro método ahora, no sabemos si funcionará o no, es ir contra el genoma del virus, es decir, contra su libro de instrucciones. Nos ha funcionado muy bien en cultivo celular y ahora estamos probando en ratones. Otra cosa es pasar a animales y después a humanos
¿Podrían llegar a ser una solución para esta pandemia y las pandemias del futuro?
Estamos en el modelo animal, todavía nos queda. Para esta pandemia no llegamos, pero si funcionara los tendríamos de una forma muy rápida una vez que conociéramos el genoma del virus. La otra línea de investigación que estamos desarrollando es entender cómo el virus toma el mando de la célula que infecta y ésta empieza a hacer lo que le manda el virus. Esto nos sirve para avanzar en otras posibles terapias. Si entendemos cómo funciona este proceso lo máximo posible, encontraremos las herramientas para poder controlarlo en un futuro.
En estos tiempos también hemos vivido de primera mano la gran influencia que tiene la empresa farmacéutica en la producción de las vacunas. Actualmente, ¿qué papel juega en la investigación de los antivirales?
Este es un tema muy importante. La empresa farmacéutica es una empresa necesaria para el desarrollo de drogas, pero es una empresa. No es una ONG. Para mí el problema es que el Estado deje la decisión de lo que es bueno para la sociedad en manos de estas empresas. Ese es el problema. Hoy por hoy, las empresas se surten de investigación financiada por los gobiernos. Imaginemos que las investigaciones que he contado en esta entrevista funcionaran y pudiéramos llegar a probarlas hasta el ratón. Pero una vez que llegamos al ratón no podemos hacer una prueba clínica en humanos porque estos ensayos son carísimos y los hacen las empresas farmacéuticas. En este caso, como es un tema muy candente, la empresa farmacéutica va a desarrollar estas pruebas, pero en otros casos, en temas que no sean tanta repercusión social, no las realizan. Puede que les interese más una crema contra la celulitis o contra las arrugas que va a ser más rentable económicamente que una enfermedad rara, por ejemplo. El problema es dejar en manos de las empresas qué moléculas se desarrollan y qué moléculas no se desarrollan.
“El problema no son las farmacéuticas, el problema es dejar en sus manos las investigaciones que son importantes para la sociedad”
Hasta puede ocurrir que una empresa compre una molécula para no desarrollarla. En realidad, en muchos casos, los gobiernos compran a la empresa farmacéutica una investigación, a precio de empresa, que han pagado ellos previamente. Porque sí que es cierto que la empresa invierte en realizar las pruebas clínicas, que son caras, pero para realizar esas pruebas ha sido necesaria la investigación previa que sale de los centros de investigación que paga la administración. La empresa se beneficia mucho si no hace la investigación previa porque a lo mejor de cien cosas que se prueban, sólo funciona una. Ellos se surten de lo que funciona. Una solución que se me ocurre es que, a nivel europeo que se invierte muchísimo dinero en todos los proyectos europeos, se podría elegir algunas moléculas importantes para la sociedad y se podría pagar esas pruebas clínicas porque después sería una droga genérica que es mucho más económica. Por ahora, esto no se hace. El problema no son las farmacéuticas, el problema es dejar en sus manos qué investigaciones son importantes para la sociedad.
¿Qué opinión tiene sobre la información que se transmite sobre la pandemia a la población a través de los medios de comunicación?
Pienso que en las noticias hay una hipercomunicación con respecto al coronavirus. Es excesiva. No me gusta porque creo que genera una ansiedad en la población que es innecesaria, con quince minutos de noticias al día sobre la pandemia es suficiente. En ocasiones se ha dicho en los medios de comunicación que ha salido una molécula que es 100% efectiva contra el virus. Es posible que sea efectiva en cultivo celular, pero de ahí hasta que pueda utilizarse en humanos hay mucho camino. No se deben publicitar estas investigaciones. Actualmente se quiere tener un virólogo en cualquier programa y no podemos estar todo el día machacando a la población con noticias de las que no hay hechos probados
Una vez más, la crisis biosanitaria provocada por el coronavirus ha puesto de manifiesto la necesidad de invertir en investigación científica.Desde su posición como investigadora principal, ¿aprecia que el sistema de financiación para la investigación está mejorando?
No. Todavía no. Hubo unos años de gran expansión en la investigación antes de la crisis de 2008, pero los recortes en aquel momento fueron muy grandes y no se ha podido recuperar el crecimiento. Hubo un gran número de becas para la investigación y financiación para los centros de investigación. En estos momentos hay investigadores que terminan la tesis y no pueden desarrollar su trabajo en un grupo de investigación aquí en España. Parece que hay una predisposición de realizar mayor inversión en investigación, pero la tenemos que ver. También es importante cómo se destina esa financiación. Si sólo se financian los proyectos de grandes centros que están en el lugar más alto de la pirámide en investigación, se olvidan los grupos que realizan la investigación de base que también es importante porque esos centros se nutren de estas investigaciones y también se tienen que financiar.
¿Es necesario pasar por el extranjero para llegar a ser investigadora principal en España? Salir al extranjero para un investigador no debe ser una condena, debe ser una oportunidad. En España hay centros muy buenos, pero no son muchos. La ciencia necesita financiación y los proyectos europeos son muy importantes. Cuando un investigador trabaja en otros países interacciona con otros científicos, crea redes y aprende cómo se trabaja en otros centros. Creo que ir a otro país debe ser más una oportunidad que un castigo. El problema es que estos investigadores no puedan volver a España. El Estado invierte mucho dinero en formar a científicos con la carrera, la tesis y el trabajo posdoctoral. Es una pena que después se tengan que quedar como investigadores principales en el extranjero porque no haya trabajo en España. Esto sí que es una gran pérdida para el sistema que ha invertido mucho dinero en la formación de esa persona y ahora no puede desarrollar sus aportaciones en España.
¿Qué momento ha sido más emocionante en su carrera profesional?
El día que leí la tesis. Otro día importante fue el día en el que visualicé unos virus como resultado de una investigación en la que nadie pensaba que fuera a tener éxito. También son momentos muy satisfactorios cuando las personas que realizan la tesis conmigo hacen una buena defensa en su lectura. Siempre se me saltan las lágrimas.
¿Le ha costado más desarrollar su carrera profesional por ser mujer?
Sí. Por ser mujer tienes una serie de factores que el hombre no tiene y eso, pesa. Me gustó mucho cuando fui a EEUU porque allí no veía que se me mirara como mujer, sino que te miraran más por tus resultados, no sufrías ese machismo que he visto en España. Hay muchas cosas que se miran diferentes si eres hombre o mujer, pero creo que en cualquier profesión. Aquí si quieres tener un buen grupo de investigación te pueden llegar a decir que eres muy ambiciosa como algo despectivo, pero en cambio si es un hombre, el mismo hecho, tiene connotaciones positivas.
«Son mensajes subliminales, no te das cuenta de lo que te dicen, no eres consciente»
En ocasiones, se producen situaciones como, por ejemplo, estar en un lugar hablando con una colega sobre aspectos profesionales y en el mismo sitio hay también dos hombres charlando y todo el mundo entiende que están contando cosas muy interesantes y a nosotras nos dicen que nos callemos. También existe el mito de que las mujeres se llevan mal con mujeres en el trabajo y esto es falso. Nos queda mucho camino por recorrer para superar estos estereotipos. Un hombre investigador puede decir a lo largo de una reunión de trabajo entre colegas que no ha obtenido muchos resultados en un período de tiempo determinado porque ha sido padre y todos lo entienden, pero esto mismo no es justificación para una mujer. Cada vez más, la mujer ocupa puestos de mayor responsabilidad, pero la tijera sigue vigente. Casi todas las estudiantes que tengo son mujeres, pero pocas llegan a puestos de responsabilidad. Hay que preguntarse por qué ocurre esto. La sociedad debe dejar de juzgar qué es ser una buena madre, eso pesa mucho. Me pregunto por qué una mujer tiene que renunciar a su carrera profesional por ser madre. Esta presión existe. Estos mensajes se transmiten a las niñas a lo largo de su educación. Muchas veces los hombres no son conscientes de lo que supone ser mujer.
Marina Bellido es graduada en Química por la Universitat de Barcelona (UB), donde también realizó el Máster de Química Orgánica. Actualmente, está a mitad del camino del doctorado sobre síntesis de compuestos quirales catalizados por complejos de iridio y rodio, el cual está realizando en el Institut de Recerca Biomèdica (IRB). Sus investigaciones son de gran importancia para la síntesis de fármacos, entre otras aplicaciones. La doctoranda comparte su opinión sobre el doctorado y el funcionamiento del sistema de investigación actual, aplicando siempre una perspectiva feminista.
Concretamente ¿qué estás investigando?
Trabajamos en la síntesis de compuestos quirales catalizados por complejos de iridio y rodio. Las moléculas son quirales cuando no son superponibles con su imagen especular, como en el caso de nuestras manos. Nuestro objetivo es ser capaces de sintetizar moléculas controlando muy bien la obtención del 100% una mano y el 0% de la otra. ¿Y cómo lo hacemos? Empezamos sintetizando catalizadores que también sean quirales y que les transfieran la quiralidad a los compuestos de partida. Estos catalizadores están compuestos de una parte metálica (normalmente iridio o rodio) y otra parte orgánica. Usamos muy poca cantidad de catalizador, alrededor de 1-2%, ya que, mediante varios ciclos catalíticos, son capaces de transformar moléculas planas en quirales.
¿Qué aplicaciones pueden tener vuestras investigaciones?
La que mueve más dinero en este campo es la industria farmacéutica, por lo que las principales aplicaciones están dentro de esta misma. A la industria farmacéutica le interesa porque nuestro cuerpo también es quiral (proteínas, enzimas, carbohidratos, hormonas…) y, por lo tanto, reconoce los compuestos quirales. De manera que alrededor del 56% de los fármacos son quirales y es necesario ser capaces de sintetizar este tipo de moléculas para poder suministrar estos fármacos. Algunos fármacos típicos para tratar enfermedades como el Parkinson y la obesidad son quirales. Además, también tiene aplicaciones en la industria automovilística y de pesticidas.
¿Tienes libertad a la hora de decidir sobre tu investigación?
Sí y no. Sí que es verdad que cuando empecé el doctorado nuestro objetivo era probar muchas cosas y ver si sonaba la flauta. Por lo que fue un proceso súper creativo, donde tuvimos muchas ideas, pero a la vez no tenía tanta agilidad manual ni sabía tanto. Entonces, llegó un momento donde mi jefe me hizo centrarme en algo más concreto, para así ‘marcar un gol’. Esto pasa porque la ciencia se ha convertido en fast-science, es decir su fin es publicar por publicar. De algún modo, el furor general se basa en ‘cuanto más, mejor’, para poder seguir siendo financiados. Como resultado, existe tal cantidad de datos que se nos hace imposible estar actualizadas en nuestro propio campo. Creo que es importante que nos planteemos que se está evitando que nos hagamos preguntas mucho más complejas, que necesiten proyectos mucho más grandes, porque al final la financiación viene en base a los papers. Y en esta carrera donde la cantidad va antes que la calidad, apartarse puede hacer tambalear la supervivencia del grupo.
