Entrevista a Amparo Vilches: «La alfabetización científica es un derecho»

Catedrática de Didáctica de Ciencias Experimentales y Sociales de la Universitat de València.

Amparo Vilches es licenciada en Química y doctora en Educación. Su trayectoria le otorga una amplia perspectiva del ámbito educativo desde una doble dimensión como catedrática de la especialidad de Física y Química en Enseñanza Secundaria, tarea que confiesa echar de menos. Nos recibe en su despacho con inquietud por resolver nuestros interrogantes y acaba el encuentro poniendo a prueba nuestra cultura científica. Conversamos con ella sobre sostenibilidad en el marco de la puesta en marcha de la agenda 2030 y los principales retos de la comunicación científica.

¿Qué es la “Ciencia de la Sostenibilidad”?

Esta disciplina apareció a principios de los 2000 fruto de las dificultades socioambientales, no se trata de problemas aislados sino de problemas que están relacionados y se potencian unos a otros. La ciencia de la sostenibilidad puede resumirse en cuatro características fundamentales. En primer lugar, es interdisciplinar, surgió como un nuevo campo de estudio para unificar las problemáticas con las diferentes áreas de conocimiento, pretendía una ruptura de la barrera entre ciencias y humanidades. En segundo lugar, es transdisciplinar, busca incorporar la opinión de las personas que no están en el mundo académico porque son las que tienen que llevar adelante las propuestas para avanzar hacia una sociedad más sostenible. Las dos características restantes requieren una visión holística, espacial y temporal; por un lado, necesitamos una perspectiva glocal, término para referirnos a ambos niveles, local y global, y por otro lado, no podemos contemplar únicamente lo que está pasando hoy, debemos hacerlo a medio y largo plazo. Después de casi veinte años no se ha impuesto, de hecho, hemos llevado a cabo una investigación preguntando a quienes trabajan en el campo de la sostenibilidad, en la Universitat Politècnica de València (UPV), en la Universitat de València (UV) y en la Universitat d’Alacant (UA), y casi nadie había oído hablar de la ciencia de la sostenibilidad.

¿Existe formación en sostenibilidad?

La educación para la sostenibilidad nació en los años noventa y ha ido impregnando a las propias universidades. La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) organizó en el año 2005 un encuentro en el que se debatió sobre la necesidad de la presencia de la sostenibilidad en los currículos del plan Bolonia. Hemos hecho un estudio de las guías docentes de las diferentes materias y los temas de sostenibilidad está incluidos entre las competencias profesionales de los futuros maestros y profesores, pero eso no quiere decir que se lleve a cabo. La transversalidad, poco a poco, se va imponiendo a través de las personas implicadas que actuamos como una mancha de aceite. Se están dando algunos pequeños pasos, pero insuficientes para la gravedad del problema, incrementa la atención a esta problemática pero la velocidad a la que aumenta es mucho mayor, por tanto, necesitamos más acciones.

«La Ciencia de la Sostenibilidad es interdisciplinar, transdisciplinar y requiere una visión holística espacial y temporal»

Según datos de la UNESCO, solo alrededor del 30% de las estudiantes escogen estudios STEM. ¿Cómo se está promoviendo la incorporación de niñas y mujeres en ciencia?

Los temas de ciencia y género se han tratado en diversas ocasiones y algunos estudios apuntan a una decisión asociada a una gran presión social. Considero que es un tema muy relacionado con la educación y esta empieza en la infancia, desde la enseñanza se está intentando promover a través de la divulgación. En la Facultad de Magisterio, en la que estamos trabajando los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se persevera para que no exista esa discriminación desde niños en los planes de estudio. No obstante, la presión social y familiar aún sigue siendo muy fuerte, no han cambiado mucho las cosas. Tenemos tantos ejemplos de mujeres impresionantes referentes en diferentes campos de investigación y la gente las desconoce, es cierto que en algunos casos han tenido que poner el apellido del marido, pero todos tenemos que seguir luchando para impedirlo. Los estereotipos están muy arraigados, yo misma soy mujer y científica pero me he dedicado a la educación que es un ámbito feminizado.

Amparo Vilches en su despacho. Lucía Coll Peinado

¿Por qué la educación y las ciencias son fundamentales en el desarrollo del pensamiento crítico?

El pensamiento crítico está muy relacionado con la enseñanza de las ciencias porque la cultura científica conlleva determinadas características. Los científicos se hacen preguntas y plantean hipótesis que se ponen a prueba, todo ese carácter tentativo no se muestra, la ciencia se enseña como algo acabado. Se aboga por la necesidad de contar con evidencias científicas pero yo no soy partidaria de la palabra evidencia. «Más evidente que la Tierra está en reposo…», como señalaban algunas teorías…  Yo necesito pruebas, no evidencias porque nuestros sentidos nos engañan. Tenemos que formar ciudadanos críticos.

¿Hay que acercar la ciencia a la población?

Los movimientos “ciencia para todos” o “alfabetización científica de la ciudadanía” se originaron a finales de los años ochenta. La ciencia forma parte de la cultura científica que cualquier ciudadano debe adquirir. Sin embargo, parece que hoy se puede alardear de confundir un gen con un cromosoma pero si no sabes quién es Mozart eres un inculto. Es un tema complejo porque tenemos el enemigo en casa, los docentes universitarios de ciencias piensan que la ciencia no está al alcance de todos y debe ser para una ciudadanía preparada, pero todos los ciudadanos deben tener unos conocimientos mínimos. Einstein decía que la ciencia no piensa en fórmulas, que en la cabeza tenemos ideas y debemos ser capaces de explicarlas con palabras sencillas. Tenemos que hacer la ciencia asequible a la ciudadanía y evitar apoyarnos en fórmulas. Creo que necesitamos hacer una ciencia de la ciudadanía, una ciencia que forme parte de la cultura para que también cambie el papel de las mujeres, somos más del 50% de la población mundial y tenemos que formar parte de esa ciencia, la ciencia que se aprende y la ciencia que se enseña.

Usted afirma que «la participación ciudadana en la toma de decisiones es una garantía de aplicación del Principio de Precaución». ¿Qué responsabilidad ostentamos como ciudadanos?

El Principio de Precaución dice que no podemos comercializar ni poner en funcionamiento ningún nuevo desarrollo científico o tecnológico que no estemos seguros de que no es perjudicial para la especie humana, para los seres vivos y para el planeta. El Principio de Precaución es esencial, está firmado por todos los países, pero se ponen en marcha productos que no se han testado. Los científicos debemos transmitir a la ciudadanía la necesidad de ser capaces de participar en la toma de decisiones, la población es quien vigila ese Principio de Precaución y por eso tenemos que alfabetizar a la ciudadanía.

Por tanto, volvemos a la idea de la visión de la ciencia de la sostenibilidad y la transdisciplinariedad, para que todas las personas con conocimientos, aún sin ser profundos, puedan opinar. En muchos países se ha cerrado la puerta a que la ciudadanía opine sobre cambio climático alegando complejidad en los conceptos y es la ciudadanía la que ha conseguido que se prohíban las sustancias contaminantes que han producido el adelgazamiento de la capa de ozono. Esto demuestra que necesitamos que la ciudadanía esté alfabetizada científicamente.

«Los científicos debemos transmitir a la ciudadanía la necesidad de ser capaces de participar en la toma de decisiones»

Según el último informe PISA, España ha sufrido un descenso en la evaluación de las ciencias, consiguiendo sus peores datos y situándose por debajo de la media de la OCDE. ¿Cómo se interpretan estos resultados?

El informe PISA es una prueba de evaluación y las cuestiones están relacionadas con la toma de decisiones de aspectos vinculados a la vida cotidiana que tienen que ver con la ciencia y la tecnología, lo que se pregunta en las pruebas no lo enseñamos en el aula de ciencias, enseñamos una ciencia descontextualizada, alejada de la vida del estudiante. PISA, utilizado como instrumento, es interesante y los resultados del informe deberían servir a los docentes de ciencias para decir: «No estoy preparando a mis estudiantes». La prensa azuza: “¡Qué mal estamos!” Pero si extrapolamos los datos de los resultados a una escala sobre diez, estamos sobre 7.5, las diferencias no son tan significativas. Donde sí hay diferencia entre países es en el presupuesto de educación y eso es cuantificable.

La investigadora muestra algunos recursos de ludificación. Lucía Coll

En relación a los resultados de la Encuesta de Percepción Social de la Ciencia en España de 2018 de la FECYT. ¿Hay analfabetismo científico?

Sí. La forma de enseñar en la educación reglada, así como la ciencia informal explicada a través de los medios de comunicación no están ayudando a la alfabetización científica. Hay analfabetismo y además a la gente no le importa, los objetos se hacen para que podamos usarlos sin tener conocimiento de cómo funcionan y cuanto más fácil sea mejor.

¿Qué supone ese analfabetismo en un mundo tecnificado?

Pensamos que no necesitamos la alfabetización directamente, pero es un error. Necesitamos educar en el mundo tecnificado que nos rodea para perder el miedo a ese conocimiento científico, para poder intervenir y tomar decisiones, para despertar el espíritu crítico y añadiría una cuarta razón, el placer de saber. La alfabetización científica es un derecho, hay países donde la educación científica está prohibida, no solo a las mujeres, también a los hombres.

«El gran reto de la comunicación científica es saber qué ciencia queremos transmitir»

¿Cuál considera que es actualmente el principal reto en la comunicación y la divulgación de la cultura científica?

El gran reto de la comunicación científica es saber qué ciencia queremos transmitir. La formación en el periodismo científico es importante, ya que son los intermediarios entre la ciencia y la ciudadanía, tienen la capacidad de trasladar cómo trabaja la ciencia y sus efectos, no solo el conocimiento científico. En esta última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP25, pareció apreciarse un salto en la información de los medios de comunicación en torno a la necesidad de educar a la ciudadanía en todos los ámbitos y creo que es fundamental que además esa educación tenga en cuenta las nuevas tecnologías. Podemos verlo con el tema del coronavirus, la diferencia entre escuchar a un responsable de sanidad facilitando información a todo aquello que llega a través de redes sociales.

Debemos comunicar una ciencia impregnada por las implicaciones entre ciencia, tecnología, sociedad y ambiente. La ciencia ha cambiado nuestra forma de ver el mundo y los ciudadanos tenemos que ser conscientes del papel enorme que podemos jugar en los cambios que tienen lugar en la sociedad.

La neurobiología sueña con generar neuronas

Los neurocientíficos plantean la posibilidad de convertir las células más abundantes del sistema nervioso en neuronas gracias a los avances en medicina regenerativa.

El descubrimiento de las células madre plutipotentes inducidas, capaces de formar cualquier tipo de célula, ha supuesto una revolución. Los investigadores pueden convertir una célula epitelial en una neurona mediante reprogramación celular. Estos avances se expusieron el pasado mes de marzo en la conferencia “¿Es posible reparar el cerebro humano?” a cargo de Isabel Fariñas, catedrática en el Departamento de Biología Celular, Biología Funcional y Antropología Física de la Universitat de València.

Cartel de la conferencia “¿Es posible reparar el cerebro humano?
© ciudadartesyciencias. (05 de marzo de 2020). Conferencia «¿Es posible reparar el cerebro humano?«. [Archivo de vídeo]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=31oG1eCQNh4

Isabel Fariñas ilustró la complejidad del cerebro humano mediante una comparativa: el número de estrellas en la Vía Láctea y el número de neuronas contenidas en un órgano de tamaño limitado, ambas son del mismo orden de magnitud. El cerebro se revela como una inmensa red, ya que cada neurona establece 10.000 contactos, aunque, a su juicio: «Los neurocientíficos no comprendemos aún cómo funciona».

