Una de cada cien personas sufrirá cáncer debido a la energía nuclear

 Josep Ferris, médico especializado en pediatría y salud medioambiental, alerta sobre los posibles efectos de la radiación nuclear

Marcos Morales Peláez

La energía nuclear ha supuesto un enorme perjuicio durante la historia en catástrofes como la de Chernóbil o Hiroshima. Sin embargo, actualmente, la radiación a baja exposición de las centrales nucleares puede resultar igualmente nociva para nuestro organismo. Así lo defendió Josep Ferris, médico especializado en pediatría y salud medioambiental, el pasado jueves 23 de febrero en la conferencia L’envellida nuclear de Cofrents: un perill. Según el científico, esta exposición podría llegar a provocar cáncer en una de cada cien personas.

Fotografía de los conferenciantes. En el centro de la imagen, Josep Ferris, y en la derecha de la misma, Jordi Bigues. Marcos Morales Peláez.

 

El médico, junto con Jordi Bigues –periodista  y ecologista–, ofreció una visión alarmante del peligro que suponen la centrales nucleares para la salud de la sociedad. Los conferenciantes alertaron sobre el papel de los elementos nucleares como agentes cancerígenos y la especial afectación por parte de público infantil. Describieron, además, el carácter bioacumulativo de este tipo de materiales en los organismos vivos y cómo este afecta a la correcta división de las células.

Los especialistas realizaron, también, un recorrido por la historia de la central de Cofrents desde su final puesta en marcha en 1984. Este reactor fue construido dentro del plan energético nacional de 1975 –el cual planeaba construir 37 reactores de los cuales tan solo se construyeron 10 gracias a la oposición social–.

Los ponentes destacaron la riada sucedida en 1983, donde, además de la trágica muerte de nueve trabajadores, esta central sufrió daños que podrían haber ocasionado una catástrofe similar a la de Fukushima. Ambos criticaron el sistema de actuación frente a un suceso de estas medidas por parte de las instituciones públicas y el peligro que esto supone.

El acto, organizado por la plataforma Tanquem Cofrents en el Centro de Cultura Contemporánea l’Octubre contó con decenas de asistentes.

Fotografía de los asistentes a la conferencia L’envellida nuclear de Cofrents: un perill. Marcos Morales Peláez.

Marcos Morales Peláez. Máster en Historia de la Ciencia y Comunicación Científica.

 

Interpretaciones del concepto espacio-tiempo y la teoría de la relatividad especial

Tras la lectura de un fragmento del libro El Tejido del Cosmos de Brian Green, los estudiantes del Máster de Historia de la Ciencia y la Comunicación Científica han aceptado el complicado reto de proponer una metáfora o comparación interpretativa que explique de una forma sencilla y asequible conceptos de la física relacionados con la teoría de la relatividad especial de Albert Einstein.

A continuación se recogen algunas de las propuestas:


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Una burbuja colosal se extiende por la nebulosa de Orión

Astrónomos del CSIC observan una región de la Vía Lactea con el telescopio ALMA, en Chile

La Gran Nebulosa de Orión se estaría transformando químicamente a ojos vista, por vientos estelares emitidos por las cuatro estrellas de El Trapecio. Todo ello según los resultados de una investigación internacional realizada mediante el sofisticado telescopio ALMA, en Chile, liderada por el grupo Astromol del CSIC, con participación del Observatorio Astronómico Nacional (OAN) y del Instituto de Radioastronomía Milimétrica (IRAM). Los resultados del estudio fueron publicados en junio de 2016 en la revista Nature en un artículo titulado «Comprensión y ablación de la nube foto-irradiada de la Barra de Orión«.

dentro de la nebulosa de orion

Detalle de la zona de Orión estudiada con el radiotelescopio ALMA, y que se conoce como La Barra de Orión.

Los astrónomos del CSIC estudian la dinámica de la Gran Nebulosa de Orión, (un conocido objeto visible a simple vista, especialmente, en los cielos invernales del hemisferio norte o en los veranos del hemisferio sur), combinando observaciones de diversos telescopios con las ondas de radio recibidas, también de la nebulosa, mediante  ALMA. Para ello han concentrado sus esfuerzos en una zona de la nebulosa conocida como «La Barra de Orión» en la que la transición se aprecia más claramente.

Javier R. Goicoechea, investigador principal,  explica: «El objetivo del estudio es averiguar cómo influye esta retroalimentación de la nube hacia su entorno, para saber si su efecto es negativo, destruyendo la nube por ionización; o si es un efecto positivo, que con la radiación ultravioleta induce una serie de procesos físicos complejos, calentando el gas, aumentando su presión, comprimiéndolo y formando grumos.»

Estudiando la distribución y el estado del hidrógeno y de otros elementos químicos en la nebulosa, se habría observado que una gran onda expansiva, una onda de alta presión, estaría propagándose por la Gran Nebulosa de Orión, avanzando según se extienden los efectos de la luz ultravioleta emitida por unas estrellas supergigantes azules que se encuentran en su interior. Estas jóvenes estrellas son conocidas como El Trapecio, (observables con un pequeño telescopio de aficionado). La radiación emitida por estas estrellas estaría afectando al estado y a la composición química del gas de esta gran nube, que mide casi 25 años luz de diámetro.

Según Goicoechea: «Orión es interesante porque es la región de formación de estrellas masivas más cercana que tenemos.» La nebulosa de Orión se compone, principalmente, de hidrógeno. Este elemento está formado por un protón, que está en el núcleo, y un electrón ubicado en una especie de nube que rodea a ese núcleo. Se lleva comprobando en laboratorios de la Tierra desde el siglo XIX, que la radiación ultravioleta es capaz de alterar no solo al átomo de hidrógeno, sino también a los otros elementos de la tabla periódica. La forma en la que interactúa esta radiación se puede medir u observar en función de la radiación que emita el átomo de hidrógeno una vez es sometido a ella. También se puede saber si esos átomos no han sufrido estas radiaciones en absoluto. Precisamente es eso lo que se mide en la nebulosa, tanto por medios ópticos como, en este caso, observando y analizando las ondas de radio mediante ALMA. Lo que se observa es en qué estado se encuentra el hidrógeno en diversas zonas, con el fin de determinar hasta dónde ha llegado la onda expansiva de los efectos de la radiación ultravioleta sobre el gas de la nebulosa. Por eso se ha decidido observar la Barra de Orión, que tiene muy marcadas las zonas por las que van penetrando estos efectos de la luz ultravioleta.