«Se está evitando que nos hagamos preguntas mucho más complejas, que necesiten proyectos mucho más grandes, porque al final la financiación viene en base a los papers. Y en esta carrera donde la cantidad va antes que la calidad, apartarse puede hacer tambalear la supervivencia del grupo»
¿Crees que el sistema científico actual es compatible con la calidad de las investigaciones?
No, porque se está vendiendo una productividad inmediata. La dinámica de la inmediatez del capitalismo se extrapola a todos lados, es como un virus. El motor de las investigaciones es el dinero de las becas, por lo que las científicas van a lo seguro. ‘Primero publica y luego ya haremos submarinos’ (expresión que se refiere a investigar fuera de tu línea principal de la tesis). Al final, se genera una desigualdad, ya que los grupos con una trayectoria larga y espectacular tienen más posibilidades de plantearse soluciones a problemas más complejos.
Tu unidad de investigación tiene un perfil de Twitter. ¿Qué opinas que seáis los propios investigadores los que comuniquéis vuestras investigaciones?
Para empezar, me parece muy esclavo pensar que, si no estás en las redes sociales, no existes. Ahora todos los grupos de investigación deben tener una cuenta en Twitter para presentar los artículos que publican y una página web donde expliques lo que haces. Nuestro Twitter nunca se va a usar para comunicar al público en general, lo usamos para crear redes con otros grupos parecidos y la gente de otros departamentos. Además de que solo comunicamos los buenos resultados, porque lo malo nunca se va a publicar. En general, no hay voluntad de que la sociedad entienda lo que estamos haciendo, siempre se mantiene (inconscientemente o no) esa elitización. No hay interés en que la ciencia pase a formar parte de la cultura colectiva.
«En general, no hay voluntad de que la sociedad entienda lo que estamos haciendo, siempre se mantiene (inconscientemente o no) esa elitización. No hay interés en que la ciencia pase a formar parte de la cultura colectiva»
Es una barbaridad. Hasta hace poco, bueno y de hecho creo que tiene que ver con que las mujeres hayamos entrado en la investigación, se está poniendo un foco en el estrés que supone el tener resultados en cuatro años y de manera lineal. Todo esto nunca se pone sobre la mesa, simplemente se asume y se entiende que todo el mundo ha pasado por eso y que no va a cambiar. No se están dedicando suficientes recursos ya que es un problema estructural, es decir, no podemos tratarlo como un caso individual: el que ha tenido suerte, está feliz y el que no, que se pague la terapia. Se deberían facilitar herramientas a todas las doctorandas para que valorasen si se les está poniendo un proyecto mucho más difícil o que directamente no funciona.
A la vez, debería haber más control sobre los PI, es decir los directores de tesis. Aunque ya existe un comité de seguimiento, compuesto por profesores externos, que controla el trabajo que estás haciendo, cómo estás con el grupo, con el jefe… No sirve de mucho porque los ves una vez al año y, además, muchas veces son amigos de tu jefe por lo que poco les puedes decir.
¿Cómo de privatizado está el acceso al conocimiento científico?
No puede ser que nosotras seamos las encargadas de crear la ciencia, pagar para publicar y luego volver pagar 40 o 50 euros por descargar nuestros propios artículos. Es el negocio del siglo, porque las personas que nos dedicamos a la ciencia hacemos todo el trabajo y las empresas se llevan todo el dinero solo por hacer de intermediarias. Me parece una privatización y una elitización del conocimiento espectacular.
Yo siempre amaré a Alexandra Elbakyan que se dio cuenta que su universidad no tenía acceso a muchos de los artículos y revistas, y creo Sci-Hub un portal con millones de artículos científicos gratuitos y de acceso libre. Está demandada por todas las grandes revistas y cada vez que se abre la web la intentan tumbar. Pero la realidad es que cualquier científica hoy en día la usa a diario y quien diga que no, o tiene una suscripción absolutamente a todos los papers o está mintiendo.
El problema es que se crea una jerarquía en el conocimiento científico. Por ejemplo, cuando tú quieres publicar algo muy novedoso lo quieres hacer en revistas con mayor índice de impacto, por lo tanto, estamos perpetuando el sistema. En cambio, si decides publicar en revistas de acceso libre, baja tu estatus como investigadora. Entonces la pregunta es ¿quién es la primera que rompe esta rueda y publica en revistas de acceso libre? Es un pez que se muerde la cola.
¿Cómo de importante es trabajar en laboratorios de distintos países?
Aparte de que te ofrece la oportunidad de trabajar con nuevas líneas de investigación, con nuevos instrumentos y métodos distintos, opino que puede ser muy enriquecedor hacer estadas en otros laboratorios, ya que te abre la mente y te enseña otras maneras de trabajar. Por ejemplo, hay laboratorios en Estados Unidos o Alemania donde ni se cuestiona que no vayas los sábados a trabajar.
«Se está demostrando que las jornadas maratonianas no sirven porque desgastan»
Es muy fuerte el nivel al que estamos llegando, no solo de horas extras, que ya se da por hecho que las vas a hacer, sino que tengas que ir de lunes a sábado a trabajar. Puedo entender que tengas que hacer acabar un proyecto y trabajar muy duro durante un mes, pero se está demostrando que las jornadas maratonianas no sirven porque desgastan. Y si esto no fuese verdad las empresas más grandes como Google no lo estarían aplicando. Está claro que, si vas con ganas, rindes mejor. Y aquí en España todavía pensamos que cuantas más horas vayas al laboratorio, mejor. Pero es mentira, si no estás tranquila y durmiendo bien no podrás pensar con claridad con lo que tendrás peores ideas y te ofuscarás más con los errores. Y si no tienes capacidad de análisis, se te acaba el doctorado.
Formas parte del colectivo Doctorandes en Lluita (@DocsLluita), ¿qué reivindicaciones defendéis?
El colectivo se formó en respuesta a una ley que salió en el BOE del 2019 donde se establecía el sueldo mínimo por cada año y abría la posibilidad de aplicar un año adicional en las becas de tres años, si el comité de seguimiento así lo consideraba. El problema siempre es la financiación ya que te tenían que pagar 21.000€. Salió la ley, pero nunca la aplicaron, de manera que toda la gente que estaba terminando la tesis y quiso seguir, no pudo. La realidad es que cuando se acaba la beca y no la tesis, tienes que escribir la tesis en el paro. Cosa que es completamente ilegal, porque cuando estás en el paro, no puedes estar trabajando.
Además, la ley añadía que las prácticas no eran obligatorias, cuando la realidad es que muchas doctorandas acaban asumiendo horas de docencia, laboratorios y demás porque hay que suplir el cupo de los pocos profesores que hay.
Aparte de esta reivindicación general, ahora durante la pandemia está toda la parte de las extensiones de contratos, que justo la gente que terminaba este año le han extendido solo 3 meses, mientras que la gente que terminamos entre el 2 de abril de 2021 y el 1 de abril de 2023 se pueden acoger a la extensión de hasta 5 meses.
¿Crees que vuestras condiciones laborales van a mejorar pronto?
En general, seguimos teniendo becas muy precarias y la incertidumbre constante de ¿y luego qué? Piensas que, con suerte, podrías empezar un postdoctorado y luego otro y así vas teniendo dos años de falsa estabilidad. Pero a la vez vives con ese ‘y si’ constante, de si deberías haberte pasado a la industria.
«Seguimos teniendo becas muy precarias y la incertidumbre constante de ¿y luego qué?»
Sin embargo, también creo que es de las pocas veces que las doctorandas se están organizando y no es por un hecho puntual. Al final si no creamos redes alternativas al sistema siempre nos van a querer colar un gol. Supongo que gracias a Internet estamos mucho más conectadas de manera que vemos de cerca otras realidades, podamos unirnos y luchar juntas. Como dije antes, es importante dejar de individualizar el doctorado.
¿Cuáles dirías que son las principales fronteras a las que se enfrentan las jóvenes investigadoras como tú?
Obviamente el género nos afecta a todas desde antes de nacer y se perpetúa a lo largo de nuestra vida. ¿Cómo puede ser que niñas de tan solo 6 u 8 años digan que son malas en matemáticas? Si ahí no hay un sesgo de sociedad ¿qué es lo que ocurre? Crecemos engañadas creyendo que no vamos a ser buenas en ciencia, a no ser que tengas referentas cerca. Además, la verdad es que siempre se ve mal que una chica sea mejor en cualquier cosa, siempre te va a caer el comentario y al final, adoptas una actitud de no desentonar.
En nuestro día a día, vivimos situaciones que van desde mansplaining, que no te tomen en serio, que te hipersexualicen, que te traten de exagerada hasta incluso agresiones o abusos sexuales. Obviamente, la ciencia no escapa del machismo de la sociedad. En general, aunque no se hable del tema, creo que a la vez vivimos el síndrome de la impostora y tenemos la necesidad irracional de tener que demostrar más y no poder fallar.
A nivel de promoción es casi imposible alcanzar los puestos más elevados. La pena es que mucha gente lo reduce a: ¡bueno, es que habéis sido madres! Van a estar 9 meses de embarazo y todo lo que necesiten de postparto, pero, aunque sean unos años críticos en tu carrera científica, incluso 2 años no pueden determinar 35 años de tu carrera. ¡Me niego a creerlo, me parece una machirulada! Y es que además ¿cuántas mujeres no son madres y siguen sin estar en posiciones de poder? Hay que aceptar que hay un sesgo y una sociedad machista detrás, hay que dejar de culpabilizar a la mujer que ha aceptado la maternidad obligatoria. Yo, sinceramente, tengo la sensación de que se habla del suelo pegajoso y se critica el techo de cristal, pero no se señala a quien de verdad está cometiendo este abuso de poder y no está cediendo esos privilegios.
«Tengo la sensación de que se habla del suelo pegajoso y se critica el techo de cristal, pero no se señala a quien de verdad está cometiendo este abuso de poder y no está cediendo esos privilegios»
¿Cuál es la imagen que se tiene de una mujer investigadora?
El imaginario colectivo, por mucho que nos empeñemos, no ha cambiado. Poco a poco se está dando más visibilidad, pero sigue siendo una entre un millón. Además, no debemos tener a Marie Curie como referenta, porque es una mujer que se desvivió por la ciencia. Queremos referentas realistas, es decir mujeres que tienen una vida y que además son investigadoras. No queremos aspirar a objetivos inalcanzables, porque nunca te vas a considerar suficientemente buena, debemos normalizar ser mediocre en la ciencia.
«No debemos tener a Marie Curie como referenta, porque es una mujer que se desvivió por la ciencia. Queremos referentas realistas, es decir mujeres que tienen una vida y que además son investigadoras»
¿Hay alguna diferencia entre cómo las mujeres y los hombres perciben el conocimiento?