Presentación comparativa entre la Vía Láctea y el cerebro humano.
© ciudadartesyciencias. (05 de marzo de 2020). Conferencia «¿Es posible reparar el cerebro humano?». [Archivo de vídeo]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=31oG1eCQNh4

¿Qué sucede en el cerebro ante una enfermedad neurodegenerativa?

El cerebro concentra las células madre neurales en dos regiones diferenciadas y restringidas. En las enfermedades neurodegenerativas mueren muchas neuronas en distintas partes del cerebro. «En el Parkinson sabemos qué neuronas se mueren inicialmente, las neuronas dopaminérgicas», apuntó la catedrática. «La dopamina es una sustancia implicada en la regulación de los circuitos que determinan la coordinación de nuestros movimientos», aclaró al auditorio. Cuando un paciente muestra los primeros síntomas, el 80% de sus neuronas dopaminérgicas están muertas, por lo que la estrategia neuroprotectora resulta inútil y la estrategia farmacológica retrasa pero no detiene la enfermedad.

La investigadora describió cómo durante el desarrollo embrionario se observa una estructura formada por un total de doce células denominada masa celular interna (MCI) que dará lugar a todas las células del organismo. Las células de la MCI pueden producir cualquier tipo celular, es decir, son pluripotentes.

El científico japonés Shinya Yamanaka quiso averiguar qué las hacía pluripotenciales. Trabajó con cultivos de células epiteliales e introdujo una combinación de cuatro genes, actualmente llamado cóctel de Yamanaka, que convirtió a las células de la piel adultas en células similares a las embrionarias. Las denominó células madre pluripotentes inducidas, más conocidas como células iPS. ¿Qué significa todo esto? Se desmonta un dogma de la biología del desarrollo y el descubrimiento de Yamanaka permite que los científicos conviertan un tipo de célula en otro. Sus investigaciones le valieron el Nobel de Medicina en 2012.

Tal y como explica la experta, los neurobiólogos contemplan la posibilidad de una reprogramación directa de astrocito a neurona. Los astrocitos son las células mayoritarias en el cerebro, en una proporción 5:1 frente a las neuronas y no mueren en ninguna enfermedad neurodegenerativa que se conozca. «Se ha hecho en ratones mediante terapia génica», pero insiste Fariñas: «Es una vía futura».

Isabel Fariñas en un momento de la conferencia.
© ciudadartesyciencias. (05 de marzo de 2020). Conferencia «¿Es posible reparar el cerebro humano?». [Archivo de vídeo]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=31oG1eCQNh4

El cerebro adulto sigue produciendo neuronas

Según matizó la investigadora, «cuando un niño nace ya tiene el contingente de neuronas con el que va a vivir toda la vida». Esta fue durante décadas la idea predominante, se pensaba que «no había nuevas neuronas en cerebros post-natales», especificó Fariñas.  «Ahora sabemos que no es así», señaló. ¿Pero cómo se ha llegado hasta este hallazgo? La respuesta se encuentra en las aves.

Argentina, 1984. Se demuestra que es posible la adición de nuevas neuronas en un cerebro adulto. Los machos de las aves canoras cortejan a las hembras mediante el canto, se descubre que en determinadas áreas codificadas para dicha función «cada primavera bajo el efecto de la testosterona miles de neuronas morían y se generaban nuevas», ejemplificó Fariñas durante la ponencia. Y añadió que este proceso permitía al macho aprender una nueva canción distinta a la anterior: «Es como la canción del verano pero en pájaros», bromeó Fariñas.

Pero… ¿qué hay de los humanos?

El organismo está formado sobre todo por carbono, y nuestros átomos están en equilibrio con el carbono de la biosfera. El isótopo de carbono más abundante es el C12, pero existe un isótopo radiactivo en mucha menor proporción, el C14.

La historia reciente del siglo XX nos deja un aumento en los niveles, habitualmente bajos, de C14 en la atmósfera provocado por los múltiples ensayos de bombas nucleares en superficie que se realizaron durante la Guerra Fría, narró la experta.

Las células no distinguen entre C12 y C14 y los incorporan indistintamente en la construcción de estructuras como el ADN, siempre manteniendo el equilibrio con la biosfera. Un equipo de investigadores de Estocolmo dedujo que «si una neurona naciese en uno de estos años incorporaría en su ADN, antes del momento de nacer, la proporción del C14 que estaba ese año en la atmósfera», explicó Fariñas. Por lo tanto, se podía datar el nacimiento de una neurona, se demostró la neurogénesis adulta en humanos. «Todavía hay debate abierto», insistió Fariñas y aún existen interrogantes sin resolver en este campo.

Coloquio final. Lucía Coll Peinado

Los grandes logros y avances de la humanidad como especie son indicativos de una inteligencia extraordinaria y es la cooperación social de esas inteligencias la que permite dichos avances. «El cerebro sustenta nuestra parte emocional, no solo la parte de cognición e intelectualidad pragmática», recordó la conferenciante. Ante una enfermedad neurodegenerativa no solo se pierden neuronas y capacidades: «También perdemos nuestra propia identidad», apuntó Fariñas. «Todo lo que somos es nuestro cerebro», sentenció la catedrática.

«Mi trabajo como científica es divertidísimo. Me levanto cada día con ganas preguntándome qué es lo que voy a hacer hoy»

La bióloga Patricia Boya es una de las mayores expertas de España en autofagia, una función del organismo que permite desechar y reciclar basura celular.

Miguel Ángel Alegre

Patricia Boya, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y presidenta de la Sociedad Española de Autofagia (SEFAGIA).

Patricia Boya (Valladolid, 1971) es presidenta de la Sociedad Española de Autofagia (SEFAGIA), doctora en Biología por la Universidad de Navarra e investigadora del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). SEFAGIA es una organización científica que promueve la investigación sobre la autofagia en España y que tiene como objetivo fortalecer la competitividad de los grupos españoles interesados en la autofagia e impulsar la excelencia de la investigación básica y traslacional. Nos encontramos en el vestíbulo del Hotel Barceló V Centenario de Cáceres, donde se celebró del 4 al 6 de marzo el congreso SEFAGIA en su edición del año 2020. Hablamos de autofagia, de su carrera científica, de su día a día como investigadora y de cómo la ciencia ha estado presente desde los primeros días de su vida.

P: ¿De dónde proviene su vocación como científica?

R: Mi padre es físico teórico y siempre he visto la ciencia en casa. Pero concretamente, mi inclinación por la biología me la inculcó una profesora que tuve en el instituto en 2º de B.U.P. Me abrió los ojos ante las posibilidades que albergaba este campo para conocerse a uno mismo, que es lo que realmente implica saber el funcionamiento de tus células. Me acuerdo que fue porque nos mandó en clase un trabajo en el que teníamos que comparar los distintos tipos de animales: por ejemplo, las esponjas, los gusanos… Era una tabla grande donde apuntamos las diferencias entre sus aparatos y sistemas. El hecho de ser capaz de ver aquello de un solo vistazo y de cómo iban evolucionando los órganos hasta llegar a nosotros me pareció fascinante. Eso fue con 16 años y todavía sigo interesada en descubrir más y más sobre cómo funcionan nuestras células para ser lo que somos.

P: ¿Cómo describiría su día a día en el laboratorio?

R: Mi trabajo es divertidísimo. Cada día cuando me levanto me pregunto a mí misma: “¿Qué voy a hacer hoy?”, y siempre tengo varias opciones muy distintas. Puedo leer un artículo para entender un método nuevo, escribir el último resultado científico que hemos encontrado y ponerlo en contexto de lo que se sabe, hablar con mis estudiantes acerca de nuestros últimos descubrimientos, pensar cuál es el siguiente paso para avanzar en nuestra investigación y llegar a descifrar completamente el proceso que estamos estudiando… Aunque a veces tengo que hacer cosas tan aburridas como rellenar papeles, desgraciadamente tengo que rellenar un montón.

P: Usted investiga sobre el proceso de autofagia, ¿cuál es la mejor definición para que todo el mundo pueda hacerse una idea de lo que es?

R: Es una forma de eliminar la “basura” de tus células. Es un sistema de limpieza, pero también de reciclaje. Cuando se degrada esa basura, los materiales que se obtienen pueden ser utilizados para realizar otras funciones. Por ejemplo, yo tengo una silla vieja que ya no me sirve porque está rota o porque no me gusta. Lo que puedo hacer es coger esa silla y sacar de ella trozos de madera para hacerme una estantería nueva. Eso es lo que hace la autofagia con los componentes celulares.

«La autofagia es una forma que tienen las células de eliminar su “basura”. Es un sistema de limpieza, pero también de reciclaje. Los materiales que se obtienen pueden ser utilizados para realizar otras funciones.»

P: ¿Cuándo surge el interés en el mundo de la ciencia por la investigación en autofagia?

R: Aunque la autofagia se conoce desde hace más de 50 años, su interés creció mucho a raíz del descubrimiento en los años 90 de los genes que regulan el proceso, los genes ATGs. Con el conocimiento de estos genes se podía manipular la autofagia y entender qué sucedía cuando no funcionaba bien. Ahí se comprendió que la autofagia era esencial para muchísimas de las funciones de nuestras células y tejidos.

P: ¿Por qué es importante la investigación en autofagia?

R: Todas nuestras células necesitan de este sistema para mantenerse limpias. Cuando este sistema de reciclaje no funciona bien, se acumula basura en las células. Un ejemplo sencillo, cuando una célula se divide en dos, puede repartir esa basura entre sus células hijas a mitad y mitad. Pero en las células que no se dividen, como las neuronas o las células musculares, la basura se va a acumulando a lo largo de toda su vida y si el proceso de autofagia no funciona correctamente puede provocar alteraciones en la célula. La investigación en autofagia nos va a permitir entender este mecanismo, que ya de por sí es muy interesante, y buscar estrategias para modularla en aquellos casos en los que no se desempeña como es debido.

P: ¿Cuáles son las aplicaciones de la investigación en autofagia?

R: Un caso prototípico son las enfermedades neurodegenerativas. En estas enfermedades se acumulan tóxicos en las neuronas. El hecho de aumentar la autofagia en ellas permite que se elimine y se recicle ese material tóxico. Nos estamos enfocando en terapias basadas en la inducción de autofagia para tratar estas y otras patologías. Además, la autofagia no sólo tiene aplicaciones en enfermedades, sino también en otras áreas como la biotecnología o la biología vegetal. Todas las células utilizan la autofagia, por lo que hay muchas posibilidades de que sirva para mejorar y resolver retos en diversos sectores.

«El tratamiento de las enfermedades neurodegenerativas es una de las aplicaciones de la investigación en autofagia. Además, como todas las células utilizan la autofagia, hay muchas posibilidades de que sirva para resolver otros retos»

P: Ha publicado papers en los que explica la relación de la autofagia con el cáncer y enfermedades de la retina.

R: El cáncer es complicado y hay que tener mucho cuidado porque sospechamos que dependiendo del estadio en el que se encuentre la enfermedad, la autofagia puede ser beneficiosa o perjudicial. Aun así, hay muchas investigaciones dirigidas a entender la autofagia en los procesos tumorales por si se pudiese utilizar para diseñar tratamientos antitumorales.

En cuanto a las enfermedades de la retina, en mi equipo trabajamos sobre todo con el sistema nervioso, y en él nos hemos centrado en la visión. Queremos entender el papel de la autofagia en el funcionamiento de nuestras neuronas del ojo y por qué la autofagia es buena para la diferenciación neuronal. Cuando se está formando el sistema nervioso, se parte de un neuroblasto, que es una célula que se divide durante el período embrionario. Del neuroblasto se forma la neurona a través de un cambio de metabolismo y de morfología. Una neurona que ya no se va a dividir más y tiene su axón, sus dendritas… Hemos descubierto que para que eso ocurra se necesita que haya mucha autofagia en un momento determinado. Si todo esto falla, no se forma la neurona. Las alteraciones de la autofagia están asociadas a enfermedades de pérdida de visión, como la retinitis pigmentosa o el glaucoma. En el caso del glaucoma, es una enfermedad asociada a la edad.

