Acerca de Nuria Lara

Coautora y revisora de textos de la publicación: Sierra de Mariola. Naturaleza en imágenes. Fundación Vitoria Laporta (2022). Coautora de textos, diseño y maquetación del libro: Senders d'interés botànic i cultural de L'Alcoià i El Comtat. Caja Mediterráneo. L. Bernàcer, N; Serra Laliga, Ll; Torres i Perea. G (2010). Coautora de textos e imágenes de la exposición fotográfica: Flora Silvestre de L’Alcoià i El Comtat. Obra Social de Caja Mediterráneo (2008). Coautora de textos, ilustraciones y coordinadora de la unidad didáctica: El voltor comú torna a les nostres comarques. Projecte Canyet. Unitat didáctica. FAPAS-Alcoi (2007). Coautora del libro: La conservación de los anfibios en el Parque Natural de la Sierra de Mariola a través de la gestión del paisaje mediterráneo. Ed. Fundación Llar de Mariola (2007). Articulista en la publicación: ¿Qué hacemos este fin de semana? 52 propuestas de ocio familiar en la provincia de Alicante. Ediciones Babia (2006). Coautora del artículo: Adiciones y correcciones a la orquidoflora valenciana, II. Toll Negre, Vol. 7. Revista de actualidad científica. 2006. Coautora del libro de poemas: Ulls. La Tapadera Edicions de Burjassot (2001).

Acoso escolar, la epidemia silenciosa en las aulas del siglo XXI

Cada año el acoso escolar causa alrededor de 200.000 suicidios entre jóvenes de 14 a 28 años, según la Organización Mundial de la Salud. El 2 de mayo se celebra el Día Internacional contra el Acoso Escolar o Bullying. Esta fecha fue establecida con el fin de concienciar sobre el riesgo que implica el acoso escolar y subrayar los métodos de lucha disponibles para evitar la violencia en las aulas y el peligro que supone esta auténtica epidemia social para la población infantil y juvenil. En algunos casos, el hostigamiento (amenazas, intimidación, manipulación o agresiones físicas) es de tal magnitud que puede desencadenar el suicidio de la víctima.

En España, el acoso escolar afecta a cerca de uno de cada cinco niños y es la principal causa de suicidio en la infancia y la adolescencia. Según datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional (2023) un 9 % de los alumnos de primaria han sufrido acoso escolar o ciberacoso y estudios sobre el acoso escolar y el ciberacoso en España (Fundación Colacao, 2023), muestran que la relación del bullying y el suicidio es muy alarmante: el 20% de víctimas de acoso escolar declaran haber intentado quitarse la vida alguna vez.


Aunque un cierto maltrato en las aulas entre la población infantil y juvenil ha existido desde siempre, en los últimos años este problema se ha agravado, especialmente por la irrupción de las redes sociales. Se considera acoso escolar a cualquier forma de maltrato psicológico, verbal, físico o social producido entre estudiantes, tanto en el aula, como a través de las redes sociales. En este caso hablamos de ciberacoso, que se caracteriza por una actuación reiterada encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, mediante el abuso de poder ejercido por un agresor o grupo de agresores más fuertes (ya sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente por la víctima).

Según la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar, el proceso de acoso escolar suele desencadenarse cuando alguien se convierte en el foco de atención del resto del grupo (por su aspecto, carácter, comportamiento, por alguna diversidad funcional, resultados académicos, etc.) y otro compañero o compañeros le maltratan física o psicológicamente. Contrariamente a lo que se piensa, cualquier niño o adolescente puede ser víctima de acoso escolar. Según la AEPAE, los protagonistas del acoso escolar suelen ser niños y niñas que están entrando en la adolescencia: las niñas suelen ser más víctimas de violencia psicológica, mientras que los niños suelen sufrir más la violencia física.


Algunas señales que deben hacernos sospechar que un niño o adolescente está sufriendo acoso escolar son: cambios repentinos de humor, menor rendimiento escolar, problemas para dormir, somatización (dolores de cabeza o estómago), aislamiento social, baja autoestima, ausencias reiteradas de las clases, etc.
Entre las secuelas psicológicas en las víctimas destaca el terror que experimenta la persona acosada ante la idea de asistir a la escuela o que se muestre nerviosa, triste y solitaria en su vida cotidiana.

Por su parte, el ciberacoso, basado en la distribución de grabaciones ofensivas hacía la víctima, puede amplificar el acoso escolar de manera exponencial. La víctima ya no solo es acosada en el horario escolar. La irrupción de las redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram y WhatsApp entre otras) ha logrado que la tortura cotidiana que se limitaba al horario escolar se extienda las 24 horas del día, los siete días de la semana. Como nos recuerda dramáticamente la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras en su web: «Ya no hay cumpleaños, ni Navidad, ni Año Nuevo. No hay día de fiesta o de alegría en el hogar que no pueda ser empañado o destruido por el ciberbullying”.

«Ya no hay cumpleaños, ni Navidad, ni Año Nuevo. No hay día de fiesta o de alegría en el hogar que no pueda ser empañado o destruido por el ciberbullying.»

A pesar de los numerosos protocolos de actuación, el sistema educativo sigue generando en no pocas ocasiones absoluta indefensión en las víctimas y en sus familias. Según la AEPAE, es muy necesario que sepamos cómo actuar. Hay que trabajar la comunicación con los niños y adolescentes, enseñar pautas de actuación frente al acoso y valorar la asistencia sanitaria, física o psicológica si es necesario. Hay que informar de dónde acudir o con quién hablar si se circunstancia (teléfono gratuito contra el acoso escolar: 900 01 80 18).

El acoso escolar, concluye la Asociación Española para la Prevención de Acoso Escolar, no son “cosas de niños”. Las burlas, exclusiones o agresiones a las que se ven sometidas las víctimas son algo muy serio que pueden marcar a un niño para toda la vida, e incluso inducirle al suicidio.

«Las burlas, exclusiones o agresiones a las que se ven sometidas las víctimas son algo muy serio que pueden marcar a un niño para toda la vida, e incluso inducirle al suicidio.»

Acabar con el bullying es una tarea que nos compete a todos, consideran desde AEPAE, y requiere del esfuerzo y la participación de personal docente y directivo de los centros educativos, familias, tanto de los acosadores como de las víctimas, y por supuesto, la concienciación de los observadores, esos que legitiman el acoso con su silencio pasivo siendo testigos de esta terrible situación sin intervenir.