Seguro, hay un sesgo porque a lo largo de la historia hemos sido la otredad y no nos sentimos reconocidas en sus espacios. En palabras de Kate Millet«somos un pueblo sometido que ha heredado una cultura ajena». Ellos han y quieren seguir creando su ciencia, su filosofía (mejor dicho, su falosofía), su arte…
¿Ha cambiado mucho la impresión que tenías del doctorado antes de empezar?
Sí, es totalmente distinta a la impresión que tengo ahora. Piensa que normalmente la gente que consigue entrar al doctorado son estudiantes con las mejores notas, que nos han vendido la cultura del esfuerzo; y, entonces, llegamos al doctorado y nos estampamos. De repente vamos a ciegas, teniendo que trabajar la frustración, la resiliencia, pensar una nueva manera de sintetizar el compuesto y seguir.
¿Qué le dirías a la Marina de hace 3 años?
Le diría que aprendiera a decir que no, que no aceptara los proyectos que no le motivaran. Porque de no hacerlo, acabará más quemada de lo que se pensaba.
Aunque el impacto sobre la población de la pandemia de COVID-19 es en algunas áreas aún difícil de medir, algunos grupos de investigación ya empiezan a dibujar ya algunas conclusiones. Uno de estos equipos es el laboratorio Doreal, que ha presentado los datos del proyecto «Impacto del confinamiento por pandemia de COVID-19 en el consumo de alcohol, benzodiacepinas y analgésicos opioides» financiado por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD) del Ministerio de Sanidad.
Antes de entrar en los resultados de la encuesta y teniendo en cuenta lo que se conoce hasta el momento del funcionamiento del cerebro ¿Por qué las drogas son adictivas?
Las drogas lo que hacen es imitar lo que llamamos los refuerzos naturales del cerebro. Nuestro cerebro tiene unas áreas que reconocen las situaciones o sustancias que son importantes para nuestra superviviencia. Al reconocer estas situaciones como buenas, el cerebro lo que busca es que repitamos el comportamiento que nos lleva a obtenerlo. Por ejemplo: el cerebro reconoce que la comida es buena para la supervivencia, porque necesitamos comer. Cuando como, en mi cerebro se producen una serie de reacciones positivas y se encienden una serie de neuronas clásicamente llamadas las neuronas dopaminérgicas, que integran la información, así aprendo que eso es positivo, aprendo cómo he conseguido comer, cómo he llegado ahí, y por eso lo repetimos todos los días.
Cuando nosotros bebemos alcohol o consumimos psicoestimulantes como la cocaína, aumenta la liberación de dopamina en el núcleo accumbes, que es el centro integrador de la información. Cada droga hace su efecto de una manera diferente, pero el punto final, el punto en común, es que se incrementa la actividad en el núcleo accumbes del cerebro, lo que hace que reconozcamos este consumo como algo positivo, reforzante y bueno, lo que nos lleva a repetir esa conducta.
Sin embargo, no todas las personas que consumen, por ejemplo, alcohol, desarrollan una adicción por el alcohol…
Exacto. Lo que sucede es que no todo el mundo por consumir una droga va a desarrollar un trastorno por consumo de esa droga. La cuestión está en que se necesita un consumo repetido y continuado para que se produzca una neuroadaptación o plasticidad cerebral. No tenemos claro qué mecanismos exactos hacen que en unos individuos sí se produzcan esos cambios permanentes y en otros no. Lo que sí que sabemos es que esos cambios son diferentes a los que se producen en un individuo sano y también son diferentes a los que se producen por un refuerzo como por ejemplo el de la comida. Hay investigaciones de hace años que muestran que es diferente el cambio que se produce: aunque la señal sea la misma, luego las alteraciones que se producen en el cerebro son diferentes por comida o por droga.
No tenemos claro qué mecanismos exactos hacen que en unos individuos sí se produzcan esos cambios permanentes por el consumo de drogas y en otros no. Lo que sí está claro es que se necesita un consumo repetido y continuado para que se produzca una neuroadaptación o plasticidad cerebral.
¿Se conoce hasta qué punto es influye la genética de un individuo en el desarrollo de la adicción?
Hasta ahora, se ha investigado mucho la disposición genética, es decir, si hay algunos genes que predispongan a ello. Lo que se ha visto, por ejemplo, es que sí que hay ciertos cambios en un gen receptor opiode involucrados en los trastornos adictivos por alcohol. Esta molécula es la que reconoce los opioides y permiten que, por ejemplo, nuestro organismo reconozca los medicamentos opiáceos analgésicos…
También se ha visto que existe alguna relación en cuanto a los genes de receptores de dopamina. La dopamina está muy involucrada en la adicción y las investigaciones apuntan a que una alteración en el receptor D2 está presente en pacientes que tienen un trastorno por consumo de drogas. El problema, claro, está en que es difícil estudiar la causa: cuando hacemos investigación no sabemos de antemano si una persona va a desarrollar un trastorno por consumo de drogas, así que cuando lo analizamos, no sabemos si esa modificación del gen estaba presente ya antes del contacto con la droga o ha sido provocada precisamente por su contacto con la droga… no sabemos cómo era el cerebro antes. Es un poco difícil de discernir.
¿Qué otras causas se han estudiado?
También se ha visto que algún tipo de lo que se llaman rasgos conductuales, están relacionados con el desarrollo del consumo compulsivo del alcohol. Por ejemplo, se ha visto que el rasgo comportamental de la impulsividad, que son aquellas personas que realizan una acción antes de meditarlo y medir los riesgos y los beneficios, es una conducta relacionada con el trastorno del consumo de drogas. Pero hoy en día es difícil determinar qué factores propician la vulnerabilidad.
Y, luego, finalmente, el último factor… hemos hablado de la genética, de los rasgos conductuales pero también es importante el factor es el psicosocial. Esto afecta a cómo nosotros aprendemos y cómo nos relacionamos con nuestro entorno. Crecer en un ambiente psicosocial más relacionado con las drogas tiene un impacto importantísimo. Es importante también porque el hecho de que exista un componente genético no significa que necesariamente vayas a desarrollar el trastorno, porque al fin y al cabo va a depender de tu conducta diaria. Tú, aunque tengas la predisposición, si por tu entorno social o por tus amigos o no consumes por ejemplo alcohol en mucha cantidad, que es la droga más común, o no lo haces de manera muy frecuente, no desarrollas el trastorno de consumo de drogas.
¿Crees que en un futuro un individuo podrá conocer los factores de riesgo que tiene para desarrollar un trastorno por consumo de drogas?
Poco a poco vamos teniendo más claros los factores de riesgo… yo creo que es vital que traslademos la información a la sociedad, y es vital que los adolescentes sepan que están en riesgo, que cuando consumen alcohol en grandes cantidades, están corriendo el riesgo de padecer una enfermedad del cerebro crónica. Y es importante porque la droga de inicio es el alcohol y ahora también la marihuana… Es importante que se conozca que esa droga te puede llevar a otras y que la adicción es una enfermedad. Algunos daños son reversibles, pero otros persisten… y por eso se cronifica la enfermedad. Por eso una persona que desarrolla un trastorno del consumo de droga siempre está bajo la posibilidad de volver a recaer. Yo creo que esa información es vital, ese cambio de mentalidad es muy importante.
Los resultados de la encuesta que habéis realizado muestran que no hubo un aumento generalizado del consumo de alcohol durante el confinamiento ¿esperabais este resultado?
Las noticias que se publicaban al principio del confinamiento apuntaban a un aumento de la venta de alcohol, por eso aunque pensábamos que sí iba a haber un incremento, éramos conscientes de que no tenía porqué aumentar el consumo en todas las poblaciones. Y, de hecho, aunque el consumo global no aumenta, cuando haces el análisis por grupos de edad es increíble constatar que el cambio de consumo depende de la franja de edad. Cuando lo vimos nos sorprendió muchísimo: lo que se ve es que todas las personas jóvenes rebajan su consumo de una manera increíble. Prácticamente desaparece el consumo. Pasan de consumir de fin de semana en grandes cantidades a no consumir. Para mí la reflexión a la que me lleva esto es que parece ser que todos los contactos sociales en nuestra cultura están relacionados con el consumo de alcohol. También sucedió con el consumo de otras drogas como de cocaína y anfetaminas. Nos chocó mucho porque también desaparece prácticamente el consumo, igual que con la marihuana…
¿Es positivo constatar este descenso del consumo de los jóvenes?
Como sociedad tenemos que plantearnos que hay que ofrecer alternativas. Estos resultados, junto con otros estudios previos, muestran que los jóvenes consumen drogas como parte de sus relaciones sociales. Es necesario otro tipo de ocio, que no esté siempre o tan relacionado con el consumo de alcohol. Igual más relacionado con el deporte o con conciertos de música o yo que sé… Constatar esto tiene que llevarnos a hacer otro tipo de prevención. Porque en realidad, no existe tratamiento para la adicción, esto es importante subrayarlo: Un adicto, adicto es. Una persona que desarrolla un trastorno por consumo de droga, va a ser un enfermo crónico, va a necesitar un tratamiento multidisciplinar, medicamentos hay pocos que sean efectivos. Lo que hacen los tratamientos es permitir que el paciente, con su esfuerzo y con sus terapias cognitivas, pueda controlar… pero va a ser siempre un adicto. Esto es como las enfermedades infecciosas, lo ideal es la prevención, nuestra vacuna es cambiar nuestros hábitos sociales.
Como sociedad tenemos que plantearnos que hay que ofrecer alternativas. Estos resultados, junto con otros estudios previos, muestran que los jóvenes consumen drogas como parte de sus relaciones sociales. Es necesario otro tipo de ocio, que no esté siempre o tan relacionado con el consumo de alcohol
¿Cómo varió el consumo de alcohol en la población adulta?
En contraposición con estos jóvenes que dejan de beber, el grupo de edad más mayor que consumía alcohol una o dos veces a la semana y seguramente relacionado con un consumo social, pasa a consumir alcohol todos los días. Se observa un aumento de la frecuencia de consumo del 13,3% entre las personas entre 35 y 55 años, es un porcentaje que no es muy grande pero que sí muy significativo. Creemos que es una cuestión de respuesta al estrés. Esta franja de edad es la que puede tener que combinar hijos con trabajo, por lo que puede deberse a estas situaciones. Esto nos puede llevar a un problema, porque de ese 13,3% de población que ha aumentado el consumo, existe el riesgo que por repetir el consumo- que es lo que necesitas para desarrollar un trastorno por consumo de drogas- continúe esa tendencia de consumo elevada y desarrolles un trastorno por consumo de drogas.
El grupo de edad entre 30 y 55 años mayor que consumía alcohol una o dos veces a la semana antes de la pandemia ha pasado a consumir alcohol todos los días. Creemos que es una cuestión de respuesta al estrés, pero hay un riesgo de que por repetir el consumo- que es lo que necesitas para desarrollar un trastorno por consumo de drogas- esa tendencia de consumo elevada perdure y se desarrolle un trastorno por consumo de drogas.
Es llamativo que precisamente el consumo que más aumenta es el de sustancias que son ilegales, como la marihuana o las benzodiacepinas sin receta médica ¿por qué creéis que sucede?
