En l’actualitat el professor Quesada, en la seua figura d’investigador, està treballant en diversos projectes analitzant la disfunció de les cèl·lules beta i alfa pancreàtiques (productores de les hormones insulina i glucagó, respectivament) durant l’envelliment o l’embaràs que poden afectar la regulació pancreàtica del sucre en sang i l’aparició de diabetis. Entre els seus articles més citats estan no només estes qüestions de les cèl·lules alfa i de la regulació glucèmica en situacions de diabetis i obesitat sinó també el paper dels disruptors en patologies metabòliques. Tots estos temes tenen com a punt central l’alimentació, la nutrició i el metabolisme, i per això per a ell és fundamental no només la qüestió fisiològica al darrere sinó també la qüestió social, on parla directament d’una societat obesogènica.
Carlos Perez Vidal, profesor de Ingeniería de sistemas en la UMH: «Cultivar la transversalidad, la adaptabilidad y las habilidades blandas es clave para tener éxito en el campo de la robótica»
Actualmente, el mundo está dominado por la tecnología y esta avanza a pasos agigantados. En este escenario, la robótica se alza como un pilar fundamental de la innovación y también de la eficiencia. El profesor de la Universidad Miguel Hernández de Elche, Carlos Pérez Vidal, combina su extensa experiencia académica con una pasión por la innovación en el campo de la robótica y la automatización industrial.
Desde su incorporación al Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la UMH en el año 2001, Carlos ha desarrollado una carrera distinguida tanto en educación como en investigación, donde actualmente dirige un grupo de investigación que se enfoca en la vanguardia de la robótica y la automatización industrial. Además de su labor investigadora, participa activamente en numerosos proyectos con colaboraciones externas y con diversas empresas donde realiza proyectos significativos financiados por la Comisión Europea.
¿Cómo surgió su interés en la robótica y qué le llevó a especializarse en dicho campo?
Desde pequeño siempre quise ser ingeniero, es vocacional, pero mi contacto con la robótica no fue significativo hasta mucho después. Estudié en la UPV en Valencia y, aunque tuve algunas asignaturas y prácticas en robótica, no me apasionó de inmediato. Después de unos años comencé con el doctorado, y todo cambió cuando realicé una estancia de investigación en el DLR, la agencia espacial alemana. Allí trabajé con el robot Justin, un humanoide con doble brazo, y eso me encaminó hacia la manipulación bimanual o bioinspirada en robótica, porque es parte de la ingeniería se inspira en cómo se hace biológicamente. Cómo resolver un conjunto de problemas técnicos y de ingeniería para que un conjunto de robots comparta espacio de trabajo de forma cooperativa.
¿Qué aplicaciones prácticas tienen los robots en la industria?
La robótica es muy amplia porque el tipo de robot es muy amplio. Puedes tener desde robótica móvil, como los coches autónomos, un robot antropomórfico que sea de tipo industrial que hace soldaduras, un robot de tipo pórtico que vendría a ser una grúa portuaria, pero que en realidad actúa como un pórtico en movimiento que tiene capacidad de alzar un contenedor y desplazarlo de un sitio a otro o incluso introducirlo dentro de un barco. Entonces, la robótica como tal es muy diversa y tiene muchas áreas. También hay que incluir los robots quirúrgicos y aeroespaciales que cada una tiene una aplicación además de una problemática y un enfoque distinto.
Y en cuanto a dichas aplicaciones, ¿usted también añadiría la domótica que se encuentra en el interior de los hogares?
La parte de domótica es la automatización de la vivienda. Por lo tanto, el control de la iluminación, las persianas o incluso la climatización, son mecánicas orientadas al tipo de control domótico, por lo que considero que no se encaja del todo correctamente con la definición de robótica. Para mí, la robótica sería más la parte en que existiera físicamente un robot que hace determinadas tareas interaccionando con su entorno. Quizás en un futuro podría existir este robot antropomórfico en nuestras casas, que actúe como un asistente para hacer determinadas tareas del hogar. Se trataría de un robot móvil con un brazo y con capacidad de prepararte un café y llevártelo al salón o algo por el estilo. Pero creo que todavía estamos un poco lejos de este hito debido a nuestra capacidad tecnológica y por el precio de esa tecnología.
¿Qué desafíos específicos considera que se presentan al implementar robots dentro del hogar?
Los principales desafíos en el hogar son tecnológicos y económicos. Aunque hay robots de doble brazo que pueden realizar tareas como plegar ropa, estas soluciones están en fase de investigación y son costosas. Además, los robots actuales carecen de la capacidad tecnológica para interactuar de manera segura y efectiva en entornos domésticos no controlados. Técnicamente nos estamos acercando a ese tipo de robot como el que está desarrollando ahora Tesla, que presentó hace unos meses o el de Boston Dynamics, que tiene una robótica muy desarrollada: ese tipo de perro que tiene un brazo y que puede agarrar cosas, abrir puertas y desplazarse. La capacidad tecnológica aún no permite que estos robots sean accesibles ni prácticos para el uso diario en hogares comunes.
También el robot ATLAS, ¿cierto?
Cierto, este robot es muy impresionante, te puede dar hasta una voltereta si así lo configuras. Técnicamente estamos llegando a ese punto con la inteligencia artificial con el uso de ChatGPT y todo este tipo de inteligencia generativa. Ahora mismo le está dando un valor añadido a los robots. Pero claro, ese tipo de robot tiene un precio prohibitivo, que muy pocos bolsillos son capaces de costear. La universidad tiene un robot antropomórfico que no tiene patas sino unas ruedas para poder desplazarse, por lo que no podría subir escaleras y tendría serias limitaciones.
Vista la variedad de tipologías de robots, ¿Qué tipos existen en términos de manipulación y de desplazamiento?
Existen diversas tipologías de robots, como los cartesianos, que pueda ser de cadena cinemática abierta única o que pueda tener un conjunto de cadenas cinemáticas haciendo un robot paralelo. Eso atendiendo a su topología. También puede ser antropomórfico o no, quiere decir que el robot recuerde al aspecto de un humano, como la presencia de un brazo. Dentro de esta categoría podríamos distinguir dos tipos de robots, uno que sería el industrial, que es el habitual en las fábricas de automóviles, etcétera y desde hace unos años a esta parte hay una nueva tecnología de robots colaborativos que pueden compartir espacio con humanos sin causarles daño. Esto abre un nuevo abanico de posibilidades en la industria y a nivel doméstico en el futuro, ya que permitirá que una persona pueda estar en el mismo lugar que el robot en cuestión y que además esté diseñado para no causarle ningún daño.
¿Qué está desarrollando su grupo de investigación en la actualidad?
Parte de lo que hacemos está relacionado con robots bimanuales, se trata de un robot que tiene dos brazos y tiene que hacer alguna tarea coordinando los dos brazos de forma que ninguno colisione ni con el operador ni con el entorno. También nos enfocamos en la manipulación de objetos deformables, como textiles y cuero, utilizando visión artificial para estimar y compensar deformaciones. Básicamente nosotros nos tenemos que mover entre proyectos, hay alguien externo que lo financia, ya sea una empresa o una entidad pública y si sale adelante y nos conceden el dinero para hacer esa actividad nos ponemos en marcha. Tenemos una estrecha colaboración con la UPV y hemos hecho proyectos con patentes colaborando como por ejemplo en el sector agrario, industrial y médico.
¿Se refiere al proyecto para una producción más eficiente del azafrán? ¿Cómo se fraguó esta colaboración?
Partimos de una financiación por parte de una empresa muy grande a nivel nacional que dedica muchos recursos a hacer investigación y pruebas en el campo, invirtiendo mucha tecnología en el proceso y nos contrató para hacer desarrollos de visión artificial y automatización de procesos. El proceso de recogida del azafrán es una labor muy artesanal que requiere mano de obra poco cualificada y se quería actualizar para hacerlo más intensivo, productivo, eficiente y técnico. Al final, desarrollamos una patente de todo el diseño del invernadero con el sistema de riego, de cómo la planta es monitorizada con visión artificial y de cómo se extrae el estigma y su posterior clasificación.
En la actualidad, estamos realizando pequeñas modificaciones en el sector calzado y textil para eliminar algunos procesos rudimentarios y hacerlos más eficientes con un mayor control de calidad del producto final.
¿Cómo ha evolucionado la visión artificial en la robótica?
La visión artificial ha revolucionado los procesos industriales desde finales de los años 90. Ahora es común en control de calidad y automatización. Tecnologías como la visión hiperespectral permiten detectar contaminantes en alimentos, lo que abre nuevas posibilidades.
¿Cuáles son las tecnologías emergentes más prometedoras en la robótica?
La robótica y la visión artificial están transformando gradualmente la industria. Comparo esto con el salto radical que ha representado ChatGPT y la inteligencia artificial generativa, que permite crear imágenes a partir de un simple prompt, algo inimaginable hace unos años. Aunque veo distante la posibilidad de tener robots antropomórficos en casa para tareas de ayuda, el avance de la inteligencia artificial generativa me hace pensar que quizás no está tan lejos y un avance significativo podría hacer que en poco tiempo esto se vuelva común y deje de parecernos extraño.
¿Qué desafíos técnicos y éticos enfrenta la robótica hoy en día?
Un desafío ético clave es el dilema del tranvía en la conducción autónoma, donde las decisiones morales serán cruciales. En la robótica colaborativa, las normativas europeas ya establecen parámetros para evitar daños, pero la conducción autónoma en espacios abiertos plantea dilemas más complejos que requieren una revisión por parte de las autoridades competentes.
¿Cómo ve el futuro de la robótica en la industria y la sociedad de aquí a 10 o 15 años?
La integración de IA en todas las industrias es previsible y progresiva. Sin embargo, algo realmente disruptivo podría ser la popularización de robots avanzados como el ATLAS de Boston Dynamics. La sociedad debe adaptarse a estos cambios, que pueden resultar traumáticos para algunos, pero sin duda beneficiosos para la sociedad.
¿Qué habilidades deben desarrollar los estudiantes para alcanzar el éxito en robótica?
En el mundo de la ingeniería hay que abrirse a cultivar la transversalidad, la adaptabilidad, las habilidades blandas y tener una sólida capacidad investigadora. Estas cualidades son la clave para tener éxito en el campo de la robótica.Considero que son un conjunto de habilidades especiales y recursos mentales que permitirá al alumnado desarrollarse en el futuro. También la capacidad de negociación y la capacidad de comunicación son recursos que sumados todos ellos te permiten solucionar los problemas y desafíos que presenta este campo.
La bióloga del CSIC ha creado junto a la compositora y directora artística Pilar Ordóñez una serie de espectáculos de música y danza para divulgar ciencia.
Marta I. Sánchez es científica titular del CSIC y experta en ecología de aves. Pilar Ordóñez es música, directora artística y doctora en Artes y Humanidades. Podría parecer que dos mundos tan diferentes estarían condenados a no entenderse, pero ellas han conseguido crear espectáculos en los que dialogan con soltura. En 2023, pusieron en marcha Artemia y Odiel, un espectáculo que narraba la extinción de una especie de crustáceo en el río onubense. Recientemente, han estrenado Plastisfera para concienciar sobre la contaminación por plástico y dar a conocer el papel de las aves en esta problemática. En sus espectáculos, los resultados de las investigaciones se transforman en música, danza y poesía, creando toda una experiencia de sensaciones que aporta una perspectiva innovadora a la divulgación de la ciencia.
Cuando hablamos de divulgación científica, solemos pensar en las actividades más tradicionales como talleres, charlas, exposiciones… Pero no en danza y en música, ¿cómo surge la idea de crear estos espectáculos?
Marta Sánchez: Fue durante un paseo por las salinas del río Odiel. Le estaba contando a Pilar lo que nos había pasado recientemente con la extinción de una especie de artemia con la que estuve trabajando durante mi tesis doctoral. Debido a una invasión biológica, la especie nativa desapareció. Fue un hecho que me impactó muchísimo. Este suceso ejemplifica bien cómo las extinciones son procesos que están ocurriendo muy cerca cada día. A Pilar le resultó muy inspirador y empezó a fraguarse la idea de trasladar esa problemática científica a un espectáculo de música y danza.