P: ¿Cómo afecta el envejecimiento al proceso de autofagia?

R: Cuando se hacen viejas nuestras células, sus sistemas de autofagia funcionan peor. Creemos que estrategias que aumentan esa autofagia pueden ayudar a mantener nuestras células más jóvenes.

P: ¿Qué métodos y técnicas suelen seguirse en un laboratorio de investigación en autofagia?

R: Trabajamos con células, tejidos y animales. Utilizamos ratones modificados genéticamente que tienen fluorocromos, unas moléculas fluorescentes que nos permiten observar al microscopio el proceso de autofagia. O empleamos células o tejidos que no tienen alguno de los genes de la autofagia, por lo que ésta no funciona bien y observamos las consecuencias.

P: ¿Cuáles son los trabajos de los que está más orgullosa de toda su carrera científica?

R: Son dos. El primero cambió por completo el paradigma de lo que se conocía en el campo de la autofagia. Cuando yo comencé a trabajar en autofagia, cuando se descubrieron sus genes, se pensaba que era un proceso asociado a la muerte de las células. Ese era el dogma. Ahora resulta bastante obvio que protege a la célula. Por aquellos tiempos no teníamos definidos los métodos más eficaces para estudiar la autofagia. Lo que hacíamos era observar las células al microscopio. Éstas tenían muchos autofagosomas, la característica principal de la autofagia, y se morían. Los autofagosomas son los orgánulos celulares que actúan a modo de bolsas de basura. En ellos, las células almacenan el material que quieren degradar y reciclar y luego vierten lo que serían las tijeras: las enzimas que rompen y procesan todos esos residuos. Estuve bastante tiempo intentando entender este proceso de muerte celular induciéndolo en las células, quitándoles los nutrientes y tratándolas con fármacos. Todo ello resultaba en su muerte, pero si inhibía el proceso de autofagia morían todavía más. Fue en la Gordon Conference en Estados Unidos, el primer congreso que hubo de autofagia, donde, al fijarme también en lo que hacían los otros investigadores, até cabos y me di cuenta de que lo que probablemente estuviera ocurriendo es que las células utilizasen la autofagia para sobrevivir. Justo al contrario de lo que se creía. La autofagia era un sistema protector de las células, y no un tipo de muerte celular.

«Cuando comencé a trabajar en autofagia, se pensaba que era un tipo de muerte celular. Pero investigando descubrí que era justo al contrario, la autofagia es un sistema protector de las células»

P: ¿Y el segundo?

R: Fue el descubrimiento del papel de la autofagia en el cambio no sólo morfológico sino también metabólico en la diferenciación neuronal. Ya lo he comentado antes, pero entrando más en detalle, esa autofagia en concreto es selectiva, eliminando las mitocondrias y recibe el nombre de mitofagia. Las mitocondrias son los orgánulos de nuestras células que producen energía de forma muy eficiente. Si no se tienen estos orgánulos, la energía se obtiene por la vía de la glicolisis, que es mucho más rápida, aunque menos eficaz. Pero tiene una ventaja, y es que permite obtener materiales adicionales para generar masa en la biosíntesis. Este cambio metabólico permite a las neuronas en ciernes poder crecer y generar su axón. Luego esas neuronas vuelven a utilizar las mitocondrias con normalidad. Una situación parecida ocurre en las células tumorales, y también en los macrófagos y linfocitos T cuando se activa la respuesta inmune. Son circunstancias en las que las células necesitan obtener energía de la forma más inmediata posible.

P: ¿Cómo surgió SEFAGIA?

R: Llevo trabajando en autofagia desde hace bastante tiempo. Al volver a España en 2004 (NdE: Patricia Boya cuenta en su curriculum con dos estancias internacionales en el Centro Nacional para la Investigación Científica, CNRS, de París, Francia y la Universidad de Cambridge, Inglaterra) era una de las pocas personas que había estado estudiando este proceso. Al ser un campo muy nuevo, había mucha gente interesada en aprender sobre ello y nos contactaron para colaborar. Al principio, yo ayudé a muchos grupos españoles de investigación a montar las técnicas y las metodologías pertinentes. José Luis Crespo, del CSIC en Sevilla, que también había trabajado en autofagia, fue quien propuso la idea de reunir a todos los científicos de España que nos dedicábamos a este campo. El objetivo era tener un marco que nos permitiera apoyarnos y aprender los unos de los otros para mejorar la investigación en autofagia en España. La primera vez fue en el año 2013 en Madrid, en mi centro, el CIB. A raíz de ahí fuimos creciendo poco a poco. Primero hacíamos asambleas anuales. En el curso 2015-2016 pedimos una beca del Ministerio para Redes de Excelencia y nos la concedieron. Con ella pudimos financiar nuestros proyectos y organizar congresos. En 2017, cuando se nos acabó la subvención, nos planteamos cómo podíamos seguir con todo esto y decidimos fundar la sociedad.

P: ¿Qué experiencias aportan congresos como el que se está celebrando ahora mismo?

R: Son esenciales. Primero porque ves lo que hacen los demás y aprendes de sus descubrimientos. Luego porque puedes darte cuenta de metodologías o formas de trabajo de tus compañeros que pueden complementar tu propia investigación. Lo maravilloso de los congresos es tener un contacto directo con los otros investigadores. Puedes acercarte a ellos y preguntarles si te pueden ayudar con su metodología a solucionar un problema que tienes con tus experimentos o si creen que sus modelos se pueden aplicar al proceso que estás estudiando. Los congresos son una de las herramientas más útiles para conseguir los propósitos con los que nació SEFAGIA, son lugares ideales para aprender, ayudarnos y en los que surgen nuevas colaboraciones.

P: ¿Cuál es su opinión sobre el sistema científico?

R: Los científicos no estamos conformes. Para investigar se necesitan recursos y estos son muy limitados, tanto a nivel económico como humano. Cada vez tenemos más obstáculos para poder trabajar. Hay que hacer más papeles, permisos, gestiones… Calculo que de todo el tiempo que estoy trabajando, sólo un 30% realmente lo dedico a pensar. El resto estoy ocupada con la burocracia. Obviamente es algo necesario, pero puede que lo mejor sería que de esos trámites se ocuparan otras personas y los científicos nos dedicásemos plenamente a investigar.

P: ¿Qué consejo les daría a los jóvenes que se quieren dedicar al mundo de la ciencia?

R: Que sean curiosos. Que no se crean nada y pongan todo en duda. Y, sobre todo, que se diviertan, que disfruten. Es un trabajo duro y sacrificado, pero nada aburrido. Si te gusta entender cosas nuevas, las trabas no importan. Esa gratificación cuando llegas a encajar todas las piezas del puzle y resolver el rompecabezas es el mayor regalo que la ciencia te puede hacer.

«La ciencia es un un trabajo duro y sacrificado, pero nada aburrido. Si te gusta entender cosas nuevas, las trabas no importan.»

«Muchas facultades de Reino Unido se matan por conseguir científicos procedentes de España»

Victoria Bueno González, licenciada en Biología y especializada en conservación de la biodiversidad, salió de España en 2016 hacia Reino Unido en busca de un futuro dentro de la investigación. Cuatro años mas tarde, la bióloga nacida en Zamora no solo se ha labrado un puesto como investigadora fuera de su país, su principal objetivo, sino que ha vivido multitud de experiencias tras su paso por Leeds y Bristol. Ahora, avalada por su veteranía en el extranjero, Bueno anima a salir de la zona de confort a todos aquellos científicos y científicas españoles sin oportunidades en España.

Victoria Bueno, investigadora en la Facultad de Biología de la Universidad del Oeste de Inglaterra (UWE).

Decidió salir de España para buscar nuevas oportunidades en Inglaterra y apareció Leeds, ¿Qué estuvo haciendo allí durante su estancia?

Cuando llegué empecé a trabajar en hostelería para pulir el lenguaje. Ya sabes cómo somos los españoles, nos cuesta mucho creernos preparados cuando llegamos a un país nuevo. Después, cuando sentí que estaba lista, comencé a aplicar a las ofertas de trabajo en las que mejor podía encajar según mi especialización. Me dieron un puesto de técnica de laboratorio docente en la Facultad de Bioquímica. Me valió mucho para adentrarme en este mundo, conocer a mucha gente, adquirir experiencia y lograr empezar un doctorado.Descubrí mi verdadera pasión.

Ha dicho que su principal objetivo era empezar un doctorado, ¿Cómo consiguió esa beca de doctorado en Bristol?

Aplicando online a través de todas las páginas web especializadas. Es muy sencillo obtener una beca de doctorado y existen muchos puestos vacantes y  la mayoría están financiados. Además, muchas  facultades de Reino Unido se matan por conseguir científicos procedentes de España.

¿Por qué dice que las facultades de Reino Unido están tan interesadas en los científicos españoles?

Porque la mayoría de los investigadores e investigadoras españolas que vienen de España tienen una mayor formación.  Muchos de los jóvenes de Reino Unido se gradúan y deciden dar el salto, sin ninguna experiencia.

¿Por qué tenía tan claro hacer el doctorado?

Cuando entré en el laboratorio todos mis compañeros eran técnicos y ninguno tenía doctorado, llevaban toda su vida dentro del mismo área. Es totalmente respetable, de hecho, me encantaría volver a trabajar en un laboratorio. Sin embargo, sin un logro de este tipo no puedes avanzar más allá. No quería quedarme en ese puesto para siempre. Necesitaba seguir aprendiendo y descubriendo.

Una vez que consiguió esta beca en el departamento de Biología de la Universidad del Oeste de Inglaterra, ¿Se le preestableció el tema a investigar o usted ya tenía planeada la temática?

La razón por la que escogí aplicar a este doctorado estaba en que se trataba de una mezcla de biología y conservación de la biodiversidad, una temática en la que yo me había especializado con la realización del máster. Lo vi el proyecto perfecto para continuar con mi carrera profesional. Yo siempre me había considerado bióloga de bota y no de bata pero, actualmente, no existe nada estrictamente de campo. Al final, todo se basa en ADN y proteínas.

Estáis trabajando en un método diagnóstico para una enfermedad bacteriana en robles, cuya bacteria puede llegar a matarlos en cinco años. ¿Cómo lo está llevando a cabo?

El método que estamos desarrollando es una técnica aplicada basada en la polymerase chain reaction (PCR) y, dentro de esta, la High Resolution Melting (HRM). Lo más especial e interesante de este proceso es un colorante fluorescente que se intercala con el ADN cuando está en forma de doble cadena. Al poner la muestra sobre dicho colorante, sabremos si hay bacterias, el número concreto y el tipo al que pertenece.

Y tras la utilización de este método diagnóstico, ¿Qué resultados ha obtenido hasta el momento?

He descrito tres nuevas especies de bacterias dentro  del grupo de las pseudomonas. Para conocer su posible función hemos experimentado con tres tejidos vegetales, inyectándoles las bacterias para poder así describirlas. Esto permitirá ahorrar tiempo a aquellos investigadores que se encuentren con este tipo de bacterias en un futuro.

¿Cuál es el objetivo que se le planteó desde el principio?

La idea de esta investigación viene del Forest Research. La principal organización de Reino Unido para la investigación forestal. Necesitaban un método rápido y barato. Ellos poseen una técnica que es seis veces más cara, por lo que no les era rentable procesar grandes cantidades de muestras. El Forest Research recibe numerosas cantidades de ejemplares de todo Reino Unido.