Así, se ha medido la distribución del hidrógeno y otros elementos y moléculas en la Barra, analizando el estado en que se encuentran, para determinar la expansión de los efectos de la radiación ultravioleta, que se extienden como una gran burbuja que no para de crecer no sólo ahí, sino por toda la nebulosa. También se han detectado grumos de materia que estaría quedando atrás, como resultado del barrido que van produciendo los vientos estelares en los materiales que componen la nube. Se ha estudiado si estos grumos podrían dar lugar a la formación de nuevas estrellas en el futuro, con un resultado negativo, ya que no tendrían la masa necesaria como para ello, aunque sí que parece que tienen probabilidades de mantener a salvo diversos compuestos químicos en su interior. Es conveniente decir que hasta la fecha se han detectado multitud de moléculas en la nebulosa de Orión y en otras de las que pueblan la galaxia Vía Láctea.

Hay también datos sobre la velocidad de expansión de los efectos de los vientos estelares en la composición química de la nebulosa, y parece que sería cercana a la velocidad del sonido, sin sobrepasarla.

Un objeto al alcance de los entusiastas de la Astronomía

Los astrónomos siempre han dirigido su vista hacia Orión, quizá la constelación más hermosa del cielo. Visible desde ambos hemisferios de la Tierra, ha dejado improntas en casi todas las culturas que ha habido en nuestro planeta. Después de Galileo Galilei, el segundo astrónomo que miró a las estrellas con un telescopio fue Nicolas-Claude Fabri de Peirsec. Y descubrió ahí, en 1610, la Gran Nebulosa de Orión.

Cualquiera puede observarla, bajo cielos limpios y oscuros. Esto es debido a que no está demasiado lejos del planeta Tierra, tan solo a la vertiginosa distancia de 1.350 años luz. En realidad es una distancia pequeña si se compara con el tamaño de la Vía Láctea, nuestra galaxia: 100.000 años luz de diámetro. Miles de astrónomos aficionados de todo el mundo la observan cada noche, de agosto a mayo, con sus prismáticos y telescopios, esperando ansiosos a que los ilumine con su tenue luz fantasmal.

En el interior de la nebulosa está El Trapecio, un cúmulo de cuatro estrellas muy jóvenes. Es muy conocido por los aficionados a la astronomía, ya que hasta los niños buscan sus azuladas estrellas, cuando tienen la suerte de acceder a un telescopio. Las estrellas de El Trapecio tienen unos pocos millones de años de edad. Son recién nacidas y están en la cuna en la que han nacido: La nebulosa. Se trata de unos bebés si se las compara con nuestro viejo Sol, que ha cumplido ya los 5.000 millones de años. Estas estrellas son supergigantes, así que emiten una potente radiación ultravioleta, que transforma su entorno de forma dramática, barriendo literalmente los materiales de los que se compone la nebulosa. Las estrellas de El Trapecio llegan a alterar sus propiedades físicas y haciéndola brillar por sí misma. Este es precisamente el origen de la luz con la que se percibe la nebulosa en el cielo.


El proyecto ALMA

Hoy en día, la Gran Nebulosa de Orión sigue atrayendo a los proyectos científicos más punteros del momento, como ALMA, acrónonimo inglés que podría traducirse como Gran Estructura Milimétrica de Atacama.

ALMA es lo que, en términos científicos, se conoce como interferómetro. Se trata de una agrupación de antenas, en este caso 66, que observan las ondas de radio que llegan del espacio. Configurando y coordinando como una sola antena gigantesca -tan grande como estén de separadas las antenas individuales entre sí-, es capaz de observar con un detalle inusitado hasta ahora. Trabaja en el rango de las ondas de radio más energéticas, las milimétricas, que son absorbidas por el vapor de agua presente en la atmósfera de la Tierra. Por ese motivo se instaló en Atacama, Chile, en la desértica meseta de Chajnantor. A 5.000 metros de altitud, el aire es tan seco que casi no hay vida, apenas unos pocos animales y plantas.

ALMA puede ser operado a distancia desde cualquier lugar del mundo. Esto es útil no solo porque a 5.000 metros de altitud no se puede vivir con normalidad, sino también porque se puede trabajar con él desde los principales centros de investigación científica del mundo, no importa lo lejos que estén.

El museo Príncipe Felipe de la Ciudad de las Artes y las Ciencias presenta el taller “Frío, frío”

En el taller que ofrece el museo Príncipe Felipe de la Ciudad de las Artes y las Ciencias titulado “Frío, frío”, aprender química puede resultar muy  divertido, cuando ciertos elementos químicos son sometidos a temperaturas extremadamente bajas.

El taller forma parte del programa de talleres “La Ciencia a Escena” y está dirigido particularmente a estudiantes. Es impartido por un experto, en esta ocasión la Química Belén Pla fue la encargada de presentar los diferentes fenómenos que ocurren cuando elementos como el nitrógeno (N)  y el dióxido de carbono (CO2) son sometidos a temperaturas extremadamente bajas e interactúan entre sí.

Para muchos estudiantes la química puede resultar tediosa e incluso aburrida, pero cuando se combinan las teorías con la demostración todo puede tornarse interesante e incluso despertar curiosidad; especialmente cuando tienen en frente a un experto que a medida que explica el contenido de cada uno de los instrumentos que va a utilizar  y qué pretende hacer con ellos también los motiva a participar preguntándoles qué  creen que puede pasar.