Pilar Ordóñez: Cuando Marta me empezó a contar la historia de esta extinción, realmente me quedé con la boca abierta. Fue muy vehemente. Empecé a imaginarme la artemia como un personaje que desaparecía del hábitat y vi también a los otros personajes que lo rodeaban. Me dije: “Tengo que sacar esto adelante”. Se lo conté a Marta y me dijo: “Sí sí, ya hablaremos”. Como siempre, de primeras no se hizo nada, pero al cabo del tiempo me dijo que podíamos intentarlo.
¿No le parecía una buena idea al principio?
M.S.: A mí me pareció una idea un poco loca. Pilar estuvo mucho tiempo pidiéndome información, vídeos, fotos… Yo casi no creía la historia al principio. Entiendo que en una obra de teatro, donde se puede contar una historia, es mucho más fácil transmitir un mensaje científico que en una obra de danza. Por eso me parecía una idea difícil.
P.O.: Pero no sólo a ella. Todo el mundo pensó lo mismo al principio.
¿Cómo consiguió convencerla?
M.S: Pilar me empezó a pasar las primeras escenas y entonces vi que aquello era realmente posible. La música, la coreografía, los textos de Beatriz Jiménez de Ory… Era impactante cómo esta mujer era capaz de transformar todo esto en pura poesía. Junto con la música y la escena era fantástico. Cuando Pilar me fue mostrando todo, me dije: “Esto puede funcionar”. A partir de ahí, me monté en el barco.
¿Cree que el arte es un recurso que funciona bien en la divulgación?
M.S.: Creo que es fundamental en esta crisis que tenemos a todos los niveles: climática, ecológica, científica… Ahora mismo tenemos la emergencia del negacionismo climático, del terraplanismo, de las fake news… Es un momento muy importante para que la comunidad científica haga un esfuerzo por intentar llevar la ciencia a la sociedad y contribuir a la cultura científica. Y para mí uno de los medios más importantes es el uso del arte. Todo el mundo se siente atraído por las manifestaciones artísticas. El lenguaje científico es arduo y muy rígido. El arte es todo flexibilidad. Es un tipo de lenguaje fundamental para llegar a sectores de la población que no se sienten atraídos de primeras por la ciencia.
Y, siendo lenguajes tan diferentes, ¿cómo se consigue unir la ciencia y el arte? ¿Ha sido complicado trasladar los conceptos científicos a la música y la danza?
M.S.: Eso ha sido una de las cosas más difíciles. El diálogo que hemos mantenido durante todo el proceso ha sido muy interesante y enriquecedor para las dos partes. Para mí también, porque aprendía de qué manera Pilar estaba trasladando toda esa información a su disciplina. Ella ha hecho un gran trabajo comprendiendo toda la problemática que yo, dentro de lo que he podido, he intentado transmitirle. Pilar me preguntaba continuamente y, además, también hacía su propia investigación. Para mí, era importante hacerlo con rigor científico.
P.O.: Sí, el diálogo fue fundamental. Ella conocía cosas que yo no conocía y yo conocía cosas que ella no. Yo le mostraba las escenas que tenía en mente, qué significaba cada música, cada efecto… De esta forma quería que ella viera lo que yo también estaba viendo. Es cierto que mi lenguaje y el suyo chocaban al principio. Me costaba entender algunas cosas con esa forma de hablar que suelen tener los científicos, con tantas palabras técnicas. Hasta que de repente se me encendía la luz y ya lo veía.
¿Cómo se traslada luego todo ese conocimiento al resto del equipo artístico?
P.O: La verdad es que los coreógrafos y los bailarines de los que me he rodeado me entendieron perfectamente. Asumieron absolutamente los personajes y la problemática. En Plastisfera, para diferenciar un pájaro de otro o identificar el personaje del plástico, decidí seleccionar disciplinas distintas dentro de la danza. El plástico era todo lo moderno. La garcilla bueyera era danza neoclásica, las gaviotas patiamarillas eran las contemporáneas y la cigüeña blanca, la española.
M.S. De hecho, una de las cosas que más llama la atención a la gente es que de verdad ven a los personajes. Ven al plástico. Ven a la garcilla bueyera. Cada uno de los bailarines se mete en su papel y están convencidos de lo que son. Además, también están impregnados de la sensibilización por la problemática. Las bailarinas incluso lloraban cuando estaban en el escenario.
¿Cuáles son los pasos a seguir para crear un espectáculo de divulgación desde el punto de vista artístico?
P.O.: Lo primero es la música. Es la que va a meterse dentro a través de los sentimientos. La música no solamente son los sonidos, sino las imágenes que te inspira. Me meto en mi mundo y yo sola voy creando. Puedo dedicarle muchos meses a la creación de la música, mientras también voy investigando sobre la problemática. Cuando ya tengo la música y el guion, hablo con el coreógrafo para mostrarle lo que va a ocurrir en cada escena. Después, también seleccionamos las imágenes que se van a proyectar y añadimos los textos. En la poesía, las palabras también son música. Todo eso lo juntamos en el espectáculo.
En un taller o una charla, los conocimientos científicos son más fáciles de transmitir, pero haciendo uso de la danza o la música puede parecer de primeras más complicado. ¿Hasta qué punto se captura el mensaje a través de este tipo de iniciativas?
MS: Es cierto que nos llegaban comentarios positivos, pero siempre teníamos la duda de si el mensaje verdaderamente llegaba o no. Justo este año en la primera sesión del espectáculo, que estaba dirigida a un público de 12 a 18 años, organizamos un coloquio. Nosotros explicamos la problemática del plástico y el equipo artístico estuvo comentando cómo había sido el proceso creativo y cómo habían vivido la experiencia. Luego el debate se centró en los chavales. Y fue increíble. Muy emotivo. El conocer cómo les llegó, cómo comprendieron la problemática…Tienen una edad en la que no es fácil que se concentren en un espectáculo de danza como este. Pero allí había un silencio sepulcral. Yo no me lo podía creer. Luego escuchando los testimonios nos dimos cuenta de que efectivamente se puede plantar ese granito de arena en los jóvenes, que yo creo que es uno de los públicos fundamentales. Al fin y al cabo, son las nuevas generaciones. Hubo chavales que incluso lloraron al emocionarse.
Conocer esta reacción ha debido de ser muy motivador. ¿Ha sido un impulso para hacer proyectos futuros?
PO: De hecho, hemos montado una compañía, ArtScience Danza, con el objetivo de divulgar la ciencia en colaboración con el CSIC. Hoy precisamente nos hemos juntado para hablar del próximo proyecto.
MS: Efectivamente. La idea es poder seguir trabajando en esta dirección. Hemos tocado la problemática de la pérdida de biodiversidad, la contaminación por plástico y ahora queremos seguir con el problema de la resistencia a los antibióticos. Es necesario que seamos conscientes de la manera en la que los estamos utilizando. Es la próxima gran pandemia. Estamos hablando de uno de los problemas de salud pública más importantes ahora a nivel mundial. Tenemos un proyecto sobre el papel de las aves en la resistencia de antibióticos que termina próximamente y como parte del programa de divulgación queremos hacer otro espectáculo en este sentido.
¿Cree que las instituciones están invirtiendo lo suficiente en este tipo de iniciativas divulgativas?
MS: Es evidente que tenemos muchos más recursos y acciones relacionadas con la divulgación que hace 20 años. Por ejemplo, recientemente se ha formado un grupo de trabajo de Ciencia y Arte en el CSIC en el que también estoy integrada. Es un reflejo de que efectivamente la divulgación se está teniendo mucho más en cuenta, aunque es verdad también que las opciones para financiar estas acciones siguen siendo limitadas a día de hoy. Cuando pensamos en estrategias más multidisciplinares, hacen falta recursos. Por otro lado, también necesitamos que se nos reconozca a nivel de las instituciones. El tiempo que dedicamos a la divulgación no está realmente reconocido y es tiempo que le estamos quitando a la investigación. En definitiva, vamos mejorando, pero todavía hay mucho camino por recorrer
Pablo García-Salinas: “Hemos desarrollado técnicas de reproducción asistida que ojalá nunca tengamos que utilizar”
El doctor en ciencia y tecnología de los animales, secretario de la Associació LAMNA y nombrado recientemente director de la Fundación Azul Marino, Pablo García (1982, Valencia), es uno de los pocos investigadores en todo el mundo que ha desarrollado nuevas técnicas de reproducción asistida en tiburones y rayas, el segundo grupo de vertebrados más amenazado del mundo. Actualmente, nos enfrentamos a una crisis medioambiental a escala mundial, y la reducción de la biodiversidad es cada vez más preocupante, como indica García-Salinas. El desarrollo de técnicas de reproducción asistida podría ser la última esperanza de muchas especies de tiburones y rayas contra la extinción. A pesar de ello, el investigador advierte de que todos los esfuerzos de conservación de la biodiversidad no pueden recaer sobre un único y último recurso: «Si llegamos a ser nosotros los que salvemos la especie usando esta técnica, es que se habrán hecho muy mal las cosas».
Hay algunos animales que, debido al gran desconocimiento que se tiene sobre ellos, se han visto víctimas de numerosos falsos mitos y creencias respecto a su naturaleza, es el caso de los tiburones. Pablo, usted que trabaja diariamente con ellos, ¿son verídicas estas creencias?
Exactamente, yo me he especializado en trabajar con tiburones en parte debido a la curiosidad que suscita el hecho de que son animales tan desconocidos. Existen muchas creencias, muchos mitos, y esto ha dado pie a que la gente les tenga mucho miedo, por ejemplo que teman bañarse en el mar. La realidad es que, cuando miramos los datos con objetividad, lo que vemos es que lejos de tenerles miedo, deben ser ellos los que nos temen bastante más a nosotros.
Está claro que estas creencias están muy extendidas. Yo personalmente he llegado a escuchar que no hay tiburones en el Mediterráneo ¿es eso cierto?
Esa es una de las leyendas sobre estos animales, para tranquilizar a la gente que viene bañarse a las playas del Mediterráneo. Lo cierto es que sí tenemos tiburones, tenemos muchas especies de tiburones. Ojalá tener más y sobre todo mayor número de ellos, porque uno de los problemas que tenemos en el Mediterráneo es que el número de elasmobranquios en general, está cayendo en picado. Pero los tiburones los podemos encontrar en prácticamente todas las grandes masas oceánicas del planeta, incluso en muchas masas de agua dulce, como ríos, estuarios o incluso lagos.
Y, ¿qué son exactamente los elasmobranquios?
Los elasmobranquios es el grupo que engloba a los tiburones y a las rayas. Son primos hermanos por así decirlo, un tiburón es una raya con forma de torpedo y una raya es un tiburón aplastado, pero por lo demás son muy similares.
A pesar de ese miedo tan generalizado, ¿qué le hizo empezar a trabajar con ellos?
Lo cierto es que empecé en el mundo de la biología creyendo que iba a ser paleontólogo. Después tuve un pequeño desliz con las tortugas marinas, que me hizo viajar por el mundo viendo cómo se trataban estos animales. Después, a través de una asociación de biología marina que se fundó en la Universidad de Valencia, empecé a interesarme por los elasmobranquios, ya que era un tema que me causaba mucha inquietud. Finalmente, lo que definitivamente hizo que me decidiese por este camino, fue el empezar a trabajar en el Oceanogràfic.
En relación a su trabajo, tengo entendido que ha sido uno de los pocos en estudiar la reproducción asistida en elasmobranquios. ¿Podría explicarnos en qué consiste su estudio?
Yo empecé a trabajar en el Departamento de Educación del Oceanogràfic, eso me permitía tener acceso a veterinarios y acuaristas, y ver su relación con los animales. En ese momento me di cuenta de que la reproducción de algunas especies, pese a que se intentaba, no se fomentaba. Es decir, para reproducir a algunos animales, se juntaban macho y hembra en condiciones óptimas y se esperaba a que se reprodujeran cuando llegasen a la edad adulta.