Me ha contado que esta enfermedad mata a los robles en cinco años, ¿Hay alguna forma de evitar que los robles mueran?

No. No es tan fácil como ponerles una inyección de antibiótico y matar las bacterias. Hasta ahora existen muchas líneas de investigación que están intentando averiguar cómo se transmite. Muchas de ellas relacionan las causas con dos hechos. Por un lado, que estas bacterias encontradas en el ADN crean sangrados verticales cuyos fluidos pueden llegar a contagiar. Por otro lado, han encontrado agujeros de salida en forma de ‘D’ realizados por escarabajos que almacenan sus huevos en la corteza y, una vez eclosionan, las larvas entran dentro. A su vez, están investigando si estos escarabajos tienen  dentro de su organismo esas bacterias encontradas en los robles.

Teniendo en cuenta que no existe una cura y que todavía no se sabe ciertamente como se transmite, ¿La mayoría de robles acaban muriendo por esta enfermedad?

Existen casos de robles que se han recuperado volviéndose resistentes a la bacteria. Por un momento piensas: vamos a clonarlos y los plantamos por todo Reino Unido. Esto los haría resistentes a las bacterias. En cambio, esta acción podría tener consecuencias como hacerles más vulnerables  a la sequía. Acabaría matándolos a todos. En este sentido, hay que dejar obrar a la naturaleza.

Afirma que clonar a los robles podría matar a todos ellos en ambientes de sequía, ¿Por qué?

Esto es equiparable con todas las especies. Lo sencillo es clonarse (reproducción asexual). Sin embargo, que no seamos todos clones, la variabilidad genética entre individuos debida a la reproducción sexual, hace que cada uno seamos más o menos aptos para potenciales amenazas a la supervivencia. Es decir, imagine que usted y yo hemos sido clonados y somos más vulnerables al frío. En una situación de condiciones adversas podríamos morir ambos. Que seamos diferentes posibilita que uno de los dos sea más resistente al frío y pueda sobrevivir. Es el éxito evolutivo de un individuo.

¿Qué tiene pensando hacer cuando acabe la tesis doctoral?

Tengo pensando seguir con un postdoctorado. De hecho, tengo una entrevista próximamente en el John Innes Centre de Norwich. Es uno de los centros más prestigiosos en relación a las ciencias de las plantas y los microbios. Trata problemas reales a nivel nacional e internacional. Cruzaré los dedos porque sería un paso muy grande para continuar con mi carrera.

Entonces, ¿No contempla volver a España?

Si me ofrecieran el mismo puesto con las mismas condiciones que tendría en Norwich, me lo pensaría. Por desgracia, no se invierte lo suficiente en mi campo de investigación.

¿Cree que su profesión está mejor valorada en Reino Unido que en España?

Yo creo que sí. No solo en mi campo, sino hablo ya de la profesión de científico como tal. Creo que realmente la sociedad en general no sabe lo que hacemos. Este hecho  también puede influir en la cantidad de dinero que se invierta en ciencia.

¿Cree que existe una mala imagen del científico?

Sí, y en parte es culpa nuestra porque quizá no divulgamos lo suficiente nuestro conocimiento o la forma de comunicarlo no es la más eficiente y accesible. Sin duda, todo científico debería poner de su parte para acercar su conocimiento a toda la gente.

El 8 de marzo fue el día internacional de la Mujer. Hemos avanzado mucho aunque aún queda camino por recorrer. ¿Cree que en Reino Unido se está  valorando más a la mujer en el terreno de la ciencia?

Creo que se está haciendo mucho para conseguir la igualdad eliminando muchos sesgos que siempre han existido. Un ejemplo claro es el grupo de investigación del que formo parte, donde somos todos mujeres. En cambio, en el área de ingeniera solo el 10% son mujeres, siendo uno de los porcentajes más bajos de Europa.  En mi opinión, existen áreas de la ciencia que atraen más a un sexo que a otro. Depende mucho del ambiente en el que se haya crecido. A pesar de esto, creo que se está haciendo un esfuerzo evidente aunque el objetivo no es solo que se valore más a la mujer, sino que camine al mismo paso que el hombre.

Un estudio asegura que los medios de comunicación son críticos en la lucha contra las prácticas pseudocientíficas

 El artículo analiza los principales medios generalistas con mayor audiencia online: El País, El Mundo, La Vanguardia y ABC

Investigadores de la Universidad de Murcia (UMU) aseguran que los medios de comunicación (MM.CC) muestran un posicionamiento crítico en las noticias relacionadas con aquellas prácticas y terapias carentes de evidencia científica.  Esta investigación, publicada en la Revista Española de Comunicación en Salud (RECS), analiza aquellas noticias, relacionadas con las falsas ciencias o fake sciences, publicadas por los principales medios con mayor audiencia en Internet: El País, El Mundo, La Vanguardia y ABC. El objetivo principal de este estudio es determinar el tratamiento informativo que los MM.CC realizan en relación a estas prácticas.

A pesar de ese posicionamiento crítico, La Vanguardia defiende las pseudociencias en un 16% del total de sus noticias. Algunos ejemplos de este tipo de noticias son las entrevistas al Nobel de Matemáticas Luc Montagnier, dónde defiende que la base científica de la homeopatía se ignora porque molesta a la economía, o Mario Moncayo, un licenciado en Medicina que dirige su propio instituto de investigación en Ecatepec (México) y se posiciona en contra de los transgénicos.

Por otro lado, la pluralidad de fuentes es otra de las principales características en más de la mitad de las piezas publicadas por los medios generalistas, contando con más voces de expertos que de políticos. “La posibilidad de contar con una gran diversidad de fuentes confiere un importante plus de calidad a la información en todos los diarios”, afirma José Antonio Sánchez-Hernández, uno de los principales autores de la investigación. 

En cuanto al punto de vista desde el que se tratan las informaciones sobre pseudociencias, se aborda principalmente como una problemática social relacionada con las consecuencias negativas para la salud de la población, la necesidad de llevar a cabo una ardua regulación por parte de los poderes públicos, el uso fraudulento de estas prácticas con un claro objetivo de obtener beneficios engañando a los pacientes, el deber de los profesionales de la salud de respetar el código deontológico y de no recomendar estos tratamientos, y la obligación de emprender acciones encaminadas a la alfabetización científica de la sociedad y el empoderamiento de los pacientes. 

Por otro lado, los resultados arrojan que cuando los medios generalistas españoles abordan la temática de las pseudociencias lo hacen, sobre todo, mediante piezas informativas individuales exceptuando El País que adquiere un mayor compromiso a través de la inserción de editoriales de forma regular. “Se trata del único diario en el que hemos detectado información en formato de opinión o entrevista, en un ejercicio de responsabilidad al posicionarse contra la permisibilidad de los poderes públicos con las pseudoterapias”, señala Sánchez-Hernández. 

Por último, en cuanto a la distribución específica por cada uno de los medios, La Vanguardia es el que más informaciones sobre pseudociencia incluye en secciones distintas (47%). Por el contrario, destaca El País por insertar el 59% de las informaciones de esta temática en la sección “Ciencia”, ABC incluye el 60% en “Sociedad y vida”, y El Mundo ubica el 57% en la sección “Salud” (57%). Este hecho indica que los diarios no tienen una sección única para publicar este tipo de informaciones, sino que estas son distribuidas en distintas secciones. 

La proteína SIRT1 podría ser clave en el desarrollo de tratamientos contra la enfermedad de Parkinson

Los científicos del grupo Park, equipo de investigación del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y Genética de la Facultad de Enfermería y Terapia Ocupacional de la Universidad de Extremadura y CIBERNED, han apuntado a la modulación de la actividad deacetilasa de la proteína SIRT1, que contribuye a la regulación y a la longevidad celular, como diana para el diseño de tratamientos que combatan la enfermedad de Parkinson en aquellos pacientes en los que su causa se desconoce. Lo esencial de esas terapias es que ralentizarían o incluso detendrían el avance de la enfermedad.

El tratamiento para estos pacientes cuya enfermedad de Parkinson tiene un origen indeterminado consistiría en alcanzar un nivel basal de mitofagia suficiente mediante la potenciación de la actividad deacetilasa de la proteína SIRT1, explica Sokhna M. S. Yakhine-Diop, doctora en Bioquímica y Biología Molecular y Genética por la Universidad de Extremadura y autora principal del paper de la investigación. La posibilidad de dicha terapia es gracias al estudio del mecanismo molecular de la enfermedad de Parkinson. “Así, podemos hallar vías de señalizaciones que se encuentran modificadas en las células de los pacientes y diseñar fármacos que actúen específicamente sobre esos puntos”, indica Yakhine-Diop.

SIRT1 es una proteína que regula el proceso celular de la mitofagia, una forma de autofagia selectiva. La autofagia consiste en la degradación y reciclaje de aquellas proteínas que no se usan, que están defectuosas y de aquellos orgánulos celulares que están dañados. La mitofagia es la degradación y reciclaje selectivos de las mitocondrias, orgánulos celulares que se encargan de suministrar la mayor parte de la energía necesaria para la actividad celular. Tanto la autofagia como la mitofagia están alteradas en las células de los pacientes de Parkinson.

SIRT1 pertenece al grupo de las proteínas histonas deacetilasas. Estas proteínas se encargan de deacetilar, es decir, de eliminar de las estructuras proteicas una molécula denominada grupo acetilo. Las proteínas histona acetiltransferasas se encargan, por su parte, de acetilar, de añadir esos grupos acetilo. La acetilación y la deacetilación son reacciones químicas que modifican las proteínas e influyen en sus actividades y funciones.

La mayoría de los casos de enfermedad de Parkinson son idiopáticos, que se refiere a que son debidos a causas desconocidas. Aun así, se sospecha que se producen por factores ambientales, como la exposición a determinadas toxinas. Sin embargo, sí que se conocen algunas causas específicas como mutaciones genéticas, que representan el 10% de los casos de Parkinson. Mediante cultivos celulares cedidos por el doctor Adolfo López de Munain, Jefe de Sección del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Donostia, los investigadores del grupo Park analizaron el estado de acetilación de las proteínas en fibroblastos (células del tejido conectivo) de individuos sanos que actuaron de control, enfermos de Parkinson debido a la mutación G2019S LRRK2 y pacientes cuya enfermedad de Parkinson es de causa desconocida. Los científicos observaron un estado de hiperacetilación en aquellas células que contenían la mutación G2019S LRRK2 e hipoacetilación en los casos cuyas causas eran desconocidas.

Imagen de inmunofluorescencia, una técnica de detección mediante anticuerpos unidos a una sustancia fluorescente. En rojo se puede apreciar cómo las proteínas de las células de enfermos de Parkinson de causa desconocida (IPD) están menos acetiladas que las de las células control (Co) y las células con la mutación G2019S LRRK2. En azul están marcados los núcleos de dichas células. Yakhine-Diop et al., 2018. Frontiers in celular Neuroscience.

Sin embargo, al fijarse en las proteínas que regulan la autofagia, vieron en las células con la mutación G2019S LRRK2 que la proteína histona deacetilasa SIRT1 se encuentra fosforilada, es decir, con un grupo fosfato, lo cual desencadena su activación, y desfosforilada en aquellas cuya enfermedad de Parkinson era de origen desconocido. Todo esto se traduce en que en las células de los pacientes de Parkinson con la mutación genética G2019S LRRK2 se lleva a cabo la mitofagia. Mientras, en las células de los pacientes de Parkinson de causa desconocida la mitofagia está disminuida. Vieron una mayor muerte celular en las muestras de los casos de origen desconocido que en las de la mutación G2019S LRRK2, por lo que llegaron a la conclusión del efecto protector de la mitofagia.