En la primera demostración la experta infla un globo  con CO2  en su estado gaseoso, como es lógico y luego procede a freírlo con N a casi -200 ºC  convirtiendo el gas CO2    contenido en el globo en  sólido y este reduce su tamaño a medida que se congela.

De esta forma demuestra que un elemento ocupa más espacio en estado gaseoso, posteriormente al transcurrir varios minutos el CO2   recupera su estado gaseoso al estar a temperatura ambiente, volviendo a ocupar su espacio dentro del globo y de esa forma lo vuelve a inflar.

Lo mismo sucede cuando introduce una pelota de corcho en N a -196 ºC  esta se congela y al dejarla caer se quiebra como si fuera de cristal. Un huevo sometido a igual temperatura queda totalmente tieso y al transcurrir varios minutos este recobra su estado viscoso.

Pla: “Me queda mejor cuando lo cocino con N porque luego no tengo que limpiar”, bromea la Química mientras realiza el experimento del huevo, ya que a diferencia del aceite el N no deja residuos, porque a temperatura ambiente se evapora y flota sobre su propio gas.

Explicando esto de forma teórica puede llegar incluso a no tener sentido para un estudiante de secundaria  pero cuando se  puede observar mientras se explica verbalmente el resultado es completamente distinto.

Carolin E. Batista.

La Química Belén Pla durante el taller.

La incidencia del cáncer de pulmón en las mujeres ha crecido un 76% en la última década

El Grupo Español de Cáncer de Pulmón revela que los tumores pulmonares aumentan de forma desenfrenada en las mujeres

Ester de la Paz | 03/03/2017

El Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP) está formado formado  por cerca de 400 especialistas en oncología repartidos a lo largo y ancho del territorio nacional. Desde hace 26  años trabajan de forma cooperativa para avanzar en la curación de uno de los cánceres con la tasa de mortalidad más elevada. En su última reunión, han advertido un dato, cuanto menos, alarmante y peligroso: la incidencia de tener cáncer de pulmón para el género femenino ha crecido de forma desmesurada situándose en un 76%.

El crecimiento de células malignas en el tracto respiratorio da, como resultado principal, cáncer de pulmón. Este puede dividirse en dos tipos, por un lado, el cáncer de pulmón de células pequeñas y, por otro, el de células no pequeñas. En general, el cáncer de pulmón es la principal causa de muerte por tumores malignos.

Tras la publicación de los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), se ha advertido un alarmante crecimiento en la incidencia del cáncer pulmonar en España. Las estadísticas muestran un pequeño incremento en la mortalidad del 2013 al 2014. En el caso de los hombres aumenta un 0,3% la incidencia, mientras que las mujeres se multiplica por casi 25 veces esa cifra, situando el aumento en un 7,4%.

Si estas cifras se analizan en el contexto de la última década se obtienen cifras más alarmantes todavía. La presencia de tumores malignos en los pulmones ha crecido un 76% en el sexo femenino. Esto es debido al aumento de las mujeres fumadoras. Es decir, hasta hace no demasiado tiempo las mujeres estaban en un segundo plano de la sociedad y ciertos aspectos de la vida estaban reservados para hombres (y mujeres valientes que les plantaban cara). Con el paso del tiempo y el empoderamiento de las mujeres, estas empezaron a realizar actividades y tener vicios destinados solo a hombres. Es el aumento de las mujeres fumadores en el último cuarto de siglo lo que deriva en un crecimiento desmesurado de cáncer de pulmón en el género femenino.

En términos generales, sin hacer distinción de géneros, el tabaco causa 1 de 4 muertes en personas adultas de entre 35 y 65 años, lo que supone un total de 51.870 muertes al año. Y, según el GECP, el tabaco provoca el 90% de los cánceres pulmonares.

 

 

Investigadores del CEBAS-CSIC desarrollan una herramienta informática para la gestión de estiércol

El proyecto LIFE+ MANEV pretende reducir la emisión de gases de efecto invernadero y favorecer la sostenibilidad de la ganadería

Investigadores del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han creado un software para mejorar los aspectos medioambientales del tratamiento de purines. Estos residuos, resultado de la combinación de la orina del ganado porcino y el estiércol, pueden contaminar las aguas, suelos y aire si no son gestionados de una forma adecuada.

Es por ello que nace esta herramienta, con el principal objetivo de facilitar a los diferentes usuarios la elección del sistema de gestión de purines que más se adecue a sus necesidades. “Se plantean escenarios y alternativas de gestión de estiércoles para así conseguir una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero”, asegura Mª Pilar Bernal, investigadora del CEBAS.

El funcionamiento de este software consiste en valorar las características del escenario agroganadero concreto, tales como la economía, el clima o la legislación, así como factores sociales y sanitarios. Tras ello, se hace una evaluación global que sirva de orientación a los trabajadores del sector, como son los ganaderos y los agricultores. Igualmente, se podrán beneficiar del uso de esta herramienta informática organizaciones públicas y privadas.

Este software es el resultado de la investigación llevada cabo dentro del proyecto LIFE+ MANEV, que ha consistido en la evaluación de 13 tecnologías diferentes de gestión de purín, en 8 regiones de 4 países europeos con una elevada producción ganadera de porcino. El proyecto, coordinado por la Sociedad Aragonesa de Gestión Agroambiental (SARGA), tiene como objetivo principal la protección medioambiental y la sostenibilidad de la ganadería en Europa.

La herramienta se encuentra disponible, de forma gratuita y online, en la web del proyecto: www.lifemanev.eu

José Javier Vera

¿A qué huele la ‘mineralidad’ del vino?

Estudio sobre enología liderado por investigadores neozelandeses evidencia una realidad química compleja y una construcción cognitiva basada en las experiencias previas.

Pomelo y Maracuyá. Notas cítricas, florales. Aromas a especias y, por qué no, a frutos secos y miel. ¿Pero… un vino ‘mineral’?