Sin embargo, yo sabía por mi carrera que en muchas otras especies sí se hacían proyectos para inseminar o reproducirlas con el fin de conservarlas o aprender sobre su biología. A partir de ahí, pensé en aprovechar los recursos que me ofrecía mi trabajo y explorar esta vía de estudio.
Entonces para su investigación, ¿qué procedimiento plantea para reproducir estos animales?
Podemos explorar muchas vías diferentes. Los tiburones y las rayas son animales que tienen fertilización interna, no es externa como la mayoría de peces. Se produce una cópula entre macho y hembra, y además tienen unas características que les asemeja mucho a los mamíferos pese a ser peces.
Una de las vías que estaba muy poco explorada era el trabajo con el esperma de los machos de estos animales. Para cualquier programa de reproducción asistida con inseminación artificial, es necesario el esperma. Especialmente esperma de buena calidad, para aprovechar al máximo las ventanas temporales en que las hembras pueden ser inseminadas.
Entonces, empecé a trabajar con la conservación del esperma porque el esperma de los tiburones jamás se había conseguido conservar más allá de unas pocas horas. Los espermatozoides son unas células bastante resistentes, pero fuera de las condiciones idóneas enseguida se degradan. Ese era nuestro primer reto: mantener viables las células el mayor tiempo posible.
Por lo que he entendido, para realizar este procedimiento primero se necesita obtener el esperma de los machos, ¿cómo se realiza este procedimiento?
La extracción de esperma es una de las cosas más llamativas de las investigaciones que desarrollamos. Creo que la gente puede tener una idea de cómo se puede extraer el esperma de un caballo, un toro o un perro, pero de un tiburón es completamente diferente.
Al final conseguimos desarrollar diferentes técnicas para conseguir esperma de estos animales. Una de ellas es el masaje abdominal. Los tiburones tienen pterigópodos, una prolongación de la aleta pélvica que es un órgano copulador. Ese órgano entra dentro de la hembra y actúa como vía para que el esperma fluya desde la vesícula seminal del macho a la cloaca de la hembra. Si presionamos alrededor de la vesícula seminal, podemos lograr una eyaculación de esperma y la recuperación del animal es inmediata. El problema de esta técnica es que el esperma fluye al exterior y se contamina por el contacto con la piel.
¿Es posible evitar esa contaminación?
Sí, si queremos esperma de muy buena calidad hay otra vía: la canulación. Se inserta un catéter muy fino dentro de la vesícula seminal, donde se almacena el esperma, y se extrae.
El problema es que hay que conocer bien al animal con el que estás trabajando para no dañarlo. Aquí nos empezamos a dar cuenta del gran desconocimiento sobre estos animales. Cuando empezamos a desarrollar estas técnicas de masaje abdominal y canulación, lo hacíamos con una especie modelo: la pintarroja. Con esta especie lo teníamos muy controlado todo, pero cuando empezamos a extrapolar las técnicas a otras especies, nos dimos cuenta de que la anatomía de otros tiburones y rayas era completamente diferente. Por eso, hemos desarrollado un catálogo de las diferentes estructuras reproductivas de algunas especies de elasmobranquios. Así otros investigadores podrán obtener esperma de la mejor calidad posible.
Otro método para obtener esperma es la necropsia. Si un animal muere y no ha pasado mucho tiempo, podemos extraer esperma viable, tanto de machos como de hembras. En tiburones y rayas, al copular, las hembras acumulan el esperma de los machos en el oviducto. Extrayendo esas glándulas de hembras fallecidas, hemos sido capaces de obtener esperma viable. No un gran volumen, pero lo justo para dentro de un tiempo intentar hacer fertilización in vitro en los óvulos de la hembra.
Esta reproducción asistida de la que estamos hablando ya se hace en humanos y tenemos técnicas que funcionan, ¿que gran diferencia hay entre los humanos y los tiburones para que estas técnicas de extracción y preservación no sean aplicables?
Nosotros empezamos aprendiendo y modificando técnicas que ya existen en humanos. Queríamos conservar el mayor tiempo posible los espermatozoides, por lo que había que criopreservarlos. La bibliografía al respecto era muy escasa y los resultados en tiburones siempre negativos. En el caso de las rayas, solo se había logrado en dos especies.
También adaptamos otras metodologías que se usaban para otras especies de peces. La criopreservación sirve para congelar las células a largo plazo sin que el frío extremo las dañe, y que al descongelarlas sigan siendo viables. Los crioprotectores son las sustancias que las protegen, pero en este caso íbamos a ciegas: nunca se había logrado criopreservar con éxito esperma de tiburón, y en rayas solo se había logrado con dos especies. Nosotros lo conseguimos con unas veinte especies de tiburones y rayas.
En su investigación ha trabajado con diferentes especies, tanto de tiburones como de rayas, entonces en cuanto a los crioprotectores, ¿en todas las especies han sido los mismos o ha visto variaciones entre unas y otras?
Hemos visto muchas variaciones, y hemos ajustado los crioprotectores en función de la especie. Ha sido bastante complejo, pero creemos que hemos encontrado una especie muy interesante que podría descubrirnos el secreto tras la crioprotección del esperma de estos animales. Esta especie es la cañabota (Hexanchus griseus), un tiburón que vive a bastante profundidad, muy poco frecuente en superficie salvo que haya sido pescado accidentalmente. Es un tiburón muy primitivo, y por lo que sea, es capaz de tolerar la crioprotección de una manera sorprendente. Los éxitos que tenemos con esta especie son totalmente disparatados en comparación con el resto de especies con las que hemos trabajado.
Nos gustaría seguir trabajando con esta especie a pesar de que es muy difícil tener acceso a ella. Creemos que la cañabota podría ser nuestra pequeña piedra de Rosetta, con la que, entendiendo cómo funciona la criopreservación en este animal, podríamos extrapolarlo a otras especies.
Parece que estos estudios se han centrado en la obtención de esperma de los machos y la criopreservación de sus células reproductoras, ¿por qué no se ha hecho en hembras?
Porque no sabemos cómo hacerlo. En el mundo de la criopreservación, trabajar con oocitos (los óvulos de las hembras) es muy complejo. Además, los oocitos de los tiburones son células que van desde los dos hasta los diez centímetros de diámetro. Ser capaces de criopreservar tanta masa es muy complejo y no hemos sido capaces de hacerlo. Sin embargo es una de las vías que intentaremos explorar a futuro, porque gracias a eso podríamos hacer fertilizaciones in vitro y desarrollar embriones en pequeños úteros artificiales, pero bueno estamos hablando de dentro de muchos años.
¿Cuáles diría que han sido las mayores dificultades de su investigación?
La mayor dificultad con gran diferencia ha sido la falta de información, que a su vez ha sido lo que nos ha motivado a desarrollar esta investigación. Cada vez que hacíamos algo era la primera vez que se hacía en todo el mundo, y siempre estábamos descubriendo cosas nuevas.
Nos faltaba información sobre los parámetros fisiológicos y reproductivos de los animales, de sus estructuras reproductivas, de la morfología del espermatozoide, de muchísimos aspectos. También se hizo notable la falta de gente con la que hablar de este tema.
Somos un puñado de gente en todo el mundo que estamos abriendo este camino, es muy frustrante preguntar a alguien y que no sepa cómo ayudarte. En definitiva, la falta de información y de contactos es lo más difícil.
¿En qué instituciones se ha apoyado para sacarla adelante?
Primero en las instituciones como el Oceanografic, donde primero llamamos a la puerta para tener acceso a los animales, y desde el principio estuvieron deseosos de colaborar con nosotros.
También me apoyó el grupo de investigación donde desarrollamos todo esto, en el instituto de ciencia y tecnología animal de la Universidad Politécnica de Valencia, con el grupo de Acuicultura y Biodiversidad. Es gente que lleva trabajando mucho tiempo con especies comerciales de peces como la dorada y la lubina.
Poder apoyarme en gente que trabaja la reproducción asistida en animales, aunque no sean tiburones y rayas, es lo que ha hecho que no me vuelva loco.
A parte de su motivación para realizar esta investigación, ¿Por qué considera que es importante desarrollar técnicas para la conservación de especies?
Los tiburones y las rayas son el segundo grupo de vertebrados más amenazado del planeta, solo por detrás de los anfibios. Algunas de estas especies (como los peces cuña, los sierra o los peces guitarra) están considerados los peces más amenazados del planeta.
Ante esta situación, pensamos que el mundo de la acuicultura podría ser una gran ayuda. Las herramientas de reproducción asistida que hemos desarrollado son la última esperanza para muchas especies, pero ojalá nunca las tengamos que utilizar. Si tenemos que ser nosotros los que intenten salvar una especie, alguien ha hecho muy mal las cosas.
Si tienen que llegar a nuestra investigación, es porque todos los esfuerzos de conservación han fallado, y eso es una responsabilidad muy grande. Hay muchas especies, sobre todo de animales terrestres, que se han visto beneficiadas por este tipo de técnicas, desde antílopes hasta tortugas. La reproducción en cautividad y la posterior reintroducción en el medio ha salvado de la extinción a muchas especies, el lince ibérico es el claro ejemplo. Que el panda ya no esté en peligro de extinción, es gracias al esfuerzo que se lleva haciendo desde hace décadas mediante técnicas de reproducción asistida en cautividad, por ello son tan importantes.
Ojalá no tengamos que usar estas técnicas en tiburones y rayas, pero al menos sabemos que si llega el momento, las herramientas están preparadas y calibradas.
Es todo un consuelo saber que todavía tenemos esta última barrera contra la desaparición total de ciertas especies
Yo a veces creo que es un peligro tener este consuelo. Saber que existe esta última bala puede evitar que se tomen unas medidas de conservación que se deberían haber tomado mucho antes. Porque podemos pensar que siempre podremos “desextinguir” especies, cuando lo mejor es evitar llegar a ese punto.
«Saber que existe esta última bala puede evitar que se tomen unas medidas de conservación que se deberían haber tomado mucho antes»
GARCÍA-SALINAS, PABLO.
Tiene razón, pero también me imagino que a nivel logístico y económico tiene que ser complicado este tipo de proyectos.
Es complejo, pero una de las cosas que teníamos muy clara desde el principio es que todas las técnicas a desarrollar tenían que ser lo más sencillas y baratas posibles. El presupuesto de muchos investigadores es limitado. Por eso evitamos tecnología muy compleja en el desarrollo de estas técnicas, para conseguir que fueran muy fáciles de usar por cualquier persona en cualquier lugar del mundo.
Las técnicas que ha desarrollado resultan esenciales para la biodiversidad. ¿Cuál considera que es el futuro de este estudio?
Nosotros estamos abriendo el camino, hemos logrado criopreservar con éxito esperma de tiburón por primera vez en la historia. A mi me gustaría ir más allá: conocer los daños genéticos que podrían sufrir estas células al congelarlas.
También sería interesante saber si el éxito de la reproducción asistida es igual que el de la cópula natural. Al final hemos conseguido criopreservar exitosamente el esperma de veinte especies distintas de tiburones y rayas, cuando antes de nuestra investigación sólo se había logrado con dos especies de raya.
Ahora queremos aplicar estas técnicas en especies en peligro de extinción, aquellas que menos individuos quedan, como los peces sierra. Hay poblaciones muy pequeñas y muy fragmentadas a las que les vendría muy bien tener genética nueva de otras poblaciones para evitar la endogamia.
Con todas estas posibilidades por delante, ¿ha empezado algún proyecto para trabajar con estos animales?, ¿O se plantea más a futuro?
Un poco de todo, la inseminación artificial con esperma es algo con lo que ya estamos trabajando, ahora solo falta ver cual es el desarrollo de los embriones. Además, hay una raya con la que se está desarrollando actualmente un programa de protección y reproducción. Podría tratarse de la raya más amenazada del planeta con menos de 1200 individuos en un estuario de Tasmania. Se trata de la raya maugeana (Dipturus maugeanus), y se está realizando un esfuerzo tanto nacional como internacional para salvar la especie. Una de las vías que se va a explorar, es la de poner en práctica las técnicas de reproducción asistida que hemos desarrollado.