Para las células con la mutación genética G2019S LRRK2 todavía no está claro cuál sería la táctica adecuada para combatir la patología. Esto quiere decir que no hay un tratamiento único para todos los enfermos de Parkinson. “Cada paciente es un mundo y habría que abogar por analizar qué ocurre en sus procesos moleculares para diseñar una terapia personalizada. Aunque puedan tener muchas cosas en común entre ellos, un tratamiento generalizado no tiene por qué funcionar para todos”, concluye Yakhine-Diop.

En el futuro, esperan ampliar la investigación a las alteraciones en el metabolismo para encontrar biomarcadores de la enfermedad de Parkinson. Los biomarcadores son moléculas cuyos niveles o función sirven como indicador del estado biológico del individuo, aportando información sobre si está sano o enfermo. Su identificación es clave para la detección temprana de distintas patologías. En la actualidad, los signos clínicos son la única opción de diagnóstico de Parkinson, cuando ya la mayoría de neuronas se han degenerado y sólo se pueden mitigar los síntomas. “Con los biomarcadores y junto al estudio de los mecanismos moleculares de la enfermedad de Parkinson se podría conseguir un diagnóstico precoz y el diseño de fármacos para tratarla antes de que esté muy avanzada y fuera demasiado tarde. Ese es nuestro objetivo”, señala Yakhine-Diop.

Artículos:

  • Yakhine-Diop, S., Niso-Santano, M., Rodríguez-Arribas, M., Gómez-Sánchez, R., Martínez-Chacón, G., & Uribe-Carretero, E. et al. (2018). Impaired Mitophagy and Protein Acetylation Levels in Fibroblasts from Parkinson’s Disease Patients. Molecular Neurobiology, 56(4), 2466-2481. doi: 10.1007/s12035-018-1206-6
  • Yakhine-Diop, S., Rodríguez-Arribas, M., Martínez-Chacón, G., Uribe-Carretero, E., Gómez-Sánchez, R., & Aiastui, A. et al. (2018). Acetylome in Human Fibroblasts From Parkinson’s Disease Patients. Frontiers In Cellular Neuroscience, 12. doi: 10.3389/fncel.2018.00097

Si quieres pasar un buen rato y poner a prueba tus conocimientos acerca de la noticia te invitamos a hacer el siguiente test:

El dolor, la quinta constante vital

Se estima que un 80% de las personas experimentarán algún tipo de dolor a lo largo de su vida y 1 de cada 5 personas, en España, lo sufrirán de manera crónica.

El dolor es una respuesta orgánica que provoca una sensación molesta más o menos intensa. La percepción del dolor resulta de una activación localizada de las células nerviosas que avisan de que algo no va bien. El doctor Carlos Tornero, jefe de Servicio de Anestesiología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, explicó las implicaciones y los riesgos del dolor, su evaluación y tratamiento durante una charla dirigida a los alumnos del grado de Enfermería del CEU Cardenal Herrera el pasado jueves.

Ante un mismo estímulo, lesión o intervención quirúrgica, la sensación de dolor varía entre distintas personas. Son muchos los aspectos que pueden influir en esta subjetiva percepción del dolor: haber sufrido lesiones previas, la técnica anestésica utilizada, la actitud pesimista o catastrofista o la falta de suficiente información, entre otros.  También la genética influye en la sensación de dolor: “Los pelirrojos tienen otra predisposición al dolor”, remarcó el ponente.

Durante su exposición, Tornero resaltó la importancia de la formación de los futuros profesionales de la salud en este campo y la necesidad de mejorar la calidad asistencial. El doctor señaló que la gran mayoría de los pacientes que salen de una intervención manifiestan algún dolor durante el postoperatorio. El licenciado en Medicina y Cirugía comentó, además, que esta situación, normalizada en el pasado, es un reflejo de que el tratamiento que se está aplicando en estos casos debería mejorar.  En este sentido, el ponente enumeró algunos de los muchos riesgos que pueden aparecer si se tiene dolor durante el postoperatorio: isquemia miocárdica, complicaciones pulmonares, enfermedad tromboembólica, prolongación de la estancia hospitalaria y cronificación del dolor, entre otros. En este aspecto, insistió: “El mal control del dolor influye en el devenir de las personas”. Además, el médico defendió la aplicación de protocolos de analgesia multimodal adaptados a cada paciente. Este tipo de protocolos se basan en el empleo de diferentes técnicas y medicamentos para reducir la sensación de dolor.  La empatía, la escucha al paciente y el empleo de técnicas de relajación psicológica, por ejemplo, juegan un papel muy importante en el aumento del efecto analgésico. “No todo son fármacos”, apuntó el doctor.

Después de exponer las complicaciones del dolor, Tornero se centró en la evaluación que los profesionales de la salud hacen del dolor. El experto se mostró crítico con los datos que se recogen en las hojas de enfermería:“Si el dolor fuese evaluado igual que el resto de indicadores del estado de salud, serían posibles mejores opciones de tratamiento”, apuntó refiriéndose a las cuatro constantes vitales que sí recogen los registros: frecuencia cardiaca, temperatura, frecuencia respiratoria y presión arterial.

El Dr. Carlos Tornero junto a dos profesores durante el turno de preguntas

El ponente animó a los alumnos asistentes a interesarse por la investigación. Brevemente, describió una de sus líneas de investigación que se centra en el papel de las células de glia (células que sirven de soporte al resto de células del sistema nervioso) como mediadoras de la transmisión del dolor.

El autor de más de una treintena de artículos de investigación sobre el dolor y sus tratamientos reiteró ante el estudiantado que el acceso al tratamiento del dolor es un derecho humano fundamental y que la labor de todos los profesionales del ámbito de la salud es esencial para lograrlo.

“Igual que los neumólogos no animan a fumar, los nutricionistas no debemos invitar a comer alimentos insanos”

LUCÍA MARTINEZ | NUTRICIONISTA Y DIVULGADORA

Autora: Cristina Riera

Lucía Martínez (Asturias, 1981) es autora del conocido blog “Dime qué comes” y de cuatro libros. El último, “¿Qué le doy de comer?”, lo ha escrito a medias con el también nutricionista Aitor Sánchez. En las páginas ofrecen recursos, ideas y consejos prácticos tanto para padres como para el para personal sanitario sobre la alimentación de los más pequeños. También ha tenido en cuenta a las familias veganas, a las que proporciona múltiples opciones de menús y recetas. Invierte gran parte de su tiempo en la divulgación, aunque dice que no vive de ello. Además, es socia fundadora del Centro Aleris junto a Aitor Sánchez, con quien recientemente ha lanzado un podcast llamado “Zumo de Araña”.


Lucía Martínez durante las Jornadas de Ciencia y Periodismo – Marina Cantó

Lucía Martínez participó en las Jornadas de Ciencia y Periodismo que se celebraron el 28 de octubre en la Universidad Miguel Hernández. Compartió mesa redonda con Ana Belén Ropero, profesora de bioingienería y Cristina Palacios, biotecnóloga. Como explicó Lucía Martínez, “cuando se divulga sobre alimentación hay que tener en cuenta los aspectos científicos, la cultura gastronómica, las costumbres sociales, las creencias, la disponibilidad de alimentos de esa población y lo que está diciendo la industria alimentaria”. 

Pregunta. ¿Es necesario tener grandes conocimientos sobre nutrición para alimentar de manera correcta a los niños?

Respuesta. No, pero sí que es necesario tener espíritu crítico e informarse un poco porque hay mucha información incorrecta. Hay que aprender para diferenciarla.

P. ¿Los medios están detrás de esa información incorrecta?

R. Los medios colaboran cuando hacen artículos donde las fuentes no son buenas. También cuando cogen un estudio científico y sacan una conclusión descabellada para terminar haciendo un titular que no tiene nada que ver. Sin embargo, hay algo que es más culpable, y son las industrias alimentarias que hacen campañas de marketing sin ningún control. Muchas veces legales, pero que confunden a la gente. Tenemos unos estamentos gubernamentales que no lo están controlando y que tampoco se encargan de que la población tenga información más fiable. En ese escenario los medios serían los menos culpables.

P. ¿A quiénes benefician esas campañas?

R. A la industria alimentaria, que es a la que le interesa llenarse los bolsillos. La clase política no quiere hacer intervenciones donde se vaya a ver mermado el beneficio dentro de su propia legislatura. Las medidas de nutrición muchas veces dan resultados a largo plazo y por eso no se quieren meter ahí, es un gran hándicap.

P. Algo que aparece continuamente es que el desayuno es necesario y que también es la comida más importante del día. ¿Son mitos?

R. Así es. Si analizamos esa frase en nuestro contexto cultural, la comida más importante sería la del mediodía. Esto se usa para justificar desayunos totalmente insanos día tras día, que es lo que sucede en gran parte de la población infantil y adulta. No hay evidencia científica para hacer esa afirmación. Quien tenga hambre que desayune, pero alimentos saludables y no bombas azucaradas.

La palmera de chocolate en la merienda nos parece genial, pero nadie se la daría para cenar. Entonces, ¿a qué hora empieza a ser insana esa palmera?

P. ¿Se beneficia la industria alimentaria de sacar productos para una determinada hora del día?

R. No hay otra ingesta que tenga alimentos solo para ese momento. Hay cereales de desayuno y cacaos de desayuno. Sin embargo, no tienes patatas de cena, tienes patatas y ya está. Hay una gran industria que ha montado un marketing y una especulación con el desayuno muy fuerte. El desayuno y la merienda son los dos principales focos de darle a los niños alimentos insanos. 

“Quitarle el plástico a una magdalena no es más rápido que quitarle la piel a un plátano”

P. ¿Hay que variar la alimentación según la edad?

R. Tanto el niño de un año como los padres deben consumir los mismos alimentos. Lo que varía es el tamaño de la ración dependiendo de las necesidades de cada uno. En el caso de los niños muy pequeños cambian las texturas, a veces hay que dárselas más fáciles de masticar o tener cuidado con el atragantamiento.

P. ¿Hay algún nutriente que sea más necesario dependiendo de la etapa?

R. Los nutrientes necesarios son los mismos en todas las etapas. Puede haber variaciones en cuanto a cantidades dependiendo de la actividad que se haga en ese momento. Una persona que no padezca un problema específico y mantenga una alimentación saludable los iría cubriendo en toda su vida sin necesidad de centrarse demasiado en nada.

P. ¿Todos los niños deben comer la misma cantidad?

R. Cada persona es diferente y la cantidad depende de la actividad física, el peso, la altura o el momento vital en el que esté. Las necesidades son distintas e incluso varían según el día. No necesitamos todos los días lo mismo. En caso de que no haya patología no es necesario hacer un cálculo exacto de cada persona. Podemos dejar que se guíe por su apetito y saciedad, siempre y cuando la oferta de alimentos sea variada y saludable. Comer es algo que hay que hacer sí o sí, con lo que habría que dejarlo aparte de todo este tipo de chantajes de premios y castigos

P. ¿Es bueno que se les obligue a que se terminen la comida?

R. Para nada. Obligar a los niños a comer no es una buena idea. Un niño sano es perfectamente capaz de autorregularse y solo ellos saben qué tienen que comer. Las necesidades calóricas de los niños son muy variables. Aun siendo de la misma edad, altura y peso pueden tener necesidades calóricas incluso de un 50% de diferencia. El crecimiento no es lineal. No se crece cada día lo mismo y solo ellos saben lo que necesitan en ese momento. Nosotros lo que podemos hacer es poner a su alcance alimentos saludables y dejar que ellos mismos regulen la cantidad.

