Cada invierno, los bosques del centro de México se tiñen de naranja y negro con la llegada de millones de mariposas a la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca. A la distancia, se aprecian las ramas de los árboles de oyamel vencidas por el peso de los racimos que forman para protegerse del frío. Y cuando sale el sol, en medio del silencio que ofrece el bosque, se escucha su vuelo y empieza la magia.
El fenómeno migratorio de la mariposa monarca fue descubierto en 1975 por Ken Brugger y su esposa Catalina Aguado, cuando encontraron en territorio mexicano una mariposa que había sido previamente etiquetada en Massachusetts. Este proyecto, dirigido por Fred y Nora Urguhart, comenzó en 1940 y termina con el descubrimiento de los sitios de hibernación de la mariposa en los bosques de Michoacán y el Estado de México.
A partir del descubrimiento de las zonas de hibernación de la mariposa monarca en México, se comienzan a dar pequeños pasos para proteger estos bosques. Finalmente, en el año 2000, estas tierras son decretadas como área natural protegida con carácter de Reserva de la Biosfera, lo que hoy se conoce como Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca (RBMM). Estas 56,259 hectáreas están ubicadas en los límites de los estados de Michoacán y el Estado de México. Las zonas que están por encima de los 3,000 metros de altura son consideradas como zona núcleo y comprenden una extensión total de 13,551 hectáreas. El resto del territorio protegido funciona como zona de amortiguamiento, es decir, el territorio de bosque que rodea y protege las zonas núcleo.
Ciclo de vida y migración
La migración es parte del ciclo de vida de la mariposa monarca y también de muchos de los pobladores de la RBMM. Tal es el caso de Emilio Velázquez, oriundo de Macheros, una pequeña y pintoresca localidad de tan sólo 315 habitantes ubicada en la parte baja de Cerro Pelón, uno de los santuarios de mariposa monarca que pertenece al Estado de México. Al igual que las mariposas, un día él y su esposa decidieron cruzar la frontera y migrar al norte en busca de una vida mejor. Estuvieron 10 años en Estados Unidos y allá nació su hija. Ambos tenían un buen trabajo y vivían bien, pero debido a un conflicto de un familiar en el que se vieron injustamente involucrados, los deportaron a México. Se fueron “de mojados”, es decir, sin papeles, por lo que una vez deportados ya nunca pudieron regresar.
A diferencia de los migrantes mexicanos, la mariposa monarca viaja cada año de un país a otro sin necesidad de visas ni papeles, el ir y venir es simplemente una parte de su ciclo de vida. Canadá, Estados Unidos y México, son el hogar de la mariposa a lo largo del año, tanto es así, que este lepidóptero se ha convertido en el símbolo del libre comercio entre los tres países de América del Norte.
La mariposa encuentra alimento, vive y se reproduce durante la mayor parte del año en Estados Unidos y Canadá, pero para completar su ciclo, cada invierno migra a los bosques mexicanos para refugiarse del frío. Eliseo Verduño, guía de turistas del Rosario, entiende esto muy bien: “Aquí en el bosque no hemos visto ni oruga ni asclepia, porque aquí no nacen mariposas, nacen en Canadá y Estados Unidos. A México nomás vienen a hibernar. Las mariposas aquí no necesitan algodoncillo, necesitan árboles grandes para colgarse y protegerse del frío.”
La migración de este insecto, de apenas medio gramo de peso, es considerada una de las más espectaculares del reino animal, ya que a pesar de la aparente fragilidad de la mariposa, cruza tres fronteras y realiza un trayecto de más de 4 mil kilómetros en aproximadamente 33 días de vuelo.
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A lo largo de un año, nacen entre 4 y 5 generaciones de mariposas que viven entre 15 y 45 días. Sin embargo, la migración la lleva a cabo una generación muy especial, que nace en septiembre y puede llegar a vivir hasta 9 meses. Esta generación de mariposas muere en primavera una vez que ha pasado el invierno en México y ha depositado los huevecillos en el trayecto de regreso a Estados Unidos. Pablo Fabián Jaramillo-López, doctor en biología de la Universidad Autónoma de México, explica que a la generación migratoria se la conoce como generación matusalén, precisamente, porque vive mucho más que las otras.“Desde que nacen, son diferentes al resto, es como si su desarrollo se quedara bloqueado. A este proceso se le llama díapausa reproductiva”, apunta el experto.