Acostant-nos a la data del dia Internacional del Museu (18 de maig), entrevistem a Alberto Martínez-Ortí, director del Museu Valencià d’Història Natural, malacòleg i membre científic-investigador de Human Parasitic Disease Unit (la Unitat de Parasitologia Sanitària, centre col·laborador de l’OMS). En aquesta conversa, descriu i valora la trajectòria del museu situat a Alginet i es pronuncia sobre la seua tasca d’investigador, fent èmfasi en el camp de la parasitologia sanitària.
Respecte al Museu Valencià d’Història Natural… Què n’opina de les funcions que pot fer un museu com aquest per a la societat? Creu que està infravalorada la seua riquesa científica i cultural?
Sí, en aquest país sí que es troba infravalorada. En altres països europeus, no. Nombroses nacions europees tenen museus semblants des de fa dos o tres segles enrere. És un mitjà que utilitzen aquestes societats per enfortir el medi ambient i la biodiversitat i lluitar contra el canvi climàtic i tots els problemes mediambientals que hi ha.
En el nostre territori, jo, personalment, em trobe molt desanimat respecte al suport de la nostra cultura museística, excloent l’artística. Aquesta sí que es troba ben valorada i mou quantitats exagerades de diners.
Des del nostre sector, intentem conservar el que tenim com a patrimoni valencià amb poques ajudes, però lluitant i donant una funció pública que la Generalitat no dona.
Com valoraria el transcórrer històric d’aquesta entitat i el suport per part de diverses institucions gobernamentals?
Pel que fa a les institucions, cal remarcar que el museu es va fundar l’any 1976. Uns anys després, en plena democràcia, el museu era una fundació que tenia un patronat, el qual estava primerament format per la Diputació i l’Ajuntament de València. Després es va afegir la Conselleria de Cultura. Aquestes tres entitats finançaven i potenciaven aquest museu per fomentar la participació dels científics valencians, ja que no existia cap museu encara de ciències naturals a València. Principalment, es disposava de la col·lecció de mol·luscos de Siro de Fez i un conjunt de coleòpters i papallones de la col·lecció Torres Sala. Aquesta fundació es va denominar Torres Sala, pel fet que aquesta família de Pego va ser la que ficà els diners, juntament amb la diputació, en la creació d’aquest museu de medi ambient.
D’aquesta forma, els recursos eren una mica públics i una altra mica, privats. Quan els senyors Torres Sala i Siro de Fez van morir, no hi havia cap persona responsable de les col·leccions. Es necessitava un conservador per a la segona col·lecció i és així com vaig entrar jo l’any 1995, després d’una estada a diferents països europeus formant-me com a malacòleg. En aquell moment, vaig demanar permís per a entrar com a conservador de la col·lecció Siro de Fez. Aquesta era una col·lecció que va donar un senyor anomenat Siro de Fez, que era metge de Camporrobles. Era una col·lecció que es va formar intercanviant mostres amb diversos malacòlegs europeus, per correu principalment… Tenia exemplars de remotes procedències com Madagascar o Austràlia.
Una vegada dins del museu, la meua feina es basava en catalogar, publicar i donar a conéixer aquesta col·lecció de mol·luscos a tota la societat.
Malauradament, el 2012, el Partit Popular unilateralment (ja que governava a l’Ajuntament, la Diputació i la Generalitat) va decidir tancar el museu i fer fora als investigadors. Des d’eixe dia, ha sigut una lluita contra les institucions i els polítics.
És cert que passats ja deu anys, algunes de les col·leccions continuen residint a València i que no s’han pogut recuperar ni traslladar?
Des que jo soc a Alginet, aquestes dues col·leccions, les de Torres Sala i Siro de Fez, estan abandonades. Són quasi onze anys, des del 30 de juny del 2012, el dia que van canviar el pany i ja no poguérem entrar al museu. Allí, es diu que hi ha una persona, que es trobava anteriorment al museu i que se «suposa» que està «conservant» la col·lecció… Està de guàrdia, perquè no es faça malbé.
Ací a Alginet arribàrem el 2013 i el museu es va inaugurar el 2015. El 2016, va ser reconegut com a museu per la Generalitat Valenciana, en una publicació al DOGV. No obstant això, les col·leccions segueixen allí.
Intentem conservar el que tenim com a patrimoni valencià amb poques ajudes, però lluitant i donant una funció pública que la Generalitat no dona.
Una de les dades que pot ser passa desapercebuda és que l’Institut Valencià de Biodiversitat, Taxonomia i Conservació Animal (i\Biotaxa) és l’encarregat de dirigir aquest museu. No és així?
Sí. Jo me’n vaig anar del museu de València amb totes les col·leccions que havien sigut donades per gent desinteressada, col·leccions d’amics meus i la meua col·lecció. Aquest grup de col·leccions no interessaven a l’Ajuntament i van poder ser transportades a Alginet.
Per poder guardar i exposar aquestes col·leccions, i per temes fiscals, m’aconsellaren crear una altra fundació, formada per quatre amics de la Universitat (professors) i jo, amb un comité de direcció, una ubicació i el nom, que vaig decidir jo. Aquest nom descriu les tasques que fem ací.
Ara mateix, disposem de millors exemplars i més diversos que a València, ja que tenim homínids, fòssils, peixos, paràsits… Mostres que allí no exposàvem. Superem un milió de peces. Una dada extraordinària.
Aquesta entitat és també l’encarregada d’editar la revista Zoolentia. Què ens pot contar de la seua recent creació?
Un museu fa tres tasques fonamentals: l’exposició del material de què disposa, perquè la gent gaudisca de la cultura científica, la formació i divulgació que es du a terme amb les visites de col·legis, instituts, associacions o grups de gent gran i l’última és la investigació, amb projectes importants com els que realitzem ací. Alguns d’ells intenten estudiar els problemes mediambientals que trobem al País Valencià. Nosaltres, estem formats en la investigació de la biodiversitat valenciana i, per tant, ens encomanen la realització d’informes sobre animals que es troben en perill d’extinció i als quals la Conselleria fa poc de cas.
És clar, tots els museus, el de Barcelona, el de Brussel·les, el de Londres… Tots són institucions amb una revista per a publicar les seues investigacions pròpies. Nosaltres, des del 2015, any que inaugurarem el museu, la major part dels nostres estudis es publicaven fora, en revistes d’altres entitats.
Ara bé, pensàvem que era valuós comptar amb una revista nostra, de zoologia, tenint com a referència un museu valencià com aquest, en la qual tots els investigadors valencians que volgueren publicar recerques sobre mostres d’espècies ibèriques, valencianes, baleàriques o fins i tot, europees o internacionals, pogueren tindre la possibilitat de compartir-les sense cap problema. És així com naix el 2021 aquesta revista, Zoolentia, una revista científica en línia, que es manté sense moltes despeses.
Fent referència a algunes investigacions en les quals vosté ha participat… Un dels seus últims articles confirma l’extinció d’un mol·lusc endèmic exclusivament valencià. De quin estem parlant i quina ha sigut la causa d’aquesta extinció?
Quan parlem d’aquesta espècie ens referim a Theodoxus Valentinus. Era una espècie preciosa, en l’àmbit europeu, de les més boniques que teníem. Tenia uns colors molt vistosos, groguencs i rogencs, amb ondulacions en la closca. Hi ha registres publicats dels viatges que feien científics alemanys del segle XIX, que venien exclusivament en diligència des del port de Barcelona a l’Alcúdia de Crespins, al riu dels Sants, a veure aquest animal.
Desgraciadament, jo no el vaig veure mai viu. A principis dels anys vuitanta, encara hi havia gent que conec de la Universitat de València, que tenia aquest caragol a sa casa en aquaris. En aquests anys va haver-hi una gran extracció d’aigua de l’ullal del riu dels Sants i varen dissecar el riu, any rere any. Finalment, aquest ullal i el riu es van quedar secs i aquesta espècie es va extingir definitivament. Mai s’ha tornat a trobar viva.
Últimament, hem portat a terme estudis perquè es pensava que aquesta espècie s’havia redescobert, pel semblant de la closca, al naixement del riu Verd, entre Alberic, Massalavés i Benimodo. Però l’anàlisi molecular recent, ha conclòs que no és la mateixa espècie.
Com es va poder realitzar l’anàlisi? Doncs es va poder efectuar gràcies al fet que nosaltres, tot i no tindre material viu del Theodoxus Valentinus, posseíem alguns caragols momificats amb la seua massa encara intacta. Molts museus internacionals disposen de la closca de l’espècie, però sols el nostre tenia la mòmia de la massa. El seu ADN es va comparar amb les mostres del riu Verd i es va demostrar que eren diferents espècies, definint les del riu Verd com Theodoxus Meridionalis, que és l’espècie més abundant del gènere Theodoxus al territori valencià i a la península Ibèrica.
A més a més, vosté com a especialista en paràsits i els seus mol·luscos vectors ha realitzat estudis d’espècies que transmeten malalties parasitàries a l’estranger.
Sí. Malalties parasitàries n’hi ha moltes, sobretot proliferen a països subdesenrotllats del tercer món que tenen pocs recursos. Al meu departament de la Universitat, formem part de l’Organització Mundial de la Salut com a grup d’experts en fascioliasis i els seus vectors, com són els mol·luscos d’aigua dolça. La fascíola és un paràsit trematode que afecta el fetge i als conductes biliars, i òbviament, és un problema greu per a la salut. Treballem per erradicar aquest tipus de malalties, siga a l’Àfrica o a Amèrica.
Entre aquestes malalties també trobem altres transmeses per mol·luscs, com l’esquistosomiasi urogenital o intestinal, que afecten també al fetge i a les artèries. Aquests paràsits viuen en la sang. Després fiquen ous, i en el cas de la urogenital arriben a la bufeta urinària i com a conseqüència, l’infectat comença a emetre sang a través de l’orina. Quan afecta el fetge, no es detecta amb facilitat i provoca que hi haja un engrossiment de la panxa, com hem vist tots en diferents fotografies de xiquets africans.
Aquest paràsit s’ha de combatre amb medicació i estudiant el vector, que transmet el paràsit a través de l’aigua. No obstant això, el problema es troba en el fet que aquests animals emeten unes cercàries, és a dir, unes fases del paràsit, que travessen i penetren la pell humana per passar a la sang, dins del nostre torrent circulatori. Sols amb ficar la mà o el peu dins l’aigua dolça, et pots infectar.
Hi ha hagut algun cas a Espanya?
Bé, les infeccions ocorren majoritàriament a Amèrica i a Àfrica, però ja hi ha hagut casos ací. El 2015, vaig identificar el caragol vector a Almeria. Hui en dia, hem tingut casos d’infecció a aquest mateix lloc, de forma autòctona, per contacte amb xicotetes piscines que s’utilitzen per regar els cultius i que s’han establert com a zones per a refrescar-se.
Des de la meua experiència, he estat diverses vegades investigant a Angola, on hi ha un alt contagi tant de fascioliasis com d’esquistosomiasis. Allí la gent no té aigua correnta a sa casa i, per tant, fa ús domèstic de l’aigua del riu. En aquest context, llastimosament, pot haver-hi contagis de poblacions senceres.
Hi ha en tots els centres mèdics (hospitals) un especialista en malalties tropicals, però no hi ha especialistes en vectors
És suficient la investigació que s’està duent a terme a nivell autonòmic i/o estatal sobre els possibles papers que tenen diversos animals com a intermediaris de malalties parasitàries?
Les institucions governamentals generalment resolen els problemes quan arriben. Sempre tracten d’acabar amb els focus de les malalties, però no hi ha previsió per tindre un equip format, com sí que tenen altres països, i que siguen capaços de controlar totes les malalties parasitàries que puguen arribar.
No hi ha tampoc molta formació. Per exemple, en el tema de la febra hemorràgica deCrimea-Congo, moltes vegades m’envien de l’hospital fotografies de diverses caparres capturades que han contagiat a xiquets que han anat a l’hospital, perquè els confirme si aquestes poden transmetre la malaltia. Tot açò ocorre perquè no hi ha molt d’interés. L’Estat no pensa que deuen haver-hi persones treballant amb això, no sabem el perquè. Per a fer estes tasques has d’emigrar a països com a França o el Regne Unit, on ho consideren fonamental per a la salut humana.