P. A veces, para que los niños se coman las verduras del plato, se les compensa con un dulce, ¿está bien?

R. Estamos usando como premio alimentos insanos y como castigos alimentos sanos. El niño se pregunta cómo algo que le dices que es malo se lo das como premio. Es lo mismo que decirle que hoy como premio vais a cruzar la calle con el semáforo en rojo. Eso lo hacemos con la comida. Por otro lado, no usamos ese tipo de juegos con otras cosas que también hay que hacer cada día como lavarse los dientes o bañarse. No se les dice que como han sido buenos no se lavan los dientes. Ese tipo de actitudes predisponen a una mala relación con la comida, incluso puede contribuir al desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria en edades más avanzada. 

P. Si los padres consideran que el niño come poco, ¿se le debe dar ultraprocesados para subir su ingesta?

R. No tiene ninguna justificación en un entorno como el nuestro de disponibilidad que se den alimentos insanos en dietoterapia. Un niño que esté sano, alegre, jugando y que no tenga ningún tipo de problema no está comiendo poco, aunque los padres opinen otra cosa.

Si hablamos de un niño con patología tenemos que prever una desnutrición. Igual que los neumólogos no invitan a fumar, nosotros no tenemos que invitar a comer alimentos insanos en ningún caso. Tenemos muchísimos recursos y el hecho de recurrir a ese tipo de alimentos lo que indica es que hay muy pocos recursos por parte del profesional y muy pocos conocimientos. No hay por qué pasar por alimentos que aumentan el riesgo de otro tipo de enfermedades en un niño, que en este caso ya estaría enfermo. Eso se hace en los hospitales, cuando hay un niño ingresado desayunando Cola Cao con galletas.

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Mesa redonda “Verdades científicas y mentiras que hacen pupa”- Cristina Riera

P. ¿Es más rápido y sencillo tomarte un desayuno ya preparado que prepararte uno saludable?

R. Esa es una excusa que demuestra pocos recursos. Muchas veces hace falta información. Quitarle el plástico a una magdalena no es más rápido que quitarle la piel a un plátano. Poner en un bol choco krispies no es más rápido que poner copos de maíz sin azúcar. Tomar leche sin Cola Cao es más rápido que ponérselo. Coger un puñado de frutos secos no es más lento que coger un bollo. Tomarte una tostada con tomate y aceite no es un trabajo inasumible hoy en día.

P. ¿La obesidad es una enfermedad? ¿Cuáles son las consecuencias?

R. Sí, es una enfermedad. La obesidad es un factor de riesgo para diabetes tipo 2, hipertensión, varios tipos de cáncer, apnea del sueño y además, genera un mayor riesgo de padecer infertilidad.

También es un problema a nivel psicológico. Las personas con obesidad tienen un mayor riesgo de depresión, ansiedad y puede ser un factor de exclusión social. En niños con obesidad hay un mayor riesgo de bulliyng y de acoso escolar. A las personas adultas con obesidad puede suponerles un problema a la hora de encontrar trabajo, especialmente a mujeres, que se les juzga más por la imagen.

P. ¿Cómo afecta la pobreza a la obesidad?

R. En las clases más humildes es donde mayores tasas de obesidad hay, tanto en adultos como en niños. Se dice que en ese tipo de enfermedades no transmisibles importa más el código postal que el código genético. Los barrios más desfavorecidos tienen menos infraestructuras y menos parques. Las familias con menos recursos económicos no solo es que no compren tantos alimentos saludables es que no pueden llevar a esos niños a actividades extraescolares deportivas.

En esa población es muy importante que cambiemos la comida insana que solemos llevar a los bancos de alimentos porque son los que tienen mayores tasas de obesidad. Es muy importante que se hagan campañas de salud pública en todos los ámbitos, no solo de comida saludable. También hay que poner polideportivos, habilitar parques e invertir en extraescolares asequibles deportivas.

P. Para combatir la obesidad infantil, ¿es necesario un cambio de alimentación en la familia?

R. No es viable ni aconsejable intentar que el niño coma diferente cuando el resto de la familia sigue comiendo insano. Si tiene malos hábitos es porque en casa los tienen. Es raro que haya un niño obeso en una familia donde los demás tienen buena salud y hacen deporte. La intervención nutricional en los niños siempre va enfocada a todo su entorno y así que sea el entorno el que acabe cambiando la alimentación del niño.

P. ¿Cómo pueden saber los padres que están alimentando bien a sus hijos?

R. Si el niño está alegre, no tiene ningún problema de salud, no se encuentra mal, va aprendiendo y desarrollándose dentro de la normalidad, en principio, no hay que temer de que le pase algo. Puede haber niños que estén bien y se estén alimentando de forma insana. La alimentación no es algo sobre lo que se ve el efecto a corto plazo, puede percibirse en meses e incluso en años. Habría que apelar al sentido crítico de los padres para hacer una revisión de lo que se está comiendo en casa y ver si se puede mejorar o no, e implementar cambios.

“Mucha gente cree que solo hay proteína de calidad en los alimentos de origen animal. Piensan que una comida sin carne o pescado ya no es una comida”

P. ¿Un niño puede ser vegetariano/vegano y estar saludable?

R. Sí.

P. ¿Por qué hay tanto miedo a que los más pequeños sigan esta alimentación?

R. Hay muchos mitos sobre esta alimentación, además de profesionales sanitarios que a falta de información tiran de mitos obsoletos. En España la formación en alimentación vegetariana es muy pobre o nula, incluso en las carreras de nutrición. Se van modernizando, pero hay muchos profesionales en activo que no han estudiado nada, o solo mitos. En vista de que la población vegetariana y vegana no deja de crecer estaría bien que hubiese una actualización e información de calidad. Así a esas familias podríamos darles respuestas igual que a las otras. Si ya hay mitos en la alimentación tradicional, en la vegetariana mucho más.

“Tenemos una publicidad que no se detecta y que pasa como opinión o publicación desinteresada”

P. ¿Por qué dicen que es una imposición de los padres?

R. En la alimentación infantil todo es imposición de los padres. Desde el que toma bollycao al que toma leche con Cola Cao. A los niños se les impone la alimentación, los zapatos que van a llevar, el colegio al que van a ir o la marca del champú.

P. ¿Son una buena fuente de proteína las legumbres?

R. Sí, excelentes.

P. ¿Por qué no se les da tanto valor siendo un recurso saludable y económico?

R. Mucha gente cree que solo hay proteína de calidad en los alimentos de origen animal. Piensan que una comida sin carne o pescado ya no es una comida. También es un tema de practicidad, hay gente que no sabe cocinar legumbres. En cambio, todo el mundo sabe poner una pechuga de pollo en la sartén. A la gente no se le ocurre que con con este alimento puedes hacer hamburguesas o patés tipo hummus. No tiene buen marketing. Tampoco suele estar en los restaurantes, sobre todo sin carne.

También están los mitos de que las proteínas vegetales son incompletas. El garbanzo es una proteína completa y las legumbres que no lo son no pasa nada, las completamos con otros alimentos. Son una buena fuente de fibra y de hierro. 

P. ¿Es bueno que los niños que no son vegetarianos o veganos reduzcan su consumo de carne tomando alimentos vegetales como el tofu o la soja texturizada?

R. Sabemos que el consumo de la carne en los niños está por encima de lo recomendado. Las campañas públicas de salud enfocadas a alimentación infantil deberían enfatizar en alimentos como las legumbres o los frutos secos que tiene ventajas en la salud. Sin embargo, nos encontramos con lo contrario. 

Ahora que esos productos como el tofu o la soja están al alcance en los supermercados, son una buena opción. El tofu a los bebés y a los niños les viene muy bien porque es muy blando, tiene una textura y un sabor muy fácil. Los pequeños se lo suelen comer mucho mejor que la ternera. Siempre hablando de buenos procesados y no de ultraprocesados. No me refiero a salchichas y hamburguesas de tofu, esas como las de carne, cuantas menos mejor.

P. ¿Cómo deben actuar los padres frente a un entorno que considera radical la manera que tienen de alimentar a sus hijos?

R. Como adultos que somos, debería dejar de importarnos tanto lo que piensen los demás, sobre todo, si estamos convencidos de que estamos haciendo algo bien. Hay que tener personalidad y menos necesidad de aprobación. Se puede pasar o intentar involucrarse y proponer cumpleaños más saludables o mejoras en el comedor escolar. Depende lo que cada uno esté dispuesto a enfrentarse al entorno y cómo sea el entorno, no todos están igual de receptivos.

P. ¿Cómo afecta la publicidad de las familias de influencers que salen en las redes sociales?

Aún no sabemos cómo afecta porque es algo muy nuevo. Hasta ahora en los medios de publicidad tradicionales un adulto era capaz de identificar que lo que está viendo es un anuncio. En las redes eso se ha empezado a mezclar e incluso los adultos no distinguen si lo que están viendo es un consejo desinteresado o pagado. Es ilegal hacer publicidad encubierta en redes sociales, pero se sigue haciendo. Tenemos una publicidad que no se detecta y que pasa como opinión o publicación desinteresada. Esas familias o madres influencers venden una idea aspiracional. Nos enseñan vidas con casas muy bonitas, niños perfectos y vacaciones maravillosas. Las personas que les ven quieren ser como ellos. Quizás no lleguen a tener esa casa con la piscina ni a irse de vacaciones a las Maldivas, pero esas galletas sí que se las pueden comprar, o el zumo sí que se lo pueden dar a su hijo. Les deberíamos pedir responsabilidad a las personas con tanta influencia para que no engañen a sus seguidores y cuando les estén pagando lo digan. La ley obliga a avisar de las publicaciones pagadas, aunque no se haga.


Empoderamiento científico

Creencias, actitudes y comportamientos que aumentan la conciencia científica

La sociedad debe implicarse en la ciencia / Elaboración propia

La ciencia está cerca, muy cerca, de la vida diaria. En el imaginario colectivo, está asociada a grandes descubrimientos: la relatividad de Albert Einstein, la radioactividad de Marie Curie o la evolución de Charles Darwin. Sin embargo, el microondas en el que se calienta el desayuno, el pronóstico meteorológico del informativo o el tejido y color de la ropa son también triunfos científicos y tecnológicos, aunque sean de andar por casa. La grandilocuencia y la complejidad de la ciencia en mayúsculas puede provocar miopía para la ciencia cotidiana, causando el desinterés de algunos sectores de la población. La realidad es que, en una sociedad marcada por el desarrollo científico y tecnológico, cualquier persona toma varias decisiones relacionadas con estas materias diariamente. Además, la desinformación científica es un aspecto que está presente en el día a día y puede hacer a los ciudadanos vulnerables y manipulables, como evidencian las víctimas de pseudoterapias o teorías poco rigurosas como el terraplanismo. En este contexto, implicarse en la búsqueda de información científica, saber seleccionarla con los criterios adecuados y aplicarla en la toma de decisiones se ha convertido en una necesidad imperante para un ciudadano del siglo XXI. La Apropiación Social de la Ciencia (ASC) es el término originado en Colombia a mediados de los años 90 con el que se hace referencia al proceso por el que se adquieren y aplican herramientas prácticas para ser individuos conscientes, implicados y con criterio científico.