Desde que en los años ochenta, el reconocido crítico norteamericano Robert Parker utilizó la analogía de las piedras mojadas para referirse a un vino, las alusiones al carácter ‘mineral’ de los vinos se volvieron cada vez más frecuentes en los comentarios de cata de tintos y blancos. Sin embargo, las abundantes referencias a la ‘mineralidad’ percibida de los vinos no se han visto acompañadas de evidencia científica que expliquen la naturaleza de este concepto. ¿Qué es la ‘mineralidad’? ¿Se huele? ¿Sabe? ¿O se toca? ¿De dónde procede? ¿Qué hace que describamos verbalmente la experiencia usando términos como piedras mojadas, pizarra, y fósforos? ¿Cómo construye nuestra mente esta percepción abstracta?

La investigadora Wendy Parr, profesora de la Universidad de Lincoln (Nueva Zelanda), doctora en enología y psicología y experta en ciencia sensorial, intenta dilucidar la naturaleza de la ‘mineralidad’ percibida en el vino. En dos estudios publicados recientemente, Parr y su equipo  investigaron tres aspectos relacionados con esta cualidad: cómo influyen la cultura y el modo de percepción sobre la evaluación del carácter mineral; qué otros atributos sensoriales de los vinos están asociados a la ‘mineralidad’ percibida en ellos; y cuál es la relación entre lo ‘mineral’ y la composición química del vino. Para ello, analizaron datos sensoriales y analíticos de dieciséis vinos franceses y neozelandeses de variedad Sauvignon blanc, cepa tradicionalmente descrita como una variedad de uva rica en precursores aromáticos que otorgan al vino notas vegetales, afrutadas y en ocasiones ahumadas.

Wendy Parr, experta en ciencia sensorial de la Universidad de Lincoln, investiga cómo percibimos los aromas del vino desde una pespectiva piscológica.

Parr y sus colegas realizaron en Francia y Nueva Zelanda, una serie de degustaciones bajo condiciones controladas, donde  participaron 32 enólogos experimentados franceses y 31 enólogos senior neozelandeses. Los participantes debieron realizar cuatro pruebas. La primera prueba consistió en un test discriminante libre, donde  se le pidió a cada catador agrupar los dieciséis vinos usando los criterios que considerase pertinentes. En las siguientes tres pruebas los profesionales evaluaron para cada vino una serie de descriptores sensoriales aromáticos (cítrico, ahumado, etc.), y ‘de boca’ (acidez, astringencia, etc.), bajo tres condiciones de percepción distintas. Así, los catadores evaluaron los vinos por olfacción directa (sin degustar el vino en la boca), en modo de percepción global (catando normalmente), y con la nariz tapada, para estimular únicamente la mucosa bucal e impedir la olfacción. Tras los ensayos sensoriales, los vinos fueron analizados químicamente.

DE LA SENSACIÓN MULTI-MODAL A LA CONSTRUCCIÓN MENTAL

Al comparar las tres condiciones de percepción, los investigadores concluyeron que la ‘mineralidad’ en los vinos se percibe tanto por la nariz, como por la boca. Esto indica que el carácter mineral es percibido como un olor y funciona como una sensación multi-modal originada por la estimulación de tres sistemas sensoriales: la olfacción, el gusto y el sistema trigeminal (el ‘tacto químico’).

En cuanto a la percepción cualitativa de la ‘mineralidad’, se observaron pocas diferencias culturales entre los participantes, en términos de nacionalidad. Francia y Nueva Zelanda tienen modos de producción y estilos de vino Sauvignon blanc muy distintos. Las dos culturas también difieren en la representación social del vino, siendo Francia un país productor tradicional y Nueva Zelanda un país productor ‘joven’, lo que influye sobre las expectativas creadas en torno al producto. Pese a estas diferencias, de manera general, los profesionales de uno y otro país coincidieron en las evaluaciones cualitativas del carácter mineral de los vinos. Esto hace pensar que los participantes de ambas nacionalidades, pese a sus diferencias culturales, comparten el mismo tipo de procesamiento cognitivo para construir la percepción de ‘mineralidad’.

“La construcción mental o cognitiva de cualquier evento sensorial es una integración basada a la vez en los datos sensoriales que provienen del estímulo actual (el vino), y en un procesamiento mental de tipo top-down que involucra las experiencias previas, el conocimiento, las ideas, las emociones, las expectativas, etc.”, explica la investigadora. Evaluar algunos aspectos del vino, como el carácter mineral u otras cualidades abstractas, requiere experiencia. Sin ella, podemos tener dificultad para expresar el concepto, debido presumiblemente a aspectos sensoriales y cognitivos (memoria de reconocimiento, riqueza verbal/lingüística). “Por lo tanto, para entender la ‘mineralidad’ decidimos trabajar en primera instancia con profesionales de la industria del vino”, añade Wendy Parr.

INDICADORES SENSORIALES Y QUÍMICOS

Otro objetivo del estudio consistió en determinar a qué huele y sabe la ‘mineralidad’, y qué moléculas o elementos del vino originan e influyen su expresión.

Algunas características sensoriales de los vinos, como los aromas cítrico, ahumado, calcáreo y de grafito, se asociaron con la ‘mineralidad’. El frescor, sensación propia del sistema trigeminal, también resultó estar correlacionado positivamente con el carácter mineral. En cambio, otros descriptores de los vinos, como el aroma a maracuyá y el dulzor se correlacionaron negativamente con él.