Un altre estudi interrelaciona la Cova de la Barriada (Benidorm), el paleolític i els moluscos. Què ens pot contar?
Eixa investigació va ser molt interessant. Era un estudi d’arqueòlegs, però com que pel que fa a la zoologia, no eren experts, em varen demanar la meua col·laboració i vaig participar en el projecte.
Vàrem trobar, entre altres coses, els caragols que es mengen a la paella. Mostres de fa trenta mil anys i ens vàrem adonar que aquests caragols ja eren consumits pels humans que habitaven el País Valencià en aquelles dates. És la informació de consum de caragols més antiga que es coneix.
A més a més, vam descobrir que no sols els menjaven sinó que també els criaven, en forma de xicoteta ramaderia, en un recinte tancat i s’anaven consumint a poc a poc. La gent d’aquesta època sabia que els caragols eren una font d’alimentació amb molta proteïna i poc greix, i per tant els proporcionaria molta força.
També cal remarcar que s’han trobat evidències de la cuina d’aquests animals al foc, i en conseqüència, es pot imaginar, sense tindre proves certeres, que no se’ls menjaven crus.
Com definiria el seu ofici d’investigador? Quins obstacles troba al dia a dia per poder continuar lluitant per la ciència?
Doncs des del meu punt de vista, és una professió molt sacrificada. No s’obtenen ajudes per a gairebé res i quan demanes un projecte has d’omplir un muntó de papers, molta burocràcia. Tot això, estem parlant de projectes d’uns 10.000 euros que cobreixen sols els costos essencials de la investigació, no financen per a poder viure de les investigacions. Costa molts diners i molt de temps preparar i presentar els projectes, i en cas de ser denegats, és una decepció tremenda, perquè fas un esforç brutal, tant econòmic com mental, per no rebre res i et quedes sense un «duro».
En les universitats, es cobra per donar classe i les investigacions són un afegit. Però entitats com la nostra, en què la investigació té un paper fonamental per guanyar-nos un sou, necessitem més recursos. En molts casos, hem de demanar préstecs al banc per poder cobrir projectes que sols finança parcialment la Generalitat.
No obstant aquestes penúries, la vida continua, el museu continua i seguirem lluitant.
Laura Rodríguez, investigadora en Biología Química: «Aún no se conoce exactamente bajo qué mecanismo actúan ciertas enzimas, qué sustratos aceptan… E investigar sobre ello puede delinear cuál es su papel en algunas enfermedades genéticas»
El pasado 25 de abril se celebró el Día Mundial del ADN, que conmemora el descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN. Este año es el 70 aniversario de este hallazgo, además de cumplirse 20 años desde la finalización del Proyecto Genoma Humano. Laura Rodríguez, investigadora predoctoral en el Departamento de Biología Química de la Universidad de Mánchester, ha colaborado en la reciente publicación del artículo «Síntesis biocatalítica de enlaces amida mediada por tioésteres con reciclaje in situ de tioles»en la revista Nature Catalysis. Durante la investigación ha estudiado las histonas, proteínas a las que se asocia el ADN conformando los cromosomas.
¿Qué relación tiene el artículo que has publicado en Nature Catalysis junto con tu grupo de investigación con el ADN y la genética?
Mi trabajo dentro de la investigación se ha centrado en la modificación de péptidos, que son moléculas constituídas por aminoácidos, al igual que las proteínas.Las histonas son proteínas que están en el núcleo de las células y en ellas se enrolla el ADN. Esto se debe a que las histonas tienen carga positiva, y el ADN, carga negativa, así que tienen afinidad. Las células modifican químicamente la histona para eliminar su carga positiva. De este modo, el ADN se desenrolla de la proteína, quedando accesible para su lectura y transcripción. Las enzimas son cruciales para los seres vivos, ya que influyen en la transcripción de la información genética, afectando a la expresión de los genes. Un fallo en este sistema puede implicar el desarrollo de enfermedades genéticas. Por eso es tan importante el estudio de las enzimas, ya que hay algunas para las que aún no se conoce exactamente bajo qué mecanismo actúan, qué sustratos aceptan… E investigar sobre esto puede delinear cuál es el papel de esas enzimas en ciertas enfermedades genéticas como puede ser el cáncer.
En nuestra vida cotidiana usamos algunas enzimas, como por ejemplo, empleando levaduras para la fermentación del azúcar y obtener alcohol, o para conseguir que un bizcocho se hinche. ¿Cómo explicarías qué es una enzima o catalizador?
Para entender lo que es un catalizador primero hay que explicar lo que es una reacción química.
Una reacción química consiste en romper enlaces existentes entre átomos para formar nuevos enlaces. Esto no puede suceder sin un aporte de energía. A veces, sin la presencia de un catalizador, esta energía para romper y formar nuevos enlaces puede ser tan alta que la reacción ni siquiera llega a ocurrir. Añadir un catalizador facilita esa rotura y formación de enlaces, permitiendo que la reacción tenga lugar o simplemente haciendo que ocurra más rápido.
Hay dos tipos de catalizadores: están los catalizadores químicos, como los metales de transición, y también existen los catalizadores que emplea la naturaleza, conocidos como enzimas. Las enzimas son proteínas que usan las células para llevar a cabo las reacciones que ocurren en su interior. Los sustratos entran dentro de la enzima, la cual facilita la reacción química, interviniendo en la rotura de los enlaces para formar otros nuevos.
Aunque la naturaleza ha “fabricado” las enzimas para que funcionen con un sustrato determinado, estas tienden a ser promiscuas, pudiendo llevar a cabo muchas más reacciones químicas de las que se solía creer.
El uso de metales de transición como catalizadores resulta contaminante, mientras que las enzimas son biodegradablesy no requieren emplear disolventes tan dañinos para el medio ambiente
¿Qué beneficios podría tener esa “promiscuidad” de las enzimas?
Se está empezando a considerar el uso de enzimas en ámbitos donde anteriormente no se incluían tanto, por ejemplo, en la industria farmacéutica. Es un concepto relativamente nuevo que se denomina biocatálisis.
En la industria farmacéutica, los catalizadores que se suelen usar son de tipo químico, como es el caso de los metales de transición. Estos se emplean en grandes cantidades y resultan bastante contaminantes. Sin embargo, las enzimas se producen mediante cultivos celulares, lo que se considera energía renovable, y son biodegradables, al contrario que los metales de transición. Además, las condiciones en las que suceden las reacciones mediadas por enzimas son más “suaves”, sin necesidad de un aporte energético tan alto, y pueden llevarse a cabo en agua en vez de disolventes orgánicos más contaminantes. Por otra parte, usar metales de transición durante la preparación de productos farmacéuticos no resulta demasiado conveniente, ya que posteriormente hay que realizar una purificación mucho más exhaustiva para eliminarlos del producto final y evitar que lleguen al paciente.
Actualmente, tanto mi laboratorio como muchos otros, se centran en el estudio de las enzimas. Cada año se descubren nuevas reacciones que pueden ser catalizadas por estas proteínas y que resultan de gran interés para la industria farmacéutica. Uno de los enlaces más interesantes para la industria es el enlace amida, fundamental en la síntesis de medicamentos. Se ha investigado mucho acerca de este enlace, ya que no es fácil de conseguir: las síntesis químicas son muy largas y costosas económicamente. En nuestro estudio hemos descubierto una forma de simplificar este proceso empleando enzimas.
He visto que gran parte del artículo está ocupado únicamente por figuras. En química, ¿una imagen vale más que mil palabras?
Sin lugar a duda. Las figuras son a lo que más tiempo le hemos dedicado, necesitábamos que fuesen claras y que estuviesen impecables. Cuando abres un paper, tus ojos van directamente a las figuras. Por eso, es muy importante reflejar en ellas el tema del que trata el artículo y cuáles fueron los resultados. De ese modo, el lector decidirá si el paper le resulta de interés o no, y eso influirá en si se queda leyéndolo. De hecho, las figuras son lo primero que elaboramos del artículo, y alrededor de ellas escribimos el texto. Las figuras cuentan la historia; el texto la acompaña.
¿Cómo fue el proceso de investigación y qué implica publicar en una revista como Nature?
La investigación se llevó a cabo en colaboración con Astrazeneca. Empezamos a investigar sobre marzo de 2021, yo me incorporé en junio. Comenzamos a redactar el artículo en diciembre de ese año. En primer lugar, todo debe tener la aprobación de los investigadores principales, y luego, Astrazeneca revisa el trabajo, ya que puede haber conflicto de intereses. Por ejemplo, podrían querer reservarse parte de la investigación para hacer patentes en vez de publicarla en el artículo. Cuando todo estaba listo, lo enviamos a la revista para publicarlo. Los editores lo revisaron y nos mandaron sus correcciones. Preparamos nuevos experimentos, hicimos los cambios pertinentes y remitimos el texto corregido. Los editores estudian los cambios y vuelven a hacer nuevas correcciones. Este proceso se repitió varias veces. En resumen, enviamos el artículo en mayo de 2022, y se publicó el 28 de diciembre de ese año. Es un camino muy largo, he escuchado casos de personas que han esperado un año entero desde que enviaron su artículo a Nature hasta que este es aceptado. Se tarda mucho en publicar en esta revista porque es una de las más rigurosas, tienen que asegurarse de que los datos no están “fabricados” para mantener su prestigio. ¡Incluso pensé que no se iba a publicar tras tanto esperar!
“El ámbito académico deja bastante espacio para ser creativo y original en la investigación”
Hablando de largos tiempos de espera… En la metodología del artículo se describen ciertos procesos de laboratorio, como la incubación, que tardan en completarse hasta 24 horas y que se repiten con bastante frecuencia. ¿Qué hacéis en “los ratos muertos”?
Para evitar perder tiempo ponemos las reacciones a última hora y las dejamos preparándose durante la noche para que todo esté listo el día siguiente. Aún así, a veces sí que tenemos ratos muertos. Los empleamos para hacer otras tareas como estudiar y analizar los datos obtenidos hasta el momento, escribir o, muy de vez en cuando, hacemos crucigramas. Lo normal es que nos organicemos bien para seguir trabajando, pero a veces también aprovechamos para hablar entre nosotros.
En un trabajo tan técnico como el tuyo, ¿hay espacio para la originalidad y la creatividad?
Yo diría que sí. Dentro del mundo de la ciencia, considero que el ámbito académico deja bastante espacio para ser creativo y original en comparación con la industria farmacéutica. Hay menos presión para conseguir ciertas metas y para enfocar la investigación “a tu manera”. Puedes estudiar las cosas que te gustan en vez de centrarse únicamente en lo que se supone que va a generar beneficios para la empresa. Esa es una gran diferencia entre el trabajo académico y el industrial.
En el artículo habláis de reacciones “one-pot”, término que también se utiliza en cocina y que implica que todos los ingredientes se cocinan y se mezclan en una misma olla. ¿Es el mismo concepto para la química?
Las reacciones químicas, normalmente, se hacen paso a paso. A partir de unos reactivos se obtienen productos que, a su vez, se pueden emplear como reactivos para comenzar otras reacciones químicas. Las reacciones se pueden encadenar sucesivamente hasta que consideres alguno de los productos obtenidos como el producto final o definitivo. En las reacciones “one-pot” se mezclan a la vez todos los reactivos, sustratos, catalizadores… y se obtiene el producto final en un solo paso. De este modo, no tienes que preocuparte de hacer varias reacciones, ahorrando tiempo.
En cocina, puedes ir añadiendo ingredientes uno tras otro hasta conseguir tu producto final, que es el plato que deseas preparar; igual que en química, donde añades reactivos sucesivamente hasta que consigues tu producto. Dependiendo del plato también puedes añadir todo a la vez en una olla, es decir, “one-pot”.
Tras hablar de tanta cocina, ¿tú dirías que los químicos tienden a ser buenos cocineros?