Esa tendencia es muy significativa porque uno de los rasgos de las conductas adictivas es precisamente hacer lo que sea con tal de conseguir la droga. A mí, personalmente, lo que esto me dice es que hay un mercado mucho más establecido del que creemos en el caso, por ejemplo, de la marihuana, y que durante el confinamiento se adaptó a la situación para poder continuar con el mercado. Esto es la ley del mercado… me imagino que estrategias como la de glovo, o en la cola del supermercado… en las únicas situaciones en las que se podía salir, pues en ese tránsito. Desde luego llama mucho la atención.
Hay varias opciones. La primera es que los que las consuman sean personas que conviven con alguien que sí las tiene recetadas, y entonces pues si me encuentro mal, como la tengo aquí y tú te la tomas, pues yo también. Es un traspaso de pacientes que la tienen recetada a personas que no la tienen recetada. También creo que hay un daño en el sistema. Quizás la medicación no se revisa tanto como se tendría que revisar. Hay gente que tiene el tratamiento crónico por muchísimos años: 15,20 años de benzodiacepinas… es muchísimo tiempo. O incluso el mismo paciente lo demanda porque se encuentra mal. También hay gente a la que se le prescribe, recoge la medicación y no se la toma. Y la tiene en su casa y entonces claro, está haciendo un repositorio, no se la toma la tiene por si acaso y puede destinarse al consumo por parte de las personas que están en la vivienda o incluso retomar el consumo sin control médico.
¿Crees que se conocen los riesgos del consumo de benzodiacepinas?
No, creo que no. Creo que se ha aligerado el riesgo de consumo de benzodiacepinas. España, además, es uno de los países que consume más benzodiacepinas por habitante y por eso es necesaria una acción preventiva y de información. Uno no puede andar tomándose medicamentos sin receta porque hay muchos riesgos asociados. Además de que una persona que tenga un problema psicológico, dolor de algún tipo o lo que sea no va a solucionar el problema auto administrándose benzodiacepinas. Necesita que lo vea un médico.
¿Cuáles son los principales riesgos del consumo de benzodiacepinas?
El efecto secundario el más importante es cardiorrespiratorio al combinarlo con opiáceos. Puedes tener una receta de tramadol, que es muy común y al combinarlo con benzodiacepinas existe riesgo de efectos derivados de la sobredosis. Además, cuando nosotros tomamos la benzodiacepina a partir de un cierto momento, se produce una adaptación de los neurotransmisores en el cerebro. Si es una persona que la consume sin control médico, cuando deja de tomarla, se acaba obviamente el efecto de la droga en el cerebro, pero los neurotransmisores ya no funcionan como antes. Entonces aparecen efectos secundarios que pueden pasar por ansiedad, trastornos del sueño, por nerviosismo, mareos… esto lleva a que la persona se encuentra mal y se la vuelve a tomar y esa persona acaba pensando que no se la puede dejar y al final se desarrolla un trastorno de consumo de drogas.
¿Qué puedes adelantarnos de la segunda parte de la investigación?
Es una encuesta online, completamente anónima, en la que recogeremos información sobre consumo de alcohol y de benzodiacepinas, y también recogeremos respuestas sobre lo que se conoce como estado de anhedonia, es decir, sobre la falta de motivación, sensación de fatiga o falta de energía. Es una sintomatología clásica previa a la depresión, que no significa que haya depresión. El objetivo es estudiar la correlación entre el estado de anhedonia con el consumo de alcohol, de benzodiacepinas y de marihuana.
Para la investigación es importante recoger respuestas de todo tipo, no sólo respuestas de personas que tienen ansiedad, también de aquellos que no la tienen. Además de que el hecho de tener en una escala una puntuación un poco alta en anhedonia no significa que vayas a desarrollar una enfermedad. Puede ser una cuestión puntual, entonces también queremos quitar hierro al asunto. Simplemente que en momentos puntuales pueda estar influyendo sobre el consumo de alcohol, que luego habría que tener más cuidado, pues seguramente sí…
Francisco Javier Nicolás Arnaldos es doctorando en la Universidad de Granada (UGR) e investiga, junto con su grupo de física de partículas, la manera de detectar neutrinos. Terminó el grado de Física y se especializó en física de partículas y astrofísica. Ahora colabora en un proyecto del Fermilab de Chicago para descubrir cuál es la naturaleza de estas partículas tan escurridizas. Francisco Javier Nicolás Arnaldos explica los últimos avances en este área, como el uso de la tecnología de argón líquido y cuál es su aportación como científico.
¿Cuál es el objetivo del Fermilab?
El Fermilab es un laboratorio de física de partículas compuesto de muchos experimentos que pretenden estudiar las propiedades y características del mundo de las partículas subatómicas. Muchos de estos experimentos son detectores que se dedican a estudiar los neutrinos, unas partículas casi indetectables. En el Fermilab hay muchas instituciones y universidades colaborando con grupos de investigadores, y cada grupo de trabajo se encarga de estudiar una parte en concreto de su detector, o de hacer tal estudio, o tal calibrado.
¿De qué se encarga su grupo exactamente?
El experimento en el que estamos se llamaShort-Baseline Neutrino (SBN) y tiene básicamente dos detectores: el detector cercano que se llama Short Baseline Neutrino Detector (SBND) y que está justo enfrente de donde se producen los neutrinos y uno lejano (a unos 600 metros aproximadamente) que se llama ICARUS. La idea es que disparamos neutrinos de un tipo (sabor muónico), los detectamos en el cercano y luego en el lejano. Comparando estas detecciones podemos estudiar las oscilaciones de neutrinos.
¿Qué son las oscilaciones de neutrinos y por qué los detectores están justo a esa distancia?
Las oscilaciones son una propiedad de los neutrinos que consiste en que pueden cambiar de un tipo (sabor) a otro dependiendo de la distancia que recorren y la energía que tienen. Los detectores del SBN están a una distancia concreta por una buena razón. Hay sospechas, por estudios y experimentos anteriores, de la existencia de un cuarto tipo de neutrino: el neutrino estéril. Este se llama así porque no interacciona con nada de lo que conocemos del Modelo Estándar. Entonces, lo que hacemos en el experimento es lanzar neutrinos muónicos una y otra vez para contarlos con los detectores y hacer un análisis estadístico. Ponte, por ejemplo, que en el detector cercano contamos que han interaccionado 100 muónicos, y en el lejano contamos 70 muónicos y 15 electrónicos. Entonces hemos “perdido” 15 neutrinos que puede que hayan oscilado a este sabor estéril que no podemos detectar porque no interacciona. Así es como podemos caracterizar las oscilaciones de neutrinos y podemos detectar nuevos tipos.
«Hay sospechas, por estudios y experimentos anteriores, de la existencia de un cuarto tipo de neutrino: el neutrino estéril»
¿El experimento SBN se construyó específicamente para detectar este posible neutrino?
Sí, es uno de sus objetivos fundamentales. Otro de sus objetivos es ser un “calentamiento” para DUNE porque usa exactamente la misma tecnología para detectar neutrinos: cámaras de proyección temporal de argón líquido. De hecho, es por esa razón por la que mi grupo de trabajo también está metido en el DUNE.
Espera, ¿qué es DUNE y en qué consiste esta tecnología?
ElDeep Underground Neutrino Experiment (DUNE) es otro experimento de Fermilab que está en fase de construcción. Es parecido al SBN, pero a una escala mucho mayor porque el detector lejano se encuentra a 1300 kilómetros. Así que todo lo que hacemos en el SBN va a servir para mejorar el DUNE.
La tecnología de argón líquido se empezó a proponer en los años 80 pero es ahora cuando su uso para hacer mediciones físicas se ha hecho realidad. Como los neutrinos son de alguna manera invisibles (porque no podemos detectarlos directamente), lo que hacemos es detectar sus productos cuando interaccionan con el argón. Además, esta interacción puede ser de muy distintas formas: puede ser que el neutrino interactúe con los electrones del argón, con un nucleón (protón o neutrón) del argón o incluso con el átomo de argón en su conjunto. Si por ejemplo lo hace con el electrón, el átomo de argón se ioniza y los electrones se mueven hacia un plano de hilos bajo la influencia de un campo eléctrico, por lo que detectamos una corriente en cada hilo. Viendo en qué hilos se ha generado esacorriente, podemos reconstruir la interacción del neutrino. Es decir, que con esta tecnología hemos conseguido obtener imágenes casi fotográficas de la interacción de neutrinos. De hecho, con el MicroBooNE, que es otro detector con esta tecnología, ya se han recogido imágenes increíbles.
«Con esta tecnología hemos conseguido obtener imágenes casi fotográficas de la interacción de neutrinos»
De acuerdo, ¿y cuál es su papel en los experimentos?
En el caso de que el neutrino interactúe con el electrón, también puede ocurrir que el electrón sea reabsorbido por el átomo y entonces emita muchísima luz de centelleo. Los fotones de esta luz ultravioleta los detectamos con sensores ópticos colocados alrededor de la cámara y pueden ayudar a reconstruir la traza de la interacción del neutrino. Ahí es donde entra mi papel. Yo me encargo de sacarle el máximo partido a la información que te puede dar esta luz de centelleo.
Todavía no ha podido ir al Fermilab. Además, aunque vaya, todos esos experimentos ocurren dentro de máquinas donde nunca podrá ver qué ocurre exactamente. ¿No le parece raro?
De momento no. Porque aún no está en funcionamiento. Ahora mismo estamos trabajando con simulaciones y, como podemos ver el código, pues no hay ningún misterio. Pero la verdad es que si lo piensas sí que es un poco raro, pero es muy común en física de partículas.
¿Para cuándo estará el SBN en funcionamiento?
En un año aproximadamente comienza la primera etapa: se enciende, se hacen los primeros tests, se calibra… Es decir, ver que todo funciona bien. Porque una vez que cierras las cámaras y echas el Argón es muy difícil volver abrirlo. Se perdería un montón de dinero.
Entonces, ¿Cuándo comienza a funcionar para aportarnos datos?
Es que es más bien un continuo. Una vez tienes el detector lleno y ves que todo funciona, tampoco te lanzas de golpe a medir neutrinos para el análisis de oscilaciones. Es algo muy progresivo: una vez que funciona todo, empiezas a comparar datos reales con las simulaciones y ver que todo cuadra. A continuación, se llevan a cabo medidas de propiedades/partículas que ya conocemos muy bien para asegurarnos de que todo pinta bien y, quizás, a partir del primer año (por decirte una escala de tiempo, pero esto nunca se sabe muy bien), será posible decir decir que el detector está «listo» para hacer física.
Estos aparatos cuestan millones. ¿Cómo convencería a la gente fuera de la comunidad científica para que pague sus impuestos para fabricar estos detectores? Porque no son una autopista, un aeropuerto o una vacuna sino algo muchísimo más caro que sirve para detectar, si tienes suerte y en 5 o 10 años, un neutrino estéril. ¿Cómo lo justifica?