En cuanto a su origen químico, los investigadores trabajaron sobre cuatro hipótesis. El estudio intentó determinar si la ‘mineralidad’ percibida tiene su origen en los elementos y las sales presentes en el vino, en algunos aspectos de la acidez, en el contexto sensorial creado por la ausencia de aromas varietales, o en fenómenos de reducción. Si bien algunos de los resultados son más interpretables que otros, estos demuestran en parte algunas de las hipótesis de partida. Por ejemplo, el nivel de sulfitos del vino – tanto en su forma libre como combinado a otras moléculas – es un indicador positivo del carácter mineral para ambas culturas. Pero no siempre coinciden los resultados entre profesionales neozelandeses y franceses: mientras que para los primeros algunos ácidos orgánicos del vino son predictores negativos del carácter mineral, para los galos son otros los ácidos orgánicos asociados negativamente a él. Los iones calcio y sodio también predijeron el carácter mineral del vino, pero sólo en el caso de los participantes neozelandeses.

La realidad química detrás de la ‘mineralidad’ involucra a varias moléculas que interaccionan entre ellas de un modo complejo. “La percepción del carácter mineral en el vino parece estar basada en algunos aspectos de la composición del vino que aún no entendemos, y esta percepción es similar a la de otros conceptos del vino más abstractos o de un nivel superior, como la calidad o la complejidad”, señala Wendy Parr.

Es innegable que el concepto de ‘mineralidad” es también un potente elemento de marketing inteligente, capaz de reforzar cualquier discurso basado en la exclusividad del terroir. Sin embargo, trabajos recientes de geólogos han demostrado que las rocas del viñedo no pueden impactar directamente el gusto del vino. “Aunque el argumento basado en la influencia de la localización del viñedo sobre el gusto del vino puede no ser falso, los factores involucrados no son tan simples como algunos argumentan, como el de piedras de sílex del viñedo que conferirían directamente aromas de pedernal al vino”, puntualiza la investigadora. Y añade: “debe haber muchos otros factores involucrados incluyendo el clima, el pH del suelo, etc.”. Lejos de rechazar cualquier argumento comercial, elucidar y comprender la naturaleza de la percepción de ‘mineralidad’ en el vino podría aportar elementos de reflexión para transparentar, enriquecer y matizar discursos de marketing sugerentes para el público.

Estudios como el de Parr y sus colegas – que investigan la integración y la percepción de una sensación multi-modal compleja originada por un estímulo también complejo como es el vino – se sitúan en la interfaz entre enología, psicología y neurociencia. Aunque el intercambio entre estas disciplinas es aún incipiente, algunos centros en Francia ya están conectando la neurociencia con los fenómenos enológicos. “El vino, debido a su complejidad, es un medio excitante para trabajar desde una perspectiva psicológica”, indica Parr. Y concluye: “Desde la perspectiva de la psicología, trabajar con vino y conectar los procesos psicológicos humanos con los estímulos quimiosensoriales (comida y bebida) es avanzar en la comprensión de la percepción humana del sabor y los aromas. La integración e interacción de estas disciplinas es ventajosa tanto para el campo aplicado de la enología como para las dos ciencias fundamentales, la psicología y la neurociencia”.

Raquel Calatayud

Recomendaciones para mejorar la calidad de la información científica

La propuesta ha sido elaborada por el grupo de estudiantes del Máster de Historia de la Ciencia y la Comunicación Científica, a partir de un trabajo colaborativo. El equipo, formado tanto por científicos como por comunicadores, debatió y analizó aspectos que influyen en la calidad de la información científica que se publica, con el objetivo de proponer este listado abierto a la reflexión y al debate.

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(REPORTAJE EJEMPLO) La ciencia del vino

Aterciopelado y equilibrado. Con estos adjetivos se suele describir un vino en el que parámetros como la acidez, el alcohol y la astringencia se encuentran compensados. Viticultores y enólogos comparten la responsabilidad de conseguir que un vino sea redondo. “La fermentación es el proceso  biotecnológico más antiguo que existe”, explica la investigadora del Instituto de Biología  Molecular y  Celular de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de ElcheNuria Martí Bruña. Además de esta acción natural y espontánea que transforma la uva en vino, la botella encierra un trabajo largo y cuidado que empieza en el viñedo.

El director del Máster en Viticultura y Enología de la UMH, Rafael Martínez Font, explica que, antes de vendimiar, se debe realizar un cuidadoso trabajo en el campo. La Escuela Politécnica Superior de Orihuela (EPSO) de la UMH cuenta con una parcela experimental donde los futuros enólogos realizan prácticas. “La calidad del vino empieza en el viñedo”, señala el experto. Antes de iniciar la vendimia, se realizan controles de madurez para determinar la concentración de azúcar, de ácidos y de polinefoles de la uva. Pero, también, se trabaja la poda y, previamente, la elección de la variedad que dará lugar al vino.

El proceso transcurre desde noviembre hasta septiembre u octubre, momento en el que se lleva a cabo la vendimia. Una vez se decide cuándo recolectar, la uva se deposita en cajas de 25 kilogramos, para que no se aplaste. Después, los racimos pasan por una mesa de selección donde se elimina cualquier grano defectuoso. A juicio de Nuria Martí, se trata más de una labor de artesanía que de alquimia: “Si la materia prima es de calidad, el enólogo sólo debe dirigir el proceso”.

El trabajo en la bodega

Para elaborar un vino tinto, después de seleccionar los racimos interviene la despalilladora estrujadora que separa el raspón -parte verde leñosa- de las bayas o uvas. Una vez estrujada la uva, se encuba en un depósito de acero inoxidable. En ese momento arranca la primera fermentación, alcohólica, en la que se transforma el azúcar en CO2 y alcohol. Las levaduras, responsables del proceso, pueden ser autóctonas -presentes en la propia uva- o seleccionadas.

Para prevenir oxidaciones del vino o alteraciones microbiológicas se añade anhídrido sulfuroso. “Por eso, leemos en la etiqueta que contiene sulfitos”, cuenta Nuria Martí. La dosis se ajusta  en función de la sanidad del viñedo y de la acidez de la uva. “Pero la tendencia pasa por reducir la cantidad empleada”, subraya la profesora de la UMH.

