JOSÉ ORIHUELA CALATAYUD RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE MURCIA Y CATEDRÁTICO DE MATEMÁTICAS
Como profesor, como investigador, como rector y también en su tiempo de ocio. Las matemáticas, “el lenguaje de las ciencias”, están presentes en todas las facetas de Pedro Orihuela Calatayud (Madrid, 1958). La pasión que el actual rector de la Universidad de Murcia (UMU) siente por esta disciplina nace de la que en su momento fue la ciencia a la que quería dedicarse. “Mi interés por las matemáticas vino después de mi interés por la física, a la que me sentía muy atraído de joven. Sin embargo, esta última no se podía estudiar en Murcia, por lo que me decanté por matricularme en la carrera más parecida. Con el paso del tiempo y los años de estudio, las matemáticas, que es el lenguaje de la física, me cautivaron completamente. Actualmente sigo prendado de lo que hago.”
Primer contacto con investigadores
Tras acabar la licenciatura, Orihuela Calatayud inicia los estudios de doctorado en la Universidad de Valencia, experiencia que le anima a conocer distintos lugares. “Aunque tenía una oferta de formación de personal investigador en Murcia y tuve también en seguida un contrato de titular interino, mis estudios de doctorado estaban dirigidos desde la Universidad de Valencia por Manuel Valdivia. Eso me propició a salir y visitar diversos sitios donde se desarrollaba investigación. Así, podía comenzar a internacionalizar todo lo que estábamos investigando”, explica el rector.
De esta manera, el matemático comienza a realizar estancias en el extranjero a partir del doctorado, lo cual le supone “una experiencia muy satisfactoria desde todos los puntos de vista”. El primer país que le acoge es Austria, adonde viaje nada más leer su tesis doctoral. “Tuve una estancia muy productiva, ya que fue mi primer contacto con investigadores del más alto nivel mundial en aquello en lo que yo estaba trabajando”. Sin embargo, el investigador recuerda con especial cariño las dos estancias que, una vez ya catedrático desde el año 1991, realiza en Reino Unido: un semestre en la University College London en el año 1995 y un curso completo en la Universidad de Oxford entre los años 2001 y 2002. “Estas son las de más satisfacción personal y las que más influyeron en mi trabajo”, rememora el matemático.
Las matemáticas en la vida real
Desde sus comienzos en la investigación, Orihuela siente atracción por el estudio del análisis funcional, rama de las matemáticas que se centra en las funciones. Sin embargo, son los espacios de Banach, conjuntos de funciones de dimensión infinita, los que han sido su principal objeto de estudio y a los que, admite, se ha dedicado “en cuerpo y alma”. “El análisis matemático es una disciplina que persigue afinar las herramientas de cálculo a todos los niveles: números reales, números complejos y funciones. Los espacios de Banach tratan de conjugar el hecho de que hay infinitas dimensiones con el hecho de que hay una geometría, una topología y otras herramientas matemáticas para desarrollar ese cálculo”, aclara el rector, quien añade que de lo que se trata es de “comparar esos espacios con nuestro mundo real, buscar cuándo tienen una geometría local que se parece a la nuestra, el espacio euclídeo: el largo, ancho y alto”.
Con el objetivo de buscar una unión entre esta ciencia y el mundo, el experto en matemáticas comienza a estudiar las aplicaciones del análisis funcional en los mercados financieros, línea de investigación que le mantiene ocupado en la actualidad. “Los mercados financieros son movimientos sociales. Vivimos en un mundo tan globalizado, donde intervienen tantas variables, que es imposible tratar de predecir lo que va a ocurrir. Sin embargo, sí hay patrones de comportamiento, un análisis de riesgo en las inversiones que se pueden hacer”.
Este análisis es lo que el investigador asegura que más le ha interesado, al igual que lo que hoy se conoce como el teorema fundamental de los mercados financieros, “el análisis de cuándo un modelo de mercado es asumible y cuándo no. Esto son aportaciones de las últimas cosas que he estado haciendo, con una proyección de futuro enorme”, señala el matemático.