Hay varias similitudes entre preparar reacciones y cocinar platos. Obviamente, cuando haces reacciones tienes que ser mucho más exacto con las medidas. Si estás acostumbrado a ser preciso para la química, también lo serás para la cocina. Otro punto en común es que, en la química se sigue un protocolo: “añade este volumen de reactivo en el disolvente y espera tanto tiempo…” y en la cocina se sigue una receta, y vas añadiendo los mililitros y gramos de los ingredientes que se indiquen en ella. Entonces creo que sí, es posible que a muchos químicos se les dé bien la cocina.
El director del grupo de Ecología y Cambio Global del Museo de Ciencias Naturales es autor de más de 300 trabajos científicos donde pone en evidencia las implicaciones que la degradación medioambiental y el cambio climático tienen sobre la salud humana. Además, forma parte activa del movimiento Rebelión Científica, colectivo que recientemente ha llevado a cabo actos de protesta frente a las puertas del Parlamento para denunciar la inacción política frente a la crisis climática y ecológica
Son múltiples las evidencias científicas que están relacionando el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación medioambiental con la pérdida de salud Humana y global ¿Le parece a usted que estos hechos están suficientemente llevados al debate público y político? ¿La ciudadanía es consciente de que salud y medio ambiente es un todo interrelacionado?
Lamentablemente, la pregunta es casi retórica porque la respuesta es no. La gente no establece estas relaciones. Prueba de ello es que cuando he tenido ocasión de hablar con el mundo de la sanidad o el mundo de la política, he podido comprobar que no establecen ninguna de esas relaciones. En una sesión de consulta, por ejemplo, pude presentar a la Ministra de Sanidad y a varios diputados el programa One Health, que viene a ser una visión de la salud integrada en un contexto ambiental y se notaba que no tenían los conceptos muy claros.
Pongo los ejemplos del sector sanitario y político como los sectores más emblemáticos y teóricamente informados, pero dentro de la ciudadanía en general la desconexión es aún mayor, salvo en casos muy concretos como pueden ser personas que tienen una sensibilidad ambiental especial o debido a su propia experiencia personal.
Mencionaba el mundo de la sanidad, ¿Cree usted entonces que todavía falta conocimiento dentro de las profesiones sanitarias de las implicaciones del cambio climático sobre la salud? ¿Debería el sector sanitario implicarse más en la lucha contra el cambio climático?
Efectivamente, en el sector de la sanidad pasa un poco lo mismo. Todavía me sigue resultando extraño cuando yo, como ecólogo, acudo a reuniones y le cuento a los médicos cuáles son los motivos por los que se está muriendo la gente. En muchos casos, todavía no son conscientes de todos los factores de riesgo y no los barajan. Están inmersos en el ejercicio de su especialidad médica y no realizan esas conexiones entre medio ambiente y salud. Afortunadamente, existe ya, eso sí, un pequeño colectivo de médicos que empiezan a ver la importancia del medio ambiente y que van entendiendo que un 80% de los cánceres infantiles tienen un origen ambiental o que el consumo de pastillas para la ansiedad o la tensión se puede reducir simplemente prescribiendo paseos por el campo, un jardín o la montaña.
Pero con la pandemia del COVID-19 deberían haber cambiado las cosas… Empieza a estar bien demostrada la interrelación entre la pérdida de biodiversidad y la aparición de nuevas infecciones emergentes. En ese sentido, ¿Le parece que todas las teorías conspiratorias sobre los orígenes de la COVID-19, como que fue generado en China por un laboratorio, ofrecen un marco de “negacionismo climático” eficaz? ¿Son intencionales esas teorías?
Sí, efectivamente. Hay una parte de negligencia, de cachondeo, de falta de seriedad, pero hay una parte que es claramente intencional. Recientemente, el FBI ha emitido un comunicado en el cual volvía a revisar la hipótesis de que el virus saliera de un laboratorio en China. Pienso que esto no es más que una estrategia geopolítica por parte de Estados Unidos para justificar su separación con China y criminalizarla. Es evidente que son teorías que se utilizan con fines geopolíticos. Algunas conspiranoias están basadas en este tipo de estrategias y otras son simplemente personas que, a través de redes sociales como Twitter, introducen incertidumbres y dudas sobre cómo se originan estas pandemias. Estos planteamientos pueden ser problemáticos, igual que todas las teorías retardistas, negacionistas u obstruccionistas en materia climática. Creo que en estas conspiraciones hay varias motivaciones. Algunas son estrategias de instituciones o países, pero hay otras que son una mezcla de ignorancia y frivolidad con un poco de ideología populista de derechas. Todo esto constituye un cóctel que aleja el conocimiento científico y acrecienta las incertidumbres. Aunque lo que pasó con la COVID-19 no está bien descifrado paso a paso, más del 90% de la evidencia científica encaja con la hipótesis del salto del virus de un animal al ser humano a través de una serie de intermediarios. Esto ya sucedió con muchas otras zoonosis y en el futuro volverá a ocurrir con tantas otras que están por venir.
«Estamos viendo los fallos orgánicos de nuestro sistema administrativo»
Fernando valladares
Pero detrás de estos fenómenos, tal y como usted evidencia en sus investigaciones, se encuentran de fondo las implicaciones del modelo socioeconómico actual sobre el clima y la salud. Abordar estos problemas y encontrar soluciones va a requerir el diálogo entre distintas disciplinas científicas y numerosos agentes sociales y políticos. ¿Cree usted que la falta de interdisciplinaridad y de comunicación entre profesionales sigue siendo un problema o estamos en camino de resolverlo?
Bueno, se dan algunos avances pero no son avances muy globales. Hay un interés como podemos ver con la puesta en marcha de iniciativas como la de One Health que mencionaba antes. Esto indica que hay cierta sensibilidad por hacer cosas interdisciplinares y transversales, pero aún así, nuestra mentalidad y el sistema en el que nos organizamos es muy de transferir y especializarse. Lo vemos con la propia medicina. Muchos médicos entienden sobre aspectos muy concretos de la salud humana y los médicos de atención primaria que podrían representar una visión más generalista de la medicina están mal pagados, muy maltratados y prácticamente en vías de extinción. Valoramos mucho al especialista pero no valoramos a los profesionales que integran los distintos conocimientos entre las distintas disciplinas. Es necesario establecer vínculos entre un veterinario, un ecólogo, un sociólogo, un psicólogo, un antropólogo… Todos ellos deberían estar implicados en la búsqueda de soluciones. En el Comité de Expertos que asesoró durante la pandemia me faltaban sociólogos, filósofos y humanistas y ante todo la pandemia era un problema humano. Hay que reconocer esas carencias.
Lo vemos también a nivel político con las competencias de los ministerios. El tema de One Health, con una visión de la salud más integrada, abarcaría competencias de varios ministerios más allá de Sanidad, incluyendo Agricultura, Transición Ecológica o incluso Interior y, por desgracia, no los vemos integrarse. En España, como en otros países, los ministerios funcionan con un presupuesto y unas competencias y salirse de ahí requeriría romper con muchas inercias. Además, las distintas competencias a nivel local, autonómico y nacional añaden todavía más obstáculos a esta gestión integrada e interconectada del problema. Estamos viendo los fallos orgánicos de nuestro sistema administrativo.
Mencionaba el concepto de One Health. Además, han surgido otros términos como el de salud planetaria. Parece que la salud pública como disciplina se nos va quedando corta. Pero en el ámbito de estos nuevos planteamientos que tienen en cuenta los determinantes sociales de la salud y la justicia ecosocial como eje central, ¿Corremos el riesgo de seguir adoptando posturas etnocéntricas y colonialistas? ¿Estamos una vez más imponiendo desde el Norte Global nuestra visión y nuestras soluciones al Sur Global? ¿Estamos de nuevo repitiendo errores del pasado?
Sí, hay muchos de esos problemas, por eso siempre acabo yendo al origen del asunto que es el sistema socio-económico imperante y las grandes diferencias y desigualdades, tanto dentro de un país como entre el Sur Global y el Norte Global. Esas grandes desigualdades suponen no sólo un conflicto ético, sino que constituyen también un conflicto funcional para resolver los problemas, tanto de salud como económicos y ambientales. Hay unas tremendas conexiones entre las salud y la conservación de la naturaleza que al final se explican por un sistema socio-económico que es defectuoso y que no se pensó teniendo en cuenta esta problemática y que tampoco se ha ido revisando conforme pasa el tiempo y avanza el conocimiento científico de los impactos de este modelo. Los científicos ya nos están indicando hacia dónde nos lleva el presente escenario. Ahora hay mucha gente que no está bien ni psicológica, ni física ni económicamente. Los problemas de salud mental están aumentando porque vivimos en una sociedad que no hace feliz a la gente. Todo esto acaba reventando, no sólo en conflictos bélicos o golpes de Estado, sino también en la satisfacción y en el sentir físico y emocional de las personas.
El modelo actual no es algo inamovible. Es algo que hemos construido y la buena noticia es que podemos cambiarlo. Es un cambio difícil que implica entender las distintas interacciones e inercias y de una voluntad política y social.
«El modelo actual no es algo inamovible. Es algo que hemos construido y la buena noticia es que podemos cambiarlo»
fernando valladares
Usted se ha implicado en el cambio y ha participado activamente en movimientos sociales como Rebelión Científica vinculados a organizaciones como Extinction Rebellion. Desde su punto de vista, ¿Ciencia y activismo son compatibles? ¿Qué tiene usted que decirles a aquellos que defienden la supuesta objetividad de la ciencia y del científico como un valor supremo?
Esta decisión es un poco personal. Entiendo las razones a favor y en contra pero también pienso que las personas que trabajamos en temas relacionados con la degradación medioambiental y con las amenazas a la sociedad tenemos un plus de responsabilidad. Esto no significa que todos los que trabajemos en esto tengamos que ser muy activistas. Hay distintos grados. El activismo puede ser simplemente el deseo o la inquietud por mejorar las condiciones en las que vivimos, ya sean ambientales, sociales o políticas. En ese sentido, el activismo puede abarcar desde mantener una discusión activa con tu cuñado en Nochebuena hasta que estés dispuesto a que te encarcelen por un acto de desobediencia no violenta. Creo que todos tenemos que tener un punto de activismo. Como se canaliza desde lo personal y profesional lo decide cada uno. Yo no soy nadie para decirle a cada uno lo que tiene que hacer, pero sí que pienso que hacen falta más científicos que apuesten por la importancia de un cambio social urgente. Sería bueno que hubiera una mayor implicación por parte de la sociedad académica y científica. Pensar que por defecto la opción de un científico es quedarse en el laboratorio me parece errónea y la propia academia debería ser en eso bastante más proactiva.
En los últimos años, las reivindicaciones medioambientales han llegado a espacios tan sacralizados como el arte, ¿qué opinión le merece ese tipo de protestas? ¿Cree usted necesario llevar la reivindicación a otros espacios tan aparentemente intocables como la moda, las rebajas, el turismo o la publicidad?
Yo no estoy muy seguro de que sea la mejor medida pegarte a un cuadro pero tampoco la descarto. Si lo que vas buscando es ser noticia y llamar la atención, tienes que ir cambiando, no puedes seguir haciendo lo mismo. Creo que en un mundo en cambio y que afronta grandes desafíos hay que actuar diferente y, en ese sentido, entiendo esos movimientos que pueden dificultar la vida a la ciudadanía de a pié. Hemos aprendido a que las manifestaciones sean todas muy civilizadas pero así se desvirtualizan un poco. Una manifestación tiene que ser algo incómodo y la sociedad se tiene que sentir molestada y, por tanto, interpelada y provocar una cierta reflexión.
Encadenarse a un cuadro llama la atención de una forma sorprendentemente gráfica. Mary Richardson hace ya más de un siglo asestó 14 puñaladas al cuadro “La Venus en el Espejo” y gracias a su actuación y a la de otras sufragistas, hoy por hoy, la mitad de la población puede votar.
«el activismo puede abarcar desde mantener una discusión activa con tu cuñado en Nochebuena hasta que estés dispuesto a que te encarcelen por un acto de desobediencia no violenta»
fernando valladares
Pero a pesar de las protestas, la sociedad no parece reaccionar y la acción política es insuficiente y llega tarde ¿Qué cree que está fallando a nivel de comunicación científica?