Al mismo tiempo que las levaduras fermentan la uva, se produce la maceración. Para extraer de la piel el color y la mayor cantidad de compuestos se lleva a cabo el remontado. Por una parte flotan los sólidos y los hollejos y abajo reposa el vino. Las dos fases están bien definidas. El movimiento de los sólidos arriba y abajo facilita la extracción de todo lo que hay en la piel de la uva: antocianos (compuestos responsables del color) y taninos (que determinan la astringencia).

La acidez total del vino también se puede ajustar. La calidez del clima mediterráneo conlleva que los vinos no sean muy ácidos. A partir del envero, o cambio de color, se produce una acumulación rápida de azúcares en las bayas, como consecuencia de los productos sintetizados en la propia planta durante el proceso de maduración. Por el contrario, la acidez de los granos de uva desciende de forma brusca (el punto de inflexión es el envero). Por ello, y en función de la uva y de las necesidades del vino, se puede corregir la acidez.

Para alimentarse, las levaduras necesitan nitrógeno. El nutriente se aporta en campo mediante fertilización nitrogenada y, también, se puede añadir en la propia bodega. La fermentación es un proceso espontáneo de transformación de azúcar en alcohol. Cuando la uva ya ha hecho su trabajo y ha consumido el azúcar, se prensa para separar el mosto de los hollejos (piel).  Después, se produce una segunda fermentación, llamada maloláctica -paso del ácido málico a ácido láctico y CO2-. Esta reacción la ejecutan unas bacterias que ya están presentes en el vino o que se pueden añadir.

Para controlar todo el proceso, se realizan catas hasta dos veces al día. Después, si se desea, se procede a la crianza en barrica y a las operaciones finales de clarificación -para quitar algún resto de sustancia herbácea- filtración y estabilización del vino.

Una vez concluidos todos estos pasos, ya se puede obtener un vino de calidad. “El enólogo busca hacer los mínimos ajustes posibles y cuanto mejor sea la uva, mejor será el vino”, subraya Martí.

La materia prima

El viñedo experimental de la EPSO cuenta con 33 variedades de uva, entre blancas y tintas. Los estudiantes pueden realizar un seguimiento del ciclo de cultivo, desde que se poda la cepa hasta el cuaje de la uva, a final de curso. Las podas son una pieza clave en el proceso de creación del vino, puesto que de ellas dependerá en gran medida la calidad de la uva. Rafael Martínez señala que se debe controlar el vigor de la planta: “Cuanto más produce, los azúcares sintetizados deberán repartirse entre un mayor número de racimos”. Por ello, la poda permite regularizar el crecimiento y la producción de la planta año tras año para mantener, en la medida de lo posible, la cantidad y calidad de las cosechas.

“Si dejamos muchas yemas -órgano de reemplazo de los futuros pámpanos o brotes dónde se insertarán hojas, flores, zarcillos y nuevas yemas-, llega un momento en que la planta no puede aportar a todos los granos la misma calidad”, cuenta el profesor de la UMH. Para regular la producción, se quita madera al viñedo o, si en junio o julio hay exceso de racimos, se eliminan algunos (procedimiento conocido como poda en verde).

El periodo productivo de la vid transcurre entre los 7 y los 30 años. Durante este tiempo, se puede mantener una regularidad productiva a través de la poda. A partir de entonces, la planta entra en decrepitud y se debe limitar su fertilidad porque se agota.

Además de la poda, el riego es otro factor crucial para la vid. Se trata de una planta que necesita poca agua para vivir porque está adaptada al secano. En cuanto a los nutrientes, Martínez apunta que no hay que aportarle demasiados, “ya que un exceso de vigor va en perjuicio de la cosecha”. En cuanto a las plagas y enfermedades que pueden afectar al viñedo, para el experto es preferible llevar a cabo tratamientos preventivos que curativos: “Cuanto menos se altere la uva, mejor”.

Algunos de los aromas que aparecen en bodega son consecuencia del contacto con la barrica. La vainilla recuerda al roble americano y la mantequilla al francés. En el campo, entre finales de agosto y principios de septiembre, el azúcar y el color ya deben haber aparecido, pero todavía faltarán unos 20 o 30 días de maduración para que lleguen los aromas típicos del varietal, como sotobosque, arándanos o frambuesas. Por eso, la sequía es peligrosa. “Si el verano es muy fuerte, los 40 o 50 días deseados se quedan en 25 y es imposible tener compuestos aromáticos de calidad”, precisa el profesor.

Después de llevar a cabo la vendimia, normalmente en septiembre, hasta finales de octubre transcurre el periodo de recuperación de la planta. Todavía recibe rayos de sol y puede hacer la fotosíntesis para recuperarse y pasar mejor el invierno. Cuando se poda, la cepa queda desnuda y debe arrancar otra vez. Crecer hasta que disponga de suficientes hojas para alimentar a la planta. Todo esto transcurre en 40 días, en los que la planta vive de las reservas que haya acumulado desde el verano hasta que pierde las hojas. “Por eso se aporta agua y nutrientes para que continúe activa hasta que la temperatura cambie, el día se acorte y se vaya a dormir”, cuenta Martínez.

 

Belén Pardos/Alicia de Lara

 

(ENTREVISTA EJEMPLO) ELISEO PASCUAL: “El trabajo del médico es tomar decisiones informadas de acuerdo al mejor conocimiento disponible” 

Reumatólogo y profesor emérito en la UMH

Eliseo Pascual también es profesor del Master en Enfermedades Infecciosas y Salud Internacional

Eliseo Pascual es docente del Máster en Enfermedades Infecciosas y Salud Internacional

Nombrado recientemente catedrático emérito de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, Eliseo Pascual (año nacimiento y lugar) es experto a nivel mundial en gota y artritis, entre otras enfermedades reumáticas. Proviene de una familia de médicos y estudió en el Hospital General de Asturias. A los 25 años, se fue al Hospital Jefferson de Filadelfia (EEUU), donde hizo la especialidad de Medicina Interna. La de Reumatología, en la Universidad de Pennsylvania (EEUU). Ha sido presidente de la Sociedad Española de Reumatología y ha dirigido la unidad docente de Reumatología del Hospital de Alicante durante 40 años. Desde su experiencia, el reumatólogo subraya a su alumnado la importancia de aprender a tomar decisiones informadas a la hora de establecer un diagnóstico.