En consecuencia, Orihuela defiende la importancia de que la población general tenga mayores conocimientos acerca de este tema: “En los colegios no se enseña cómo funcionan las entidades financieras, lo cual es un error. La sociedad hoy se mueve con un modelo de economía que, nos guste más o menos, es el que hay y es donde nos toca vivir. Por este motivo, en el mundo actual en que vivimos es muy importante conocer cómo funciona la economía.”
Un gran interés en la divulgación
El catedrático no muestra únicamente interés por que la población conozca el funcionamiento de los mercados financieros, sino que reconoce la necesidad de una divulgación científica general. En opinión de Orihuela, sin embargo, esta tarea es “una cuestión pendiente”. Este hecho lo relaciona, aclara, con que los científicos “tienen un problema que dificulta la difusión del conocimiento científico a toda la sociedad. A los investigadores les gusta descubrir cosas; sin embargo, una vez descubiertas, les aburre escribir lo que han encontrado. Por lo tanto, el conocimiento avanza con ellos y no se difunde, o tan solo lo hace en medios especializados”.
De igual manera, el investigador añade otro problema que afecta a la falta de difusión: “El científico de primera línea es uno al que no le gusta volver sobre lo que ya conoce, porque le quita tiempo para avanzar más. Y esa pereza para escribir es aún mayor si hablamos de divulgar, pues hace falta mucho más: es necesario reducir el carácter técnico a la mínima expresión para ser capaz de comunicarlo, y eso no siempre lo puede hacer todo el mundo. Hay que tener mucha experiencia y mucho arte para hacerlo bien”
“Mis estudiantes suelen ser inteligentes”
Consciente de la dificultad que tienen las matemáticas, el que desde 1982 lleva impartiendo docencia en la UMU intenta ponerse en el lugar de sus alumnos y recordar que hubo un tiempo en que era él quien estaba ahí sentado: “Cuando uno trata de explicar matemáticas a los alumnos, lo que tiene que hacer es ponerse en la situación de ellos, recordar qué le pasó la primera vez que tuvo que aprender una noción y entender la dificultad que tiene su aprendizaje”. Sin embargo, admite que aquel que estudia esta disciplina suele ser una persona inteligente y con mucha vocación, por lo que “a poco que se le motive, ya está en la cuestión”.
En este sentido, Orihuela apuesta por “una profundidad en los resultados y conceptos, más que por una gran cantidad de resultados. Además, trato también de que los estudiantes encuentren en ello un divertimento, así no se convierte en una cuestión demasiado dura. No siempre lo conseguiré, pero lo intento”.
“Las matemáticas son como una droga”
Desde el año 2014, ocupa el cargo de rector de la UMU, en cuyo puesto asegura que ha podido aprovechar todos sus conocimientos. “Mi formación matemática me ayuda a la hora de visualizar un modelo de lo que está pasando. Es de gran utilidad a la hora de evaluar todas las variables que intervienen en la resolución de los problemas a los que nos vemos sometidos: técnicos, legislativos, de tipo gremial, problemas de cuestiones más particulares, etc. Al fin y al cabo, nuestro oficio es resolver problemas constantemente y la búsqueda de soluciones”.
A pesar de todo, siempre que sus responsabilidades se lo permiten, el catedrático intenta dedicar tiempo a sus seres queridos y despejar la mente. “Me gusta estar con mi mujer todo el tiempo que puedo y disfrutar juntos en algún lugar, tratando de tener paz y tranquilidad. Por suerte, tenemos la posibilidad de tener nuestro rincón particular. Además, a ambos nos gusta viajar siempre que tenemos ocasión.
No obstante, Orihuela tiene claro cuál es su afición más importante: “Cuando necesito descansar del ruido que tengo en el rectorado, me apoyo en las matemáticas. Son como una droga, en el momento que te pilla te engancha”.