Te puedo intentar convencer de dos formas: por el lado romántico de la ciencia y por el práctico. El primero se refiere a que si perdemos nuestras inquietudes por conocer cómo funciona el universo y sus leyes más fundamentales, llegaría un momento en el que nos estancaríamos como sociedad y no avanzaríamos. En general, aunque no tengas la seguridad de que el experimento vaya a ser un éxito, el simple motivo de intentar averiguar una nueva propiedad del universo ya es razón suficiente para ponerse manos a la obra e intentar construir lo necesario para descubrirlo. Por el lado práctico, te pongo un ejemplo más de moda. Las redes neuronales que se están usando para cualquier cosa hoy en día, desde industria hasta filtros de Instagram, también se usan en física de partículas. Entonces, todos los avances que se consiguen al desarrollar e investigar en redes neuronales para aplicarlas al campo de física de neutrinos también sirven para funciones más prácticas y cotidianas. También ocurre con toda la tecnología que se ha desarrollado para conseguir toneladas y toneladas de argón líquido puro a temperaturas bajísimas, que en algún momento puede tener su aplicación cotidiana. Esto pasa con un sinfín de técnicas y herramientas que se necesitan para poner en marcha experimentos como estos.
«Toda la tecnología que se ha desarrollado para obtener toneladas y toneladas de argón líquido puro a temperaturas bajísimas en algún momento puede tener su aplicación cotidiana»
Carlos Briones Llorente es doctor en Ciencias Químicas, en la especialidad de Bioquímica y Biología Molecular, por la Universidad Autónoma de Madrid. Desde el año 2000, dirige el Grupo de Evolución Molecular en el Centro de Astrobiología de Madrid, centro mixto entre el CSIC y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), asociado al NASA Astrobiology Institute, donde investiga sobre la posible vida en otros planetas. Su trabajo se centra en el estudio del origen y la evolución temprana de la vida y de los ácidos nucleicos, como el ADN y el ARN; el desarrollo de biosensores para caracterizar la biodiversidad microbiana en entornos extremos, y el estudio de virus de ARN. Actualmente es también vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Virología (SEV) y un polifacético profesional, que acompaña su actividad investigadora con la divulgación científica y la escritura de relatos y poemas.
Desde hace un año aproximadamente toda la atención de la sociedad se ha centrado en un virus de ARN muy concreto, el causante de la Covid-19. ¿Cómo ha afectado esta situación de pandemia al desarrollo de las ciencias que no están directamente enfocadas a solventar el problema?
La astrobiología es un campo en el que también nos interesan mucho los virus de ARN. No es una ciencia tan lejana, sobre todo la parte que tiene que ver con el origen y la evolución de los virus, no tanto en cuanto a las repercusiones clínicas. Pero hay muchos campos científicos que no tienen nada que ver con los virus y que se han dejado un poco de lado ante toda esta crisis. Ante esta situación imprevista, y como el dinero es limitado, hay que escoger y priorizar, así que se han derivado muchos esfuerzos personales y con esto un campo va en detrimento de los otros. Lógicamente, ahora tocaba hablar mucho sobre este virus, dar muchos datos y avanzar muy rápido. Gracias a eso y a la colaboración de científicos en todo el mundo se han conseguido tener vacunas en un solo año, algo absolutamente fascinante. Pero habrá que ir revirtiéndolo y volver a dedicar tiempo y esfuerzo a otros temas que ya eran candentes antes de la emergencia. Esto se ha convertido ahora en lo único y eso tampoco es sano, hay que hablar de todos los temas científicos.
Esto se ha convertido ahora en lo único y eso tampoco es sano, hay que hablar de todos los temas científicos.
En cuanto a las vacunas… Ha habido gente algo preocupada y se han extendido informaciones llamativas sobre dos de las vacunas que se están administrando en España, las de Pfizer y las de Moderna, que son vacunas de ARN. ¿Es realmente ésta una molécula tan peligrosa?
No hay ningún problema. Lo que pasa es que una sociedad con poco conocimiento científico y con mucha desinformación da lugar a esta infodemia. Para muchas personas del mundo será la primera vez que hayan oído hablar del ARN, pero fue probablemente la molécula principal en el origen de la vida. Que esta molécula les vaya a modificar genéticamente no tiene ningún sentido. Las vacunas de ARN lo que hacen es darles unas instrucciones a las células del sistema inmune, un plano, gracias al cual construyen la proteína que tiene el virus en su parte exterior y esa proteína educa al sistema inmune para que produzca anticuerpos frente a ella. De esa forma ya está preparado para que, si alguna vez te cruzas con el virus real, tu sistema lo pueda atacar. El ARN es utilizado para fabricar las proteínas y luego se degrada, los planos se rompen y desaparecen de la célula.
Este sistema tan novedoso está funcionando muy bien, generando una respuesta inmune fabulosa en las personas y sin efectos secundarios prácticamente. Con otras vacunas más tradicionales, como la de AstraZeneca, lo que te inyectan es un virus que tiene esa misma proteína. Entonces puedes tener el efecto secundario de ese otro virus que te han metido, como inflamación o algo parecido a un resfriado, aunque esta atenuado para que no sea mucho. Las de ARN son más limpias.
En torno a este virus se han compartido muchas informaciones falsas. Uno de los bulos más extendidos ha sido el del virus fabricado artificialmente en un laboratorio de Wuhan.
Sí, eso es muy típico de la ciencia ficción, de las películas. El señor malo malísimo que quiere acabar con todos, se inventa un arma biológica, la dispersa y morimos todos. El apocalipsis pandémico es un argumento muy recurrente y la verdad es que son películas entretenidas. Pero lo cierto es que los científicos no tenemos todavía capacidad para construir un virus en el laboratorio, no hemos avanzado tanto como se piensa en esos casos. De hecho, es curioso como los negacionistas y las personas que apoyan las pseudociencias, por una parte, no se fían de la ciencia, pero por otra parte nos otorgan a los científicos un poder casi ilimitado.
Cuando analizamos el virus en el laboratorio, con técnicas de secuenciación de genes, podemos compararlo con los demás virus ya conocidos y lo que vemos es que es un virus que se parece a otros coronavirus que han ido apareciendo y que hay unas relaciones de parentesco más o menos cercanas entre unos y otros. Esto nos habla de que es de la misma familia, aunque presenta algunos cambios con los otros, lógicamente. Incluyendo este, se conocen ya en total siete coronavirus que infectan a humanos.
Los científicos tienen bastante claro que, al igual que otros virus de esta familia, tiene un origen zoonótico.
Sí, con estas técnicas vemos también que hay virus muy parecidos a este en murciélagos y en algunos roedores. Lo que probablemente ha ocurrido es que este virus se habrá originado en murciélagos, habrá pasado a otro animal, que de momento no sabemos cuál es, y de ese animal habrá saltado a la especie humana. Este proceso de zoonosis o de salto de hospedador pasa constantemente en la naturaleza, aunque para la opinión pública sea la primera vez que se escuche hablar tanto sobre virus. Por ejemplo, los virus de la gripe se originan muchas veces en aves, se recombinan en cerdos y luego pasan a los humanos.
Este tema ha afectado a todos en la salud, en la economía, etcétera, y tampoco hay la mayor transparencia del mundo en China, es un terreno muy propicio para que personas que desprecian la evidencia científica se inventen cosas. Pero, aunque para mi gusto demasiado tarde, ya ha habido una misión de científicos a Wuhan y no hay nada que nos diga que ha habido manipulación genética. Mientras no haya pruebas nadie puede inventarse una realidad paralela.
¿Usted diría que la ciencia ficción ha hecho mucho daño a su campo de estudio?
Por una parte, ha hecho creer a la gente cosas imposibles, pero por otra también ha sido un estímulo. Yo soy muy partidario de la ciencia ficción, me gusta mucho. Me parece que es muy interesante para plantearnos preguntas. Por ejemplo, los humanos estamos interesados por la posibilidad de que haya vida en otros planetas, incluso vida inteligente que se comunique con nosotros. Y eso en muchos casos ha venido desde la ficción.
La ciencia ficción en sí no es mala, si lo tomas como un producto cultural, como literatura. Leer El Quijote o leer poesía no es malo, qué va, es buenísimo. Lo que no puedes es creerte que existen los personajes. Igual que no existe Sancho Panza, tampoco existen los marcianos que vemos en las películas, como los de H.G. Wells o los de Mars Attack. El problema de la ciencia ficción es que hay gente que se lo cree como si fuera verdad y creen que ven platillos volantes cuando lo que ven son nubes lenticulares que iluminadas por el sol brillan como un platillo volante. Diría que no ha hecho daño si somos capaces de diferenciar la realidad de la ficción.
Y, ¿Es usted más optimista respecto a las posibilidades de encontrar vida en Marte o en alguno de los satélites congelados del Sistema Solar?
Yo creo que vida presente, vida actual, sería más probable encontrarla en las aguas de satélites como Encélado o Europa. En sus aguas subsuperficiales, las que están bajo el hielo. Aquí ya sabemos que hay unos océanos profundos y ricos en moléculas, lo que puede ser un mejor soporte para la vida. En Marte lo que podemos encontrar son rastros de una vida pasada. Pero es mucho más fácil ir a Marte que a los satélites de Júpiter o de Saturno, porque está mucho más cerca. Además, el problema adicional que tienen estos gigantes de gas es que producen mucha radiación y la electrónica de vuelo se ve muy afectada. De esta manera una misión no puede estar mucho tiempo cerca, tiene que estar yendo y viniendo, haciendo órbitas muy grandes, para que el tiempo que pasa cerca del planeta no sea mucho. Este tipo de limitaciones hacen que se haya explorado más Marte, pero las opciones de encontrar vida presente en los otros son más altas.
Recientemente, disfrutamos de esas maravillosas escenas del amartizaje del nuevo Mars Rover Perseverance. ¿Qué es lo que se espera que encuentre este vehículo?
Ya van cinco décadas enviando rovers al planeta y en esta última etapa de la exploración lo que se va buscando son restos de posible vida pasada o incluso actual. Para ello el rover va a analizar las formas de los estratos y de los minerales, para ver si se pueden corresponder con formaciones hechas por bacterias. También lleva tecnologías para analizar los restos de moléculas, como lípidos o ácidos grasos, en las rocas. Y, por otra parte, va a recoger cuarenta y dos muestras del suelo y del subsuelo, que quedarán allí preparadas para que una futura misión las recoja y las traiga a la Tierra. Esto va a hacerse por primera vez, es muy novedoso y está muy bien porque si esas muestras llegan aquí ya no estas tan limitado, tienes la potencia de toda la tecnología de nuestros laboratorios y se pueden aplicar técnicas mucho más avanzadas en microbiología o biología molecular. Todo eso es lo que pretende hacer este rover y, además, seguirá caracterizando la geología del planeta y también los gases que forman la atmosfera. Tiene mucho trabajo por delante realmente.
Cuando se envían estas misiones al espacio se hace gran hincapié en su limpieza con tal de no contaminar otros planetas con los microorganismos terrestres. ¿Cómo de real es el riesgo de contaminación del espacio?