Bueno, ahí yo creo que hay una combinación de pequeños fallos. No creo que sea un gran fallo y no solo es exclusivamente un problema de comunicación. Por supuesto que hace falta más y mejor comunicación. Hay que afinar los mensajes para distintas audiencias, no es lo mismo lo que le dices a un niño de 8 años que a un jubilado o que a un CEO de una empresa.
No basta, por ejemplo, con que las administraciones hagan una campaña de concienciación genérica porque, de esta forma, le llega a todos y a nadie. Pero, como digo, no es solo un fallo en comunicación. Es también una suma de fallos psicológicos, sociales y de valores.
Ninguno de ellos es de por sí insalvable, pero todos en conjunto hacen que la ciudadanía se mueva muy poco, especialmente en países como España que tiene tradicionalmente poca confianza en los movimientos sociales y que tienen una visión muy derrotista.
Hay otros países, otras regiones del mundo que sí confían más en las asambleas ciudadanas y en los movimientos populares. Ahí podemos encontrar otra pieza de cosas que están fallando.
Pero más allá de los movimientos sociales, también hay una responsabilidad política. ¿Por qué no acaba de entrar con fuerza la inclusión de la problemática climática en la agenda política y en las campañas electorales?
Tanto los partidos de izquierda a derechas tienen que entender que determinadas cosas son buenas para la población y aunque esas medidas no proporcionen réditos políticos o al contrario, te quiten algunos votos o algunos apoyos debido a no se entiendan por parte de la ciudadanía, hay que llevarlas a cabo igualmente.
Además, los políticos no son muy honestos en sus programas electorales que no incluyen conceptos importantes. Y, de todas maneras, en muchos casos, aunque aparezcan luego no cumplen con sus promesas.
Pero por supuesto, la clase política no viene de Marte, son un producto de la sociedad. Nosotros mismos nos estamos poniendo constantemente zancadillas, desde negar la realidad, al tecno-optimismo, el egoísmo, el green washing… Actualmente la ciencia nos proporciona mucha información pero hay que identificar dónde están esas zancadillas que hacen que esa información no funcione.
Y ante este panorama, en general ¿es usted optimista o pesimista con respecto al futuro? ¿Se producirán las transformaciones necesarias a nivel global o ya llegamos tarde?
Yo por naturaleza tiendo a ser optimista, lo que pasa que como científico tengo que armarme de razones. Voy buscando a contracorriente razones para ver esa positividad que muchas veces no vemos porque nuestro propio cerebro está diseñado, igual que los medios de comunicación, para las malas noticias.
Creo que hay que poner un poco más de peso en las buenas noticias, precisamente para no dar la batalla por perdida. Muchas veces los pesimistas llevan al bloqueo, a ansiedades y a situaciones emocionales complicadas. Cuando te cargas de información negativa es muy difícil gestionarlo emocionalmente. Junto a mis estudiantes, intento desarrollar herramientas precisamente para no caer en el bloqueo y el desánimo. Pero claro, no podemos olvidar el hecho de que conforme pasa el tiempo y la inacción va dominando, estamos a menos tiempo para hacer determinadas cosas.
Ya hay cosas que hace 20 años podíamos haber hecho y que lamentablemente ya no podemos hacer. Hay medidas que ya no van a tener el mismo efecto que si las hubiéramos aplicado hace tiempo. Hay procesos como la extinción de especies que son irreversibles pero eso no significa que esté todo perdido. Hay que luchar por la media tierra que nos queda y hay que hacerlo por la cuenta que nos trae. Ya no sólo por razones éticas o por el planeta que dejemos a nuestros hijos, sino sobre todo por estar mejor nosotros mismos el tiempo que estemos aquí.
España vuelve a vivir una crisis migratoria. En España hay más de 260.000 ucranianos residentes en España con documentación de residencia en vigor. La psicóloga clínica de Psicólogas y psicólogos sin Fronteras, Zineb Aghedar, forma parte del servicio de Atención Psicológica para Emergencia de Ucrania, donde ayudan a los migrantes a restablecer el equilibrio personal y social.
Los migrantes y refugiados que huyen de conflictos bélicos viven en situación de vulnerabilidad sobre todo cuando sus condiciones de vida y de trabajo son deficientes. El apoyo psicológico es muy importante en el proceso de adaptación de las personas refugiadas y migrantes porque para que una persona pueda adaptarse a una nueva situación, requiere de esta ayuda.
¿Cuándo fue creado el servicio de Atención Psicológica para Emergencia de Ucrania?
Fue creado en colaboración entre la Universidad de Valencia y Psicólogas y psicólogos sin Fronteras. Tenemos una ex voluntaria qué ahora está haciendo el doctorado en la Universidad de Valencia en el departamento de psicología y ella es de origen ucraniana. Ella misma fue la que puso en contacto nuestro equipo con la Universidad para crear este proyecto y durante cinco meses casi estuvimos dando atención a personas refugiadas de Ucrania.
El servicio inició en abril del 2022 y terminó a mediados de agosto del mismo año. Teníamos diez psicólogas, de ellas cinco de Ucrania, tres españolas y una de Rusia. De las atenciones registradas son alrededor de 235 consultas y de personas que han recibido atención son 121. Los refugiados en situación de vulnerabilidad son personas que se mueven mucho. Entonces, vemos que el número medio de atención por persona era de menos de dos sesiones y eso es porque la población se mueve y ya no puede asistir o está con otras prioridades de necesidades básicas.
¿Qué efectos tiene sobre la salud mental el proceso migratorio en general? ¿En el caso de los que huyen de conflictos bélicos?
En general, depende mucho de los factores de vulnerabilidad que son previos a la migración. Es decir, si ya tenía alguna enfermedad, algún trastorno mental, alguna necesidad básica, que ya no estaba cubierta en su país, si no tiene red de apoyo en su país, todo esto va a afectar a cómo esa persona va a poder adaptarse a la situación nueva a la cual llega. Luego también depende de la situación a la cual llega. Si es una situación donde tiene las necesidades básicas cubiertas, si tiene otra red de apoyo disponible allá, si habla el idioma etc. Así se hace como un balance entre las vulnerabilidades iniciales y la vulnerabilidad de la situación a la cual llega. Cuánto más vulnerabilidades iniciales y más estresores del lugar a la cual llega, peor va a ser el proceso de adaptación.
¿Qué apoyo psicológico brinda Psicólogas y psicólogos sin Fronteras a los migrantes?
Lo que solemos hacer son primeros auxilios psicológicos, es decir, acogemos a la persona, le proveemos un espacio de seguridad donde se puede expresar, expresar todas sus necesidades, lo que más le preocupa. Nos enfocamos en una cosa: lo que hacemos es una atención de corto plazo, es decir, no solemos hacer más de entre cinco y siete sesiones en función de la temática y de la gravedad de la situación. Pero eso es como una meta, nos focalizamos en una temática o una situación particular que la persona necesita o quiere cambiar. La demanda viene de la persona, no somos nosotros los que deciden en qué nos enfocamos, pero solemos partir de la pirámide de Maslow.
Aseguramos que las necesidades básicas están cubiertas y a partir de ahí podemos subir de nivel o ir buscando algo más. Si la persona que llega ya tiene las necesidades básicas cubiertas, lo que vamos a intentar desarrollar es una red de apoyo, que tenga personas cercanas, para que esa estabilidad se consiga a largo plazo.
De las atenciones registradas son alrededor de 235 consultas y de personas que han recibido atención son 121
Zineb Aghedar
No es fácil lograr que una persona se abra después de vivir una situación traumática. ¿Cómo enfrentar a estas situaciones?
Es verdad que no es fácil, por eso intentamos desde la humanidad conectar con la persona, como dos personas cualquiera. Todos sabemos lo que es sufrir. Si desde la empatía intentamos conectar con el sufrimiento de la otra persona, con el tiempo y en función de la situación de la persona, se empieza a abrir un poco. Ahí es donde más cambio, más transformación del sufrimiento puede haber.
En la atención a los migrantes, ¿la salud mental es lo primero o secundario según su experiencia?
Yo creo que es esencial. Solemos poner la salud física como necesidad básica y la salud mental como algo más, algo que no es prioritario, pero todos sabemos que alguien que está en un estado mental no saludable, que no está estable, no va a poder hacer los trámites que necesita para obtener una vida normal, no va a poder funcionar para tener una vida más o menos estable y conciliar la migración.
Sobre todo, cuando hay personas que vienen de una situación de violencia o de guerra es muy difícil cuando uno no sabe para cuánto tiempo va a estar aquí, si su familia está bien. Su mente constantemente está en otro lugar. Entonces desde Psicólogas y psicólogos sin Fronteras intentamos volver a la persona al momento presente, al lugar donde está, transmitirle que aquí está en un lugar seguro, aquí no le va a pasar nada y que estamos en un proceso con ella para ir recuperando lo que necesita.
Con la crisis de refugiados de Ucrania, ¿qué tuve que implementar en el trabajo?
Tuvimos que aprender mucho sobre una cultura con la cual no solíamos trabajar. Solíamos tener más población de Latinoamérica, quizás del norte de África, pero no solemos trabajar mucho con personas de Europa del Este. Es verdad que hay diferencias culturales que tiene cada país, que hay que aprender y saber gestionar porque se tiene que respetar. Todas las formas de ser, las formas de funcionar se tienen que respetar.
Tuvimos que adaptar la forma en la comunicación. El material de difusión tenía que ser diferente, porque sabíamos que en Ucrania sigue habiendo bastante estigma sobre las enfermedades mentales o ir al psicólogo. Entonces, nos enfocamos en síntomas físicos de malestar psicológico, es decir, “te cuesta dormir”, “te cuesta comer”, “te cuesta pensar en otra cosa” o “no sueltas el móvil” y a partir de esas cosas físicas para llegar a las personas. Cuando hay una situación tan grave, parece como secundario el aspecto psicológico, pero en realidad es central para que una persona pueda seguir teniendo una vida normal, entre comillas.
Lo que más me gusta de mi experiencia en Psicólogas y psicólogos sin Fronteras es la parte de acción humanitaria
Zineb Aghedar
¿Qué podemos hacer nosotros como sociedad para ayudar a los migrantes?
Creo que es esencial recordar lo que nos une como personas humanas. Ni por ser de un país tienen más derechos, ni tienen más dignidad, o menos dignidad y menos derechos. Cuando hay una situación así, también es importante hacer un trabajo con la población local. La aceptación, ausencia de xenofobia, hacerles entender un poco la situación de las personas. Algo que vimos mucho en el servicio de Atención Psicológica para Emergencia de Ucrania eran las familias de acogida que al principio estaban dispuestos a ayudar, no se habían planteado las consecuencias de dejar una persona en su casa. Les afecta también y eso es normal. Hay como un choque de culturas, de personas y las que están ayudando esperan una mejoría inmediata. No es así. Hay que aprender los procesos psicológicos que acompañan este tipo de migraciones.
¿Qué tipos de terapia se aplican en el trabajo con los migrantes? ¿En el caso concreto de las mujeres y los niños que ahora son la mayoría?
Con niños trabajamos menos, pero muchas veces el trabajo con niños tiene que ver con el trabajo con los padres, porque la sintomatología que salen los niños suele ser algo que viene de los padres o viene del entorno, viene de lo que están viendo. Con los niños tiene que ver con mantener una rutina, ayudarles a expresar sus emociones y permitir la expresión de todas las emociones. Con eso va a ser más fácil de gestionar.
Con las mujeres, si son madres, es muy importante mantener un tiempo para ellas. Por ejemplo, cuando aquí llegan mujeres con niños y son las únicas personas para cuidar de ellos, no tienen otro momento en el día para cuidarse a ella misma, pensar en ella misma.
Es importante que encuentre alguna forma de dedicarle tiempo a ella misma y que aprenda gestionar sus emociones. Ahí viene todo el enfoque de género que entra en cuenta aquí en Psicólogas y psicólogos sin Fronteras. Una mujer aquí sola, muchas personas la ven como una presa. Se encuentra en situación de vulnerabilidad, porque hay muchas personas que pueden intentar aprovecharse de su situación, maltratarla o ponerla en la situación en la cual no quiere estar. Recomiendo acercarse a las administraciones, organizaciones no gubernamentales, crear una red “oficial” de apoyo que puede estar presente en caso de algún abuso de ese tipo.