Conocimiento

Información y modelos de aprendizaje

La primera de las tres dimensiones que conforman la ASC es la recepción de información, conocida en el ámbito académico como la Alfabetización Científica. Según el libro homónimo de la experta en estudios sociales de la ciencia Belén Laspra, la definición que más impacto ha tenido consiste en “la comprensión de la ciencia y la tecnología para aprovechar sus beneficios y evitar sus riesgos”. Una persona cualquiera se forma una idea inicial de la ciencia y aprende sus elementos más fundamentales durante los años de educación formal. Posteriormente, complementa y retroalimenta esta base con información procedente de su experiencia, su entorno social y los medios de comunicación (televisión, radio y prensa), entre otros factores. Esta forma de recibir información científica se fundamenta en el modelo de aprendizaje por almacenamiento, consistente en la retención de información científica de forma preventiva en la memoria para hacer frente a la multitud de situaciones cotidianas en las que pueda hacer falta. Sin embargo, el experto en percepción pública de la ciencia Jon Miller ha notado que desde la aparición de internet este modelo está cambiando. El factor de cambio reside en la inmediatez de la información, que posibilita y potencia el aprendizaje autodirigido, generando usuarios menos pasivos y eliminando la necesidad de memorizar grandes volúmenes de información. No en vano, el nuevo modelo es llamado just in time, pues la información es consultada justo cuando se necesita.

“Saber más ciencia puede desde enriquecernos como personas hasta salvarnos la vida”

J. A. López Cerezo

Ciencia y metaciencia

En la escuela se enseñan ampliamente los resultados de la ciencia, pero no tanto a pensar de un modo científico. ¿Recuerdan aquello de “Caminamos a hombros de gigantes”? La información que se transmite durante la etapa lectiva es, esencialmente, la relativa al conjunto de los resultados que ha dejado la investigación a lo largo de la historia. Realizar operaciones aritméticas, calcular cuándo se encontrarán dos trenes o comprender el ciclo vital de un ser vivo son ejemplos de esta modalidad del conocimiento. Esta es la cara más reconocible de la ciencia, al punto que es frecuente referirse a los resultados y no a la metodología empleada para obtenerlos cuando se utiliza la palabra ciencia. Sin embargo, existen otros contenidos menos representados que son referentes a la actividad y la parafernalia que rodea a la ciencia: los saberes metacientíficos. En palabras de Belén Laspra, “el rol de un grupo de control en un experimento o la ley de ciencia vigente” son ejemplos válidos. Uno de los más célebres saberes metacientíficos es el método científico de Descartes, la excepción que confirma la regla, conocido por sus implicaciones y su utilidad didáctica.

Los métodos científicos

No obstante, puede que el lector se sorprenda con las afirmaciones de Antonio Diéguez, filósofo de la biología, que sostiene que el método científico es “una abstracción de cara a la galería” y que, interpretando correctamente a Feyerabend, no es incorrecto decir que existe una “pluralidad de métodos”. Ni siquiera en el ámbito científico es frecuente conocer este tipo de reflexiones metodológicas, más propias del ámbito filosófico. El catedrático de Filosofía de la Ciencia López Cerezo defiende que transmitir los contenidos metacientíficos es la clave para el desarrollo de una correcta Apropiación Social de la Ciencia, en su forma activa. “La confianza ciega en la ciencia es una actitud dogmática”, afirma, en referencia a las personas que delegan completamente la toma de decisiones en profesionales de la ciencia y tecnología, esto es, ejercen una apropiación pasiva. Sirvan como ejemplo de esta modalidad de ASC actitudes como no cuestionar la factura de la reparación del coche o descartar la petición de una segunda opinión médica. Los resultados son científicos, pese a que la actitud no, por tanto, esta actitud da lugar a sujetos que están en riesgo de ser manipulados. En ese sentido, el catedrático comparte con el investigador demoscópico Martin Bauer el fomento del “escepticismo leal”, una actitud consistente en “desmitificar la ciencia, entendiendo que es una actividad humana y por tanto imperfecta” pero “mantener la credibilidad en la misma y no desacreditarla”.

La metaciencia es “la ciencia de las ciencias” / Fivethirtyeight, Getty Images

Actitud

Escepticismo leal

La segunda dimensión de la ASC consiste, coloquialmente, en “creerse o no creerse” la información recibida. Separada por una barrera sutil de la primera, podría definirse de un modo más preciso como la integración de la información científica en el sistema de creencias del individuo. La interiorización de conceptos puede ser mayor o menor en función de lo escéptico que sea el receptor. En cierto modo, el pensamiento crítico actúa como un filtro de información. En palabras de Laspra, es “la herramienta que tenemos para para discriminar entre información válida y espuria” al lidiar por primera vez con ella. Para llevar a cabo una actitud verdaderamente crítica se deben revisar tanto las fuentes como la metodología empleada en su obtención. En ese sentido, los expertos en ciencia, tecnología y sociedad consultados están de acuerdo: un escepticismo leal y sano se traduce en el “cuestionamiento activo de toda la información a la que se está expuesto”, y añaden que esto debe hacerse “independiente de si coincide o no con la que el individuo posee previamente”. En la práctica, esto significa que la primera vez que se oye hablar de conceptos novedosos, como en algún momento fueron la homeopatía, la acupuntura, o el movimiento antivacunas, lo adecuado es hacer una búsqueda activa de fuentes y metodología y contrastar su rigurosidad científica -o no, en este caso- antes de decantarse por creer o descartar. No hay que olvidar los casos de científicos incomprendidos en la historia de la ciencia por el dogmatismo de su entorno, del que la ciencia no siempre está exento. Algunos casos que hoy llaman mucho la atención son el del obstetra húngaro Ignaz Semmelweis, pionero en lavarse las manos antes de entrar a quirófano o el del científico israelí Dan Shechtman, descubridor de los cuasicristales recientemente reconocido con el Nobel, además del conocido procesamiento de Galileo Galilei por parte de la Inquisición por sostener que la Tierra gira alrededor del Sol. En su momento, pese a fundamentar sus afirmaciones en el método científico, la comunidad científica los rechazó, demostrando la importancia de cuestionar incluso las creencias más asentadas. Hacerse muchas preguntas y cuestionarlo todo es sintomático de una actitud científica.

“El pensamiento crítico es la herramienta que tenemos para discriminar entre información válida y espuria”

Belén Laspra 

Verificar la información

Pese a la voluntad crítica de los individuos, en un mundo hiperconectado y frenético como el actual, revisar toda la información científica que se recibe es una tarea realmente difícil. Según el Informe de Percepción Social de la Ciencia de 2016, la ciudadanía “fluctúa entre la apropiación pasiva y la activa dependiendo de la naturaleza y gravedad del tema“ por una “sencilla cuestión de economía cognitiva”. Rocío Pérez, coordinadora del medio especializado en verificación de  información científica Maldita Ciencia, comenta que “una comprobación rápida no lleva más de dos minutos”. Sin embargo, dedicar dos minutos a comprobar cada dato que recibimos es simplemente inabarcable. Por ello, este proyecto periodístico de verificación de datos echa un cable a la sociedad para luchar contra la desinformación, que “no sólo reside en las noticias falsas, sino que también puede aparecer en redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram o aplicaciones de mensajería privada como WhatsApp”, según de la periodista. En ocasiones, la desinformación puede esconder intereses poco loables, como ocurrió con la negación del cambio climático por parte de la empresa petrolera ExxonMobil, según ScientificAmerican. Citando a Robert Proctor, “la ignorancia es poder”. El historiador de la ciencia acuñó el término agnotología para denominar a la inducción cultural de dudas, especialmente mediante la publicación de datos científicos erróneos.

El escepticismo leal cuestiona tanto la información externa como la más asentada / WallPaper Abyss

Prosumidores

Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de integrar información científica es el cambio en el paradigma comunicativo. La irrupción de canales que permiten la participación ciudadana, como las redes sociales, ha desdibujado los términos receptor y emisor, hasta fusionarlos en la nueva figura del prosumidor. Esta consiste en ser productor y consumidor de contenidos a la vez. Laspra, apoyándose en Massimiano Bucchi, señala que los criterios de validez de la información están cambiando con la transición entre lo que el experto en comunicación de la ciencia denomina Comunicación 1.0 y 2.0.  Mientras que en la Comunicación 1.0 la autoridad de la fuente y la reputación del canal garantizaban la calidad de la información, para Laspra, la información válida en la Comunicación 2.0 es la que ha sido contrastada

Comportamiento

Decisiones informadas

La tercera dimensión de la Apropiación Social de la Ciencia consiste en comportarse de un modo científico. Este componente conductual u operativo se ejercita mediante la puesta en práctica de los conocimientos y actitudes adquiridos con la alfabetización científica y el pensamiento crítico. Nótese que la frontera entre estos elementos es también sutil, ya que la búsqueda activa de información puede ser considerada tanto una actitud como una acción. Discusiones terminológicas aparte, según Laspra, “rechazar el uso de la flores de Bach para tratar la ansiedad basándose en conocimientos sobre la homeopatía”, “decidir la dieta en función de la información alimentaria de su etiqueta” o “comprar un electrodoméstico en función de su eficiencia energética” son ejemplos prácticos de cómo ocurre la ASC. El factor común de los tres casos es la toma de decisiones informadas. Una vez curada la miopía para la ciencia cotidiana, resulta más sencillo visualizar la incidencia de la información científica sobre la vida de las personas. Poco a poco, mediante la retroalimentación del ciclo conocimientos-actitud-acciones esta visión puede agudizarse, permitiendo a la ciudadanía comprender el entramado tecnocientífico del mundo moderno y tomar un papel protagonista en él. López Cerezo, que además de filósofo es experto en ciencia, tecnología y sociedad, advierte de que la ASC no es un fenómeno puramente individual: “Existen niveles sociales y macrosociales” y comenta que “un aumento de la cultura científica hace que mejoren todos los indicadores que tienen que ver con educación, competitividad empresarial, desarrollo, etc.”.

¿Una sociedad apropiada?

Implicación

Descubre tu nivel de ASC respondiendo tres preguntas basadas en la Encuesta de Percepción Social de la Ciencia (EPSCyT) de la Fundación Española de la Ciencia y la Tecnología (FECYT).

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¿Has hecho el cuestionario o has pasado de largo? La implicación activa es una de las claves de la actitud procientífica, que puede dar lugar a personas menos manipulables.

Activa vs. pasiva

Las tres preguntas del cuestionario fueron utilizadas en 2016 para medir el nivel de apropiación de la sociedad española. A grandes rasgos, la mayor parte de la población, casi el 40%, mostró un nivel de apropiación moderado. Buena parte de la sociedad, el 28% aproximadamente, puntuó en un nivel bajo. Los niveles altos (19,8%) y nulos (13,2%) de apropiación se vieron menos representados.

Niveles de ASC activa en 2016 / EPSCyT 2016, FECYT

Los resultados detallados muestran una población dividida entre la apropiación activa y la pasiva o nula. En cuanto a la reparación de aparatos, los hombres de hasta 65 años tienden más a implicarse activamente. Por contra, las mujeres de mediana y avanzada edad (más de 45 años) y las personas sin formación comentan llevar a cabo actitudes pasivas, como llamar al técnico o comprar un aparato nuevo. Respecto a la alimentación con ingredientes controvertidos, las personas de avanzada edad (65 años o más) y sin formación tienden a sustituirlos por otros similares, mientras que la población joven (25-44 años) y/o con estudios superiores manifiesta informarse y decidir por su cuenta. Por último, frente a un medicamento nuevo, las mujeres jóvenes (25-44 años) y las personas con estudios superiores dicen consultar a profesionales de la salud, mientras que los varones adolescentes con estudios “no se complican y prefieren utilizar medicamentos que conocen”, reza el informe sobre la encuesta. Belén Laspra comenta que el perfil de alta apropiación es el de un “varón de 30-40 años con estudios, interesado por la ciencia y tecnología, con una actitud pro-científica y una percepción positiva y útil de la ciencia”. La filósofa piensa que el menor interés femenino en ciencia y tecnología es debido a “motivos sociológicos e históricos”, en referencia a la invisibilidad y las trabas que la comunidad científica ha practicado con las mujeres.