No siempre se habla de ello, pero es una parte fundamental en la exploración planetaria. De hecho, en mi último libro le dedico un capítulo entero a la protección planetaria, porque es realmente muy importante. Hay que limpiar muy bien las misiones de la Tierra ya que todo lo que hay en nuestro planeta está recubierto de microorganismos, no hay ningún material estéril, y si llevamos, sin querer, en la superficie de nuestros rovers microorganismos terrestres podemos ocasionar problemas. Si hubiera vida endógena, propia de ese planeta, y le estuviéramos metiendo otra forma de vida de aquí con la que competir, a lo mejor habría problemas ecológicos. Nos podríamos cargar la vida en Marte. Por eso para proteger todos los lugares en los que se sospecha que puede haber vida se aplican unas restricciones muy enérgicas y se trata de esterilizar todo lo que sea posible los materiales de los vehículos.
Y, a raíz de esto… ¿Cómo podemos descartar, si algún día encontramos vida fuera de la Tierra, que no la hayamos enviado allí nosotros previamente?
Yo creo que habrá mucha discusión si se encuentra un posible biomarcador de Marte para intentar convencer de que realmente es de ahí. La ciencia se construye con mucha revisión, mucho análisis de otros científicos, por lo que todos tenemos que ser muy rigurosos y exigentes. Seguro que los científicos que lo encuentran tenderán a decir que es de allí y todos los demás tenderán a decir que no. Será divertido ver la pelea.
En teoría, los análisis moleculares, permitirán discriminar si es vida endógena o si la hemos llevado de aquí sin querer, lo que llamamos un falso positivo. Si los análisis del material genético detectan una bacteria típica de la piel como Propionibacterium nadie se va a creer que sea de Marte, lo lógico es pensar que es de la piel de alguno de los operarios que en algún momento tocó ese rover y dejó ahí esa bacteria. Y si detectas otro tipo de biomarcador como un lípido sería muy arriesgado decir que es de Marte. Es un tema complejo, pero es bonito también.
La esperanza de que la vida fuera de la Tierra sea un hecho podría ponernos optimistas en cuanto a hacer una mudanza a un planeta B y podríamos reducir nuestra preocupación por el cambio climático, la contaminación o la pérdida de biodiversidad confiando en que habría una segunda opción si todo falla en nuestro planeta.
Es la táctica del avestruz, yo meto la cabeza bajo de la tierra y no veo los problemas. Podría ocurrir que dé esa falsa sensación de que ya no hay problemas, pero realmente para los casi ocho mil millones de personas que somos es imposible ir a otro lugar. Estoy seguro de que sí vamos a ir a otros planetas. Irán astronautas en grupos pequeñitos, científicos y exploradores, o igual mineros en busca de recursos. A lo mejor incluso se forman colonias, por ejemplo, en Marte. Como decía una cita muy bonita de Konstantin Tsiolkovski, padre de la cosmonáutica rusa, “la Tierra es la cuna de la humanidad, pero no se puede vivir en una cuna para siempre”. Pero una cosa es que vaya a descubrirlo una avanzadilla de nosotros y otra que toda la humanidad se pueda mudar, eso es inviable. La humanidad va a estar en la Tierra y lo que nos queda es cuidar este planeta, que es nuestra casa. Hay que ser muy exigentes con las medidas para frenar el cambio climático y parar el calentamiento global, frenar la deforestación y conservar la biodiversidad que nos rodea. Tenemos que ser mucho más cuidadosos y conservar este planeta. El planeta A, porque no hay un planeta B.
Hay que ser muy exigentes con las medidas para frenar el cambio climático y parar el calentamiento global, frenar la deforestación y conservar la biodiversidad que nos rodea.
Buena parte de la investigación en España se realiza con fondos públicos y habrá quién se pregunte qué utilidad tienen algunas investigaciones como esta búsqueda de vida fuera de la Tierra y si merece la pena esa inversión de fondos.
Muchas veces lo que tú investigas para unas cosas va teniendo aplicaciones en otras. Por ejemplo, muchas de las cosas que ahora utilizamos en nuestro día a día como materiales, combustibles o sistemas de comunicaciones, se han generado como consecuencia de la investigación que ha conllevado durante décadas la exploración espacial. Hay otros casos que son más chocantes, por ejemplo, en 1965, el microbiólogo Thomas Brock encontró un microorganismo capaz de vivir a altas temperaturas en una surgencia hidrotermal del parque Yellowstone, Thermus aquaticus. Pues su enzima polimerasa del ADN es la que se utiliza en las PCRs ahora tan familiares para todos por su uso como sistema de diagnóstico del Sars-Cov-2.
No debe de mantenerse esa división tan habitual entre ciencia básica y ciencia aplicada. Hay ciencia y luego aplicaciones de la ciencia, que acaban llegando antes o después. Y a veces por donde menos te lo esperas. Por eso es tan importante seguir invirtiendo en ciencia que, a lo mejor, parece alejada de la sociedad.
No debe de mantenerse esa división tan habitual entre ciencia básica y ciencia aplicada. Hay ciencia y luego aplicaciones de la ciencia, que acaban llegando antes o después.
¿Por qué es importante dar a conocer los conocimientos científicos?
Los salarios de los científicos, en un país como el nuestro, vienen de los impuestos que pagamos todos y yo considero que tenemos una cierta obligación de devolver a la sociedad parte de lo que nos da. Creo que la mejor forma de hacerlo, además de con nuestros descubrimientos, artículos y patentes, es aumentando la cultura científica de la gente, para que no haya esos casos de creencias en realidades paralelas. Y la mejor forma de conseguir esto es haciendo divulgación científica. Yo soy muy partidario de que los científicos demos charlas, escribamos libros o publiquemos en blogs. Creo que esa es la actitud correcta de un científico: investigar y divulgar.
Eso se tiene muy claro en los países anglosajones, por ejemplo, hasta el punto en que en todos los proyectos de investigación hay una parte que se dedica a la divulgación de los resultados. En España está empezando ahora, pero durante muchos años no se ha considerado su importancia. Pero caramba, luego cuando pedimos que haya más financiación para la ciencia se lo estamos pidiendo a una sociedad que no tiene nada de conocimiento científico, en cierta medida por nuestra culpa, que estamos encerrados en nuestra torre de marfil y no comunicamos. Tampoco me parece lógico. Fomentemos la cultura científica y convenzamos a la gente de lo importante que es la ciencia.
¿La cultura científica y la humanística merecen ese divorcio que existe entre ellas?
Esa es otra de mis obsesiones, romper con esa dicotomía. Charles Snow ya decía en el año 1959, “Seria necesaria una tercera cultura que unificara la cultura de ciencias y la de letras”. Por que al final la cultura es única, aunque vistamos las inquietudes de los humanos con el apellido de humanísticas, de científicas o de artísticas. A mí me interesa mucho derribar fronteras, en la medida de lo posible. Me gusta que los científicos aprecien la pintura o la poesía y que a los humanistas les interese quien era Lavoisier, Darwin o Newton.
De hecho, en alguna de mis charlas he utilizado cuadros, obras de arte, como metáfora para hablar de la evolución. Mezclemos lenguajes y avancemos hacia una cultura común, creo que nos perdemos mucho si nos parcelamos.
¿Qué les diría a esas personas jóvenes que empiezan a considerar la ciencia como profesión?
Diría que la educación secundaria es un momento muy importante para la formación de vocaciones científicas porque es cuando tomas decisiones que van a marcar tu vida. Aunque luego puedas dar muchas vueltas, decides aquí a qué te vas a dedicar y quedan marcados, de alguna manera, tus siguientes años. Yo decidí que iba a estudiar una carrera de ciencias cuando estaba en el instituto, motivado, entre otras cosas, por dos profesores muy buenos.
Haría un llamamiento especial a las jóvenes porque la creatividad, capacidad de trabajo e inteligencia de las mujeres hay que utilizarla y desarrollarla también en estas carreras. Animaría a todas las personas a hacer ciencia porque no hay nada más fascinante que hacerle preguntas a la naturaleza e intentar responderlas, y aportar algo de tu capacidad e imaginación para resolver problemas de la humanidad es muy gratificante. El trabajo multidisciplinar y muchas veces, internacional, que desarrollan los científicos, es algo muy bueno para la formación de las personas. Además, cuanto más grandes preguntas te haces, más estas ejercitando tu cerebro que es lo que te define como ser humano, y yo creo que la ciencia es una forma muy buena para promover esto. Pero si tocas un instrumento musical, escribes poesía o novela, o haces teatro, entonces te estas poniendo en la faceta de creador, de constructor de nuevas realidades, de imaginador de nuevos mundos, y creo que eso también es fundamental.
La investigadora de l’Institut Català de Nanotecnologia és una de les responsables del projecte CoNVat, una de les primeres iniciatives finançades per la Comissió Europea com a resposta a la crisi del coronavirus.
A l’inici de la pandèmia, la Comissió Europea va decidir llançar una sèrie d’ajudes destinades a finançar d’urgència projectes d’investigació relacionades amb la COVID-19. El projecte CoNVat va ser una de les iniciatives seleccionades, l’única liderada per un grup d’investigació espanyol. El seu objectiu principal és desenvolupar un biosensor de tipus point-of-care (dispositius dissenyats per a ser utilitzats directament allà on es troba el pacient) per a la detecció ràpida i específica del virus SARS-CoV-2. El mateix sistema, a més, podria usar-se per controlar l’evolució dels coronavirus als animals reservori, tal i com proposa l’epidemiòleg Jordi Serra Cobo, que col·labora per part de l’Institut de Recerca de la Biodiversitat de la Universitat de Barcelona.
Una de les responsables de la coordinació de CoNVat és la valenciana Maria Soler, investigadora sénior del grup de Nanobiosensors i Aplicacions Bioanalítiques (NanoB2A) de l’Institut Català de Nanotecnologia (ICN2), dirigit per Laura Lechuga. La doctora en química ens explica els detalls dels sistemes que estan desenvolupant per a la detecció del virus i comparteix les seues reflexions al voltant dels reptes que suposa emprendre una carrera al món de la investigació.
En què consisteix el projecte ConVAT?
L’objectiu del projecte és desenvolupar un sensor basat en nanotecnologia fotònica. Fem servir la llum per a sistemes de diagnòstic clínic. Els nostres xips els tenim ja desenvolupats i demostrats per a altres tipus de diagnòstic com bactèries o biomarcadors de càncer. Ara, els estem aplicant per a la detecció del SARS-CoV-2 de dos maneres diferents. Una és la detecció del virus sencer[detecció directa del microorganisme sense tractament previ] en mostres de saliva o de fluids respiratoris, que seria similar als test ràpids d’antígens però amb una sensibilitat molt major. L’altra és la detecció del seu material genètic però sense necessitat d’amplificar mitjançant tècniques PCR. Nosaltres directament detectem l’RNA del virus i obtenim una senyal quantitativa, això ens permet determinar la càrrega viral que presenta el pacient. A més, no només ho volem aplicar a pacients humans sinó que volem fer servir els dispositius per poder detectar i controlar els coronavirus en animals com rates penades, o altres rosegadors, que puguen ser reservoris d’aquests virus. És a dir, poder detectar qualsevol mutació o evolució dels coronavirus que puga resultar perillosa per a desencadenar una nova pandèmia en el futur.