¿Cuál es la clave para una buena formación en esta especialidad?

Es muy importante que los residentes adquieran una buena formación médica – esencialmente de Medicina Interna y de sus diferentes especialidades – ya que esto les permite abordar y orientar adecuadamente, además de consultar a colegas sobre los problemas que surjan en sus pacientes. Asimismo, en la formación de la propia especialidad, tienen que asimilar los conocimientos y adquirir el hábito de ser consecuentes con sus decisiones, siempre bajo la supervisión de los médicos responsables del programa de formación. Con ello, cuando acaban, deben no solo haber adquirido los conocimientos necesarios, sino también haber aprendido a implementarlos con seguridad. Y es muy importante saber identificar lo que se desconoce y aprender a indagar, preguntando a otros colegas o en la literatura. También tienen que aprender a tratar adecuadamente a los pacientes. Generar conexión con ellos durante el interrogatorio para obtener la historia clínica. Y, sobre todo, durante la explicación, para que el paciente se haga una idea clara de qué le ocurre, qué puede significar para él, y cómo puede tratarse. Lo frecuente es que los pacientes nos lleguen con mucha más preocupación de la que se justifica por el problema que sufren.

Se percibe cierta confusión por parte de la sociedad en torno la especialidad de Reumatología. Por ejemplo, el hecho de que no exista ninguna enfermedad o dolencia del aparato locomotor que reciba el nombre de reuma, pero sí se utilice el término entre la población.

La desorientación viene, en parte, porque es una especialidad relativamente reciente. La palabra reuma es un término popular utilizado para referirse a los dolores musculoesqueléticos y cuando la reumatología nació la usaron para denominarla. Una mala elección porque confunde más que aclara. Desde finales del siglo XIX y principios del XX, se estableció la diferencia entre especialidades de intervenciones quirúrgicas y médicas. El objetivo de estas últimas consiste en entender las enfermedades lo mejor posible, saberlas reconocer y, además, tratarlas con los medios de los que se ha dispuesto en cada momento, ahora mucho más abundantes y adecuados. La Reumatología pertenece a la medicina interna y se constituye como tal a partir de los años 30-40. Engloba al grupo de enfermedades que producen inflamación y daño en las articulaciones y a aquellas enfermedades sistémicas del tejido conectivo que tienen participación musculoesquelética, además de a un grupo amplio de procesos comunes, como la artrosis, enfermedades metabólicas de hueso – donde predomina la osteoporosis – y un conjunto de procesos muy frecuentes de origen muscular y tendinoso, que sin ser graves, pueden resultar muy dolorosos y limitantes.

Un buen número de dolencias se agrupan bajo la denominación de enfermedades reumáticas con múltiples causas. 

Los problemas en el aparato locomotor suponen alrededor del 20% de las consultas en los centros de salud. Hay dos grandes grupos de enfermedades reumáticas. El primero, engloba los reumatismo inflamatorios y deformantes. Si no se tratan, pueden producir daño articular; incluso, una invalidez importante. Hoy en día, existen excelentes tratamientos. El segundo, incluye las enfermedades del tejido conectivo o sistemáticas. Pueden afectar a otros órganos (por ejemplo, el pulmón o el riñón). Para tratarlas, los reumatólogos trabajamos cuando es preciso de manera cercana con otros servicios, como nefrólogos o neumólogos. Nos ayudamos mutuamente, aprendemos los unos de los otros y los beneficiados son los pacientes. Es en los problemas menos frecuentes o en algunos muy comunes pero que hay que saber identificar en base clínica – o sea, mediante historia y exploración cuidadosa –  donde tener un buen radar y disponer de tiempo suficiente para historiar y explorar al paciente resulta fundamental.

Debe ser muy complicado emitir un diagnóstico sin tener evidencias.

La medicina basada en la evidencia, fundamentada en pruebas y bien entendida, es la deseable. Pero en todas las especialidades nos encontramos ante problemas que han resultado difíciles de estudiar y de comprender, por lo que no existen criterios sólidos establecidos. En estos casos, el médico debe estar preparado para entender qué le pasa al paciente, no solo para clasificarlo y alcanzar una etiqueta diagnóstica de acuerdo a criterios establecidos. Y ahí es donde residen muchos de los problemas y donde es necesario emplear tiempo para entender lo que ocurre. Precisamente, en Reumatología, lo que más información te aporta es tener una conversación relajada con el paciente y, a continuación, explorarlo. Algo que, hoy en día, resulta complicado por los tiempos de consulta limitados. Es importante no iniciar la petición de pruebas complementarias sin tener claro, tras una historia y exploración suficientes, qué se pretende buscar con ellas. Además, creo que el ordenador en las consultas absorbe la atención del médico a expensas de la necesaria atención al paciente y las consecuencias de esta falta de atención seguro que no son menores.

Algunas enfermedades reumáticas tienen un componente genético. 

Algunas tienen una predisposición genética clara, por ejemplo, el lupus (enfermedad autoinmune). Hay familias donde dos o más miembros lo padecen. También en la artritis reumatoide o las espondiloartropatías (artritis inflamatorias crónicas). Pero, en general, es poco probable que si alguien en la familia sufre uno de estos problemas, haya otros miembros que lo vayan a tener. La epidemia verdadera de las enfermedades reumáticas, como en el caso de la artrosis, es causada por la obesidad. Se necesitan programas de información pública que trasladen a la sociedad todos los problemas que se derivan del sobrepeso, que además generan importantes costes sanitarios. Por ejemplo, es absurdo operar de artrosis de rodilla a alguien que tiene un importante sobrepeso para implantarle una prótesis, ya que fallará con mayor facilidad. Lo primero debe ser un buen programa de reducción y de fortalecimiento muscular. La mejor prevención es realizar ejercicio adecuado desde la juventud y no dejarlo con el tiempo. También la dieta razonable, sin olvidar que los alimentos que engordan o aportan colesterol pueden tomarse, si se hace de forma limitada y razonable. Todo ello proporciona salud, optimismo, fuerza y años de vida.