Durante el periodo de hibernación y estancia en los bosques mexicanos, las mariposas pasan la mayor parte del tiempo colgadas de las ramas de los árboles formando grandes racimos. Esto les permite conservar su energía y mantener la temperatura corporal para no morir de frío. Un poco antes de la primavera, cuando el clima es más cálido y los días son más largos, comienza la etapa de apareamiento. En marzo, las hembras emprenden el viaje de regreso al norte en busca de asclepia para ovopositar los huevecillos que darán vida a la siguiente generación de mariposas. Jaramillo-López explica que las mariposas macho mueren en México y que las que sobreviven, mueren en el camino de regreso. “Se sigue estudiando si los cuerpos de las mariposas macho que quedan en los bosques de México, son parte de lo que ayuda a la siguiente generación de mariposas a regresar, un año después, al mismo lugar a pasar el invierno”, señala el biólogo.
Para el guía Eliseo Verduño, eso de dejar a las mariposas en su lugar, no tiene gran ciencia:“Estos bosques son santuario y cementerio de la mariposa monarca, por eso yo les explico a los turistas que no hay que llevárselas ni muertas, si no, luego, cuando regresan los bisnietos al siguiente año ¿a quién visitan? Ellas llegan el mero día 28 –de octubre- y celebran a sus muertos tal y como hacemos nosotros, por eso siempre están aquí para esa fecha”, apunta el ejidatario.
Mariposa monarca macho. El Rosario, Michoacán
Declive histórico en la población de monarcas
En las últimas décadas, los registros de presencia de mariposa monarca en los bosques mexicanos han sido poco alentadores. A pesar de los esfuerzos realizados para la conservación del lepidóptero, en el periodo de 2017- 2018 hubo un descenso aproximado del 15% con respecto al periodo anterior. Desde 1993, Wild World Fund (WWF) realiza un trabajo de monitoreo de la ocupación de monarcas durante el periodo de hibernación en la RBMM. A partir de estos registros, se ha elaborado una gráfica en la se aprecia con claridad la gravedad del asunto. Eduardo Rendón Salinas, biólogo de la Universidad Autónoma de México (UNAM) y encargado de este proyecto desde hace 25 años, asegura que la disminución de mariposas responde a diferentes factores y que hay que tener en cuenta que las 4 ó 5 generaciones de mariposas que nacen durante un año se enfrentan en cada territorio con diferentes problemas: “Lo que le pasa a una generación, le afecta directamente a las siguientes”,indica.
Fuente: http://oberhauserlab.cfans.umn.edu/sites/g/files/pua2976/f/media/pleasants-and-oberhauser-2012-milkweed-loss-in-ag-fields.pdf
Aunque la mariposa monarca no está considerada como especie en peligro de extinción, su fenómeno migratorio se ha visto gravemente amenazado por diversas cuestiones, todas ellas, relacionadas con la actividad humana. Con los datos que se tienen actualmente en el ámbito científico, no es posible determinar con exactitud cuál o cuáles son las causas que infieren de manera más contundente en la pérdida de la mariposa monarca. Además, debido a que existen poblaciones repartidas por todo el mundo, no es posible declarar a este insecto en peligro de extinción. Sin embargo, la inquietud por parte de algunos científicos y de la sociedad civil han conseguido llevar una petición al Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los E.U. para incluir estas mariposas como especie amenazada bajo la Ley de Especies en Peligro. Esta petición, según un reciente artículo publicado en la revista Science, deberá resolverse antes del mes de junio del próximo año.
Los pobladores de la RBMM conocen bien los riesgos que supone cruzar la frontera norte. “Aquí hay variación, unos años vienen más mariposas y unos años menos, pero sí ha disminuido su presencia. Dicen que en la frontera de Estados Unidos con México echan muchos pesticidas, ahí es donde matan a las mariposas, por eso llegan menos…”, opina Emilio Velázquez mientras camina junto a su caballo en Cerro Pelón.
Si bien, por el momento no es posible determinar con certeza las causas del declive en las poblaciones de mariposas, se considera que hay una serie de prácticas que no contribuyen a la supervivencia de la especie. Tal es el caso de la escasez de asclepia –planta de la que se alimenta la oruga-; la reducción de su hábitat; la deforestación en los bosques de hibernación; el uso de insecticidas y diversos eventos climáticos.
Escasez de asclepia en Estados Unidos y Canadá
La asclepia o algodoncillo es la planta hospedera de la monarca. Aunque la mariposa puede obtener néctar de otras variedades de flores, es completamente dependiente de la asclepia para completar su ciclo de vida, ya que, la monarca sólo deposita sus huevecillos en esta planta y es el único alimento de la oruga cuando nace.
Si bien durante el invierno las mariposas permanecen juntas formando racimos en las ramas de los árboles para mantener su temperatura y conservar la energía, cuando llegan a territorio estadounidense, su comportamiento es totalmente distinto. En esta etapa de su ciclo de vida, las mariposas expanden su hábitat en busca de asclepia y de manera individual, van depositando sus huevecillos.