«Detectem concentracions molt baixes de virus, cinc o sis partícules per mil·lilitre»
Explica’ns com funcionen els vostres sensors. Quina diferència hi ha amb els test d’antígens que s’estan utilitzant actualment?
Són guies interferomètriques basades en xips de silici. Fem passar llum a través del que s’anomena una guia de ona, la llum circula a través del xip de silici i ix pel final d’aquest. Al mig del xip es troba la superfície sensora. Qualsevol interacció biomolecular que es done en aquesta superfície afectarà a com es transmet la llum a través de la guia d’ona. En aquest cas el que detectem és un canvi de fase, similar a un canvi en la velocitat de la llum. Quan capturem el virus damunt del xip, la llum canvia la velocitat a la que el travessa i això, al final del xip, es tradueix en una senyal interferomètrica que transformem en una senyal lineal que podem interpretar. Quanta més quantitat de virus capturem, major intensitat de senyal tenim. Això és el que ens permet detectar el virus directament sense necessitat de qualsevol tipus de marcatge fluorescent o colorimètric. A més, fa que siga molt ràpid. Detectem el virus en el moment que està entrant en el xip, serien assajos d’entre deu i quinze minuts com a molt.
La diferencia principal amb els test ràpids és que la nostra sensibilitat és molt major, seriem capaços de detectar concentracions molt baixes de virus, cinc o sis partícules de virus per mil·lilitre, quan els test ràpids estan en sensibilitats d’un milió de partícules per mil·lilitre. En els dos casos fem servir anticossos que són els receptors que van a capturar el xip a través de la proteïna espiga exterior. Fem servir el mateix sistema biològic perquè és el que major especificitat dona a l’assaig.
En quin punt del projecte esteu?
Acabem de complir un any i anem molt bé. El projecte és per dos anys, pel que estem just a la meitat. Ara mateix estem provant ja amb mostres de virus inactivats. Al nostre laboratori no podem treballar amb virus actius, com a molt tenim disponibles laboratoris BSL-2 [nivell de bioseguretat 2] on treballem amb virus inactivats per llum ultraviolada. Les mostres ens arriben de col·laboradors com l’Institituto Nazionale de Malattie Infettive d’Itàlia, que estan dins del projecte, i d’altres col·laboradors espanyols com el Centre Nacional de Biotecnologia de Madrid. Hem optimitzat tot l’assaig, detectem el virus de manera específica i molt sensible, arribem a límits de detecció de poques partícules de virus per mil·lilitre. Estem provant amb mostres de saliva i fluids nasals, simplement acabant de posar-ho a punt i pensant com fer la validació clínica. Per a aquesta validació haurem de traslladar el nostre sensor als laboratoris de l’institut italià per posar-los a un laboratori de BSL-3 on poder demostrar que segueix funcionant igual amb mostres actives. Esperem poder fer-ho prompte, si la pandèmia ens ho permet.
«Passe la meitat del temps no dedicada a fer ciència sinó a demanar finançament»
En el teu cas, eres una investigadora jove encarregada del gestió d’un projecte de gran envergadura, junt amb la directora de NanoB2A Laura Lechuga. Quina és la teua situació laboral i com és actualment el camí per desenvolupar carrera investigadora?
El camí és difícil, sobretot a partir d’ara. Al principi és molt fàcil, fas el doctorat, jo vaig tindre sort que em van oferir després un postdoc a Suïssa, a l’École Polytechnique Fédérale de Lausanne, on vaig estar tres anys a un bon laboratori i després també em van oferir tornar ací a seguir investigant al laboratori on estic ara. Fins ací diguem que tot m’ha anat sobre rodes. Ara, el meu contracte és temporal. Jo tinc un contracte de cinc anys amb impossibilitat d’ampliar-lo. Vaig pel tercer i quan acabe hauré de buscar un altre contracte. En això estic. Ara he de buscar-me finançament jo mateixa per poder seguir treballant. Bé siga amb finançament públic, com puga ser una beca de tipus Ramón y Cajal o similar, amb finançament de fundacions privades com podria ser la Caixa, o anar directament a per finançament europeu amb una beca del Consell Europeu d’Investigació(ERC), però aquest finançament cada volta és mes complicat d’aconseguir. El pitjor de tot és que jo passe pràcticament la meitat del meu temps no treballant en la ciència en si, sinó escrivint projectes i demanant finançament per a poder seguir treballant.
Es queden molts investigadors pel camí?
Moltíssims. Dels deu doctorands que estàvem fent el doctorat al mateix temps només tres seguim a l’acadèmia. Els altres han anat a empreses o han deixat la ciència i estan a consultories o buscant feina de qualsevol altra cosa. Cadascú per motius diferents. Bé per l’èxit, bé per capacitats o bé per no tenir ganes de lluitar dia a dia per simplement aconseguir un sou sense tindre una estabilitat laboral, que al final es el que tots busquem.
«Pesa molt la falta d’ambició amb que ens eduquen de menudes»
En el vostre cas, sou majoritàriament dones les que esteu al capdavant d’un grup exitós. Per contra, quan acudim a les dades, observem que aquesta situació encara no es dona amb normalitat. Per què creus que encara no s’ha superat aquesta fase?
Sí, som l’excepció que confirma la regla. No només perquè som dones les que estem a les posicions més altes, les dues sèniors que som i les quatres investigadores postdoctorals. És que ara realment pràcticament el 90% de les investigadores del meu grup som dones i no és que ho hagem buscat sinó que ha sorgit així. És molt curiós, i molta gent ens ho diu, perquè, a més, som un grup basat en enginyeria on normalment són molts homes i nosaltres som tot dones. Tenim moltes biotecnòlogues, biòlogues i químiques però també tenim enginyeres , programadores i matemàtiques. En aquests camps és més difícil trobar dones i crec que les tenim totes al nostre grup.
Per què no hi ha més dones liderant l’activitat científica?
La veritat que és una pregunta difícil de respondre per a mi. Normalment la gent diu que és per la falta d’estabilitat de la carrera investigadora i també pel tema de la maternitat. Pot ser, tot i que ara qualsevol tipus de beca o projecte ja et deixa dir que has dedicat eixos anys a la maternitat i no et compta en el període de temps avaluat. Però jo crec que també pesa molt la falta de motivació i ambició amb que ens eduquen a les dones quan som menudes. Mai ens diran que serem la cap de la empresa o que ens muntarem la nostra pròpia empresa. En canvi als xiquets: “Tu seràs el jefe de major, veritat?” Jo crec que això és el que realment fa que les dones no tinguem aquesta ambició per arribar a les posicions més altes i crec que és el que hem de canviar. Tant a nivell personal, familiar i a l’escola. Tenim tots i totes molta responsabilitat en canviar això.
Sustancias químicas son utilizadas para mantener relaciones sexuales en sesiones durante varias horas
El ‘Chemsex’ es la palabra anglosajona resultante de ‘Chemical and sex’, ‘química y sexo’ y designa el fenómeno socio cultural que utiliza el consumo intencionado de drogas (sustancias variadas), para tener sexo durante sesiones continuas desde horas hasta dos o tres días. En España este tipo de prácticas sexuales también se conoce con el nombre de ‘vicio y morbo’ entre otros como ha explicado el Doctor Cabello del servicio de Medicina Interna-Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz durante la Jornada de enfermedades infecciosas de la SEMES (Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias) en Madrid.
Imagen de diferentes pastillas // Flickr
El ‘chemsex’ es utilizado principalmente por hombres que tienen sexo con hombres. En nuestro país se toma conciencia de este tipo de prácticas aproximadamente en 2016, a raíz de publicaciones en Reino Unido que dan a conocer este tipo de encuentros, aunque la realidad es que los pacientes llevaban años realizándolas. “Todo lo que sabemos a día de hoy sobre este tipo de prácticas es gracias a ellos, a los pacientes, aunque abordar una anamnesis sobre este tema es muy complejo; es difícil de preguntar y difícil de contestar”, ha explicado el experto.
En cuanto a las drogas utilizadas, el médico ha expuesto que tres son las sustancias principales: mefedrona, metanfetamina y GHB. De forma única o combinada para potenciar sus efectos con otro tipo de drogas como cocaína, speed, ketamina, éxtasis o MDMA entre otras. Existe también una variante de esta práctica, la drogadicción por vía IV, que se conoce como “SLAM”, con el mismo objetivo, tener sexo bajo sus efectos
Todo este tipo de prácticas se ha visto incrementado por el uso de aplicaciones geosociales, puesto que facilita la localización de personas con el mismo objetivo, y por tanto el encuentro en un perímetro cercano, ha explicado el internista.
El riesgo de realizar este tipo de prácticas es elevado; el principal es el derivado del consumo de sustancias; tanto directo con sobredosis, como indirecto con consecuencias a nivel laboral y en su entorno social habitual. El experto ha comentado en la mesa redonda tras la sesión ofrecida: “hay dos perfiles de paciente diferenciados, los que controlan este tipo de prácticas, sin repercutir en su vida diaria, y a los que si les afecta, influyendo en ella y en sus relaciones interpersonales, cuyas prácticas por tanto son descontroladas; aunque para nosotros todas ellas sean de riesgo”.
La práctica sexual bajo los efectos de las drogas hace que se actúe sin percepción de riesgo, y olvidando el peligro que conllevan, por lo que se prescinde de la utilización de métodos de barrera como el preservativo. Esta actitud facilita las ITS (Infecciones de trasmisión sexuales) como sífilis, gonorrea, y VIH entre otras, además del abandono de tratamientos crónicos como la terapia antiretroviral utilizada en el VIH. Los pacientes dejan de medicarse tanto por la sensación de atemporalidad producida por las sustancias consumidas, como de forma intencionada por el mal estar que produce la utilización simultánea de la terapia con las drogas utilizadas en la práctica, síntomas que los mismos pacientes conocen bien.
El experto en enfermedades infecciosas, ha presentado el “USEX STUDY” en el que ha explicado que entre los pacientes con VIH, y otras enfermedades de trasmisión sexual el 30% consumen Chemsex. Otras de las conclusiones son: no asociarse a entorno socioeconómico bajo, sino a una ganancia media de aproximadamente 1000 euros, tener más de veinte parejas sexuales, y afectación de la esfera neurocognitiva, (especialmente los consumidores de SLAM, Drogas vía intravenosa) tienen más dependencia, paranoia, abstinencia e ideas autolíticas…
La urgencia es probablemente un lugar idóneo para detectar VIH no conocido en pacientes con este tipo de prácticas, ha señalado el Doctor Cabello en esta sesión para la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias
La catedrática en zoología profundiza sobre la nacra, especie marina en peligro de extinción, y de su proyecto actual que trata de salvar a este bivalvo gigante.