Resultados del cuestionario sobre ASC en la población española en 2016 / EPSCyT 2016, FECYT

Con-ciencia ciudadana

El factor que más afecta a la apropiación social de la ciencia, según el modelo de Laspra, es el interés en la ciencia y la tecnología. Para fomentarlo, se puede actuar en las tres dimensiones de la ASC: creencias, actitudes y conductas.

Fomento de la alfabetización científica

Las fuentes de información científica pueden aumentar en más de un cuarto (27%) el nivel de alfabetización científica. El uso de internet, la televisión y la prensa son, por tanto, factores clave para fomentarla. No es casualidad que el periodismo, la comunicación y la divulgación sean, junto a la investigación, los pilares de las Unidades de Cultura Científica y de la Innovación (UCC+i). Estos agentes con apoyo gubernamental desde 2007 tienen como objetivo el acercamiento mutuo entre la comunidad científica y la sociedad civil. María Martín, directora de la Unidad de Comunicación de la Universidad a la que pertenece UA Divulga -la UCC+i de la Universidad de Alicante (UA)- comenta que ejercitan su labor periodística mediante la transmisión de notas de prensa y materiales audiovisuales a medios y agencias de comunicación. UADivulga complementa sus acciones mediante la comunicación en formato offline, con cartelería y péndulos, además del formato online, mediante la creación de contenidos para redes sociales y portales web, entre otras acciones.

Actividades de divulgación científica llevadas a cabo en la provincia de Alicante / Varios autores *

Otra de sus labores, añade la técnica de comunicación, es la programación de actividades de divulgación científica como talleres, concursos, charlas, jornadas o cursos en colaboración con investigadores de la UA. Algunas actividades divulgativas están dirigidas al público general, como Geolodía o La Noche Europea de los Investigadores, mientras que otras, como Astropeques o El Pati de la Ciència, están enfocadas al fomento de las vocaciones científicas y el interés por la ciencia en el público infantil y juvenil. Isabel Abril, catedrática de Física Aplicada, es coordinadora de esta última, además de un referente en la divulgación científica en la UA. La también organizadora del curso Divulgar Ciència en el Segle XXI, mención de honor del concurso internacional de divulgación Ciencia en Acción, señala la ambivalencia de estas acciones: “La Unión Europea necesitará el recambio de muchísimos científicos de aquí a veinte años”, no obstante, “la cultura científica es importante” independientemente de ello, ya que “aunque no acaben siendo científicos, estos niños y niñas pueden, entre otros aspectos, ser en un futuro los políticos responsables de la legislación científica”. 

La nota agridulce se da en otros canales como la radio o los museos. Según el modelo de Laspra, estos factores no han mostrado tener impacto en el nivel de alfabetización científica. La investigadora se apoya en Carolina Moreno, catedrática de Periodismo, para señalar que en el caso de la radio puede deberse al uso de los contenidos científicos como una “nota de color, que fantasea con la ciencia en exceso y utiliza una terminología poco precisa y exacta”. Al respecto de los museos, Laspra señala que “proporcionan información en abundancia”, algo que queda patente con la amplia actividad del Parque de la Ciencias de Granada: campamentos de verano, exposiciones temporales, ventanas a la ciencia, talleres, programas de planetario, núcleos zoológicos o contenidos permanentes, cita Lourdes López, Técnica de Comunicación del mismo. Sin embargo, “en el imaginario colectivo no figuran como espacios donde satisfacer la curiosidad”, señala Laspra, viendo en ello “un nicho de oportunidades”. 

“Estamos trasladando una imagen demasiado tradicional de la ciencia. No podemos ocultar sus  riesgos, incertidumbres y limitaciones”

J.A. López Cerezo

Pensamiento crítico y decisiones informadas

El fomento de actitudes críticas presenta algunas debilidades, defiende López Cerezo. Por un lado, la escasa presencia de contenidos metacientíficos. Lourdes López, que se dedica a la comunicación pública de la ciencia desde 2001, comenta que “la metodología prácticamente nunca es motivo de noticia en prensa, exceptuando los temas polémicos”. Al respecto, María Martín sostiene que en UADivulga encuentran algunas limitaciones en la difusión de metodologías: “Muchas están patrocinadas, forman parte de proyectos europeos o están vinculados a una patente”. Por otro lado, el catedrático de Filosofía de la Ciencia señala que se está trasladando una imagen de la ciencia “demasiado tradicional, con una sola voz y que ofrece un conocimiento infalible”, en la que “no se muestran las limitaciones, riesgos e incertidumbres derivados de la extrema complejidad de los problemas a los que hace frente”.

En cuanto a la dimensión práctica de la apropiación, los expertos en ciencia, tecnología y sociedad coinciden en que es necesario fomentar el protagonismo activo de la ciudadanía en la toma de decisiones. Laspra defiende que los museos de ciencia y tecnología son lugares adecuados para incorporar la voz pública por su gran aforo, disponibilidad de recursos tecnológicos, flexibilidad horaria, personal especializado y acceso a expertos. López, Técnica de Comunicación, recuerda que en el Parque de las Ciencias se han llevado a cabo proyectos europeos de participación ciudadana como Sparks, INPROFOOD o VOICES y actualmente se están desarrollando otros como LIFE Adaptamed, SYSTEM y SPACEEU. Estas actividades comparten temáticas de interés social como el cambio global, el reciclaje, la alimentación o la ciencia ciudadana, combinando la ciencia diaria y la ciencia con mayúsculas. Así, se ve cumplida la máxima educativa de “empezar por lo conocido para llegar a lo desconocido”, que Laspra defiende. Por su parte, López considera que estas actividades desempeñan un “papel fundamental en la implementación de la investigación e innovación responsables mediante la implicación de los ciudadanos en todas las fases del proceso científico”. De hecho, en el mismo centro cuentan también con un un Consejo Infantil y Juvenil que participa y asesora las actividades, contenidos y temas desde 2004.

Profesionales consultados (de izq. a dcha. y de arriba a abajo): J.A. López Cerezo, B. Laspra, I. Abril, M. Martín, L. López, R. Pérez / Varios autores **

La comunidad científica y el sector de la comunicación se han centrado en transmitir el qué. Tanto, que han olvidado que el factor común de la actividad científica es, desde la enunciación del método, una cuestión del cómo. Involuntariamente, se ha cultivado una imagen dogmática de la ciencia, capaz de elevar a una categoría cuasi divina una actividad humana y, por tanto, imperfecta. Puede resultar paradójico y difícil de deglutir que, abanderando la ciencia, se pueda caer en el dogmatismo. No obstante, la filosofía está acostumbrada a poner las creencias más asentadas del ser humano contra las cuerdas. Y por eso hace falta. Quizá sea sintomático de una disciplina obcecada en los resultados. Mientras tanto, disfrutemos el camino.

* Diario Información, Universidad de Alicante, Iambiente, Ciencia en Acción, Astroingeo
**  Universidad de Oviedo, Belén Laspra, Francisco Conca, E. Tortosa, Parque de las Ciencias, Paloma López Learte


El abandono del barbecho pone en peligro la comunidad de aves agrarias

Un estudio elaborado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y publicado en Scientific Reports alerta de la estrecha relación que hay entre la pérdida de barbechos y la disminución de las poblaciones de aves agrarias en España. Los resultados obtenidos respaldan la necesidad de una nueva Política Agrícola Común (PAC) que garantice la presencia de tierras en barbecho bien gestionadas en todos los agroecosistemas europeos para que estas comunidades de aves no desaparezcan.

La explotación intensiva de los campos de cultivo genera cambios a pequeña y gran escala en el entorno. A pie de parcela provoca un aumento en el uso de agroquímicos – herbicidas, fungicidas, pesticidas, fertilizantes – y la roturación continuada del suelo a causa del arado. A mayor escala disminuye la heterogeneidad del paisaje, que pierde elementos importantes como los márgenes de cultivo o los barbechos. Y la consecuencia última de todo ello es la pérdida de hábitats que conduce a una pérdida de biodiversidad vegetal y animal.

Juan Traba y Manuel B. Morales – profesores titulares del Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y miembros del Grupo de Investigación de Ecología y Conservación de Ecosistemas Terrestres (TEG-UAM) – firman este novedoso estudio cuyos resultados no dejan lugar a dudas: la desaparición del barbecho viene acompañada de una caída en los índices de abundancia de las aves agrarias.

Los barbechos son tierras en descanso que dejan de sembrarse por períodos mínimos de un año. Constituyen “hábitats seminaturales que conservan su estructura de herbazales, con vegetación natural formada por plantas arvenses”, comenta Manuel B. Morales. En estos espacios muchas aves agrarias encuentran los recursos de los que depende su supervivencia: maleza, semillas, insectos o cobertura vegetal; por ello constituyen hábitats críticos.

En España, las tierras en barbecho han disminuido cerca de 1.1 millones de hectáreas en los últimos 15 años y se debe, principalmente, a la intensificación de la agricultura. “No solo hay muchos menos barbechos, los que quedan están mucho más tratados, mucho más intensificados, y eso los hace hábitats inadecuados para la mayor parte de las especies”, añade Juan Traba.

Sisón común (Tetrax tetrax) / Fuente: SEO/Birdlife

La Península Ibérica acoge la mayor población europea de aves agrarias catalogadas como amenazadas. Entre ellas se encuentra el sisón común (Tetrax tetrax), declarada Ave del Año 2017 e incluida en el Anexo I de la Directiva Aves de la Unión Europea. Para Juan Traba es “una especie paradigmática”; está estrechamente vinculada al barbecho y su población “ha declinado en torno al 50% en los últimos 10 años en el conjunto de España, llegando al 80% en algunas regiones como Castilla-León, Navarra o Extremadura. En Galicia o La Rioja ha desaparecido”, remarca Manuel B. Morales.

“Hay más especies”, apunta Traba, y añade: «Nos están llamando la atención de que algo grave está ocurriendo en el medio natural, especialmente del que sale la mayor parte de la dieta que consumimos”. Para el investigador es fundamental tener en cuenta que el sistema agrario dominante en España son, precisamente, las estepas cerealistas.

A pesar de los esfuerzos llevados a cabo desde la Unión Europea (EU) para evitar la situación, el declive de las poblaciones de aves agrarias es un hecho extensivo a todo el continente. La posible solución: “No sólo se trata de recuperar superficies de barbechos, si no de que sean ecológicamente funcionales. Esa es la clave”, incide Traba. “Para eso es importante mantener la base de la cadena trófica, la producción primaria – las plantas arvenses – que sustenta todo lo demás, incluidas las aves”, añade Morales.

Y para conseguirlo los autores advierten de la necesidad de regresar a los niveles de cobertura de barbechos previos al 2008, año en que se abolió la obligatoriedad de mantener, al menos, un 10% de la superficie cultivable en reposo.

Estos días se reúne el Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la EU para debatir las nuevas estrategias que formarán la próxima PAC 2020. “Esta puede ser una buena oportunidad para introducir una gestión del barbecho más adecuada dentro de los eco-esquemas”, comenta Manuel B. Morales.

“Este artículo viene a constatar a gran escala, utilizando datos tanto de aves como de tendencias agrarias del conjunto del país, una relación que ya se conocía a escala local y regional”, apunta Morales. La investigación se ha llevado a cabo mediante análisis estadístico a través del recurso de regresión lineal simple, un modelo matemático sencillo que enfrenta dos variables para ver la relación que hay entre ellas. En este caso, la superficie agrícola y la población de aves.

Ambos autores coinciden en que este es un trabajo muy contundente, que arroja pocas dudas sobre la relación entre barbechos y tendencias poblacionales. “Para tomar decisiones no hace falta más. Indica claramente cuál es el problema y cuál puede ser la solución”, concluye Juan Traba.