Al igual que las mariposas, muchas familias mexicanas también migran al norte en busca de “alimento”, aunque ellas, normalmente prefieren estar juntas. Emilio Velázquez y su mujer no tuvieron esa suerte cuando estuvieron viviendo allá. Aquel conflicto familiar en el que se vieron injustamente involucrados los llevó a pasar un tiempo en la cárcel. “Estuvimos encerrados y separados como 1 año. Le tuvimos que pedir a un buen amigo que adoptara a nuestra hija, porque si no, el gobierno americano la hubiera dado en adopción o la hubieran dejado en un orfanato. Estuvimos pagando abogados para demostrar nuestra inocencia, hasta que por fin nos recomendaron declararnos culpables y salir deportados… Y así lo hicimos.”
La asclepia, como la familia de Emilio Velázquez, tampoco es bien recibida en el terreno de la agricultura. A pesar de su belleza y de su relación simbiótica con la mariposa, esta planta compite con cultivos de gran demanda mundial como el maíz y la soya, por lo que en las grandes extensiones agrícolas de Estados Unidos y Canadá es tratada como maleza o cualquier otra plaga oportunista. Para evitar su propagación, se utilizan sofisticados métodos de fumigación y estas prácticas han disminuido de manera considerable la abundancia de los diferentes tipos de asclepia en América. El doctor Pablo Fabián Jaramillo-López asegura que las grandes extensiones de cultivos transgénicos de Estados Unidos y Canadá se han convertido en un factor de riesgo para el fenómeno migratorio de la mariposa monarca, ya que con los métodos que se utilizan actualmente para eliminar las plagas, la asclepia no tiene posibilidad de sobrevivir en estos territorios. “La asclepia puede desarrollar resistencia a los compuestos químicos de manera natural, pero para evitarlo, en este tipo de cultivos, cada año hacen rotación, es decir, cambian los insecticidas y herbicidas –cada uno con diferentes compuestos activos-. Con esta técnica, las plagas quedan sin posibilidad de supervivencia”, apunta el biólogo.
Tala clandestina en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca
Si bien en Estados Unidos y Canadá el foco de atención está puesto en la escasez de asclepia, en México, los problemas a resolver tienen un orígen distinto. Uno de los grandes conflictos a los que se ha enfrentado esta reserva natural es la tala clandestina. Según los datos que publica WWF, entre 2003 y 2005 se registró el índice más alto de deforestación en la RBMM, cuando se alcanzó una pérdida de bosque de casi 500 hectáreas en la zona núcleo.
Fotografía: Jorge E. Schondube F
Jorge E. Schondube, doctor en Biología de la UNAM y ecólogo de campo, asegura que mantener el bosque de la reserva en buenas condiciones es fundamental para la supervivencia del fenómeno migratorio de la mariposa monarca. Y que no se trata sólo de la zona núcleo, ya que la zona de amortiguamiento también tiene una función vital. “El territorio de bosque que está alrededor de las zonas núcleo de la reserva actúa como buffer, de modo que, si lo reduces o lo eliminas, el ambiente pierde la capacidad de mantenerse estable y las temperaturas se vuelven más extremas.” señala el experto.
A partir del año 2000, cuando estas tierras se declaran reserva de la biosfera, WWF comienza a trabajar en la RBMM bajo el esquema Fondo Monarca. Un fondo patrimonial de 6.5 millones de dólares, resultado de la donación de 5 millones de dólares de la Fundación David and Lucile Packard, un millón de dólares que aportó la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y otras donaciones de los gobiernos estatales. Con los intereses que se generan, se les ofrece a los habitantes y propietarios de la zona núcleo de la RBMM un incentivo económico por realizar servicios ambientales.
El biólogo Rendón Salinas explica que al principio fue complicado convencer a ejidatarios y comunidades indígenas para trabajar bajo este esquema, ya que cada grupo tenía diferentes ideologías e intereses. Sin embargo, según el encargado de este proyecto, a partir del año 2009, se logró controlar la tala clandestina en la zona núcleo de la RBMM: “El programa Fondo Monarca ha funcionado y las cifras así lo demuestran. Actualmente la tala clandestina está prácticamente erradicada en la zona núcleo”, concluye el coordinador del proyecto.
Eliseo Verduño, al igual que los 261 ejidatarios de la comunidad del Rosario, es beneficiario del incentivo económico que ofrece Fondo Monarca a través de WWF: “Nuestro sueldo es de $800 por semana y a veces los turistas nos dan alguna propinita.” Este sueldo, explica el ejidatario, lo reciben un año sí y dos no, porque hay turnos y no todos los años les toca. “Ahorita trabajamos 87 gentes en este grupo y para el siguiente año trabajan otros 87, nos vamos turnando”. Cuando se van las mariposas y con ellas los turistas, los jefes de familia y los jóvenes mayores de 15 años, migran a ciudades cercanas -o lejanas- a buscar trabajo para llevar dinero a casa. “Yo tengo 5 hijos, tres mujercitas y dos hombres. Ya no quisieron estudiar más cuando terminaron la secundaria, mejor se fueron a la capital a trabajar para ayudar con el gasto y tener comida”, relata el guía.