Francisca Giménez Casalduero es profesora de Ciencias del Mar en la Universidad de Alicante desde hace 22 años. En sus largos años de investigación, esta científica lorquina ha trabajado en la planificación y gestión de Reservas Marinas, la contaminación marina, la conservación ambiental y la protección del medio marino en general.
Comprometida con el Mar Menor, la gran laguna costera del mediterráneo occidental que representa el ecosistema más singular y a la vez dañado de la Región de Murcia, ha formado parte del Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor. Está fuertemente comprometida con la concienciación ciudadana, por ello ha colaborado en proyectos que tratan de acercar el medio marino desde una perspectiva científica a la sociedad.
Actualmente está enfocada en su trabajo y proyecto más reciente, que lucha por salvaguardar los últimos ejemplares de nacra de las costas españolas liderado por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA).
Pregunta. La especie con la que está trabajando, la nacra, actualmente se encuentra altamente amenazada, ¿por qué es importante esta especie para el ecosistema?
Respuesta. La nacra o Pinna nobilis es una especie emblemática: es el segundo mayor bivalvo del planeta y es endémica del Mediterráneo; es decir, no la vamos a encontrar en ningún otro ambiente. Básicamente era parte del paisaje: todos los que nos hemos bañado en el mediterráneo, identificábamos la nacra en el paisaje habitual marino, en la pradera de posidonia. Su papel en el ecosistema es indudable: es una especie con unas tasas de filtración impresionantes, lo que ayuda a mantener el agua limpia. Sus conchas son tan grandes que forman un ecosistema propio.
P. ¿Cómo ha llegado la nacra a estar al borde de la extinción?
R. La nacra siempre ha estado sometida a cierta presión humana, hace unas décadas yo recuerdo como algo común ver conchas de nacra en todos los bares costeros. El aumento de las embarcaciones de recreo empezó a perjudicar a la nacra porque se anclaban sobre la pradera en la que viven, rompiéndolas. Con estas presiones se vio que las poblaciones empezaban a disminuir y la especie se declaró protegida. Se pusieron en marcha actuaciones de gestión específicas y de concienciación; y de hecho, las poblaciones empezaron a recuperarse. Sin embargo, en 2016 surge una epidemia con una capacidad de infección similar a la que estamos viviendo con el coronavirus, pero en vez de un virus es un parásito: el protozoo haplosporidium.
El proceso ha sido muy similar a la pandemia del “covid”: el coronavirus era una enfermedad tradicional de los murciélagos que debido a los desequilibrios y ruptura de las barreras ambientales ha pasado al ser humano, y el ser humano no está preparado para enfrentarse a este parásito, por lo que es muy virulento. El haplosporidium es un parásito habitual y muy conocido de otras especies de bivalvos, pero ¿Qué pasa cuando el haplosporidium entra en el Mar Mediterráneo e infecta a una especie que nunca en su historia evolutiva se ha enfrentado a este parásito? Pues que la mortandad ha sido del 100%, allá donde llegaba el parásito acababa con la totalidad de la población de nacras.
Los primeros indicios se dieron en 2016 en el levante español, y en dos o tres años tuvimos la certeza de que había llegado hasta el mediterráneo oriental y que había mortandades masivas de nacra en las costas de Italia, de Turquía, de Grecia, etc. Fue muy frustrante, porque, aunque se detectó rápido la presencia del haplosporidium, el haplosporidium fue mucho más rápido que nuestros avances.
«A pesar de que el Mar Menor es un refugio para la nacra, estamos en una situación de desequilibrio y con un alto riesgo de que deje de serlo»
P. ¿Por qué se dice que el Mar Menor se ha convertido en un refugio para la nacra?
R. Solo parecían salvarse de esta afección las nacras de las lagunas costeras y los deltas, cuyas condiciones ambientales actúan como barrera natural frente al parásito. En España, el delta del Ebro posee una salinidad inferior a la del mar mediterráneo; y el Mar Menor tiene una salinidad superior a la del Mediterráneo. Allí nos dimos cuenta de que la salinidad baja y la salinidad alta protegía a las nacras del ataque del haplosporidium.
Sin embargo, aunque las nacras del Mar Menor tenían cierta protección frente al parásito, en 2016, la laguna sufrió una crisis ambiental. El estado crítico de contaminación de la laguna provocó la ausencia de oxígeno por debajo de los tres metros de profundidad. Esto, a su vez, provocó la mortandad masiva de todos los organismos que vivían por debajo de estos tres metros. Si antes de 2016 teníamos una estima de más de un millón de ejemplares de nacra en la laguna, tras el episodio de anoxia murió el 95% de la población. Actualmente creemos que quedaran menos de dos mil ejemplares vivos. Una de las propuestas que más se repite para solucionar el problema de la contaminación del Mar Menor es aumentar la conexión con el mediterráneo. Esto llevaría a una caída de la salinidad y a una entrada masiva del haplosporidium y, probablemente, a la muerte de los pocos ejemplares que quedan. A pesar de que el Mar Menor es un refugio para la nacra, estamos en una situación de desequilibrio y con un alto riesgo de que deje de serlo.
P. El proyecto “recupera pinna” tiene como principal objetivo garantizar la supervivencia de las dos últimas poblaciones de nacra en España: la del Delta del Ebro y la del Mar Menor ¿Cómo surge el proyecto “Recupera Pinna”? ¿Cómo se vio usted involucrada?
R. Desde el principio de la epidemia del haplosporidium, nos unimos una serie de grupos de investigación que trabajamos con esta especie, con la nacra o pinna. Por ejemplo, Emilio Cortés, en el Aquarium de la Universidad de Murcia, está desarrollando los protocolos de cría en cautividad de la especie; conseguir su cría en cautividad puede ser la clave para asegurar su supervivencia. Además, estamos trabajando con el equipo del Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias (IRTA), liderado por Patricia Prado. Ellos trabajan con las nacras del delta del Ebro, que se encuentra en una situación similar a las del Mar Menor. Desde el principio, pusimos nuestros recursos en común para volcarlos en la supervivencia de la nacra. Actualmente, el proyecto “Recupera Pinna” ha sido financiado por la fundación biodiversidad, y lo está liderando Patricia Prado y su grupo del IRTA.
«Es importantísimo que la ciudadanía siento como propios los valores naturales»
P. ¿Cuáles son los principales objetivos del proyecto? ¿Cómo se está trabajando para lograrlos?
R. El proyecto “Recupera Pinna” tiene varios objetivos. Uno de ellos es censar las poblaciones de nacras en la laguna y el delta, ya que hay zonas en las que aún no sabemos si hay nacras o si siguen vivas. Otro objetivo son las actuaciones de traslocación, sobre todo en el delta del Ebro. En esta zona, cuando hay un temporal o una dana, se rompen las barreras de arena que aíslan el delta del mar Mediterráneo, provocando la entrada de agua mediterránea y la muerte de la nacra. Precisamente, estas barras son zonas donde se asientan los juveniles. La propuesta es trasladar estos juveniles que sufren una alta probabilidad de mortandad, a zonas más protegidas para incrementar su supervivencia. En el caso del Mar Menor se translocarían los ejemplares de zonas más profundas, donde hay riesgo de falta de oxígeno por la contaminación, a zonas más aptas.
Además de las acciones de censo y traslocación se plantea hacer difusión y divulgación con actividades de ciencia ciudadana como voluntariado, que sirvan para involucrar y concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de esta especie.
P. Usted ya ha trabajado anteriormente en diversos proyectos de participación ciudadana, como el CAMONMAR. ¿Por qué son importantes estas actividades de difusión y concienciación?
R. ¡Yo diría que estas acciones son imprescindibles! El medio marino es el gran desconocido, yo suelo decir a mis alumnos que los grandes cañones marinos que hay a pocos kilómetros de la costa de Murcia son más desconocidos que la superficie de la luna. Es importantísimo que la ciudadanía sienta como propios los valores naturales y entienda la importancia de conservar estos hábitats y estas especies. Concretamente, la nacra, no solo es parte del ambiente marino, sino que además juega un papel fundamental en el Mar Menor. Si tuviéramos una población boyante como la que había antes, sus tasas de filtración servirían incluso para controlar los blooms de algas y de medusas. Creo que deberíamos sentirnos orgullosos, además, de que el Mar Menor sea quizá lo que salve a la nacra y permita más adelante recuperar la especie en todo el mediterráneo.
Que la ciudadanía sepa el valor que tienen sus zonas más próximas creo que es importante. Precisamente, estamos en una zona espectacular: el litoral de la Región de Murcia tiene unos ecosistemas increíbles, con arrecifes de corales profundos, grandes praderas de posidonia… La conservación de la biodiversidad tiene que ser una responsabilidad de todos. Y para ello las acciones de difusión y comunicación de la ciencia son imprescindibles.
«Cuando empiezas a conocer los valores del Mar Menor… es inevitable enamorarte de él. Las maravillas están ahí, solo hay que mostrarlas»
P. Y según su experiencia, ¿qué estrategias pueden resultar más eficaces para concienciar a la gente del valor de los ecosistemas marinos?
R. La mejor manera de concienciar es conocer. Se le achaca la frase “No se puede amar lo que no se conoce, ni defender lo que no se ama” a Leonardo Da vinco o a Cousto, sea como fuera, es algo que podemos interiorizar. Si tú conoces algo y lo sientes como propio, te entra un sentimiento de orgullo y eres capaz de apreciar su valor real. El claro ejemplo es el Mar Menor, cuando empiezas a conocer sus valores… Es inevitable enamorarte de él. La clave es involucrar a la gente en los programas de conservación, trasladar el conocimiento. Las maravillas están ahí, solo hay que enseñárselas. A veces, simplemente poniéndote unas gafas de bucear es suficiente para observar un “reportaje de la dos” o del National Geographic; y es algo accesible para todos los públicos.
P. ¿Hay esperanza para las poblaciones de nacras del Mar Menor y del Delta del Ebro?
R.Ahora mismo estamos trabajando a contra-reloj. Se pensaba que poder criar las nacras en cautividad sería fácil y no lo está siendo; ni siquiera mantenerlas. Pero creo que se está haciendo un esfuerzo importante, y que hay muchos grupos buscando soluciones. Se están aportando recursos (aunque quizá no los suficientes) y hay grupos de investigación muy importantes. Luchando todos a una, al final, conseguiremos sacar la especie adelante. Yo tengo muchísima fe en el proyecto y en mis compañeras y compañeros.
P. ¿Qué nuevos retos supone este proyecto en su carrera profesional?
R. Siempre hay retos nuevos. La verdad es que para mí este proyecto es ilusionante, porque llevamos mucho tiempo trabajando sin los recursos necesarios. Este proyecto nos da el marco que necesitamos para encauzar la investigación y para introducir a nuevos investigadores en la conservación de la nacra. Esto tiene que ser una carrera de relevos: tiene que empezar a trabajar más gente en la conservación de esta especie para que cuando nos retiremos -que tampoco queda tanto tiempo (risas)- sigan trabajando y luchando. Además, para mí, trabajar con compañeros como Emilio o Patricia es un lujo. Es muy satisfactorio trabajar con gente tan honesta y comprometida con la ciencia y el medio ambiente.