En el caso de la gota los hábitos alimenticios también son cruciales, ¿alguno en concreto que resulte especialmente perjudicial?

La gota es una consecuencia de la subida del ácido úrico, una sustancia poco soluble que se produce en nuestro organismo y que fácilmente se deposita en forma cristalizada. Es un error buscar un alimento concreto que produzca gota. El abuso de alcohol, por ejemplo, es una causa pero no la única, puesto que también padecen esta patología personas que no lo consumen. El vino en cantidades prudentes no altera el ácido úrico y la cerveza es un problema solo para los que sufren niveles elevados de ácido úrico. Por su parte, las bebidas azucaradas lo generan probablemente más que el marisco.

¿Por qué sube el ácido úrico?

El ácido úrico sube porque en personas que comen de forma excesiva – y que en muchos casos padecen síndrome metabólico- su riñón excreta el ácido úrico con mayor dificultad y por eso sube en la sangre.  Los cristales siempre dan lugar a inflamación ligera y asintomática que, de forma ocasional, se dispara y produce ataques muy agudos de artritis, en los que se hincha la articulación y que suelen ser muy dolorosos. Puede darse en el pie, la rodilla, la muñeca y las manos, todas ellas articulaciones de bastante uso. La explicación de cómo se forman esos cristales y por qué, la publicó nuestro equipo en un artículo en la revista Nature Rheumatology Reviews el año pasado, con la colaboración con Lia Addadi, una experta mundial en biomineralización (formación de cristales por seres vivos.

Y respecto a la artritis ¿cuál es la causa y el tratamiento?

La artritis es una inflamación de la articulación. Algunas, como la artritis séptica o la gota son curables. En otras que suelen afectar a varias articulaciones a la vez (poliartritis), el tratamiento consiste en suprimir de la forma más completa posible la inflamación. Afortunadamente, ahora tenemos muy buenos medios para conseguirlo. La más común es la artritis reumatoide, que se enmarca dentro de las enfermedades autoinmunes. Las conocemos bien, pero no acabamos de entender qué las desencadenan. Sabemos que hay una base genética, pero eso no es todo.

El último informe de la UGT señala que los trastornos del aparato locomotor, junto con la depresión y la fatiga son las tres causas principales de baja laboral.  ¿Qué se puede hacer para reducir los problemas derivados de estas dolencias, tanto en términos de pacientes afectados como de costes?

Una mayoría de estos afectados lo son por procesos menores. Lo que no quiere decir que no sean dolorosos ni invalidantes en mayor o menor medida, pero bastante tratables. Actualmente, se está analizando también aquí en Alicante un protocolo en el que un reumatólogo atiende de forma inmediata a aquellos que han recibido una baja por un problema del aparato locomotor. Los resultados, ya disponibles, muestran que es posible disminuir casi un 50% el tiempo de baja laboral. Falta analizarlos y si resultan favorables, que autoridades y mutuas los implementen. O eso parecería lo sensato y económicamente aconsejable. Otra iniciativa que se comparte con otras especialidades es la asistencia regular de un reumatólogo a un centro de salud para ver enfermos con alguna dolencia reumática, junto con el médico de atención primaria, con objeto de compartir conocimientos y formas de hacer.

¿Cómo beneficia a los futuros profesionales el hecho de que hoy en día los conocimientos estén ampliamente disponibles? 

Lo importante es saber seleccionar los conocimientos y, sobre todo, entender los asuntos que se estudian. En Medicina, como en casi todas las disciplinas, si no se entiende muy bien, el conocimiento es inútil. Los estudiantes, tras aprender una materia, deben sentirla como familiar y poder reconocer y orientar razonablemente un problema relacionado con ella cuando se les presente, aunque sea a un nivel tan básico como guiar a quien consulta hacia el médico adecuado.

Tras casi cuarenta años como docente y recientemente nombrado emérito ¿en qué cree que consiste ser un buen profesor de medicina?

En la formación de residentes de especialidad, opino que la clave, en buena medida, consiste en inspirar. Yo tengo una visión de la docencia muy anglosajona y considero que la figura del mentor es importante. Yo lo soy de algunos colegas de diferentes edades y en general mucho más jóvenes, todos ellos personas muy brillantes, con presentes muy sólidos y futuros muy prometedores. El mentor establece una relación de igualdad, cómoda y sin compromisos por ninguna de las partes y le ayuda a modelar su carrera profesional y a ampliar sus redes. Le inspira, lo que quiere decir que le hace darse cuenta de que es capaz de hacer por sus propios medios cosas que inicialmente tenía como inalcanzables. Es una relación entrañable y preciosa, creo que por ambas partes. Ves crecer a colegas y amigos profesionalmente más jóvenes. Y es una figura perfecta para un profesor emérito.

La figura del profesor emérito es por tanto una fuente de inspiración y experiencia para los estudiantes.

Yo continúo de forma activa investigando y publicando artículos con los colegas. Y también con la docencia, especialmente con los trabajos de fin de grado, que deben ser una experiencia de madurez útil y estimulante para el alumno. Lo que está claro es que para ser buen profesor de medicina, hay que ser buen médico, ya que además de conocimiento somos un modelo de actitudes para los estudiantes. Y como les digo a mis alumnos, el trabajo del médico y lo que deberá aprender es a tomar decisiones informadas de acuerdo al mejor conocimiento disponible, y además saber actuar eficientemente de acuerdo a esas decisiones.

Alicia de Lara

Vía UMH Sapiens