La llegada del aguacate a la RBMM y el cambio de uso de suelo
El cambio de uso de suelo es quizá el problema más importante al que se enfrenta el fenómeno migratorio de la mariposa monarca, debido a que es una actividad frecuente tanto en Canadá y Estados Unidos como en México.
Actualmente, el aguacate mexicano se consume en 34 países alrededor del mundo. El auge que ha adquirido este fruto en los últimos años ha motivado a algunos agricultores de la RBMM a cambiar el uso de suelo de sus tierras para cultivarlo y así beneficiarse de este jugoso negocio. Según el biólogo Jorge Schondube, profesor titular en el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES), “el protagonismo del aguacate en la Reserva tiene dos costos importantes: el primero es la deforestación, ya que rompe más la capacidad de los bosques para mantener un clima estable; el segundo son los químicos que se le agregan al ambiente. Aquí los aguacateros utilizan insecticidas y herbicidas y fumigan una vez al mes, incluso cuando es la temporada de hibernación de la monarca.”
Fotografía: Luis José Delaye
Los cambios en el uso del suelo afectan a los ecosistemas en mayor o menor medida. El árbol del aguacate, por ejemplo, requiere de mucha agua para crecer, de modo que si se cambian territorios de bosque por este cultivo, los mantos acuíferos se quedan sin la ayuda de los árboles para seguir almacenando agua. Pero el problema del cambio de uso de suelo no tiene que ver sólo con los cultivos, la minería es otra de las actividades que podría afectar gravemente a la RBMM.
La minería es una actividad de gran tradición en México, sin embargo, también es una de las industrias que afectan de manera más negativa al medio ambiente. En el año 2006, el gobierno mexicano otorgó a GRUPO MÉXICO un permiso para la explotación de la mina de Angangueo, ubicada en el subsuelo de la zona núcleo de la RBMM. Hasta ahora, no se ha registrado actividad, sin embargo, este permiso aún no ha expirado, por lo que los científicos mexicanos lo consideran un peligro latente para la reserva. Isabel Ramírez Ramírez, investigadora titular en el Centro de Investigación de Geografía Ambiental de la UNAM, asegura que hacer minería a gran escala en la zona núcleo de la RBMM puede traer graves consecuencias en el corto, mediano y largo plazo. “La minería actual no es como la que se hacía hace años, ahora, con la maquinaria moderna se llega mucho más profundo y para sacar el mineral se bombea el agua de los mantos acuíferos. Además, esta agua que sacan, sale contaminada y ocasiona graves daños al ecosistema, de dimensiones difíciles de estimar” , indica la experta.
Si bien la mina aún no se está explotando, según relata Eliseo, él y los otros 261 ejidatarios del Rosario reciben de parte de este grupo minero $5,000 mensuales. “Es un acuerdo al que se llegó con los ingenieros que andan ahí en la mina. Nos dan ese dinero porque de alguna manera nos están rentando las tierras”, explica el guía.
Dadas las circunstancias actuales de la RBMM y la situación de la asclepia en Estados Unidos y Canadá, el fenómeno migratorio de la mariposa monarca se enfrenta a una serie de desafíos que superar. Los científicos mexicanos coinciden en que la parte que le toca a México es darle a la RBMM un manejo integral, en el que se tengan en cuenta tanto los aspectos biológicos y ecológicos del bosque y la mariposa, como las necesidades de los pobladores de la RBMM. Pablo Fabián Jaramillo López considera que “esta situación es en la que realmente habría que centrarse, en darles un trabajo bueno a los habitantes de la reserva, que les deje suficiente dinero para vivir bien todo el año, sin tener que salir de sus casas”, apunta el científico.
La migración de la mariposa monarca es un fenómeno natural reconocido, admirado y protegido gracias al apoyo y al acuerdo que existe tanto por parte de la sociedad civil como del gremio científico y los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y México. Desde hace años, se trabaja en conjunto para conseguir su preservación y para que la mariposa transite libremente entre las tres fronteras. Existen diferentes programas que se llevan a cabo en función de que la mariposa tenga un tránsito libre, sin muros y con las mínimas amenazas. Este es un privilegio del que disfruta la monarca y que, con el paso del tiempo, se les niega cada vez más a los habitantes de la RBMM y el resto de los mexicanos.