Hay estudios que demuestran la eficacia de la terapia cognitivo-conductual en las situaciones de crisis, ¿qué piensa usted al respecto?
La terapia cognitivo-conductual es lo que más me llamó la atención cuando estábamos estudiando, es la rama de psicología que me parece más eficaz si quieres resultados pronto. Hay ciertos tipos de trastornos y la sintomatología que se tratan muy bien con terapia cognitivo-conductual. Pero ahora, entré a otro mundo, con otros recursos, me parece que a la terapia cognitivo-conductual le falta un aspecto de cuidado emocional, de cuidado de las causas, de porque llegas a esos síntomas. Sería mejor combinarla con otro tipo de terapia para ir a la raíz de lo que está pasando, pero en una situación de emergencia no tenemos tiempo de ir a la raíz, entonces se trata solo de los síntomas.
Tratar los síntomas para volver a darle autonomía a la persona para luego si quiere volver y hacer otro proceso terapéutico en el cual trabaja más en profundidad. Ya tiene una base de cómo llegar al psicólogo, cómo llegar a esos espacios de cuidado, pero sí, es verdad que en una situación de emergencia el enfoque comunitario complementado con técnicas de terapia cognitivo-conductual creo que es lo que más va a ser útil.
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
Lo que más me gusta de mi experiencia en Psicólogas y psicólogos sin Fronteras es la parte de acción humanitaria, del extranjero, de proyectos como el servicio de Atención Psicológica para Emergencia de Ucrania. Quería seguir en esta rama de la psicología en la cual vamos a situaciones de desastres, situaciones bélicas y apoyamos a la gente en esos lugares.
La directora del grupo de investigación Agua y Energía para una Agricultura Sostenible de la UMH, Herminia Puerto Molina, alerta de la falta de actuaciones en el mantenimiento de los recursos naturales
La zona de la Vega Baja se encuentra en el sureste peninsular. Se caracteriza por un clima mediterráneo seco, con un volumen de precipitación muy bajo. Además, en la Vega Baja se concentra una importante actividad agrícola, gracias, en parte, a las aguas del polémico Trasvase Tajo-Segura. Sin embargo, la situación podría cambiar con los efectos del cambio climático. La profesora Herminia Puerto Molina llama a la acción inmediata, individual y colectiva, para paliar los efectos de este calentamiento global y preservar los recursos del suelo, el agua y la agricultura.
1. Actualmente ¿a qué problemas se enfrentan los agricultores de la zona?
Los grandes problemas que tienen son, por un lado, la falta de relevo generacional; por otro, no se conocen bien las posibilidades que tiene la automatización, para mejorar la eficiencia del riego de los cultivos. Los agricultores podrían hacer algún tipo de inversión en automatización en regadío tradicional porque no son excesivamente caras. Sin embargo no es una inversión que sea fácil de acometer por la gran falta de relevo generacional en la agricultura.
2. ¿Qué otros problemas existen en esta zona que puedan agravar la situación de déficit de agua?
Otro de los problemas es la tendencia al abandono de las tierras y, si se quedan desnudas- sin vegetación-; si no se consigue dejarlas de alguna manera preparadas para que las lluvias no arrastren el suelo, esto significará pérdida de suelo y la escala de formación del suelo es de milenios. Es un recurso que, si se pierde, va a ser muy difícil recuperar.
Además, está la falta de superficie de evaporación en la costa o zonas cercanas a la costa. En verano, las brisas marinas que se forman en la costa van cargadas de humedad. El sentido de la brisa es del mar hacia tierra. A lo largo de ese recorrido la brisa o el aire cargado de humedad se eleva. Si se encuentra en la parte de tierra con zonas húmedas (un lago, saladar, zonas regadas), la evapotranspiración contribuye a aumentar la humedad y se desatan las lluvias o las tormentas de verano. Si en la zona de la costa no tenemos áreas con zonas húmedas, ese aire pasa por encima de las montañas y se ha perdido la oportunidad de tener una tormenta de verano.
3. Esta zona recibe aguas trasvasadas, ¿por qué este trasvase del Tajo-Segura es, prácticamente, el más polémico de España, aunque hay muchos?
En España hay del orden de 15 trasvases. El Tajo-Segura es el último gran trasvase que se ha hecho en España. Y es un trasvase que ha traído agua de Castilla la Mancha, que en su momento no tenía un gran desarrollo agrícola, a una zona que sí que ha florecido con el agua del trasvase. Ha dado lugar a una industria agroalimentaria de gran valor añadido. Es problemático porque trae agua de una zona donde realmente lo que se ha ido produciendo a lo largo del tiempo es despoblamiento a una zona que ha florecido con la agricultura.
4. ¿Podría disminuir el volumen del agua trasvasada, como uno de los efectos del cambio climático?
Las previsiones que hay para la zona de la Comunidad Valenciana, o en general para la zona mediterránea, son una disminución de las lluvias en la parte interior y que aumenten, o que aumenten ligeramente o se mantengan, en la zona de la costa aunque serán de tipo más torrencial. Con lo cual, habrá bastantes problemas en el tema del arrastre y pérdida de suelo por erosión hídrica. Donde están el nacimiento del Júcar y del Segura es donde está previsto que disminuyan las lluvias. Así que, seguramente, los caudales de estos ríos disminuirán con el tiempo.
En el caso del Tajo, si, efectivamente, el caudal de los ríos que abastecen a esos embalses de cabecera (Entrepeñas y Buendía) disminuye, el número de días o meses que el volumen en los embalses sea menor del necesario para poder hacer un trasvase aumentará.
5. La Vega Baja es una zona con alto riesgo de DANA. El incremento de las DANA que se prevé por el cambio climático ¿también podría afectar negativamente a toda la zona de regadío y ayudar justamente a esa pérdida de suelo?
Las inundaciones tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Conocemos la pérdida de bienes, destrucción de infraestructura… Pero también puede tener un efecto beneficioso porque lava los suelos y, en una zona como la Vega Baja con tendencia a la salinidad, donde suelos y los acuíferos son salinos, las lluvias como las DANA podrían lavar los suelos y favorecer a la pérdida de la salinidad. Es un tema que está por estudiar. Yo creo que sí que sería interesante tener al menos un proyecto de investigación que se centrara en eso.
6. ¿En su opinión, habrá que despedirse de los frutos típicos de la zona: granadas, limones, naranjos y alcachofas?
Los cultivos en la Vega Baja han ido cambiando hacia cultivos de invierno, como la alcachofa, porque durante el invierno las necesidades de riego son menores. Si los agricultores no van a poder tener agua para llevar al final el cultivo, cambiarán a otros o dejarán de cultivar, aunque los granados podrían funcionar bien sin mucha agua.
7. ¿Qué soluciones existen más allá del trasvase? Se ha comentado mucho la importancia de la depuración de las aguas de Madrid para aumentar la cantidad de agua que llegue al trasvase. ¿Y sobre la desalinización como posible solución?
Si miramos los porcentajes de uso del agua, en España el 70% se dedica a regadío, la agricultura es la mayor consumidora de agua. Luego entre 18 a 20% se dedica a la industria, y entre un 10 y un 12% se dedica al abastecimiento urbano. Aprovechar un 90% de ese 10% de agua depurada es un 9% del total, es decir, podemos incrementar un 9%el uso del agua. Es más interesante usar las aguas depuradas por los nutrientes que puede llevar: los nitratos y los fosfatos, porque son macronutrientes.
Sobre la desalinización, el problema es que la relación sodio-calcio del agua del agua desalinizada no es buena para el regadío porque favorece la sodificación del suelo. Además, el porcentaje de rechazo del boro de las membranas es bajo, con lo cual son aguas ricas en boro, que es un tóxico específico para los cultivos. En mi opinión, no tendría que contemplarse como recurso habitual.
8. Como experta en eficiencia energética, ¿qué recomendaría a los agricultores de la zona como soluciones?
Yo intentaría incrementar el contenido en materia orgánica del suelo, porque un kilo de materia orgánica es capaz de retener hasta 10 L de agua. Se puede hacer a base de enmiendas orgánicas, a base de abonado verde o de acolchado de material vegetal como paja o astillas de madera. Y porque disminuye la emisión de óxidos de nitrógeno, que son también gases de efecto invernadero.
9. ¿Qué papel juega la sociedad en esto: pérdida del suelo, malos usos del agua…?
Si la sociedad piensa que producir alimentos en nuestro territorio es importante, que es un valor que tenemos que preservar y que es importante que se pueda seguir produciendo alimentos en nuestro territorio, entonces deberíamos poner los medios para que se pueda seguir haciendo. Si nos da lo mismo como sociedad, pensamos que ya lo importaremos de otro sitio porque tenemos capacidad económica para comprarlo de otros países, pues, al menos, estaría bien tener un plan de reversión de las tierras a su estado, más o menos, natural para no perder el suelo. Porque a lo mejor dentro de algún tiempo, las generaciones venideras pensarán que es importante comer.
10. ¿Qué opina de las acciones que se están tomando a nivel nacional y europeo? ¿Son suficientes? ¿Qué otras acciones recomendaría tomar?
Tenemos ya muchas evidencias del cambio climático. Hay que tomárselo en serio, hay que empezar a actuar ya, cuanto antes mejor, porque se nos está cerrando la ventana de posibilidad de actuación contra el calentamiento global. Hace falta más acción, más compromiso. No es una cosa solo individual; es parte individual sí, y parte colectiva, parte de los gobiernos. Tenemos que ser más exigentes con los que toman las decisiones. Necesitaríamos tener un pacto global, lo mismo que se hizo con el agujero de ozono. Que se utilicen soluciones basadas en la naturaleza para infiltrar las aguas de lluvia que caen en las zonas selladas, que los usos del suelo no sigan cambiando y que no aumenten las superficie selladas y construidas. El efecto del cambio climático no se va a poder evitar: sequía en el Mediterráneo e inundaciones en el centro de Europa y ambas tienen el mismo origen. Es importante que nos pongamos las pilas y que se actúe de forma contundente.
La directora del CIMAR, Francisca Giménez, cuenta los retos a los que se enfrenta este molusco bivalvo para evitar su extinción
Directora del Centro de Investigación Marina (CIMAR) de Santa Pola, la catedrática de la Universidad de Alicante Francisca Giménez Casalduero lleva más de 30 años investigando sobre el medio marino. Entre sus principales líneas de investigación actuales destacan la evaluación de las comunidades del fondo marino en el ámbito mediterráneo, especies clave y especies invasoras y los efectos de las presiones antrópicas (causadas por el ser humano) en las comunidades marinas y en lagunas costeras como es el Mar Menor en Murcia. Entre estas especies clave se encuentra la nacra o Pinna nobilis, el 2º molusco bivalvo más grande del planeta, que es endémica en el Mediterráneo y que – a raíz de una importante mortandad en el Mediterráneo a partir de 2016, y su desaparición prácticamente total en el Mediterráneo español – en un par de años ha pasado de ser clasificada como una especie “vulnerable”, a ser una especie “en peligro crítico” en la lista roja de especies amenazadas.
Recientemente dio una charla para la Asociación de Divulgación Científica de Alicante en “Noches de la Ciencia” sobre la nacra en el Mar Menor. ¿Podría resumir cuál es el reto al que se enfrenta actualmente la nacra?
En 2016, se detectó que había unamortandad masiva de ejemplares. Los grupos de investigación que trabajaban con esta especie empezamos a detectar la mortandad de prácticamente la totalidad de todos los individuos de la mayoría de las poblaciones que había en el litoral español. Empieza por la zona del Levante y se va expandiendo por todo el Mediterráneo. Al principio no se tenía identificada la causa, pero enseguida los grupos de investigadores se movilizaron y se detectó que era un patógeno, un protozoo del género Haplosporidium, lo que las estaba matando. Este tipo de patógeno afecta ya a otros bivalvos.